Alp y Mamá

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Los constantes golpecitos en mi mejilla me despertaron, abrí los ojos adormecida y encontré frente a ellos otro par de enormes ojos cafés enmarcados por largas pestañas, podrían ser perfectamente una copia de los míos, pero no, eran únicos.

Mi pequeño bebé de cuatro años me sonrió y el mundo de repente se volvió más liviano, sus hermosos hoyuelos aparecieron y quise besarlos hasta el cansancio. -¡Mamá!. - chilló emocionado al notarme despierta y desenterró su regordete dedo de mi mejilla.

Estiré los brazos para tomarlo en ellos y darle un apretado abrazo, sus risas en mi oreja eran la música más hermosa que había escuchado. Alp se abrazó a mí, él nunca huía o se quejaba de mis constantes ataques de abrazos y lo aprovecharía al máximo, en especial ahora que sabía que a medida que crecen los abrazos de mamá en público no son tan divertidos, como me hizo saber mi hija de diez años con una larga y lógica explicación, mientras más crecía más se parecía a su padre.

Me quedé en la cama un rato sintiendo el pequeño cuerpo de mi hijo en mis brazos mientras disfrutaba su aroma de bebé, mi corazón se calentó de tanto amor, luego de Kiraz, no creí volver a tener un hijo, pensando que el único hombre que quería como padre para mis hijos, no quería serlo.

Pero Serkan Bolat volvió, recuperó mi corazón y se convirtió en el mejor padre y esposo del mundo. Me di un tiempo para agradecer, a quien me escuchara allá arriba, por mi hermosa familia antes de levantarme de la cama llevando a Alp conmigo.

Nos conduje al cuarto de baño y mientras yo hacia mis necesidades en el retrete Alp las hacía al lado en su pequeña bacinica éramos un cuadro gracioso, cuando terminamos lo senté en la repisa del lavamanos para lavar sus dientes y los míos.

- Abre la boca amor. - supliqué si algo no le gustaba era lavarse los dientes. - Vamos bebé, ya casi termino. - tuve que intentarlo un par de veces hasta que alisó el ceño y abrió la boca. Admito que lo terco lo saco de mí, nunca le digan a Serkan que dije eso.

- Mamá, mi pancita hace gruarrf. - me contó haciendo el sonido y tocándose la panza, reí por su interpretación. Alp no hablaba mucho, no es que no supiera o no pudiera, era su forma serena de ser, la única manera de que soltará más de cinco palabras seguidas, era si estaba muy alegre o tenía hambre, mi bebé se ponía gruñón cuando tenía hambre.

- Uff mi pobre bebé, yo también tengo hambre. - lo miré con la mano debajo de mi barbilla. - ¿Qué te parece si te como a ti?. - pregunte pensativa. - No mamá, Alp no es comida.- señaló su pequeño cuerpo. - ¿No? Mmm, a ver. - tomé su manito y la lleve a mi boca dándole un pequeño mordisco que lo hizo reír. - Ohhh mi bebé es delicioso. - está vez mordí su mejilla y le hice cosquillas en la panza animada por sus risas, nos detuvimos al escuchar el gruñido de su estómago, lo que provocó más risas.

Cargué a Alp hasta la cocina, aprovechando que nadie me regañaría con sus tontas preocupaciones, iba a cargar a mi hijo hasta que ya no pudiera, el tiempo pasaba rápido y crecían aún más rápido, el día que no pudiera alzarlo y llevarlo en mis brazos lloraría feliz porque su bebé crecía y triste por la misma razón.

Cuando llegamos lo dejé sobre el suelo, Alp corrió hacia la esquina donde un montón de juguetes lo esperaban, nuestra casa era muy amplia por lo que había espacios como ese distribuidos por todas las habitaciones, a pesar de que su padre y yo les habíamos acondicionado una enorme habitación de juegos, les gustaba ir de un lado a otro con sus juguetes, lo prefería de esta forma, era importante para mí que mis hijos se sintieran libres en su propia casa.

Saqué los ingredientes para preparar unos hot cakes de la alacena mientras desviaba la vista hacia Alp cada tanto, los panques eran un desayuno habitual para nosotros a pesar de las constantes quejas de Serkan que quería hacernos comer frutas y batidos para el desayuno.
Después de años de intentar finalmente se rindió con la simple condición de acompañarlos solo con miel, por lo que el chocolate, la leche azucarada y cualquier cosa que no fuese natural o saludable había quedado descartada, aunque conservaba un botín para ocasiones especiales. 

One Shots EdSerWhere stories live. Discover now