Harry Potter Después de la gu...

5007n8 द्वारा

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Lo mínimo que esperaba después de terminar la guerra era tener tranquilidad. Por fin poder concentrarse en se... अधिक

CÁPSULA DEL TIEMPO
Prólogo
1. Un nuevo equipo médico.
2. Instalándose en la habitación 912.
3. Los tres despertares.
4. Internos y "risitas".
5. Recuerdos de Navidad.
6. Hora de la muerte 9:18.
7: La chica de los ojos violetas.
8: Una genial escena de escape.
9: Reflejos de guerra.
10: La pequeña de los ojos lilas.
11: Atando cabos. 1.2
12: Atando cabos. 2.2
13. El joven, el psicoanalista y los muertos.
14. Roto.
16. Helado de limón.
17. Negro.
18. La verdadera historia de Robin Hood.
19. Un lobo perdido en Berlín.
20. Castaño como la nieve. 1.2
21. Castaño como la nieve. 2.2
22. Nada como el hogar.
Circo Mediático: El arte de saber nada pero hablar sobre todo.

15. Planes.

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5007n8 द्वारा

Sentía la humedad de la hierba bajo sus pies descalzos. Hacía frío y estaba oscuro, el rocío de la noche le decoraba el pelo. La fina tela del pijama del hospital no lo cubría del fuerte viento helado. Caminó un poco más.

Se sentía cada vez peor.

Volteó para ver las luces del hospital Slown, a kilómetros, parecían pequeñas lucecitas de un pueblo lejano. A unos metros suyo, el campo plano de hierba terminaba para dar lugar a una espesa arboleda.

Usó su mano libre para intentar inmovilizar el brazo derecho, que no paraba de temblarle incontrolablemente, no lo logró. «Aparece aparece» repitió en su cabeza «¡Vamos! ¿Que te pasa? ¡Aparece!» Pero nada sucedió.

—¡Oye!— lo gritó en voz alta, nadie podría oírlo ahí, de todas maneras— ¡Ven aquí! Tenemos que hablar ¡¿Me oíste?! ¡TENEMOS QUE HABLAR!

El silencio de la noche se tragó sus palabras. Se revolvió el pelo y elevó la cabeza hacia el cielo. Todo negro pintado de estrellas. La naturaleza se hacía oír. Casi podía sentir como el ruido de los grillos y el murmullo de los arboles movidos por el viento crecían. Aumentaban su volumen. Como anunciando la llegada de algo. Como si anunciaran peligro.

Y de un segundo para el otro, todo se calló. Como si cada animal, y cada insecto y hasta los cuatro vientos se hubieran puesto de acuerdo para callarse en el mismo segundo. Podía oír el sonido de su propio corazón latiendo. Y entonces la dulce voz se hizo presente a sus espaldas.

—Me alegra que vinieras...

[8 horas antes]  



—¿Qué miras?— preguntó entrando ene la habitación— ¿son estudios?— dijo cuando vio lo que miraba en el tablero.

Noah la miró antes de volver su vista a lo que estaba haciendo. Suspiró.

—Si... Radiografías... Son de Harry. Creo que tengo una idea.

—¿Qué harás?— se acercó para ver lo que mismo que él.

—Se me ocurre que el temblor de su mano derecha podría tener otras razones. Hice un plan quirúrgico ¿Serás mi cirujana general?

Zoë rió un poco.

—No soy titular, llama al doctor Roberts.

La miró.

—¿Doctor Roberts? ¿Y ese loco quien es?

—El nuevo jefe de general...

—¿Qué pasó con la señora Cass...?

Se encogió de hombros, no lo sabía. Volvió a mirar la radiografía, era el brazo derecho desde el hombro hasta la mano, estaba...

—¿Qué es eso...?— Noah no le llegó a responder porque otra doctora entró en la sala para ver sus propios estudios.

Sacó unas radiografías de un sobre color madera y las colocó sobre la pared de luz para verlas. Saludaron brevemente y ella fijó la vista en lo que Noah estaba mirando.

—¿Víctima de tortura...?— preguntó y Noah asintió lentamente. Zoë la miró con el ceño fruncido.

—¿Como...?— ella la interrumpió.

—Lo lamento, no me presenté. Soy Victoria Lennox, cirujana de trauma... — Parecía seria y segura de si misma, era como estereotipo de una cirujana de trauma.

Noah se giró a Zoë que la seguía mirando a la chica con los ojos entornados. Decidió llamar su atención para explicarle.

—Mira ¿ves esto...? — señaló distintas partes del brazo en las que el hueso estaba torcido y desformado. Una en el hombro, esa era la peor, y otras dos mas chicas en el codo y el antebrazo.

—Si...— entornó aún más los ojos— ¿Pero qué es?

—Son fracturas que nunca sanaron como se debe, el tejido cicatrizal rodeó el hueso, es normal en...

—Pacientes víctimas de tortura— terminó victoria.

—¿Y tu como sabes eso?— preguntó con verdadera curiosidad Zoë.

—Trabajé como cirujana en el ejercito, vi muchos casos de soldados que habían sido torturados por el enemigo, generalmente no hacemos nada, el tejido no hace más que cubrir el hueso y si no presenta dolor, puede quedarse ahí.

—Si, pero Noah va a operar.

—Si, a eso voy. Pienso que quizá el tejido podría estar atrapando o tocando a algún nervio y eso causa el temblor de su brazo.

—Entonces, doctor Relish ¿En que consiste su plan quirúrgico?— se enderezó y habló como si ese fuera su caso, y quisiera asegurarse de que Noah no falle.

Era difícil para Zoë interpretar la personalidad de la la chica. Por un lado parecía no confiar en Noah, pero no sabía si solo trataba de intimidarlo para enseñarle. Había visto esa técnica en otras ocasiones. Por otro lado, miraba a Noah con... ¿orgullo? Ni idea, todo era muy raro.

—Bueno para ejecutar el plan necesito una consulta con general, por supuesto. Pero inicialmente sería reparar el daño en los tres puntos del brazo. También tiene fracturas sin sanar en las costillas y en un tobillo, pero al no presentar dolor no hay razón para someter al paciente a más cirugías si son innecesarias. Como decía— carraspeó y se incorporó antes de seguir, Zoë pensó que intentaba parecer imponente, casi se echa a reír ante la idea— Reparo el daño en los huesos del brazo, veré si es necesario un injerto de nervio (Lo cual espero que no) si no lo necesita, doy tiempo su propio nervio de curar. Y si el temblor continua, solo hará falta una última cirugía para colocar un nuevo y modernizado chip que debería funcionar mejor que los anteriores.

Respiró profundo, había dicho todo eso seguido y apenas tenía aire en los pulmones, la expresión de Victoria no se relajó.

—Y si nada de eso funciona entonces...

—Entonces volveré al principio y al menos sabré que no hacer— respondió seguro.

Victoria era una de las personas que lo había entrenado. Era una muy buena maestra y sabía como presionar para que sus alumnos lograran ser grandes. Si había logrado dar su examen antes que los demás residentes para convertirse en titular, había sido gracias a ella.

Se quedaron mirándose fijamente, Zoë miraba a uno y a otro alternativamente. Ambos se mostraban desafiantes y ella comenzaba a sentirse incomoda ante la situación. De repente, e inexplicablemente, Victoria sonrió.

—Buen trabajo— Noah soltó todo el aire que tenía contenido, Victoria caminó hacia la puerta y antes de salir se volteó una última vez— Y... Noah...

—Mmh...

—Felicidades... titular.

Noah sonrió, orgulloso de si mismo. Mientras Victoria salía murmurando «le enseñé bien, soy genial» Miró a Zoë.

—¿Serás mi consulta?

Ella asintió, se sentaron para preparar el plan.

[mes dos]   [final]

—Observar si el afectado tiene heridas u otras lesiones, ya que puede que esté perdiendo sangre y en ese caso lo necesario será cortar la hemorragia y administrar los primeros auxilios correspondientes. La persona debe estar cómoda, sin ropa ajustada que pueda molestar, y mantenerlo caliente—. Emmily caminaba de un lado a otro hablando rápido y sin pausas — Valorar su estado general cada cinco minutos por si empeora. Si necesita vomitar se le gira la cabeza hacia un lado, por supuesto siempre que no se sospeche de lesión de columna, en cuyo caso se debe girar el cuerpo entero en bloque, como una unidad. No dar nada de beber ni comer a la víctima de un shock. Es importe que no se levante ni deambule sola, mantener la posición de shock. No abandonar al accidentado, permanecer a su lado valorando constantemente su estado. Ofrecer primeros auxilios psicológicos, yo... ¡Yo se hacerlo!

Gritó mirando a Harry. Luego se echó a reír como una loca. Harry seguía en las mismas, con la respiración entrecortada y apenas pudiendo moverse.

—No puede ser— dijo Emmily aún entre risas— debo estar en shock yo también...

Se puso seria de repente.

—Fue la gota que colmó el vaso, C23. En aproximadamente una hora van a ejecutarnos. Vendrán aquí, nos llevarán con Dolohov y será nuestro fin. Pero no tiene que ser así. Tenemos un plan. Ahora por amor a Merlín intenta respirar, porque tenemos que pasar por muchísimos guardias y no podremos hacerlo así.

Desapareció en la oscuridad, Harry sabía que había ido a buscar los planos, y lo que necesitaban para escapar según su desarrollado plan. Intentó normalizar su respiración y poco a poco recuperó la movilidad en el cuerpo, como si hubiese estado todo ese tiempo congelado. Se enderezó y sacó los papeles que traía consigo. Emmily volvió.

—¿Estás mejor?

Harry asintió. Se aclaró la garganta, tenía que hablar, y aún se sentía cansado.

—Es simple, H22, podemos hacerlo. Evadimos guardias, recuperamos nuestras varitas, robamos ropa y provisiones, y todo eso nos queda de paso para llegar arriba, tomamos a Lu y nos vamos.

—Si, suena simple cuando tú lo dices. Pero aún tenemos un problema— él asintió— no sabemos en que parte del mundo estamos, sería como salir al bosque a morir.

—Es eso o morir aquí y ahora, Em, necesitamos más tiempo para resolver esto.

Le mostró el papel que traía en las manos. Estaba oscuro, así que Emmily no podía verlo, pero el papel tenía números. «51.837699, 10.622485 - 52.485837, 13.409763 ».

—Bien. Ya que.

—Ya que.

Lograron salir antes de que llegaran a buscarlos, así que solo tuvieron que dejar inconscientes a dos guardias  meterlos en la celda.

Tenían la estúpida costumbre de cerrar las puertas solamente con una cerradura, como si fuera una puerta normal. ¡Por favor! ¡Cualquier tonto sabía el truco de la horquilla! Sin mencionar que esa habitación estaba llena de todo tipo de objetos punzantes. O eran estúpidos, o confiaban plenamente en la capacidad de sus guardias (lo cual los hacía estúpidos).

—H22... —Harry la tomó del brazo antes de seguir— Escucha, si esto sale mal...

—Nada, saldrá mal, C23...— lo dijo muy seria, miró de reojo hacia el pasillo, temiendo que alguien pudiera verlos.

—No, escucha— insistió el azabache— Este es un muy buen plan, pero mis planes solo salen de dos maneras: Mal. O catastróficamente.

Emmily no pudo ocultar una pequeña risa, miró a Harry con mucha menos dureza en los ojos.

—Todo saldrá bien, Harry, te... Te lo prometo— había dudado antes de hacerlo.

No quería prometer cosas que realmente no sabía si podía cumplir, pero Harry parecía necesitarlo. Cuando lo vio asentir, como un niño pequeño al que le decían que todo estaría bien en el doctor, supo que hizo bien.

—Además... No lo planeaste solo— le guiñó un ojo y se alegró al ver que una diminuta sonrisa asomaba en sus labios.

Caminaron por el corredor, Harry corría con toda su fuerza de voluntad, sentía su cuerpo temblar, aún recuperándose del estado de shock. No necesitó hablar con Emmily casi en ningún momento, se comunicaban con una simple mirada. Además de que tenían todo tan perfectamente planeado, y lo recordaban tan al pie, que se limitaban a hacer su parte.

Llegaron finalmente a una habitación por los pisos mas cercanos a la superficie. Emmily señaló una puerta, no tenía nada en especial, se escondieron de un par de guardias. Era increíble que nadie hubiera notado que las dos personas que estaban a punto de matar se habían ido. En fin, les haría falta algunas cámaras de seguridad. Harry no necesitó otra seña para entender, asintió.

Se acercó por atrás a uno de los guardias que custodiaba el pasillo, procuró ser silencioso. Antes de que pudiera verlo Harry usó su codo para darle un fuerte golpe en la nuca, inconsciente en el acto. El guardia del otro lado del pasillo volteó para ver que pasaba, pero no llegó muy lejos. Emmily lo sujetó por la cabeza y tomándolo desprevenido, se la estampó contra la pared. Quedó inconsciente, y pudieron entrar.

