Los Brown son seis hermanos, Charlotte es la mayor de ellos.
Charlotte está harta de cuidar de sus hermanos, por lo que su madre decide contratar a un niñero, un chico mayor que ella que hace de todo por sacarla de quicio.
« Hola, Christopher Vélez...
Mi odio por Christopher Vélez incrementaba a cada segundo que pasaba con él, literalmente. Era cómo si tuviera un odiómetro y él lo hubiera sobrepasado.
Son vacaciones, se supone que los adolescentes se acuestan a las cinco de la mañana y despiertan a las seis de la tarde al día siguiente, pero al parecer Christopher tenía otros planes para nosotros este verano.
Comenzó a tocar la sartén con la cuchara a las diez de la mañana, arrastrando a mis hermanos por los pies a través de todo el pasillo si no se dignaban a salir de la cama cuándo él se los indicaba. Intentó hacérmelo a mí pero lo pateé, sin tener éxito.
Bonnie no opuso resistencia alguna cuándo Christopher extendió sus brazos para tomarla en brazos, es más, aceptó con gusto. Mi hermana menor era una traidora.
Terminé de cepillar mis dientes para luego seguir con mi cabello, me cambié de ropa aunque no tenía pensado salir de la casa en todo el día, tampoco era cómo si tuviera algo muy interesante que hacer o amigos con quiénes reunirme, después de todo, Helena estaría durmiendo hasta las seis de la tarde. Cómo la gente normal, en vacaciones haría.
Bajé las escaleras rápidamente y me dirigí a la cocina, Olivia estaba a punto de caer de cabeza a su plato de cereal sino hubiera sido porque Christopher pasó por detrás de ella y jaló suavemente de su coleta alta para despabilarla. Tyler removía el cuenco con su cuchara, soltando un suspiro puesto que Christopher había puesto primero la leche y luego el cereal. Mike estaba con su cara dentro del tazón vacío, puesto que se había acabado sus cereales y Kyle estaba comiend... olvídenlo, acaba de escupirlo «disimuladamente»
Me senté en mi lugar asignado por mí misma, paseando mi vista por cada uno de mis hermanos. Todos ellos parecían ser muertos vivientes que acababan de salir de su tumba. Excepto Bonnie, ella bebía su biberón, mientras observaba a todos detenidamente.
— Veo que todos están muy animados esta mañana. – pronunció Christopher con sarcasmo palpable en su tono, rodé los ojos ante el solo hecho de que estuviera intentando hacerse el gracioso, cosa que no pasó por alto y por lo tanto se me acercó. — ¿No es cierto, Cassie? - se inclinó por detrás de mí hasta que pude sentir cómo sus labios rozaban mi mejilla.
Me incliné hacia adelante, separando mi espalda del respaldo de la silla y metiendo una cucharada de cereal con leche a mi boca de manera rápida, quería terminar de desayunar y salir de allí lo antes posible, no pensaba quedarme más tiempo ahí, en ese silencio tan incómodo.
Mis hermanos ni siquiera tocaron su desayuno al principio, hasta que Christopher les insistió para que desayunasen y terminaron por cansarse de sus insistencias y «lo insoportable que era» por lo que comenzaron a desayunar. Aunque estaba perfectamente segura de que tenían hambre y no querían admitirlo.
Subí las escaleras luego de haber dejado mi plato en el fregadero cómo acostumbraba a hacer, tomando mi teléfono, el cuál estaba sobre mi mesita de noche y entrando a mis redes sociales, Christopher me había dejado más tiempo sin mi teléfono porque grité una grosería que no debía, pero fue lo que menos me interesó en todo el día. Tampoco era tan malo estar sin ese estúpido aparato electrónico.
Me acosté en mi cama y prendí el aire acondicionado, el calor y yo éramos enemigos mortales desde que, en mi primer verano, mi madre intentó meterme a la piscina y terminé casi ahogándome en ésta.
— Cassie. – oí la voz de Christopher detrás de mi puerta y me levanté con pesadez para abrir la puerta, observándolo con una cara de pocos amigos y apoyando mi mano restante en mi cintura la que no sostenía la puerta.. — Debemos ir a hacer la compra, prepárate. – solté un pequeño bufido y escuché su risa, antes de que pudiera hablar, me interrumpió. — No, no puedes quedarte.
— Bien, ya bajo. – le dije y luego cerré la puerta, sabía perfectamente que no tenía caso alguno el oponerme, sino iba por las buenas, Christopher me arrastraría.
Tomé mi teléfono celular y lo guardé en el bolsillo trasero de mis shorts, antes de bajar las escaleras, viendo a Tyler cargando a Bonnie, Olivia acomodando su cabello y a los mellizos intentando alcanzar las llaves del auto. Mike se tropezó y cayó sobre su pierna, a pesar de que creía ser el mayor de ambos por haber nacido antes, seguía siendo un bebé llorón a sus siete años de edad. Por lo que estiró sus brazos hacia mí y suspiré, cargándolo mientras Kyle le miraba.
Me adentré en el coche luego de haber bajado a Mike de mis brazos, en el mismo momento que lograba ver, mediante el espejo retrovisor, cómo Christopher aseguraba a Bonnie en su silla de bebés.
El aparcó el coche en el estacionamiento del supermercado, de esos que eran enormes, con miles de productos perfectamente ordenados en cada uno de sus pasillos, miles de cámaras de seguridad y miles de cosas para comenzar a hacer guerras.
Volteé para ver a mis hermanos, todos ellos tenían una sonrisa cómplice, incluso la bebé estaba sonriendo con amplitud. Sí, por eso mismo mamá no nos llevaba de compras a todos juntos. Me incluyo porque yo tengo parte de la culpa de que sean así, cuándo yo tenía ocho años y Tyler dos, corríamos por todos los pasillos y nos lanzábamos cosas el uno al otro. Terminamos llorando más de una vez, y en la oficina del lugar unas cuarenta veces, puesto que nos perdíamos en el inmenso lugar.
Sonreí debido a los buenos recuerdos y al pensar todo lo que le esperaba a Christopher al llevarnos con él. Definitivamente Christopher Vélez no tenía ni un ápice de idea de lo que los Brown podían hacer de un supermercado. Peor que un caos.
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Hellouuu disculpa por andar tan desaparecida, solamente que he tenido muchas pruebas y casi lo tengo tiempo para hacer algunas cosas que hacía antes :(
