33. Días tristes y solitarios

1K 71 0
                                    

—Tú

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Tú...—murmuré por lo bajo

Ojalá me encuentren pronto

—¿Quién más si no? Nunca dejo nada sin terminar y el se va arrepentir de haberme enfrentado, se va arrepentir de haberme quitado lo que más amo—reí de manera sarcástica

—Usted no ama a nadie—ignore su mirada furiosa y seguí —. ¿Cree que el tenerme aquí hará que Liam se retracte de haberlo alejado de su familia? Por favor, lo único que va a lograr es terminar de destruir todo

—Si el me quitó a lo que más amo, yo haré lo mismo con el—sonrío de manera perversa—. Imagínate lo que va a sentir al saber que yo te tengo y que puedo hacer lo que yo quiera contigo así como estás atada e indefensa—acaricio mi cabello, me moví bruscamente  en mi lugar alejándome de su toqué

—¿Por qué mejor no nos ponemos a pensar que lo mismo que yo voy a sentir es lo mismo que sintió Elisa cuando el bastardo de su amigo intento hacerle daño?—bajo la guardia al instante mirando al suelo—. Usted no quiere a nadie a Liam lo maltrato constantemente tanto física como emocionalmente desde su adolescencia, a la señora Estela la manipulaba y le metió miedo y a Elisa no le daba atención y también la manipulaba

—Tú no sabes nada. Elisa es lo mejor que tengo en mi vida aún cuando no lo demuestre.

—Estos días sin ella han sido tristes y solitarios, sin su risa y su voz por toda la casa, todo se siente vacío. El me la arrebato al igual que su estúpido padre me arrebato al amor de mi vida —fue lo último que dijo y salió azotando la puerta tras el

Deja caer mi cabeza hacia atrás, estaba agotada, solo quería dormir y que al despertar nada de esto estuviera pasando, pero todo esto era más que real.

**********


No sé cuánto tiempo llevaba aquí, si lo contábamos por cada que me traían comida podía decir entonces que llevaba cuatro días en este maldito lugar. Cuatro días triste h solitaria y en este lugar.

Podía salir simplemente al baño y mis pies siempre iban atados y alguien cuidaba cada vez que salia.El señor Rogelio venía de vez en cuando y solo me miraba fijamente, incluso se tomó la molestia de contarme sus razones para ser así.

La puerta sé abrió y tras ella apareció el mismo tipo que me había traído de comer junto con el señor Rogelio, el tipo se acercó y dejo mi comida aún lado de mi después prosiguió a desatar una de mis manos para que pudiera comer.

No me moví para comer si no hice ejercicios con mi mano adolorida.

—Come—lo ignore por completo —. Yo no te quiero hacer daño niña, solo quiero a mi hija de regreso y tú eres mi arma para llegar a ella. Me esfuerzo por traerte algo comestible y no te mueras aquí.

La Hafefobia No Es Un LímiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora