—Lo siento, no tengo el derecho de preguntar algo así.
El foco que iluminaba el reducido espacio de la cocina se apagó, luego se volvió a encender y comenzó a titilar. La luz del día ya ingresaba por las ventanas pero el interior del departamento era oscuro de por sí, lo cual no ayudaba a aligerar el ambiente tenso que se formó.
—Siempre haces eso. No lo hagas.
—¿Qué?
—Disculparte.
Louis resopló y volvió a repetir —No tengo el derecho.
—Sí lo tienes —Se aclaró la garganta—. He tenido poca energía. No soy- no me ha sucedido en mucho tiempo. Supe lo que te pasó con Keith y tomé cartas en el asunto.
—¿Keith?
Harry cerró los ojos por un segundo.
—George... así se llamaba en realidad.
—Oh —Louis estaba estupefacto. Una cosa era pensar por su propio bien en que George-Keith ya estaba muerto; otra muy diferente era obtener esa confirmación. Era un alivio, sin dudas, pero no dejaba de provocarle un sabor amargo en la boca.
Su rostro sería un total emblema, porque Harry lo miró con el entrecejo fruncido.
—Tengo muchas cosas que explicar, no quiero ocultar cosas de ti. Es difícil que mi energía se agote, los procesos fisiológicos de mi cuerpo son algo complicados. Cuando esto pasa, debo sumirme en un imperturbable sueño —Se frotó los nudillos y hundió sus cortas uñas en la palma de su mano—. No son horas ni días, Louis, tengo suerte de haber despertado demasiado rápido.
Ambos se sentaron en el sofá. No estaban tan cerca como para que alguna parte de sus cuerpos pudiera tocarse. Harry todavía se veía afectado por el aroma de su sangre que lo había avistado sin previo aviso.
—¿Por cuánto tiempo estuviste dormido?
—Dos años. Fue poco después de dejar Woodville, y Derek siempre sabe qué hacer cuando está a cargo. No sucede muy seguido, sin embargo.
Una chispa se encendió dentro del pecho de Louis. Eso significaba que para Harry no había pasado tanto tiempo en realidad. Aunque no sabía cómo sentirse al respecto, no podía negar que estaba un poco ilusionado. Su enorme distanciamiento no fue intencional.
Su boca permaneció cerrada. El vampiro aún tenía muchas cosas que decir, si Louis intervenía, solo lograría incrementar sus nervios.
—Al despertar, nos encontrábamos muy lejos de aquí. Un pequeño pueblo en Rumania del que no recuerdo muchos detalles porque partimos en cuanto logré mantenerme de pie. Viajamos a Canadá, pero no pude encontrarte por ningún sitio. Luego, Liam reconoció a tu amigo en una gigantografía en la calle, realizó una investigación y dimos con tu paradero.
Louis abrazó sus piernas.
—¿Buscaron a Niall en Google?
—Precisamente. No deberían dejar toda su información allí, es bastante peligroso —Harry tenía las cejas en una línea recta. Su cabello largo era algo que no dejaba de fascinar a Louis, como si pudiera volverse más atractivo con el pasar del tiempo.
Su expresión era difícil de leer. No podría decir que estuviera nervioso por estar alrededor de Louis, a pesar de todo lo que había pasado en la mañana. Aún así sus manos temblaban y sus uñas seguían enterradas en la piel con firmeza. Era un enigma, pero, ¿cuándo no lo fue?
Masajeó sus talones que se enfriaron por estar descubiertos —Venir a Los Ángeles fue un cambio de planes de último momento —dijo en voz baja cuando notó que no volvería a hablar. Harry llevó su mirada hacia el brazo de Louis, la barrió a través de la muñeca y luego subiendo hasta el codo, los hombros y las clavículas, evitando el contacto visual—. Y la información en línea es algo con lo que tenemos que lidiar, supongo.
Sus oídos escuchaban, pero sus ojos ya se habían convertido en los de un depredador. Harry siempre había tratado de mantenerse a raya con los humanos, jamás dejando que se acerquen demasiado. Su inmortalidad lo condenaba a no poder relacionarse con ellos. No poder sentir, no poder amar.
Louis acabó con eso.
Ahora, sólo era posesivo alrededor de él. Creía que sus palabras y sus promesas perderían el sentido en el primer momento en que estuvieran separados, pero no lo hicieron. Era incluso vergonzoso para él admitir que estuvo merodeando a su alrededor por un tiempo. No quiso ser invasivo, pero necesitó asegurarse de que el terreno estaba libre para aparecer. No sabía en qué términos se encontraba con el moreno con el que lo vio salir de fiesta, aunque pensaba averiguarlo pronto. Encontrarlo borracho en el bar fue pura casualidad.
Justo cuando tomó el coraje de inclinarse un poco hacia Louis, sin mayores intenciones que estar todavía más cerca, el sonido de la cerradura de la puerta principal hizo que Louis estirara las piernas y se enderezara.
Niall lucía sorprendido. Detrás de él, Olivia portaba una sonrisa pícara.
La respiración de Harry se aceleró y sus hombros se pusieron rígidos, aunque la mirada de Louis le dijo que no había nada de lo que preocuparse.
—Buenos días —saludaron al unísono desde el sofá.
Louis abrió los ojos ampliamente al ver a su amigo. Su cabello estaba decolorado como solía usarlo años atrás, aunque era un corte más elegante, y no podía compararse a la desprolijidad que su cabeza era en Woodville.
