2.

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— ¿Por qué te tomó tanto tiempo entrar?

Chang Yoonhun iba delante suyo por lo que solo podía verle la espalda cuando entraron por la puerta. Su padrastro era un hombre corpulento. Tenía el pelo negro con los costados llenos de canas y la piel arrugada y seca. Usaba anteojos enormes que le hacían ver los ojos mucho más grandes sobre aquellos dientes grisáceos gracias a su adicción al tabaco. Siempre se vestía de la misma forma, con pantalones rectos sostenidos por un cinturón viejo y con camisas que se arremangaba hasta el codo cuando hacía calor. Sus manos enormes se movían de un lado a otro mientras daba cada paso y Jimin sentía un enorme rechazo hacia aquella figura masculina.

— Me estaba limpiando los zapatos —mintió rápidamente entrando a la sala de estar y alejándose de su padrastro.

La televisión estaba encendida y, frente a ella, sentada en el sofá, había una mujer cubierta con una manta morada llena de flores de encaje absorta en lo que parecía ser una antigua película para niños. Tenía el rostro pálido y el cabello despeinado. Jimin se acerca y deposita un beso en la frente de la mujer. Un olor conocido de medicinas y desinfectante entró por su nariz. Antes, cuando era pequeño, le decían a menudo que su rostro era igual al de su madre. Ahora que tenía a la mujer que le había dado la vida frente a sí, le era muy difícil verlo.

— Hola, mamá.

Park Yunjin no contesta de vuelta. No lo hace 3 años. Los doctores le habían diagnosticado trastorno de estrés postraumático y tenían la esperanza de que el estado catatónico fuese solo una etapa que con terapia y medicamentos se pudiese superar. Sin embargo, los días pasaron, los meses también, y con la llegada de los años la madre de Jimin seguía igual. Sin hablar, sin poder realizar sus necesidades fisiológicas por su cuenta, sin poder entablar una pequeña conversación con su propio hijo. Jimin sentía que mientras más tiempo pasaba, más se perdía el rastro humano en el cuerpo de su madre.

Su padrastro se acerca a ambos y Jimin da un respingo instintivo. No le gustaba estar cerca de ese hombre y evitaba a toda costa tener que hablar con él. Por su parte, Chang Yoonhun jamás le dejaba tranquilo y era capaz de encontrar cualquier excusa para poder reprocharle. Esta vez, como muchas anteriores, su madre sería utilizada para este propósito.

— ¿No crees que llegar a estas horas con tu madre en este estado es irresponsable? ¿Qué estabas haciendo?

Jimin no era una persona mentirosa. Por el contrario, las mentiras le hacían sentir incomodo. El problema era que solo había descubierto un mecanismo de defensa frente a la insistencia de su padrastro y ese era faltar a la verdad cada vez que podía. Era algo parte de sí mismo y podía lograr su cometido con una naturalidad que hasta a él mismo le aterraba.

— Tenía que estudiar para mis exámenes —volvió a mentir y se dio media vuelta para evitar el enfrentamiento lo más rápido posible—. Yo me encargo de mamá esta noche.

Chang Yoonhun siguió reclamando en voz alta su insensibilidad, pero Jimin prefirió seguir caminando sin mirar atrás. Aquello era pan de cada día y si empezaba una discusión con su padrastro sabía muy bien que aquello terminaría peor y, como siempre, él sería el perdedor de la batalla. Por ello sus pasos siguieron y cerró la puerta tras de sí poniendo un seguro que el mismo había instalado hacía un año.

Su habitación se encontraba en la parte del fondo de la casa, una vez que finalizaba el pasillo principal. No era muy grande, pero tenía el espacio suficiente para tener una su cama pegada a la pared, un escritorio individual que aprovechaba la luz de una pequeña ventana a través de la cual el sol de la mañana iluminaba sus ojos y le despertaba para ir al instituto, además de un mueble heredado de los anteriores dueños de la casa en donde ordenaba su ropa. El aspecto de ese espacio replicaba el del lugar, puesto que el piso de caoba y los muebles gastados eran la versión inanimada de la cara de un anciano que ya había vivido mucho más de lo que debería. Justo igual que el resto de las casas en su vecindario.

cómplice ☆ kookminWhere stories live. Discover now