¡Esto también es amor! (LGBT+)

Enredadera escarlata

Si Gregorio Samsa hubiese lanzado la manzana de vuelta con las fuerzas que le quedaban, ¿cómo hubiese ido la historia?, ¿habría desfallecido con más dignidad? Yo creo que sí, porque ignorar a las personas que nos atormentan solo lleva a que suframos más, tal como él. Este pensamiento aleatorio cruza mi mente mientras intento sostener una conversación con la chica que tengo en frente. Decido externalizarlo para ver si eso rompe el hielo, pero ella no dice nada.

—Supongo que no te interesa. —Suspiro sonoramente. —Pero sabes, no me gusta cuando la gente elige el silencio ante mis comentarios, así que dejémoslo hasta aquí.

***

Mi departamento se siente como estar entre témpanos de hielo, pese a que tengo las dos estufas eléctricas encendidas estratégicamente para calentar bien el lugar. ¿Será porque vivo sola? Si ese es el caso, el bajón de temperatura que percibo es completamente psicológico.

««Que sorprendente puede ser la mente a veces»», digo en voz alta al pensar en lo anterior. Pero al escucharme termino riendo unos segundos. Acabo de hacer un comentario bastante tonto. Sé perfectamente de qué es capaz la mente humana. Lo he visto y también lo he vivido. Por lo tanto, si lo observo en retrospectiva, este espacio gélido es un asunto superficial y sencillo de superar si me distraigo con algo más.

***

—¿Cuántas raíces crees que hay debajo de los árboles que son así de grandes?

Le deslizo esta pregunta a la chica que está junto a mí, en un intento de distraerla, ya que la veo contemplando el suelo rígidamente. Cambio el tema para intentar sostener el diálogo.

—Hay hormigas justo ahí, ¿te agrada verlas?

No obtengo respuesta, por lo que decido levantarme de la banca donde se encuentra. No me gusta cuando mis conversaciones no van bien con las personas a las que encuentro interesantes. Tengo que empezar a cambiar la forma en la que me aproximo o no encontraré a alguien que responda como me gustaría. Por ahora el silencio sigue siendo mi único acompañante. El viento está recubierto de un frío abrumador hoy, por lo que camino a paso largo hacia mi departamento, no quiero resfriarme.

***

Estoy comenzando a aburrirme. No siento que mi vida esté yendo hacia ninguna parte estos meses. Antes por lo menos podía distraerme estudiando, pero ahora que me he graduado no tengo mucho más que hacer. El lugar donde vivo es mi hogar de toda la vida, por lo que no tengo que pagar dividendos ni arriendos. Solo tengo que ocuparme de que esté limpio y funcional.

Realmente no tengo ningún estímulo en estos momentos. La música y los libros no me alcanzan. Tampoco he podido encontrar a alguien que se interese por mí. Espero que las cosas cambien pronto, de lo contrario mi ánimo empezará a deteriorarse. No me gustaría que eso pasara.

***

El clima de hoy también amenaza con llegar a los 0°, pero no podemos cambiar demasiado la temperatura del lugar o las plantas y flores podrían sufrir cambios irreparables. Esa ha sido una de las primeras explicaciones que me han dado al presentarme a mi primer día en este nuevo trabajo como florista. No tengo la menor idea de cómo se practica este oficio, pero siempre me ha interesado, así que no dudé en postularme cuando se dio la ocasión.

Estamos abriendo la jornada. La pequeña radio que hay en el mostrador suelta una melodía armoniosa. Muevo levemente mi cabeza ante esta, lo que me ayuda a distraerme de mis pensamientos. Estoy preocupada, no quiero que las cosas salgan mal con estas personas. Espero no llevarme mal con ninguna.

De pronto, un chirrido agudo invade la música, deteniéndola al cambiar de frecuencia parcialmente. Un mensaje proveniente de una emisora de noticias empieza a resonar con cierta dificultad: ««El cuerpo de una joven...esta no habría llegado a su casa...desaparecida hace una semana...»