Capitulo 4: Conociendo a Ric

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(Fernando)

Maldito director.

Maldito Brandon.

Maldita vida.

Repetía una y otra vez en mi cabeza, mientras que en última fila observaba fijamente la ventana, donde podía ver a lo lejos la cancha de futbol, donde estaban los Red Dragons practicando, y por ende, Roy y Brandon.

El muy hijo de puta se había salvado, el director solo le dio castigo por hoy, mientras que en cambio yo tenía castigo durante toda la semana.

— Fernando, ¿Qué rasgos puedes son claros en la obra que el autor ha querido trasmitir? – me preguntó la profesora Torres de Literatura, y yo por mi parte fruncí el ceño. – Ya sabe, de "El Gran Gatsby".

Me lo pensó un momento.

— Critica a la alta sociedad americana, o más bien una sátira. – me sonrío, haciéndome un gesto de que explicara más allá. – Y es que nos deja ver como Gatsby soñador, persistente, que incluso cambia de nombre, que se crea una nueva identidad para abandonar su condición de marginal, para así formar parte del grupo y así acceder a su gran anhelo, que es la joven de la que está enamorado, es finalmente aplastado por una sociedad que, tras sus riquezas, esconde su falta de seriedad, de compromiso y su incapacidad de sentir algo más que sus mezquinos y más inmediatos apetitos.

Como siempre la clase paró todo murmullo y  risa, con sus ojos fijos en mí.

La señora Torres se le elevó aún más las comisuras de sus labios, y acto seguido comenzó a aplaudir

— Excelente. – repetía, a lo que la clase se le sumó, aunque exactamente la mayor parte de las chicas.

Y era que ya en último año, Literatura era más bien un electivo, no un ramo obligatorio, por lo que la mayor parte de la clase eran chicas y el resto chicos que de cierta forma les llamaba leer buenos libros.

La clase dio fin unos pocos minutos después, donde la profesora Torres me hizo señas para que me acercara a ella, y eso hice.

Y era que si tenía que admitir cual era la razón por la que la escuela no era tan mala después de todo, una de las razones era ella.

Debía de rondar los cuarenta años, tenía el cabello castaño corto y un poco regordeta, pero nada fuera de lo común a una mujer de su edad.

— Quería felicitarte por el ensayo de la semana pasada, realmente me sorprendió la manera en que entendiste tan bien los sentimientos y motivaciones del protagonista, y pudiste dejarlos en evidencia de manera tan clara.

Al ver que esperaba una respuesta de mi parte, se la di.

— Gracias. 

— Tienes una brillante mente critica Fernando, y no soy solo yo la que lo ve así, todo el departamento de Castellano está de acuerdo conmigo – desvíe la vista de ella, ya sabía a lo que iba a llegar. – Pero, creo que tu o no eres consciente de ello o no te interesa en absoluto.

Me encogí de hombros.

Soltó un suspiro observándome fijamente.

— Sé que has colocado Derecho en Harvard como tu primera opción para la universidad Fernando, pero quiero preguntarte, ¿Has sido realmente tú el que ha hecho esa elección?

Como un acto reflejo di un paso hacia atrás, frunciendo el ceño.

— ¿A que intenta llegar?

Esta pensó un momento, y yo estaba a pocos segundos de salir ya de ahí.

Mi Ángel Guardián III: El CuartetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora