Capítulo 3

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Me levanto con el sonido de mi puerta abrirse abruptamente y chocar contra la pared.

Me doy la vuelta ya que estaba acostada boca abajo en mi cama y miro a Delia y a Brooke en la puerta, lentamente me siento en la cama y veo por la ventana de mi habitación que ya oscureció.

Vuelvo mi vista hacia ellas y las veo maquilladas y arregladas, luciendo muy bien para salir.

Mis ojos se abren de golpe y recuerdo.

La salida de hoy.

Me doy un golpe a la cabeza con mi mano.

—Denme diez minutos para bañarme y veinte para alistarme.—digo antes de que me reprochen.

Delia se acerca y Brooke prende la luz de mi cuarto, haciendo que cierre uno de mis ojos por la llegada de luz tan repentina.

Delia se sienta en la esquina de la cama y me mira fijamente, analizándome.

—¿Estás bien?—pregunta. Y se a que se refiere exactamente.

Las charlas con mi madre no siempre salen bien, ella siempre ha estado llamándome y yo siempre he estado a la defensiva.

Bufo y vuelvo a acostarme en la cama, agarro una de mis almohadas y la pongo en mi cabeza. Suelto un grito que queda ahogado en ella.

Luego de unos segundos me la quito tirándola al suelo de la habitación y suspiro.

—Me pidió entrar en mi vida de nuevo.—digo en voz alta.

—¿Y eso no es bueno porque..?—pregunta Brooke desde el marco de la puerta.

—Por qué yo aún no la puedo perdonar.—digo sinceramente con la mirada puesta en el techo.

Brooke se despega del marco y camina hacia la cama.

—Creo que tu madre solo quiere remendar las cosas.—dice mientras se acuesta a mi lado con la mirada en el techo blanco.

—Yo también quiero hacer las cosas bien. Pero no puedo hacerlo si cada vez que la veo tengo ganas de gritarle mil cosas en la cara.—les digo y un pequeño silencio llena la habitación luego de eso.

Luego de unos segundos Delia habla.

—No te podemos obligar a que le des una oportunidad, pero si te podemos aconsejar.—dice—Sé que es muy duro lo que tuviste que pasar, pero mírate.—me señala con la mano de arriba a abajo.

—Eres toda una estudiante promesa de nuestra generación, eres hermosa y muy fuerte, pero sobre todo tienes a grandes amigas que te acompañan.—habla Brooke.

Me siento de nuevo pero esta vez recuesto mi espalda en la cabecera de la cama.

—Has estado evitando el dolor que te causó la partida de tu madre mucho tiempo, por eso cada vez que te encuentras con ella tienes la necesidad de reclamarle por su partida. Es necesario que pienses en lo que pasó, no ignores el dolor. Fue hace mucho tiempo pero te sigue doliendo por que lo has ignorado. No puedes vivir con ese rencor toda tu vida, te perjudicas a ti misma.—dice Delia, con un tono delicado, como quien habla de un secreto con alguien.

—No uses tus consejos psicológicos en mi Delia.—le digo con una sonrisa burlona.

—Y tu no evites el tema.—me acusa y Brooke suelta un "Uuuh".

Niego con mi cabeza.

—Lo siento, pero el tema de mi madre siempre me pone a la defensiva.—le digo y es verdad.

El peso que llevamosWhere stories live. Discover now