Acto de rebeldía ll( Rebellious act ll)

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Las dos de la madrugada, ¡eran las dos de las madrugada! Maldita sea, tan temprano y ya empezábamos mal.

-Taash, cinco minutos más...-dije medio adormido.

-¡No! Rasch, despierta. ¡Tengo hambre!

Tash se subió a la cama y empezó a saltar y a molestarme.

-¡Ya, ya vale! Estoy despierto, ¿Feliz?- le dije con un puchero. Odiaba despertar, aún así, sabía que no necesitaba dormir.

Después de unos segundos para asegurarse que estaba despierto, Tash, se bajó de la cama. Salimos de la habitación y bajamos a almorzar. La comida no era muy buena como el de los puestos de comida, pero era mejor que nada. Pagé por la comida y por la noche que pasamos en la habitación.

Parecía como si nunca hubiese ocurrido nada, todo era igual que cuando llegamos. Desde a lo lejos, pude observar a mi padre vigilándonos. Y, al parecer no era el único, Tash también percibió su mirada. Empezó a temblar y a asustarse, tenía que llevarla en otro lugar si no quería que montase un espectáculo.

La llevé al parque de atracciones. No sabía lo que era, pero nos divertimos y por suerte, teníamos suficiente dinero para pagar. Tash se fue olvidando de mi padre, por el momento. Después del parque, nos dirigimos al zoológico. Parecía bastante acogedor, tantos animales y tanta naturalesa, era tranquilizante aunque, sabía que la gran mayoría de los animales, no estaban ahí por voluntad propia. Tash se dió cuenta. Ella, puede entender a los animales. Yo mismo le enseñé, al fin y al cabo, yo soy un monstruo y para muchos de los humanos, los mostruos y animales son lo mismo. Pero la realidad es distinta, sólo fue una capacidad más que adquirí. Tash se quedó con una serpiente, pero no le dije nada. La escondió bajo su camisa, más grande que su cuerpo. Y cuando pasamos por el lado de unos de los vigilantes, éste, parecía sospechar de nosotros. Estuviésemos donde estuviésemos, parecíamos  extranjeros.

De pronto, sentí una extraña y familiar presencia. A nuestras espaldas se encontraba mi padre. Diablos, porqué no nos podía dejar en paz. Ignorándole, me acerqué a Tash y le dije que ya era muy tarde, así que nos dirigimos a una tienda de ropa. Sabía que no lucíamos muy bien, y con lo que nos quedaba de dinero, compramos ropa nueva. Para mí, compré una camisa negra junto una sudadera gris y jeans negros. Para Tash, también una camisa negra junto a una sudadera gris y pantalones de color rojo oscuro. De zapatos no necesitábamos. Salimos de la tienda y nos dirigimos a las afueras de la ciudad. Era de noche y se notaba una fresca brisa. Observé la ciudad, tan lejana y tan cercana. Teniamos que irnos de ahí, escapar y escondernos de mi padre, pero, no nos serviria de nada, y menos, atacarle. 

Nos adentramos al pequeño bosque, me alejé de Tash y con el pretexto de ver si había alguien por los alrededores me fui. Dejandola sola, empecé a pensar que estaría más segura si se quedaba ahí, a mi lado, sólo sería un blanco más para mi padre. Creí que era a mí a quien buscaba, pero, como muchas otras veces, me equivoqué y ahora tengo que pagar por las consecuencias de mis acciones. 

Cuando ya estaba bastante lejos de donde estaba Tash, escuché un grito aterrador. No, otra vez no. Era lo único que podía pensar al salir corriendo en dirección al grito. 

-Cuantas veces tendré que equivocarme para darme cuenta de que soy la causa principal del sufrir de Tash.- pensé.

Hace menos de diez minutos...

-¿Rasch, dónde estas? Tengo miedo...-Me llamó Tash.

cruch

Se oyó algo rompiendose, Tash se giró y se topó con mi padre. Era su objetivo, ella lo sabía. Intentó correr, pero encontró con que no se podía mover. Lo intentó y intentó, pero sin resultados. Su cuerpo no respondía a sus órdenes y su miedo la paralizaba. 

-Ven conmigo pequeña. Me temo que tu querido hermanito te ha abandonado, ya no tienes a donde ir.- Habló por primera vez mi padre. 

-No...- musitó Tash- ¡No! ¡No es verdad!- Gritó al fin. Estaba enfada, todo miedo fue olvidado y reemplazado por el odio y la confusión repentina al saber que ha sido abandonada otra vez por un ser querido.

-No puedo dudar de él, pero, es verdad. Rasch se esta demorando mucho.- Pensó Tash con preocupación escrita en su cara. 

Mi padre advirtió la inseguridad y preocupación en la cara de Tash y, con gran glamour, se acercó a ella. La cogió del brazo y le espetó:

-Sabes muy bien que tengo razón, sin embargo, sigues rehusándote a creer en mis palabras. No tienes escapatoria, él no vendrá.-

Continuará...

Vacía tu mente. ( Blowr your mind )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora