BORRADOR (BLOODLINE: CAOS Y LUJURIA)
[NARRADOR]
|TRES MESES ANTES DE LA TRANSFORMACIÓN|
—Pero señor, ¿Quienes son ellos?— preguntó Tin al Arcángel.
—Son Brujos del Caos— contestó el Arcángel
—Ustedes son Ángeles, ¿Por qué se preocupan tanto por lo que cualquier brujo mortal con una ramita pueda hacer?— Soltó Tin
—Porque no son brujos normales Tin, practican la Magia Caótica, que es magia sin limites morales ni creencias autenticas. Un brujo del caos es alguien que cree en algo llamado metacreencia en el sentido de aprovechar cualquier creencia, religión, o sistema, para utilizar de este lo necesario para un fin sin tener que comulgar con el resto de sus creencias, formas de hacer, o dogmas de fe, o sea, cojo de esto lo que me interesa porque para mi tiene un fundamento y un sentido, aunque al resto del planeta le parezca un absurdo. Un brujo del caos cree que las deidades están ideadas por los humanos, pudiendo escoger a la que quiera en un momento dado para una cuestión en concreto, sin tener que casarse con ella.
O sea, un brujo del caos no se casa con nadie, un día puede ser un filósofo pacifista, otro un cristiano ferviente, otro un ateo convencido, y otro lo que le de la gana, utiliza lo que quiere, desde lo mas tradicional hasta un dibujo y fantasía, lo que le aporte creatividad y produzca unos resultados, esa es justamente la palabra clave: Resultados.— Explicó el Arcángel a Tin dejando a este sorprendido.
—Can corre peligro si no le transformas lo mas pronto posible, le quieren a él para extraer todo el poder que le transmitirás para acabar con el mundo. Es por eso que debes convertirle ya. Cielo, Tierra e Inframundo corren peligro. Tu eres uno de los... Me refiero a que te necesitamos— finalizó el Arcángel casi olvidando que no podía decirle a Tin lo que en realidad es.
—Ya elegí fecha, de ese día no pasará.— contestó Tin, lo mas importante para él era Can y no dejaría que nada le pasase.
{...}
[NARRA CAN]
|CUATRO MESES DESPUÉS DE LA TRANSFORMACIÓN|
Ver el deseo de Tin en sus ojos que le causa dar rienda suelta a sus pensamientos conmigo me hacen sentir extremadamente caliente. Su sonrisa de sorpresa y lujuria fue olímpica, sin pensarlo me tomo con sus dos manos y empujó mi cintura hacia abajo curveando mi espalda dejándo bien expuesto mi trasero, tras lo cual metió la mano dentro de mis pantalones y su sorpresa fue mayúscula al descubrir mis nalgas desnudas.
Me besó con una mezcla de deseo y amor, y salvajemente bajo mis pantalones, hubo una escalada de placer y morbo. Tin comenzó a meterme los dedos en mi entrada preparando el camino para metermelo, a la vez yo gemía y le rogaba que me hiciera suyo.
La excitacion de varios días sin tener contacto debido a una de mis fases sacaron mi lado más salvaje, el mismo que lo provocó y le impulsó a comportarse a la altura.
El verme tan sumiso y entregado despertó su lívido y su morbo, me tomó con fuerza e hizo arrodillarme ante él en plena cocina y me hizo lamer sus dedos cada uno de sus dedos, con violencia se bajo su pantalón, seguido del bóxer y se deshizo de ellos, tomando su miembro y en silencio me comenzó a golpear mi cara con su pene.
Mi cara era un poema del que nunca se cansaría de recitar. Yo estaba entregado cumpliendo mi rol sexual de servirle, porque aunque ambos fuésemos hombres, uno tenía que dominar y aunque pensase en la idea de dominar, preferiría mil veces ser el sumiso y acceder a lo que Tin quisiera. Me gustaba ser al que penetran, al que ordenan, al que le hacen sentir cada hilo de dolor envuelto en una cortina de puro deseo carnal.