—Lo sé, lo sé. Lo extrañabas —dijo Olivia entre risas—. Por eso, he viajado hasta aquí sólo para traerlo de vuelta.
—Halagador —respondió. Con la mirada puesta en Harry otra vez, suspiró—. Chicos, este es Harry. Harry, estos son Olivia y Niall.
Naturalmente, en pocos minutos Harry se llevó toda la atención. Nada que tomara a Louis por sorpresa. Contó acerca de su reciente estadía en Rumania como si se tratara de un viaje de familia, y al cabo de una hora, sus amigos estaban embelesados con él y su interesante conversación.
Louis preparó más té —en ese punto, no sabía cuánto té había consumido en las últimas veinticuatro horas— e hizo sandwiches para el almuerzo.
Niall, con la boca llena y la vista baja, se veía extrañamente callado. Por lo general él era un conversador nato, pero apenas y había cruzado miradas con Louis cuando se sentaron en la mesa. Louis sabía que algo estaba pasando, pero iba a dejarlo estar. No tenía intenciones de llevar ninguna charla que pudiese suceder —en especial con Olivia y Harry presentes— hacia algo más profundo.
—¿Dónde vives, Harry? —Olivia preguntó. Louis sudó, su cuerpo generando una duda sin cimientos. El vampiro siempre parecía tener todo bajo control. Siempre tenía todo bajo control. Louis no escuchó demasiado mientras estaba en la cocina, pero supuso que Harry tenía una cubierta que explicaría la forma en que se conocieron y cómo ha llegado hasta aquí.
Respondió con una sonrisa ligera y luchando por no levantar el meñique al sostener la taza de té —Tengo un ático en Beverly Hills —ignorando la expresión sorprendida de la rubia, continuó —, aunque no estoy mucho en casa, planeo no viajar en un tiempo ahora.
—¿De verdad? —La pregunta se escapó de los labios de Louis antes de que fuera lo suficientemente rápido para detenerla.
Los ojos de Harry brillaron hacia él y asintió.
—Sí. Han sido unos años bastante agitados, un poco agotador y desgastante.
Era tan genuino que quería creerle, pero sabía que no era su decisión. Si partían, lo hacían para mantener su integridad, no por capricho u otra razón.
Después, Harry había estado tentado en marcharse, pero no pudo hacer más que recoger el saco de su traje del perchero porque Olivia estaba insistiendo en ver una película, ya que era muy temprano para marcharse.
—Vamos, además, Niall y yo volveremos a irnos para seguir limpiando y reparando algunas cosas más tarde. Puedes salir con nosotros.
Louis miró a Niall, quien se apretaba el puente de la nariz con dos dedos.
—Liv... —murmuró. Al parecer, ella había metido la pata. Louis no necesitó pedir explicaciones; el arrepentimiento en el rostro de su amigo dejaba en claro algunas cosas—. Lou, iba a decírtelo. Sabes que el contrato de alquiler expira en dos meses. Empezó como una idea tonta en mi cabeza, ya sabes... una casa y todo eso. Anoche le pedí a Liv que se mude conmigo.
Lució exhausto luego de largar todas las palabras que estaba conteniendo en un tiempo récord. Louis rio, los abrazó y dejó de lado por un momento la maldita preocupación porque ¿Dónde viviría? Apenas podría mantener el alquiler del departamento con su propio dinero, sin añadir ningún otro de los gastos esenciales.
La vida adulta era un poco más difícil de lo que creyó que sería.
—¿No estás enojado? —inquirió el —ahora— rubio. Louis negó con la cabeza.
—No podría. Sin embargo, estoy teniendo un poco de pánico ahora. Necesito conseguir algo pronto, menos costoso —Pasó una mano por su cabello castaño y tironeó sin quererlo. Lo único que él hubiera deseado, es que Niall lo hubiese dicho antes.
—Algunas campañas dejan una buena paga, puedo ayudar en los primeros meses si tu orgullo me lo permite.
Entonces Harry, quien quedó olvidado en una esquina con un brazo del traje a medio colocar, giró su cuerpo completamente hacia ellos. El semblante sereno y los ojos fríos de la forma más paradójicamente cálida. Louis intentó esquivar su mirada para no acabar temblando ante las ganas de saltar sobre él.
—Louis puede quedarse conmigo. Hay espacio, aunque no ocupa mucho.
Una sonrisa juguetona tiró de sus labios.
—¿Desde hace cuanto tiempo se conocen ustedes dos? Sólo para asegurarme. No me gustaría que mi mejor amigo acabase en manos de un psicópata o algo así.
Por suerte, Niall ya se había liberado de la tensión en sus hombros y regresó a su estado bromista-natural. Harry se rio, cosa que atrapó a Louis con la guardia baja.
Ninguno respondió.
~
—Un tiempo —dijo Louis, cerrando su negociación—, sólo hasta que consiga dónde ir.
Estaban solos. Niall y Olivia se marcharon luego de ver una película que resultó lo suficientemente aburrida como para que Louis cayera dormido con su cabeza apoyada en el hombro de Harry. El cielo anocheció desde azul celeste hacia un naranja rosado, y ese era el color que ahora tintaba la habitación a través de la ventana.
—No es como si molestara. ¿Quieres vivir en la calle?
—Hmm —tarareó—, no puedo esperar a ver el ridículo cuadro gigante con tu rostro otra vez.
—Lo pondré en tu habitación.
Louis soltó una carcajada, aunque su estómago se retorció.
—Trato hecho.
Se van a vivir juntos 👀👀
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