Capítulo 8

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Los años pasaron y con ellos la ausencia permanente de Rosi se mantuvo en la mente de todos, en especial de aquella beta que solo podía soñar con el sabor de esos afelpados y bellos labios.

-Todo el mundo siempre habla de tu relación con ella.

Claree colocó los ojos en blanco al escuchar por décima vez los reclamos de su novia.

-Kathe, por favor, es una niña.

-No lo es Claree

-Bueno, lo era cuando la conocí y durante gran parte de nuestro tiempo juntas, fácilmente podría ser mi hija.

La beta se acomodo el vestido en el espejo mientras la miraba entre sus pestañas.

-Perdona amor.-se acercó y le dio un suave beso.-Pero es que todo el mundo habla de ella, ni siquiera la conozco pero parece ser una presencia constante.

-Bueno, es la hermana del alfa.

-Si.-Kathe se separó y le tendió la mano.-Bueno, vamos a verla.

La manada había organizado un pequeño recibimiento para Rosi, solo algunos de los miembros más cercanos y un asado en la piscina.

Claree bajó las escaleras y se sentó en una de las sillas puestas en el patio.

Miró alrededor esperando ver a la omega.

-La princesa se atrasó.- Santiago se dejó caer en la tumbona al lado de ella.

-Ya veo.

El alfa caminaba de lado a lado ansioso por ver a su hermana.

-Nunca lo había visto así.

-Bueno, es su única familia.

La beta se recostó y miró al sol unos segundos, giró su rostro y sintió como todo su cuerpo se tensaba, no sabía si era por el ataque que le hizo a sus ojos un momento antes pero el mundo pareció brillar mucho más una vez que Rosi entró al patio.

La chica no era lo que ella esperaba, Rosi se había convertido en una mujer hermosa, vestida medias de malla con una camisa ancha de una banda de heavy metal encima y su cabello estaba amarrado en un rodete despeinado del cual caían mechones rosados. Los miro a todos sonriendo para luego saltar encima de su hermano con una gran carcajada.

-Por Dios ¡Estas enorme!.

-Si.-Alargo su respuesta mientras se aferraba al alfa.-Eso es lo que pasa con los años hermano, creces.

-Tres años Rosi, no puedo creer que no volvieras en tres años.

Su sonrisa vaciló un poco; Claree sintió como su pecho dolía, era su culpa, y siempre lo sería.

Vio cómo se alejó de su hermano y se acercaba a cada uno de los invitados a saludarlos, tres años podría sonar como poco tiempo para algunos, pero para Claree fue media vida.

-Hola.-dijo la omega cuando llegó a su sitio. Saludo a Santiago y se inclinó un poco hacia Claree.

-Hola.- la voz de la beta salió de forma suave.

Se quedaron quietas mirándose la una a la otra mientras sonreían.

-Creciste.-sintió la necesidad de señalar ese hecho.

-Supongo que sí.

-Y te teñiste el cabello.

-Si, esta eso también.

Ambas seguían sonriendo sin decir mucho más.

Se escuchó como alguien se aclaraba la garganta a su costado.

Hojas de otoño - EN PAUSAWhere stories live. Discover now