Capítulo 2

62 3 0
                                    

CAPÍTULO 2

La pendiente se hacía cada vez más empinada a medida que se aproximaban al castillo del barón von Haller. Anna solía dormitar en los viajes largos, o como mínimo cerraba los ojos y esperaba a que el carruaje se detuviera, pero en esta ocasión se la pasó mirando por la ventana, casi con la nariz pegada al cristal y sintiendo una fascinación que no paraba de crecer con cada milla que recorrían. Se sentía como una niña perdida en un mundo de libro de cuentos, donde todo era nuevo y maravilloso.

No había nieve, dado que ya estaban a mediados de la primavera, pero el barón le había asegurado que en las montañas siempre quedaban unos toques de blanco. Árboles jóvenes y viejos llenaban casi todo el espacio, y aunque eran más pequeños de lo que ella había imaginado, eso no los hacía menos hermosos. Algunos ciervos le devolvieron la mirada desde el borde del camino, con sus ojos grandes y tan negros como las sombras. Muchos de ellos iban con sus crías. Contraviniendo las recomendaciones de Ludovika y de su padre, Anna abrió la ventana para sentir el olor del bosque, y una ráfaga de aire fresco y limpio le azotó la cara, disipando lo que quedaba del letargo matinal.

—Cierra la ventana, hija, te vas a resfriar —le dijo Friedrich.

—Si voy a vivir aquí, más vale que me vaya acostumbrando —replicó ella, y su padre guardó silencio. Casi siempre había permitido que Anna actuara por cuenta propia, pero últimamente no le objetaba nada en absoluto, y la joven pensó que ya la estaba dejando ir. Pronto sería una mujer casada, y no tendría que entendérselas con su padre sino con su marido. Anna se preguntó si él sentiría pena o alivio, aunque no pensaba tratar de averiguarlo. Las cosas serían como tenían que ser, y si su padre llegaba a sentirse solo, había unas cuantas viudas que hacía rato le habían echado el ojo. Anna no creía que el hombre volviera a casarse alguna vez, pero no le faltarían invitaciones para cenar.

La joven volvió a mirar hacia afuera. Más que pensar en su padre, debía concentrarse en la vida que le esperaba. Al final, ¿cuánto había durado el “cortejo” del barón von Haller? ¿Dos semanas? Bastante tiempo, sin embargo, pues Anna sospechaba que había tomado la decisión la misma noche de la fiesta. El hombre sabía bien lo que buscaba.

Al igual que su futuro marido, Anna también había hecho preguntas, pero seguía sin saber mucho más que al principio. Quizás no hubiera nada que saber, simplemente. El barón administraba sus negocios y sus tierras, cada tanto salía de caza con otros nobles, y el resto del tiempo lo pasaba en su castillo de las montañas. No era aficionado a viajar por placer, ni organizaba fiestas a modo de diversión. Le había dejado muy claro a Anna que no buscaba una esposa a fin de romper la monotonía, sino para agregarla a su rutina y preservar sus bienes y su apellido a través de un heredero. Esto último era, al parecer, lo único que en verdad le importaba.

Anna gozaba de buena salud y seguramente no tendría problema alguno para concebir, pero no se veía a sí misma como una persona de tipo maternal. ¿Cambiaría eso cuando tuviera a su primer hijo en los brazos? Bueno, si eso no ocurría, entonces Ludovika se encargaría de la crianza, como lo había hecho con ella. La mujer tampoco era muy maternal, pero sabía tratar a los niños.

El carruaje tomó una curva y Anna vio por fin el castillo que muy pronto sería su nuevo hogar. Era más grande y menos lujoso, al menos por fuera, de lo que había supuesto, pero tal cosa era de esperarse dada la situación del mismo. Se hallaba en un sitio bastante alto sobre una base de roca, emergiendo de entre los árboles como las montañas en el horizonte. Y allá estaba la nieve, salpicando la piedra gris. Anna trató de imaginar los arroyos provocados por el deshielo, deslizándose montaña abajo en pequeñas cascadas rumorosas. Era un paisaje espectacular.

—Se ve muy sólido —opinó Friedrich—. Por lo que me dijo el barón, el castillo tiene doscientos años, pero su tío lo hizo remodelar y está como nuevo. Parece que vivirás muy cómodamente en él, hija mía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 07, 2013 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La dama y el loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora