ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 17. "𝙴𝚗 𝚟𝚘𝚣 𝚊𝚕𝚝𝚊"

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DARYL DIXON.

Me sentiría como un puto marica de admitir en voz alta lo que esa niña provocaba en mi, cuando me miraba con esos malditos ojos de gato.

"Ambar."

Tenía suerte de que el hijo de puta de Merle estuviera más muerto que la mierda.

Casi podía escucharlo, burlándose de mi.

—"Las únicas perras que valen la pena, son las que te cobran $50 te chupan la polla y se largan por donde vinieron sin joder más"— Dijo Merle, bebiendose de un trago lo que quedaba de cerveza en su Jarra.

Los dos imbéciles que le seguían como perros descerebrados, estuvieron de acuerdo, riéndose como dos idiotas.

Creí que también estaba de acuerdo con esas palabras, hasta que dejé de estar de acuerdo con muchas de las cosas que Merle me decía.

Ese culo racista suyo, era la ley para mi, y para todos los pobres imbéciles que carecían de una figura paterna convencional, o estaban demasiado drogados como para debatirlo. Casi siempre era una mezcla de ambos.

El vecindario era una coladera donde el gran país dejaba caer sus mierdas, mierdas como yo, como Merle y nuestros malditos progenitores.

"La escoria de la sociedad."

"Ratas callejeras, enfermas, que muy seguramente morirían antes de los 30 años"

"Casi siempre esa era la verdad"

Al principio follar fue una mierda.

Las chicas que venian a buscar a mi hermano y casi siempre al no hallarlo, se sentaban sobre mi, buscando un "favor" de mi parte. Yo era un puto chico que estaba demasiado drogado como otra arrojarlas al costado, por lo que solo sedia, como un perro obediente, hasta que se bajaban.

Después descubría, sin sorpresa, que habían robado alguna pastilla de esas con las que Merle mercanciaba en el barrio.

Esas perras no distaban mucho en apariencia de los caminantes que había tenido que reventar, cadáveres casi que olian como tales.

Después, cuando comencé a ganar mi propia plata, descubrí que podía pagar por un trasero, y "elegir" por mi cuenta, lo que buscaba.

"Dale a un niño de mierda, drogas y $30 dólares, y conseguirá lo que él quiera."

Después Merle se fue, y ni todas las drogas, ni las putas, alcanzaban para olvidarme de lo que mi padre Will, hacia.

Parecía que, desde que mi hermano se había ido, El muy hijo de puta había decidido desquitar su odio conmigo, y sin importar que tan anestesiado intentase estar, siempre que el efecto se detenía, su puto escozor volvía a quemarme.

La piel en carne viva, abierta y supurante, me despertaba por las noches, gritando como una perra por el dolor.

Recordarlo a veces hacia que las cicatrices volviese a arder.

Llevaba a ese hijo de puta grabado en mi piel, en mi cabeza.

Y en cada una de mis pesadillas.

Y creí que esas sensación, ese puto terror se quedaría conmigo hasta que un Caminante me arrancase la garganta de un tirón; Sin embargo, pronto aprendí que era más que "La escoria de la sociedad" cuando la propia sociedad cayó a pedazos.

"Sobreviví"

Tenía mucho más que demostrar, que ser ese pobre campirano imbecil, que todos pensaban en un principio.

THE LONELY GIRL.|| 𝓓𝓪𝓻𝔂𝓵 𝓓𝓲𝔁𝓸𝓷||Where stories live. Discover now