CAPÍTULO 17(PARTE I)

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Una vez estuvieron de nuevo con los demás, Lilian soltó la cuerda

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Una vez estuvieron de nuevo con los demás, Lilian soltó la cuerda. Movió la cabeza para los lados, percibiendo que el caballero y su olor se alejaban de ella. Desorientada aguardó hasta que alguien le quitara la venda, y se cubrió los ojos para evitar que la luz del sol la cegara.

Las hermanas Barret comenzaron a murmurar entre risas, Lilian no quiso mirar a los caballeros. Sabía que tenía las mejillas rojas, y no quería delatar su nerviosismo.

—Bien, una pareja fue la última en llegar, pero si la dama encuentra el árbol primero, podrían ser igualmente los ganadores ¡Adelante, jóvenes! — las animó lady Arabela.

Lilian se giró y caminó en línea recta, percibiendo la mirada de lord Eric sobre ella. No quiso cerciorarse de que él la estaba observando, demasiado avergonzada con su comportamiento promiscuo. Aunque no tenía la certeza de que él la había besado, su corazón le decía que así era.

Con aprensión siguió adelante, haciendo el mismo camino recto por el que la había guiado, esquivó una piedra que estaba a mitad del paso, que era con la que había tropezado antes, y entonces vió el alto pino justo delante.

Temblorosa se acercó, y sus ojos recorrieron el tronco, allí estaban las iníciales una bastante cerca de la otra:
L y E.

Lilian sintió un vuelco en el estómago, cerró los ojos y se cubrió la boca con las manos.
No podía culpar a lord Eric de haberse aprovechado, ya que sería una vil mentira. Ella era tan culpable como él del arrebato que habían tenido, y de hecho lo había deseado tanto que sus entrañas parecían haberse derretido.

No quiso alertar a los demás que ya había encontrado el árbol en cuestión, se quedó allí, intentando recobrar la calma. Oyó que la señorita Meg gritaba, y sin ganas fue a reunirse con el resto. Cuando llegó,  la rubia dama y el señor Craig estaban siendo felicitados. Eran los ganadores.
Lilian reunió el valor suficiente para levantar la cabeza y mirar a su alrededor, y fue cuando se percató de que él ya no estaba.

Esa noche, lord Eric, no bajó a cenar.  Por supuesto, no hizo ningún intento de averiguar la razón de su ausencia. Una parte de ella se sintió aliviada de no tener que enfrentarlo tan rápido, y otra experimentó una intensa agonía. No sabía cómo afrontar el sinnúmero de sentimientos que la confundían y abrumaban desde que se habían besado en el bosque.

Lilian se había intentado convencer de que era posible olvidar al caballero y considerar a otros candidatos como el comandante Craig. Realmente había hecho el esfuerzo de conocerlo y por dejarse cortejar por él, pero había sido suficiente solo un momento en brazos del bandido de Bristol, para arruinar todos sus avances. Él la había arruinado en más de un sentido. No sólo comprometiendo su virtud, sino arrebatándole la paz, invadiendo sus pensamientos y tomando prisionero a su corazón.

Después de aquel beso perfecto, no podía seguir engañandose, y debía admitir que sus afectos no cambiarían, que a pesar  de lo determinada que estuviera a borrar de su mente al caballero, su corazón ya había escogido. Amaba a Eric Rochester y no había nada que pudiera hacer al respecto.

Conquistar a un lord*PRÓXIMAMENTE RETIRADO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora