Nosotros

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La hora de despedirnos

Mil estallidos: muerte y resurrección; 

los parpados cansados, los labios desgastados; 

momentos contados, minutos restantes: el tiempo desvaneciéndose; 

caricias que abrazan, palabras que viajan hondo: al alma. 

Y entonces, llega la hora de despedirnos.


Esas veces

De esas veces que te extraño... 

cuando ni siquiera te has ido de mi lado, 

de esas veces, de esas veces,

que el cariño es demasiado.

Y es que quiero que tu rostro siga pegado al mío 

en conjunción de un beso húmedo, 

cálido, 

sobrehumano, 

sobreentendido.

De esas veces, esas veces... 

que tomas todo lo que soy y lo vuelves tuyo, 

lo vuelves vivo, de esas veces, esas veces que no olvido.

Y no me olvido de tu mirar: 

sagaz, fugaz, veraz. 

De esas veces que nos quedamos 

mirándonos el uno al otro; de esas veces, esas veces, 

que te doy por aprendido.

Porque lo cierto es que aprendí mucho a tu lado, 

de esas veces que es inevitable, 

de esas veces que no lo quieres, 

sino que lo necesitas... 

de esas veces, que fue el destino.


¡Qué tristeza!

Nuestra relación de "dos" nunca supo a nada, 

ni bien ni mal; 

ni a decepción, 

ni a intento.


Incredulidad

¿Es así como termina todo? 

¿Acaso tan subversivo, casi ajeno? 

¿Cómo si le estuviera pasando a alguien más?

Es la ironía de la vida: 

de ser casi uno, 

después de ciertas experiencias, 

pasamos a ser casi dos, 

así,

tan incompletos; 

o el uno o el otro, 

o los dos al mismo tiempo... 

danzando en un último gesto de unión, 

un amago de apego, 

pero también de lejanía.



Lamento en los terrenos de Cronos

Nos encontramos. 

Mañana por la mañana, 

en un desierto sintético.

Y deseé regresar en el tiempo, 

porque no nos dijimos absolutamente nada; 

ni nos saludamos, 

ni mucho menos nos despedimos.

Pero esta vez tendrá que suceder. 

Supongo que por eso se nos dio la oportunidad de volver. 

Porque, para ser sincera, 

no veo ninguna otra razón...

a menos que se trate de un círculo vicioso 

en los particulares terrenos de Cronos, 

y que sin darnos cuenta, 

cada vez que lo intentamos, 

en realidad, siempre es la primera.

Otra vez es de mañana... 

llegas tarde 

y no sé por qué, 

pero deduzco que volverá a suceder.


Baile de recuerdos

Me gusta bailar en medio del bosque, 

ahí, 

en donde el bambú es más grueso que nuestros propios cuellos.

Mis sueños se sienten agradecidos, 

mis pies enfurecidos por los hierbajos secos, 

pero todo sigue su curso en armonía con nuestras alabanzas.

La danza que conformamos está llena de movimientos tristes 

y la vida del bosque toma un suspiro... 

nos acoge y nos expulsa.

Oso llegar al éxtasis, 

tú a mi lado, yo contigo. 

Y la vida sigue pasando por debajo de nosotros.

CONJUGANDO-MEWhere stories live. Discover now