Luce

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La noche que me reencontré con mi hermana Luce fue mágica, se veía bastante hermosa con aquella blusa azul que tenía un escote que hacía lucir el nacimiento de sus bellos senos.

Estábamos en una discoteca, el lugar era de lujo,  nos sentamos a charlar un rato, y bueno, me sentía nervioso, nervioso de como yo comencé a mirarla, tal vez era el largo tiempo de no vernos o no lo sé, solo se que no podía dejar de ver discretamente el nacimiento de sus senos, en mi mente solo se recreaban imaginaciones de como sería sentirlos en mi rostro, de lo cálidos que deben ser en mi boca. Quise evitar todos esos pensamientos invitándola a bailar, al menos así disiparia esas ideas, sin embargo cuando estábamos bailando ella se aferraba bastante a mi, tenía sus brazos en mi espalda y sentía que ella disfrutaba bailar conmigo, aquello se estaba tornando más peligroso, habíamos bebido un poco, tal vez sea por eso, sin embargo resisti lo que pude pero al final terminé cayendo ante la belleza de mi hermana Luce, así que me acerqué sutilmente y le di un leve beso en el cuello, su perfume era exquisito y su piel suave y calida, así que le dije en un susurro que nos fuéramos a mi apartamento a lo que ella sorprendentemente aceptó.

Tiempo después estábamos en mi habitación, ella por el efecto del alcohol colocó musica leve y comenzó a bailar sensualmente mientras yo estaba observandola desde la cama, luego se acercó y me dijo " se que lo que te gusta de mi", y poco a poco comenzó a quitar los tirantes de su blusa hasta dejarla caer liberando sus hermosos senos. "Quiero que me disfrutes" susurró sensual, y sin más la abracé y hundí mi rostro en ellos mientras ella me ebrazaba y acariciaba mi cabello.
Puedo decir que disfruté aquel delicioso calor de aquel par de manjares en mi rostro, y de su sabor al tenerlos en mi boca. Aquella noche fue la apertura de un mundo prohíbido de placer que jamás consideré probar.

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