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EPISODIO TRES: MAD HATTER
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El tiempo era algo que ciertamente nunca pudo controlar; si del mundo real se hablase, por lo menos contaba con la posibilidad de medirlo mediante los colgantes aparatos de manecillas ruidosas y continuas. Lo que marcaba la gran diferencia en el Borderland era el vivir sin fechas u horas exactas, perdidos en el tiempo cual agujero negro en medio del espacio, si lo pensabas bien, el mundo podría convertirse fácilmente en una sociedad dominada por mentes corruptas dispuestas a hacer cualquier cosa por sobrevivir, nada más allá de lo que en aquel Tokio paralelo ocurría, exceptuando el hecho de que en todo caso este sería dirigido por las grandes mentes en cuestiones financieras.
Según el pequeño instinto del tiempo en su cabeza, no pasó más allá de dos semanas luego de su hasta ahora juego más difícil el ocho de espadas, y aunque continúo jugando las dificultades eran bajas, por lo tanto no llevaban tras sí consecuencias graves.
⸺ Sigo pensando que esto es una pésima idea ⸺ Exclamó entre susurros sin mirar al perforado compañero de costado.
⸺ No lo es, la playa nos dará respuestas ⸺ Susurró él devuelta, jugando con el arete de sus labios ⸺ Además, estabas de acuerdo hace un rato.
⸺ Lo pensé mejor, te puesto lo que quieras a que son más idiotas que tú.
⸺ Halagador, gracias ⸺ Respondió con notable sarcasmo, dejando una de sus manos sobre uno de los arbustos.
