La carta y las misiones

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Me desperté sintiendo pequeñas caricias en mi espalda y abdomen, junto con uno que otro beso en el hombro, realmente una forma gloriosa de despertar.

-Buenos días- dije volteando a verlo, y me sonrió de tal manera que iluminaría mi día, más que el mismísimo sol

-Buenos días- me contestó dándome un pequeño beso en los labios

-¿Sabés que hora es?- pregunté mientras me incorporaba y enrollaba parte de la sábana a mi alrededor

-Me fijé hace un rato y eran casi las 9, así que mejor nos duchamos y vamos a desayunar- comento distraídamente

-Perfecto, vos en tu baño yo en el mío- me miró serio -¿qué?-

-Pensé que ibas a querer bañarte conmigo- dijo en tono de nene chiquito, comencé a reírme

-Steve, hay dos buenas razones por las cuales eso no va a pasar- enumeré con mis dedos –primero, no tenés ropa limpia acá, y no pienso dejar que salgas semidesnudo de mi cuarto, por que Tony no lo olvidaría jamás- ambos rodamos los ojos –y segundo, si te dejo entrar a ese baño- me acerqué lentamente, y puse una mano en su pecho –dudo que te deje salir alguna vez- dicho esto, le di un beso en los labios, y corrí a encerrarme en el baño.

-A NO, NO, NO ME DEJES ASÍ ¡_____! ABRÍ LA PUERTA- gritaba del otro lado mientras daba portazos, yo solo reía como loca

-Jamás- canturrié

-Voy a tirar la puerta abajo, te lo advierto-

-Si lo heces pongo un campo de fuerza-

-Lo voy a tirar abajo también-

-Steeeeeeeveeeeee, eso no va a pasar, así que andá para tu cuarto, y cuando termines desayunamos juntos acá, ¿te parece?- dije pegada a la puerta

-Okay...- contestó medio desilusionado, una vez que escuché que se cerró la puerta, entre a bañarme.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había terminado realmente rápido, así que una vez que me había cambiado, fui a la cocina por un par de cafés y tostadas para desayunar, todo suponiendo que iba a encontrar a Steve en el cuarto cuando volviera, cosa que no sucedió.

Alarmada, quise ir a buscarlo, no era normal que tardara más que yo, y menos que menos, considerando todo lo que había hecho en el medio.

Estaba por salir de mi habitación, cuando se abre la puerta, dándome una imagen espantosa, Steve, con los ojos llorosos, los hombros caídos, la mirada entre perdida y asustada, y sus manos sosteniendo fuerte en su pecho, un papel.

-¡Dios! Steve... ¿qué te pasa?- lo tomé del brazo y lo guié hasta la cama, para que se sentara y tranquilo me pudiera contar que pasaba.

Sin decir ni media palabra, extendió sus manos y me dio el papel, que luego de desarrugarlo, leí

<<Capitán, me enteré de que está buscando a su amigo, el sargento Barnes, en ese caso creo que todavía tiene esperanza, por lo que le convendría buscar en ciertos lugares de Hydra>>

Debajo de eso había una serie de coordenadas, luego nada.

Abracé a Steve lo más fuerte que pude, se debía sentir horrible, y es entendible, no sabía exactamente que decirle.

-Yo...- comenzó él

-Steve- tomé su cara entre mis manos –nosotros vamos a encontrarlo-

-Pero ¿cómo?- le sonreí dulcemente

-No lo se, pero te lo juro por mi vida, lo vamos a encontrar, y todo... bueno, vamos a tratar de que sea como antes- ahora él fue quien sonrió

-¿Te dije que te amo?-

No juegues con mi mente (Steve Rogers y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora