Capítulo 25

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Se dejó arrastrar hasta el dormitorio de Fabi y se encerraron ambas lejos de los graznidos de Dmitri. Los altavoces aumentaron el volumen, las cámaras se giraban en todas direcciones, el estado de paz se alteró hostil.

—¿Qué está pasando?

—Nada que no se pueda solucionar con un buen helado... —intentó disimular.

—Olaia...

—Está bien.

Apoyada en la puerta, sintió el mordisco helado del metal. Tragó saliva y no quiso ni verse en el espejo que Fabi tenía nada más entrar a su habitación. Sabía que tendría el rostro redondo desfigurado por los ríos de lágrimas, las cejas demasiado curvadas, y unas ojeras que hundían su mirada. Se dio la vuelta en cuanto dio unos pasos dentro de la estancia.

Nunca había entrado en la habitación de Fabi. Era llamativa, con una pared blanca y otra amarilla. En los muebles tenía pegatinas, un solo peluche en la cómoda y varios cojines mullidos esparcidos por el suelo de moqueta dorada. También tenía varios espejos distribuidos por la habitación: en las paredes, en el dorso de una de las puertas del armario, en la cómoda y en el escritorio. Sin duda, le gustaba mirarse o, lo que era más probable, controlar todos los ángulos. También tenía varias fotos con Hailee, Daniel y Peter, pero sin duda abundaban las que tenía con Flint. Colgadas en un cuadro, superpuestas en los cristales, con chinchetas en el corcho y alguna que otra desperdigada por el escritorio. La luz era cálida, y los muebles, sencillos y blancos. Y el alebrije, más allá, sobre un sillón puff blanco.

—¿Qué está pasando? —repitió—. ¿Por qué habéis salido todos de la habitación de Flint y a él le llaman para ser el primer evacuado?

—No es una evacuación, Fabi... Si te dije que corréis peligro es que era verdad...

—Pues vas a tener que explicarlo con calma.

—No puedo...

Fabi se apresuró hacia la puerta con intención de abrirla, pero Olaia la llamó.

—Confía en mí, por favor.

—Es difícil si no tengo una base sólida para hacerlo.

—¿Sabes lo que le hicieron a Johanna?

Con esa frase, captó su interés.

Fabi se dirigió hacia ella y, antes de volver a cuestionarla, la forzó a mirarse en un espejo. De pie, detrás de Olaia, comenzó a enredar los dedos en su pelo grisáceo que empezaba a cambiar de color. Fue un masaje agradable en el cuero cabelludo, pero se fijaba en su rostro y sabía que lo tenía serio y tenso mientras buscaba una explicación con sentido.

—Tengo información de que la evacuación no es más que un plan para haceros lo mismo que a ella: descender a los pisos inferiores y, después de pasar por una operación dolorosa, acabar convertidos en monstruos biónicos dóciles, manipulables para sus misiones —explicó—. No sé cómo funcionan las misiones, ni si empeorarán o no, solo sé que a Johanna le hicieron tanto daño que tuvo que saltar por la ventana. No dejarán que pase lo mismo con vosotros.

Pareció entrever que el rostro de Fabi se arrugaba y se relajaba a la vez, como si entendiera parte de lo que le comunicaba, pero le aterrorizase al mismo tiempo.

Y lo comprendió.

—No estoy aquí adentro para cumplir lo que Sebastian ha planeado para mí al igual que planeó con vosotros. Y yo no voy a ser "evacuada".

—Eso lo sabíamos todos. Flint a veces bromeaba de que Hailee estaba haciendo su trabajo para nada. Él conoce mejor que nadie a Carter, y anoche —miró preocupada afuera— habló conmigo. Me dijo que si él confiaba en ti como lo hizo con Johanna, era por algún motivo. Así que me obligó a prometer guardar el secreto. Si no fuera por lo maravilloso que es Flint, ahora mismo tendría otro motivo para creer a Peter, y no a ti.

La Torre Alpha #PGP2023Where stories live. Discover now