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*Ivy en multimedia*

Ivy:

Una hora.—Pienso, una hora desde que el rey de Beltza cruzo el muro de espinas para ir a rescatar a su reina.

Tengo el corazón en la garganta, pero no demuestro debilidad ante los guerreros de Tierra quebrada que no me quitan la mirada de encima, esperando atacar ante el primer movimiento amenazante que de, cierro los puños sintiéndome impotente ante la situación, no me dejaron ingresar con su majestad Duncan y me siento responsable aun después...


—Mi nombre es Duncan y nací en Tierra quebrada. 


Ejerzo presión en mis nudillos, cerrándolos más, el metal de la armadura de mis manos me cubre el dorso de ellas y traigo muñequeras también, ambas ocultando mis tatuajes, asi como la trenza larga que cargo y cubre el tatuaje de mi cuello, el mismo que me identifica haber nacido en Tierra quebrada.

El muro de espinas esta frente a mi y no obtengo más respuesta que esperar a que salgan.

—Deberíamos avisar al rey Maddox.—Aseguran los soldados, mientras el general que dirige la armada permanece en silencio esperando al igual que yo.

—Mi general, ha pasado una hora... ¿No cree que el rey Maddox deba saberlo?

Me vuelvo hacia ellos, voy a hablar cuando escucho el ruido venir atrás de mi, no de los muros sino del lado izquierdo.

El ruido que hacen  las pulseras que cargan los miembros de Tierra quebrada en los pies al caminar y ahi desde lo más lejano que mis ojos logran captar, veo al rey Duncan siendo escoltado por miembros de los rebeldes  mientras el carga a su reina en brazos.

Voy hacia ellos cuando se detienen. 

—¿Se encuentra bien, rey Duncan?—Pregunto y lo único que hace es mirar a la mujer que carga, quien permanece dormida.

—Ya acabo. Me voy a Beltza.

Los guerreros de Tierra quebrada se ponen en alerta alzando sus lanzas y Carpathia reacciona levantando sus armas, pero uno de los hombres que acompaña al rey Duncan le pide a su pueblo detenerse.

—Es la voluntad de los Dioses.—Es lo único que dice y le da una señal al rey para marcharse.

—Dile a Maddox...

—Lo hare.—Le interrumpo.—Le daré su agradecimiento.—El rey guarda silencio y yo me llevo una mano al pecho.—Mis oídos se cierran a todo lo que escucharon hoy, majestad.

—No te he pedido que lo guardes.—Contesta.

—Lo se, rey.

El rey Duncan se marcha y me vuelvo hacia el general, mientras me preparo para recibir la furia de mi rey.



(***)



—¿Comprendes lo gravedad de tus acciones, Lider de escolta?—Me recrimina el rey.

Me encuentro apoyada en una rodilla, con la cabeza hacia abajo y si, soy consiente de que actué en contra de los deseos de mi rey, mi misión era llevar al rey Duncan a las trincheras y otorgarle acceso con el general, no quedarme y menos pedirle a su majestad que me concediera acompañarlo al otro lado del muro de espinas.

Por la Corona (#8 Amores en la realeza)Where stories live. Discover now