Capitulo 5

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—Entre —le ordenó Anthony abriendo la puerta de la habitación que habían alquilado en la pensión de un pequeño pueblo. Ella arrugó la nariz cuando el olor a encierro y a humedad salió del cuarto.

—¿Aquí dormiré?

Anthony sonrió.

—Aquí dormiremos. —Él le dio un pequeño empujón.

—Pero... ¡Hay una sola cama! —exclamó ella, indignada y horrorizada. Él cerró la puerta con llave y escuchando como accionaba el cerrojo, Natalie se volteó a verlo, nerviosa—. ¿Por qué la cierras?

—Llevo mucho oro en esta bolsa —explicó él, zarandeándola—. No quiero que alguien entre y me vea obligado a hacer algo horrible. —Natalie tragó saliva.

Anthony avanzó por el cuarto y se sentó en la cama, la cual tenía un acolchado color rosa viejo, gastado, y manchado.

—No me acostaré allí —dijo ella.

Anthony se volteó a mirarla.

—¿Qué?

—Está... asqueroso.

—Puede dormir en el piso, si gusta. —Natalie hizo una mueca.

Claro, el piso estaba aún más asqueroso que la cama. Tragó saliva y, finalmente, cansada de estar parada, más después de un largo viaje, se sentó en la cama. Anthony ya se había sacado las botas y ahora se recostaba sobre la colcha.

Suspiró fuertemente y cerró los ojos.

—Al fin...

—¿Al fin qué? —preguntó inmediatamente ella.

—Al fin un lecho. No sé si lo recuerda, Milady, pero he estado sentado y encadenado por cuatrocientos setenta y ocho años.

Natalie no respondió. No tenía nada inteligente que decir. Solo podía pensar en cuánto tiempo había estado él haciendo la cuenta mental de los años.

—¿Va a quedarse sentada allí toda la noche? ¿No se pasó la tarde gritando a los cuatro vientos que estaba cansada, que le dolía la cintura, las piernas?—dijo él llevando las manos a la nuca y sonriéndole.

—Hm... —Estaba realmente más cansada que todo eso, pero la idea de dormir en la misma cama que un vampiro, y aun más en esa cama, no le agradaba.

—¿Tienes miedo de dormir junto a mi? —inquirió él ensanchando su sonrisa.

—¡No es eso! —contestó ella, pero ciertamente era por eso, aunque de allí a admitirlo había una gran brecha.

—No voy a morderte, Natalie. —Anthony dejó salir una pequeña carajada. En esos pocos días la había conocido lo suficiente como para saber que tan orgullosa era—. Al menos no hoy —agregó pensativo.

Natalie tragó saliva una vez más.

—No me agrada que me muerdas... Duele.

—Claro que si —aceptó él—. Pero tú no sabes cuánto más duele ser mordido por otra clase de vampiro, los que tienen veneno para transformarte. Tú, el máximo malestar que puedes tener es el dolor de la mordida y la debilidad por la falta de sangre. En cambio, cuando un vampiro venenoso te muerde, el dolor es mucho más fuerte; empeora a los segundos, cuando el veneno ingresa. Y luego, tienes que soportarlo fluyendo por todo tu cuerpo, transformando cada parte humana, y resignarte, porque no hay cura. Una vez dentro, no hay forma de quitarlo.

Natalie lo miró fijo. Anthony tenía la mirada perdida, como si estuviera recordando el momento que su vida cambio tan abruptamente. Y entonces comprendió un poco que era lo que él sentía: Habían arruinado su vida. Él iba a casarse, sería rey. Tenía un futuro asegurado. Pero alguien se cruzó en su camino, o mejor dicho, él se cruzo en el camino de otro, y terminó siendo un monstruo, ganándose el desprecio de sus padres y el miedo de su prometida. Y eso era lo que, más que él veneno, lo había convertido en una bestia.

Mi príncipe vampiro [Version2013/borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora