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Roma / Vaticano
1940
































Pero en cuanto a los cobardes y los que son repugnantes en su suciedad, y asesinos y fornicadores y los que practican espiritismo, e idólatras y todos los mentirosos, su porción será en el lago que arde con fuego y azufre... Esto significa la muerte segura.

Revelación...
































Desde muy joven, mis padres me enviaron al Vaticano. Buscar como servir a Dios, casarme con el era una misión que todas las monjas deseábamos tener. Sin embargo como todos los humanos, tenemos dudas y curiosidades sobre la humanidad.

Porque somos así? Que pasa al morir? Porque no volver a revivir ahora y no esperar? O porque es tan mala la brujería? Satanás es realmente nuestro enemigo?

Todo eso lo tenia en mente, una chica que dejo sus sueños y esperanzas en su futuro para quedar a servir a un ser que ama a todos en la tierra... Pero... Porque? Porque mis padres me dejaron aquí? Habían tantas preguntas y aunque rezaré a nuestro padre, este no me enviaba ningún mensaje.

- Puta... Zorra... Dudas de tu dios? -

Eran frases que escuchaba en mis oídos siempre al intentar dormir, lloraba en mi habitación en el Vaticano buscando como eliminar los mensajes del diablo en mi mente. Estaba buscándome hacer débil, no lo soy! Soy alguien que confía en el señor!

- Débil de mierda! Tu dios te odia! -

Y como en tantas noches sin dormir, salí a la medianoche a rezar a nuestro dios con la cruz en mi mano. Mis lagrimas de ayuda no parecían ser escuchadas, pero no podía perder la Fé... Fé... Lo que mas necesito.

Al seguir rezando en cuclillas, llorando a mares tras la penumbra de la habitación, sentí una mano en mi hombro haciéndome chillar para voltear a ver quien era.

Suspire de alivio al ver a alguien conocido, puse mi mano en mi pecho para regular mi respiración.

- Sucede algo hermana? - Pregunta un joven.

- Padre Sebastian... - Mi voz era entrecortada.

El hombre frente mio como lo había llamado, era Sebastian. Un hombre que siguió mis pasos para servir a dios desde muy joven, uno de cabellos negros y ojos negros cual oscuridad. Tengo que admitirlo que desde que lo conocí en los pasillos historiales del Vaticano, sentí una tentación de lujuriosa en el, una que rápidamente busque ayuda celestial y espiritual en mis otras hermanas que pasaron dificultades casi similares a esta.

- Eres una perra sucia... No quieres cogertelo? Tu dios no quiere a los tuyos?-

Sin quitar la mirada del preocupado Padre comencé a llorar tomando sus manos, buscando refugio. Estaba volviéndome débil ante el mal, no podía flaquear.

- Padre... Sebastian... - Me sonroje al sentir su mano en mi cabeza - El diablo me habla mientras duermo, me dice palabras vulgares y me hace perder mi fe en mi dios amado.

Religiosa Tentación • Hazbin Hotel Where stories live. Discover now