No me dejes.

Capitulo 22

Seis meses después..

Martín ya esta con nosotros y estamos locos de felicidad, es un niño precioso. El momento del parto fue difícil, Lourdes era madre primeriza y no dilataba, tuvieron que optar por hacer cesárea. Lo importante es que dos días después ambos salieron del hospital y están mas que sanos. Es increíble como la llegada de un bebe al mundo puede llenar de felicidad a todos los que le rodean. Voy sentada en el metro de camino a la universidad, he vuelto a clase y estoy muy contenta. Mis compañeros me recibieron con los brazos abiertos y me sentí muy querida. Y es que ahora mas que nunca necesito eso, amor. No he sabido nada de Alan, he llamado a Susan un par de veces y no he tenido noticias de el. Tal vez no quiera saber mas nada de mi y comenzar una nueva vida como yo, sin el, sin mi. Aun me duele su recuerdo, y es que no se deja de amar en tan poco tiempo. Lo nuestro fue corto e intenso, y me ha marcado para siempre.

Cuando salgo de la universidad me vuelvo a montar en el metro de vuelta a casa. Es increíble la de gente diferente que se monta en el y que se deben de cruzar día a día. Seguramente aquí haya surgido una bonita historia de amor, de esas de película, diferente a la mía. He cambiado un poco mi forma de ser y me he vuelto un poco mas positiva, seguramente no sea la única ni a la que le pasen solo cosas malas ¿no? María y Andrea han estado buscándome novios durante estos meses, siguen sin enterarse que no comenzare una relación hasta que no me haya olvidado por completo de Alan. No pienso hacer daño a nadie, no pienso hacer sentir lo que he sentido yo, dolor. Cuando llego a casa Lourdes esta intentando dormir al pequeño, que esta acostado en la cuna. Dejo las cosas en mi cuarto y bajo a la cocina, donde mi padre esta cortando unas zanahorias para la ensalada.

-¿Que tal cariño? ¿Y esas clases?

-Agotadoras papa, estoy muerta de hambre.

-En unos minutos estarán los fideos hechos.

Abro el cajón donde están los cubiertos y comienzo a poner la mesa. Al principio me costo acostumbrarme a que ya no eramos dos en casa, sino cuatro, pero ya me sale solo. Veo la barra de pan que hay sobre la encimera y sin que papa me vea, corto un trozo y me lo meto en la boca.

-Por cierto Valentina, te han llamado desde Londres, y no era Susan.

Al escuchar eso casi me atraganto, ¿han llamado de Londres y no era Susan? Un escalofrío recorre todo mi cuerpo y me apoyo en la mesa ¿sera Alan? Intento tragarme el pan lo mas rápido posible y me tranquilizo.

-Me ha dicho que estaría fuera y me ha dejado el numero de su móvil. Esta encima del escritorio de mi despacho.

Corriendo, entro en el despacho y cojo el papelito que hay junto al teléfono. ¿Sera Alan? Ha dicho que iba a salir así que seguramente este emborrachándose con los guays de sus amigos. Me pongo histérica y de mal humor, valiente estúpido. Tras pensar varias veces si marcar el numero o no, lo hago.

-¿Si?

Mierda, es la voz de una mujer.

-Hola, soy Valentina. Mi padre..

-Ahh sisi Valentina, espera un momento.

Decepcionada, me siento en la silla giratoria y suelto un suspiro. No se como había podido pensar que Alan me llamaría, no pienso volver a hacerme ilusiones. Tras varios minutos esperando, vuelven a coger el teléfono.

-¿Valentina? ¡Soy Anne!

-¿Anne? Dios Anne hola, cuando tiempo.

-Pues si querida, te echamos mucho de menos por aquí.

-Y yo también os echo de menos -digo mientras se me hace un nudo en la garganta.

-Lo siento por la tardanza pero es que estaba en los probadores y ya sabes como son las empleadas de algunas tiendas, no te dejan ni respirar.

-Y que lo digas.

Nos llevamos casi media hora hablando de nuestras cosas. Anne ha tenido la suerte de conocer a un hombre de verdad que le trata como una reina y yo me alegro muchisimo por ella, se lo merece. Yo le cuento que tengo nueva madre y nuevo hermano, que de Alan no se nada y que intento ser feliz sin el.

-¿Sabes querida? Tengo otra cosa que contarte.

-Dime, no me dejes con la intriga.

-¡Estoy embarazada!

-¿Que? ¿De verdad? Anne no sabes lo que me alegro, te lo mereces tanto, te mereces ser feliz.

-Gracias mi niña, tu te lo mereces mas que yo.

-¿Y se sabe que es?

-Sera niña y se llamara Valentina, como mi salvadora.

El nudo que anteriormente se me había echo en la garganta se convierten en lagrimas que caen por mi mejilla. Tras colgar el teléfono, guardo el móvil de Anne en la agenda y salgo a comer.

-Vamos cariño, que se te enfrían.

-Era Anne, le van muy bien las cosas. Ha conocido a una persona y esta embarazada, estoy tan feliz por ella.

-Pues no se te nota hija, parece que vienes de un funeral.

-Tu hija esperaba que fuese otra persona, ¿verdad Valentina?- dice haciendo que todos quedemos en silencio.

-Puede.. si..

-¿Sabes hija? Al principio te apoye en que lo esperaras pero han pasado seis meses, seis meses sin saber nada de el. Tal vez lo mejor sera que comiences de cero sin esperar a que venga a buscarte por esa puerta.

Dejo la cuchara en el plato y me paso la mano por la trenza. Se me ha quitado el apetito y es que papa lleva razón, tal vez Alan nunca venga a buscarme y ya se haya olvidado de mi. Lourdes me coge la mano y me sonríe.

-No tengo apetito, perdonad pero me siento mal y me gustaría ir a mi cuarto.

-Claro cariño, ve.

Me tumbo sobre la cama y comienzo a llorar. Todos mis intentos por cambiar mi forma de ser fracasan cuando Alan vuelve a mis pensamientos. Maldito día en el que fui a Londres y lo conocí. Ojala existiese un boton en nuestra memoria para borrar todo lo que no deseamos recordar.

-¿Se puede?

Lourdes da dos toques en la puerta y entra. Se sienta justo a mi lado y pasa su mano por mi pelo. Se ha convertido en una persona muy importante para mi.

-Tranquila.

-¿Piensas igual que mi padre verdad? ¿piensas que Alan no me quiere y no vendrá a por mi?

-No pienso que Alan no te quiera, no quererte cuando se te conoce es algo imposible. Pienso que vales mucho para que estés así, esperando a una persona que no sabes si vendrá y te aportara felicidad. Sal Valentina, viaja, conoce a gente, disfruta de tu vida minuto a minuto sin que esta dependa de una persona sino que solo dependa de ti.