•Es afirmación•

8.3K 560 409
                                    

Luego de desvelarnos viendo películas, Brigitte y yo nos hemos quedado completamente dormidas en el sofá.

Mis ojos se abren lentamente gracias a que la luz del día agolpa mi cara.

Me remuevo en mi lugar y de pronto un golpe fuerte se escucha.

Me levanto bruscamente y visualizo a Brigitte patas para arriba en el suelo.

Una carcajada brota del fondo de mi garganta. Saco inmediatamente mi móvil y le tomo una foto graciosa.

Brigitte poco a poco se remueve en el suelo, como si fuera una cucaracha y eso provoca aún más risa en mi.

Comienza a hablar con voz ronca.

—Mala.

—¿Disculpa? —espeto riendo por la forma en que sus pies se enredan.

—Me has tirado —se refriega vagamente lo ojos y se sienta en el suelo.

—¡Yo no te he tirado!

—¡Claro que sí, mentirosa!

Las dos estallamos a carcajadas y yo voy al baño a peinarme.

Cojo el cepillo y comienzo a pasarlo suavemente por todo mi cabello.

Apenas termino, tocan la puerta principal.

—¿Qué hora es? —le pregunto a mi amiga, cuando llego a su lado.

—Las 8:49am —indica y yo me refriego una vez más los ojos antes de abrir la puerta.

—¿Hola...? —espeto confundida al ver a un guardia parado frente a mí.

—Buen día señorita Whindhound. Buen día señorita Bowen. Hemos venido a hacer el cambio —indica el guardia.

—Oh, claro —acepto y el guardia pasa.

¡Joder! No le he preguntado a Brigitte si le apetecía ser mi compañera de cuarto...

Me acerco rápidamente Brigitte y le susurro.

—¿Te molestaría cambiarte de cuarto conmigo...? —pregunto tímidamente. —Es que he pedido cambio porque ya no soporto a Alexa.

Brigitte acepta emocionada y eso causa una felicidad inmensa en mi.

Comienza a dar saltitos y yo me uno a ella, mientras las dos reímos.

Pero mi rostro se torna serio al ver a una Alexa hecha una furia salir de su habitación...

Mierrrr...

Daaaaa...

—¡¿Se puede saber que rayos te pasa?! —grita con rabia y exasperación.

—¿Discul-

Las palabras mueren en mi boca al sentir su mano impactar contra mi mejilla.

Llevo mi mano instintivamente hacia la zona golpeada.

Y estallo.

—¡¿Quién mierda te crees para golpearme?! ¡¿Ah?! ¡Estúpida! —grito con tanto volumen que siento como mi garganta duele y le devuelvo la cachetada.

Ella grita y trata de abalanzarse sobre mí pero los guardias se lo impiden.

—¡Este es cuarto! ¡Yo estaba aquí primero! ¡¿Quién te crees para echarme?! —abro mis ojos sorprendida.

—Oh... —susurro apenada.

Entonces... ¿Era por eso...?

—Si quieres puedo decir que me cambien a mí, no es necesario que tu te vayas de tu cuarto. —la tranquilizo.

Alas de fuegoWhere stories live. Discover now