Entró a una habitación que tenía un aterrador parecido con la sala de profecías, del departamento de misterios. Solo que en vez de profecías, había cajas. Todas iguales, y todas perfectamente ordenadas.

—¿Qué rayos es esto...?— no pudo evitar soltar Harry sorprendido.

—Las cajas contienen las cosas de las personas que están... o estuvieron aquí en algún momento. Ropa, objetos, incluso armas. Busca tu nombre, yo buscaré algo que nos sea útil, y que nos oculte un poco...

—¿Cómo sabrás donde buscar?—giraba en el lugar con la cabeza en alto, mientras giraba en el lugar. Mirando fascinado la infinita sala. Fascinación mala, hay que aclarar.

—Solía esconderme en este lugar por horas... Créeme, si alguien puede ubicarse aquí, soy yo.

Asintió y comenzó a buscar. Las cajas estaban ordenadas alfabéticamente (Gracias a Merlín), y no fue difícil encontrar su nombre, estaba entre los primeros. Se fijó que luego de la letra Z, el abecedario volvía a empezar, no sabía si había una lógica para eso, pero por suerte no se había tenido que ir hasta la infinidad a buscar su nombre.

Abrió la caja, no había mucho, la camisa estaba hecha trizas, no había nada que salvar. Tenía también una billetera con más que nada dinero muggle. Y... ¡Su varita! ¡Si! La tomó. Se sintió tan cómoda en su mano, la había extrañado. Iba a irse cuando algo lo detuvo.

Ese olor... Lirios.

Volvió a echarle un vistazo a la caja. Distinguió un maltratado pedazo del pétalo de uno de los lirios que tenía ese día. Un horrible nudo se formó en su garganta. No sabía cuanto tiempo había pasado, pero no habían sido solo días. Se sentían tan lejanos esos momentos... Apenas recordaba como se sentía. Como era llegar a la madriguera y que el olor a tarta de melaza lo invadiera. Había olvidado como se sentía esa adrenalina de mantener la atención en Teddy, esperando ansioso que diera sus primeros pasos, o dijera su primera palabra.

Se sentía como que todo eso estaba mal, que era una felicidad que él no merecía, que ese era su lugar. Era egoísta de su parte querer volver contra todo pronóstico, probablemente estarían mucho mejor sin él.

Se sobresaltó al sentir la mano de Emmily sobre su hombro.

—C23...— le sonrió tristemente— No llores— dijo haciendo un puchero como una niña pequeña.

—No estoy llorando— se sorprendió al oír su voz nasal y llevó la palma de la mano a la cara para limpiarse un ojo, y efectivamente estaba bañado en lagrimas.

Tomó el pequeño pedazo de lirio para guardarlo en un bolsillo.

—Vamos— dijo queriendo fingir que eso nunca había pasado.

Emmily no volvió a tocar el tema, y Harry lo agradeció. Le lanzó una caja con ropa y armas. ¡Genial! Ahora se sentía como un espía. La ropa era toda negra, algunas cosas de tela, cómodas para pelear; y algunas de cuero, que... bueno, le daba estilo. Las armas iban escondidas en todos los lugares que te puedas imaginar (no imagines de más) dentro de la chaqueta, en el tobillo, detrás de la espalda, en la cintura... Donde sea había lugares especiales para esconder algún cuchillo. Y la varita en el bolsillo más accesible, por supuesto.

Ah, pero esperen. Hay que hablar de la variedad. Cuchillos de todos los tamaños, dos machetes, que iban en la espalda. Nudillos de metal, dagas, dardos (parecían tener veneno, o algo así) y muchas cosas mas. Y sobre todo eso, una larga capa negra que llegaba hasta los pies. La capucha alcanzaba para tapar toda su cara y aún así caía por detrás.

Emmily salió de detrás de una estantería vestida muy parecida a él. Parecía también igual de armada y se había hecho una nueva trenza mucho más prolija, que caía sobre su hombro y apenas se veía por la capucha. Tenía la varita en su mano, al igual que Harry. Era de un extraño color violeta oscuro y apagado, casi negro. Era irregular, como una rama, pero estaba perfectamente lustrada. En la parte de abajo tenía un detalle plateado y una piedra. Una amatista. Hermosa varita, le hubiese encantado saber su núcleo.

—¿Oye, y donde están los anteojos de visión térmica?—bromeó Harry y ella rió.

—Tendrás que conformarte— le lanzó una mochila también negra, que Harry atrapó al vuelo.

—¿Qué hay aquí?— la sacudió, parecía algo vacía.

Nota: no sacudas una mochila de la cual no sabes su contenido, menos si estas en el medio de algo tan peligroso, pero en este caso no pasó nada.

Como sea, Emmily habló.

—Cosas necesarias— dijo poniéndose una igual— había que dejar espacio para la comida. Recuerda, tú...

—Busco a Lu y tú vas por la comida— asintió Harry mientras ambos salían —lo sé.

Estaba algo nervioso, y Emmily también lo parecía. Miraba al frente, a su lado. Y daba saltitos, como calentando.

—Tendremos que separarnos— murmuró.

—Si, también lo había pensado— dijo sacudiéndose también— pero nos volveremos a encontrar afuera...

Emmily frunció el ceño.

—Si no lo hacemos...

—No empieces— hizo un movimiento, como si fuera a empezar a caminar. Pero Emmily lo sostuvo por el brazo, lo que en verdad dolió, considerando que tenía el cuerpo lleno de heridas sin cerrar.

—Si no salimos— dijo, esta vez mucho más dura y apretando los dientes— Debes salvar a Lu, no importa que pase, salvas a la niña ¿Entendido?

Asintió sin dudarlo.

—Lo prometo— la firmeza en su voz logró convencer a Emmily, que lo soltó.

—Okey... Aquí vamos, C23...

Abrieron la puerta de un golpe.


[en la actualidad]



Harry se sentía mucho más relajado por haber dicho la verdad, aunque sabía que nadie le creía realmente, era lindo que se esforzaran por hacerle pensar que si. Además, una parte de él volvía a sentirse como la persona que era antes de su... travesía.

Riendo con los chistes de Ron, escuchando a Hermione nombrar mil razones por las que el chiste no tenía lógica... Y obviamente, tener a Ginny ahí también era una de las cosas que habían cambiado su animo. Sus dos mejores amigos hacían todo lo que podían para que Harry pudiera hablarle de sus "alucinaciones" con más normalidad, haciendo chites al respecto, e intentando que Harry se sintiera cómodo.

El hecho de que ellos y su novia lo supieran le había quitado un peso tan grande, que había mejorado increíblemente su actitud. Eso podía verse en cosas como que ya no estaba atado, al menos no todo el tiempo. Cuando sus padres aparecían, Harry simplemente perdía el control. Deseaba que nadie notara sus luchas internas, pero era imposible. Su respiración se aceleraba, se mareaba, sentía ese irracional miedo que no era suyo...  

Esa era seguramente la única razón por la que le seguían administrando calmantes, casi no los sentía la mayoría del tiempo, pero si reaccionaba demasiado... fuerte, por decirlo de alguna manera, solo aumentaban el goteo de la intravenosa y Harry quedaba embobado. No se había quejado de eso, aunque lo hacía sentir vulnerable, con un solo toque estaba perdido ante cualquier situación, no podría reaccionar si debía defenderse. Era una idea algo paranoica, pero que se puede decir, lo que había pasado esos diez meses lo volvía algo paranoico. 

En la habitación se encontraban Ginny, Ron, Hermione, Draco y la señora Weasley, aparte de él mismo. Estaba un poco cansado, no había dormido bien, entre pesadilla y pesadilla, además de que al parecer Sirius creyó que sería buena idea hacer una pijamada, o algo así. Así que apenas participaba de la conversación, se limitaba a asentir de vez en cuando y soltar alguna risita cuando decían algo gracioso. El resto del tiempo cerraba los ojos asegurándose de no dormirse.

A veces se quedaban en tal silencio que, con los ojos cerrados, Harry casi podía escuchar las miradas preocupadas que le enviaban todos. Casi se había dormido cuando golpearon la puerta de la habitación, se sentó de golpe.

—¡Oye! Harry...— la señora Weasley lo tomó del hombro para empujarlo devuelta a la cama.

A continuación miró la puerta como si acabara de amenazar a todos a punta de pistola. Ron frunció el ceño divertido ante la mirada de su madre, y luego se levantó para abrir.

—Kingsley— dijo sorprendido— hola, pasa.

Era Kingsley. Solo para resaltar lo obvio.

Traía unos papeles en una mano, y una expresión algo culpable. La cual Harry identificó como el no haber vuelto desde que había arrojado una bomba algo pesada para alguien en recuperación. Y bueno, claro que luego se enteró de que todo había empeorado.

Harry volvió a arrojarse contra la almohada, más tranquilo. Saludó al moreno cortésmente igual que todos. Realmente no estaba teniendo la misma actitud con él que antes de que desapareciera, y realmente no tenía idea de como actuar. Ron y él estaban en el departamento de aurores, los habían dejado entrar directamente, de hecho, sin pasar por los cuatro años de entrenamiento en la academia. Y por un pequeño acomodo por parte de los dos, habían admitido también a Draco. Lo que no tenía sentido para la mayoría de los aurores que ya trabajaban ahí, pero finalmente todos habían terminado por aceptarlo como uno más.

Estaban en el programa de residencia, algo parecido a la modalidad del hospital, pero como aurores. Harry debería haber estado cursando su tercer año en el tiempo que estuvo secuestrado... bueno, las fechas se mezclaban un poco así que sería mitad de un año y mitad de otro... pero redondeando sería su tercer año.

Solo le faltaba un año más. Cuatro años de academia, que él no hizo; cuatro años de internado, que él no hizo; y cuatro años de residencia para ser un auror hecho y derecho. Wow, si lo pensaba por un minuto, se había salteado ocho años de entrenamiento, que injusto, ahora sabía porque los internos lo odiaban.

Kingsley lo sacó de sus pensamientos colocando una mano en su hombro, se sobresaltó. Sus amigos se habían hecho a un lado, estaban en el sillón más lejano, con la señora Weasley. Hablaban, pero por las fugaces miradas hacia ellos estaba seguro de que no se perdían palabra.

—Entonces... ¿Cómo estás?

Su tono indeciso le dio a Harry algo de lastima. Le sonrió un poco, en un intento de ayudarlo.

—Mejor, supongo...

Él también sonrió. Su sonrisa blanca le traía a Harry buenos recuerdos. Por ejemplo: una vez Ron, Draco y él habían jugado una broma al jefe del departamento. Sabían que ser auror no era una broma, que ya no estaban en Hogwarts y que debían ser maduros; pero la verdad es que  todos en el departamento disfrutaban del alivio de tensión que producían los tres jóvenes.  Cuestión que habían terminado en el despacho del ministro como si fuera la oficina del director. Y luego de que contaran la historia a un conflictuado Kingsley, este se había empezado a reír como un loco, dejando a los chicos totalmente de lugar. 

Luego vio como Royer, que era el jefe del departamento (no había asumido hace mucho y era algo malhumorado, pero nada que no pudieran manejar) los miraba, entonces carraspeó un poco y dijo:

—Bien, ahora se quedarán aquí un rato, mientras pretendo que los estoy regañando y muy fuerte. ¡No sonrían!

Un día muy productivo en la vida de Harry Potter.


—Harry, venía para decirte que...

Se sobresaltó otra vez. Rayos, estaba terriblemente nostálgico y perdido en sus pensamientos. Lo miró para que continuara.

—Bueno... cuando estés completamente recuperado...— le sonrió paternalmente— tu puesto en el ministerio te está esperando, puedes unirte para hacer tu último año.

Su mirada se iluminó.

—¿Enserio? ¡Eso es genial! ¡Gracias!

A sus espaldas, Draco tosió sospechosamente.

—Cof Cof Injusticia Cof Cof.

Se volteó de golpe.

—¿Quieres un vaso de agua Malfoy?— le preguntó desafiante, pero divertido.

—Oh, no, lo siento. Solo soy alérgico a los actos de favoritismo— se golpeó un poco el pecho mientras tosía otra vez.

Harry rió y negó con la cabeza.

—Algún día sabrás lo que se siente, no te preocupes...

Se volvió a Kingsley para agradecerle otra vez, en ese momento, Noah irrumpió por la puerta. Detrás suyo desfilaron Zoë y los mellizos. Estos últimos arrastraban un carrito que tenía un monitor arriba.

Todos los miraron fijo.


[ya casi mes tres, lo prometo]


—Debemos irnos— dijo apresuradamente, mientras le arrojaba otra capa negra por la cabeza.

—Pero...— dijo la niña intentado acomodar la grande prenda para no pisarla— ¿Qué hay de Emmily?

