2.No lo creo.

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Primero que nada una disculpa enorme por la tardancia, sé que ha pasado tiempo pero aquí sigo y no se asusten, la novela sigue.
Otra cosa que quiero decirles es que cambié la narración de la novela, ahora la escribiré en tercera persona y eso es todo, disfruten el capítulo y espero podamos leernos pronto.

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Alessandra paseaba plácidamente por un parque cercano al restaurante donde trabaja, su amiga Francesca la acompañaba, no dejaba de cuestionarla y abrumarla con el tema de Stephan y Mattia, Alessandra ya daba por hecho el golpearla si esta no se callaba.

—Me pregunto si algún día dejarás de hablar de eso —articuló Alessandra mientras miraba a su amiga un tanto fastidiada.

—Yo creo que ese día aún tardará en llegar —respondió la castaña sin pena alguna y Alessandra solo rió por su comentario.

Ambas disfrutaban del paseo sin importar la baja temperatura que se sentía.

El reloj marcó las 4:30 de la tarde y concordaron que era hora de ir a su trabajo, sin decir más se retiraron del lugar para llegar a un tiempo considerable y que su jefe no notara el retraso.

Llegaron al prestigiado restaurante y para suerte de ambas chicas su jefe no andaba rondando por el lugar, Alessandra suspiró aliviada y tomó del brazo a su amiga para correr directo a la cocina.

—¡Hola! —saludó Alessandra esbozando una sonrisa mientras sacudía su mano a las personas que se encontraban en el lugar.

—¡Alessandra, que bueno que llegas! —mencionó uno de sus compañeros con alegría al verla, este se acercó a ella sigilosamente y comenzó a trasculcar en sus bolsillos—. Te tengo un recado —susurró el chico a su oído, como si se tratara de algún secreto a voces entre ambos, Alessandra lo miró extrañada y soltó una risa casi inaudible.

—¿Qué sucede Mario? —preguntó al chico que aún buscaba en los bolsillos de su pantalón y delantal aquel 'recado'.

—¡Aquí está! —replicó Mario triunfante al haber encontrado el dichoso recado y lo entregó a Alessandra.

—¿Y esto lo manda...? —preguntó, pero antes de que terminara fue interrumpida.

—Léela —respondió Mario y con un guiño se despidió de Alessandra dejándola con la duda de quién mandó la nota.

Tenía el pedazo de papel entre sus manos, pensaba en leerla ya mismo, pero al ver la hora en el reloj se decidió por hacerlo más tarde, así que la incertidumbre estaría presente toda la tarde en lo que encontraba el tiempo para leerla.

—¿Qué tanto hablabas con Mario? —preguntó Francesca al ver que por fin Alessandra salió de la cocina.

—De nada —respondió de manera distraída, ni siquiera pensó la respuesta,  sólo lo dijo así, espontáneamente—. Más tarde te cuento —musitó y se alejó de Francesca para comenzar a trabajar.

Y así pasó el resto de la tarde, Alessandra esperaba con ansias el momento indicado para leer el papel que habían dejado para ella, moría por saber quién lo mandó pero como por obra del destino el trabajo se interponía entre el tiempo y no le permitía descansar siquiera un momento.

La noche cayó y la hora de retirarse a su hogar era cada vez más cercana,  pero Alessandra no quería esperar más, sacó la nota de un bolsillo de su pantalón,  tomó asiento en alguna silla y desdobló la pequeña hoja de papel.

Extendió el papel entre sus manos temblorosas y comenzó a leer el escrito en tinta negra y letras en mayúsculas que había en la hoja blanca.
"Fui al restaurante con la intención de verte y no estabas.
Sé que han pasado días desde la primera y última vez que te vi y para ser sincero deseo mucho volver a verte. Te dejo mi número telefónico, por favor llamame o manda un mensaje, me dará mucho gusto saber de ti.
Atte: Mattia"

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2015 ⏰

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Fireproof©|Stephan El Shaarawy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora