Cuatro

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Eran las seis de la tarde y el sol empezaba a ocultarse por el horizonte mientras la brisa aumentaba con fuerza, moviendo las hojas de los árboles. Los pájaros estaban escondidos ya, y las luces eran encendidas en cada hogar.

Annabeth y Piper se despedían de Hazel luego de una larga clase sobre Algebra y las funciones trigonométricas. La sra. Levesque seguía escondida en su habitación, y Hazel aseguraba que se encontraba bien. En unas horas tendría que levantarse a cumplir su horario de enfermera, así que Hazel prefería que siguiera durmiendo. Dijo que ella las despediría de su parte.

Las dos chicas salían de la casa, riéndo acerca de las cosas que habían sucedido en el día; cómo Hazel derramó su bebida en uno de los cojines de su madre, teniendo que limpiarlo. Y cómo el celular de Piper había sonado, siendo Jason el que la llamaba. La castaña había dado un salto y su cara se había teñido de rojo.

Luego de unos minutos, las dos chicas se separaron.

Annabeth siguió su camino a casa, que estaba tan solo a unos cinco minutos de la casa de Hazel.

Tomó sus audífonos, que emitían una ligera melodía, en piano.

Annabeth amaba la música clásica, aunque muchas personas la considerara aburrida. Ella sabía lo difícil que era llegar a tocar una de esas piezas, y le gustaba escuchar las complejas notas. Era relajante.

Además, la ayudaba a pensar.

Lo primero que se le vino a la mente fueron un par de ojos verdes. Ese chico le intrigaba. Tenía aire de chico malo; usaba su cabello despeinado, y la camisa del uniforme por fuera, haciendo que se viera descuidado. Su sonrisa... Pues, no había visto su sonrisa, pero ella suponía que era la típica sonrisa de chico malo.

La chica vio el auto de Jason estacionado en la casa que quedaba al frente de su casa, y que había estado en venta durante los últimos cinco años.

Su corazón dio un salto.

No, pensó, es imposible.

Ella tomó aire, tratando de calmarse.

Decidió ignorar la situación y entrar a su casa.

...

"¡No puedes vivir aquí!" gritó Jason, sorprendido.

Percy se encogió de hombros.

"No es el mejor lugar pero es algo, creo." respondió el chico de ojos verdes, mientras invitaba a pasar a su amigo.

"¡No, hermano! Me gusta el lugar, es sólo... ¡Al frente vive Annabeth Chase!"

"¿Uhm, quién?"

Jason abrió los ojos con sorpresa; todos conocían a Annabeth Chase. Era la chica más popular del colegio, aún cuando él sabía que ella no quería serlo.

Los dos chicos entraron a la casa, y encontraron a una mujer sentada en el sofá, con un libro en la mano.

"¡Shh!" calló Percy al chico rubio. "No la menciones en frente de mi madre."

Percy cerró la puerta; era su forma de anunciarse.

"¡Cariño!" exclamó la mujer, dejando el libro de lado y abrazando a su hijo.

"Mamá, él es Jason. Es un compañero."

Sally Jackson abrazó al chico rubio, sonriendo.

"¿Tienen hambre?" preguntó. "Hay hamburguesas con queso."

Los chicos asintieron y subieron a la habitación de Percy.

"¿Por qué no podíamos hablar de Annabeth en frente de tu madre?" inquirió Jason. "¿Es celosa? ¿O eres gay?"

Percy se sorprendió de la naturalidad con la que el chico hizo la pregunta, y luego rió.

"No soy gay, tonto." suspiró. "Pero mamá está empeñada en que consiga novia. Dice que hará que sea más... Ordenado" dijo el chico con cabello negro, acentuando la última palabra, y abriendo los brazos, señalando su habitación, que se encontraba llena de latas de gaseosa en el suelo y ropa amontonada en una esquina.

Apartando el desorden, la habitación del chico era la típica habitación de un adolescente; las paredes eran azules, y habían algunos posters de bandas en las paredes. Su cama se encontraba en una esquina, había una mesa en otra, donde se encontraba una sencilla computadora.

"Opino lo mismo, Jackson." bromeó Jason.

"¿Annabeth era la chica rubia, no es así? La que casi atropellas en la tarde."

Su amigo asintió.

"No veo qué tiene de especial. Es bonita, sí. Pero hay muchas chicas bonitas."

Jason alzó las cejas.

"Bueno, sí. Pero nunca ha salido con ningún chico."

Percy miró extrañado a Jason, mientras tomaba su laptop y la movía hasta su cama. Allí la encendió, y abrió su perfil social.

Hace unos años uno de sus amigos de la escuela lo había convencido de crear uno. Gran error.

Eran molestosos, y sentía que perdía el tiempo.

Pero era la única forma en la que podía contactarse con las personas que había dejado atrás, personas que estaban a kilómetros de distancia.

No había nadie interesante conectado, así que cerró su perfil y dejó la computadora sola.

"¿Decías?" preguntó Percy. Jason había estado jugueteando con su celular, y ahora tenía una sonrisa tonta en su rostro.

Probablemente estaba hablando con Piper, pensó Percy, mientras el chico guardaba su celular.

"¿Uhm?"

"Que no haya salido con un chico no significa que sea especial. Sólo, tal vez, no está interesada en eso ahora." Prosiguió Percy, entrando en el tema de nuevo.

"Oh. Bueno, en eso tienes razón; ella no está interesada. Pero todos los chicos del colegio sí."

Percy soltó una risa cansada.

"Ahora, eso es raro. Tal vez los chicos del colegio son masoquistas, eso es todo. Además, no son todos. Creo que tú no, ¿no es así?"

"¡No! Ella es sólo una buena amiga para mi. Pero sólo trataba de decirte que no lo intentes. No creo que puedas resolver el acertijo."

Percy unió sus pobladas cejas, frunciendo el ceño.

"¿Acertijo?"

"Ella tiene esta especie de acertijo; un código que tienes que resolver para salir con ella."

Ahora Percy había escuchado todo.

"Estás bromeando."

Jason movió la cabeza energéticamente.

Alguien tocó la puerta, y dos segundos después Sally entró con dos hamburguesas y dos vasos con jugo de naranja.

Cuando ella salió, Percy reanudó la conversación.

"No lo voy a intentar. Ella no me gusta."

Jason lo miró desafiante.

"¿Lo prometes? Apuesto una pizza no dirás lo mismo en unos meses."

Percy asintió con la cabeza.

"Trato hecho."

The Code Where stories live. Discover now