𝗦𝗨𝗘𝗡̃𝗢𝗦

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Cuando Ser Barristan había regresado a el gran salón encontrándose a él desconocido allí con Daenerys había tratado de proteger a la reina como cualquiera de sus guardias y en este caso consejero. Daenerys le había explicado y aunque no le había dicho todo, el hombre se había quedado tranquilo aunque no tanto como para no vigilar al enmascarado.

Para Maegor ocultarse era bueno, si su identidad se esparcia, Daenerys se vería opacada por su existencia. Se le atribuiria todo lo que Daenerys había logrado por un simple hecho, que era un hombre.

Así que se juro frente a Daenerys, Ser Barristan y Gusano Gris como un guardia de la reina, tomó juramento y derramó su propia sangre para Daenerys.

...

Cinco días después de su llegada a la pirámide la alegría de Daenerys había regresado aunque aún no por completo, uno de sus dragones estaba desaparecido y una guerra la amenazaba de cerca.

- Haz logrado muchas cosas. -mencionó Maegor mirando desde el balcón hacia el mar.-

- No las suficientes. -respondió.-

Maegor la miró y extendió su mano hacia ella para sujetar la suya, estaba fría por la corriente de aire qué había allí, Daenerys miró su mano entre la de Maegor cuando esté se sacó el guante para poder sentir su piel.

No llevaba la máscara, cuando estaba a solas con ella no había necesidad de ocultarse.

Daenerys lo miró mientras este observaba al frente contemplado la vista de la pirámide y sonrió cuando la miró.

- ¿Es cierto que te suicidaste? -preguntó y Maegor la observó atento mientras se encogió ligeramente los hombros.-

- no lo recuerdo en realidad, estaba allí sentado por unos minutos y luego estaba en esa playa a mitad de la noche. -susurró con cierta nostalgia, no habia pensado en su muerte desde que el hombre desconocido la había mencionado.- Pero me alegra haber muerto, creo que aunque no lo hubiera deseado es lo mejor que me habría pasado.

- ¿qué? ¿No te gustaba gobernar? -lo observó mientras se acercaba a él abrazandose a uno de sus brazos con cuidado, se sentía cómoda con Maegor por alguna razón quizás por que ambos compartían aunque sea un poco de sangre.-

- Me gustaba más de lo que pensaban en verdad, pero luego de que mi madre se fue. No había nada más ahí para mi, veía las cosas pero no quería ver al mismo tiempo, solo quería el bien de nuestra familia y si fuese necesario hacer de nuevo todo lo que hice, lo haría de nuevo. Mi madre también hizo lo mismo, solo quería lo mejor para nuestra casa, seguir el legado de mi padre. Aunque muchos creían que solo quería poder. Le hubieras agradado, se habrían llevado bienestar de conquistadora a conquistadora. -sonrió y Daenerys asintió sonriendo ligeramente.-

- Visenya La conquistadora. -dijo y Maegor asintió quedándose en silencio.-

¿Por qué se sentía tan sentimental? ¿Era a caso el saber el final de su casa por la que tanto había luchado? O era solo po el recuerdo de lo que habían sido y ahora eran eso, un recuerdo.

- Debo dormir, deberías dormir también.

Maegor negó apretandole la mano y la miró a los ojos unos segundos mientras Daenerys hacia lo mismo pasándole la mano por la mejilla con cuidado para así separarse de él caminando hacia dentro de la habitación a solas, Maegor no la siguió. Solamente la vio alejarse y regresó la vista al frente escuchando el rugido de los dragones a lo lejos, desde su llegada no había escuchado mucho de ellos pero sabía que los mantenían encadenados por órdenes de Daenerys.

...

Por la madrugada cuando una tormenta repentina azotó Meereen, el sueño de Daenerys la atormentó una vez más. Aquel sueño donde caminaba entre cadáveres sin cabezas y manos, aquel donde escuchaba y veía a fantasmas antiguos, allí había visto a muchos de sus ancestros pero por alguna razón Maegor no estaba ahí y entendía el por que ahora.

|| 𝐋𝐀 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐅𝐔𝐄 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐓𝐈𝐃𝐀 Where stories live. Discover now