Capitulo 3; Padre e hijo

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-¿Estas bien? –Liliana miraba a su hermana preocupada

-No, no se si estoy haciendo bien –Estela suspiro -¿Y si no es bueno para Nico? No quiero que el haga daño a mi hijo

-Yo solo estoy segura de una cosa –Liliana se sentó en el sofá –Nicolás no permitirá que le hagan daño

El timbre sonó y Estela indico a su hermana que subiera a la habitación a buscar a Nico, había llegado el momento, el que siempre había evitado

Abrió la puerta y ahí estaban los dos, mirándola, Nicolás sonriente y Max con su seriedad de costumbre

-Buenos días Estela –Nicolás se acerco a darle dos besos, tal y como hacia siempre

-Pasad –Estela se hizo a un lado y cerro la puerta tras ellos

-¡Abuelo! –Nico bajo los escalones corriendo y salto encima de su abuelo

-¡Nico te he dicho mil veces que no corras por las escaleras! –Liliana bajo tras el suspirando

-Mira muchachote, quiero presentarte a alguien –Nicolás le soltó en el suelo y señalo a Max –El es Maximiliano, mi nieto

-¿Tu tamben va juga conmigo como el tío Justin? –Nico le miro sonriente y ambos hombres miraron a Estela confundidos

-Justin estuvo aquí ayer –Estela sonrió, después agarro a su hijo de la mano y se agacho a su lado –Nico, cariño, el es –Miro a Max y después de nuevo a su hijo –es tu papa

-¿Papa? –Nico le miraba atento -¿Tu ere mi papa?

-Si –Max miro a su abuelo, después a Estela y por ultimo a su hijo –Yo soy tu papa

Todos estaban tensos esperando una reacción del niño, que permanecía junto a su madre mirando asombrado a Max

-¿Y vas a juga conmigo como hacen lo papa? –Nico frunció el ceño mirándole

-Claro –Max no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su cara, se agacho y tendió los brazos al niño que se acerco a el despacio  Lo estrecho entre sus brazos y se levanto sosteniéndolo –Jugaremos a lo que tu quieras

-Nico –Nicolás miraba a ambos feliz -¿Por qué no le enseñas a tu padre los columpios del jardín?

-¡Si! –Nico se movió nervioso entre sus brazos y cuando el lo soltó en el suelo le cogio de la mano y tiro de el hacia la puerta de cristal del fondo, que daba a la terraza

-¡Con cuidado cielo! –Estela observaba a su hijo sosteniendo a su padre de la mano, cerro los ojo e inspiro profundamente tratando de calmarse

-¿Un café? –Liliana le pregunto a Nicolás que asintió, después se marcho a la cocina

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