—Ella vendrá— Harry intentaba convencerse tanto a si mismo como a ella— Llegará, ya lo verás. Pero tenemos que salir rápido, la veremos fuera.

Ella no se movió. Harry la vio de reojo, miraba directamente al camino que guiaba a las cocinas, como esperando que Emmily saliera y así podría irse con ella. Se arrodilló para quedar a su altura. La miró a los ojos antes de hablar.

—Sé que no confías en mi como confías en ella. Pero debes creerme, estaremos bien. Pero tenemos que irnos ahora, o nos atraparán. Tu hermana es ruda, puede cuidarse sola— le guiñó un ojo y se alegró cuando la niña rió un poco. Le colocó un mechón de blanco pelo detrás de la oreja— ¿Qué te parece? ¿Hacemos esto juntos?

Lu lo pensó un segundo, y luego asintió.

—Así se hace— le colocó la capucha para que apenas si se le viera la cara.

La tomó de la mano y corrió junto a ella. Tuvieron un duro camino hasta la salida. Ayudo mucho que el traje sea tan parecido a los de los guardias, pero no era igual y era sospechoso que una niña lo acompañara. Le hubiese servido mucho su capa de invisibilidad en ese momento.

Harry sentía como perdía sangre, y se sentía cada vez más descompuesto. Estar en tanto movimiento, (derribando guardias, corriendo y cargando a la niña) lo estaba cansando enserio. Un par de veces había tenido que parar por un segundo a recuperar el aliento. Maldita sea, esa mansión era grandísima. Sentía como la vista se le ponía negra y se desvanecía, para luego sentarse por un segundo para luego seguir lo mejor que podía.

Pero finalmente lo lograron. Llegaron afuera, donde por cierto, estaba nevando. El impresionante frío fue entre un alivio y una tortura. Porque al menos le daba la motivación de moverse, para mantenerse caliente. Pero al mismo tiempo... ¡Uff! ¡Si que hacía frío!

Esta vez Harry no perdió el tiempo mirando el bosque como un estúpido, saltó directo hacia él. No tuvo que correr mucho para perder a los guardias, pues no había camino que seguir, así que tenían miles de posibilidades. No podían solo elegir un camino al azar y esperar no perderse y morir congelados. Y ahora que se detenía a meditarlo ¿Qué le hacía pensar que ellos no morirían perdidos y congelados? Ellos estarían muertos de todos modos, pero si eso pasaba, estarían matando a la niña. 

Sacudió la cabeza. Debería añadir  ser más positivo a su lista de cosas por aprender.

Se quedó un rato largo allí. Empezaba a temer por Emmily. Estaba consciente de que el camino desde las cocinas era más largo, pero aún así... de todas maneras H22 no le dio la oportunidad de ser pesimista porque llegó corriendo jadeante, y con solo un profundo corte en el brazo.

—Me... Uno... Él...— le faltaba el aliento, no podía formular palabra. Se ordenó lo mejor que pudo, Harry la sostuvo pero ella realmente sin poder respirar dijo— Uno me siguió...

Un segundo después cayó rendida, sentada junto a Lu, que la abrazó y comenzó a curar su herida en el brazo, tomando prestada la varita de Emmily. Harry no tuvo tiempo para preguntarse por qué Lu sabía usar una varita si no tenía una, porque tal como Emmily había dicho, un guardia la había seguido. Debía actuar rápido, o compartiría su ubicación.

De todas maneras no fue difícil, apenas tuvo que acercarse para lanzarle un hechizo aturdidor y el hombre quedó inconsciente.

—Toma— Emmily le lanzó una bolsa con comida— esa va en tu mochila, la mía ya está llena.

Aún parecía cansada. Lu los miró alternativamente.

—¿Y ahora que?

Buena pregunta.


[en la actualidad]



—Está bien— empezó Noah— ¡Felicítenme!

Lo miraron esperando que se explicara. Draco habló.

—¿Solo quieres que te felicitemos? ¿O tienes una razón para que lo hagamos?

Noah se sonrojó un poco, pero se recompuso enseguida, carraspeó y acomodó los papeles en sus manos, queriendo parecer profesional.

—Eh... Por supuesto— la situación le ganó y volvió a sonreír— creo que tengo un plan quirúrgico factible.

Se quedaron en silencio.

—¿Para mi?— preguntó Harry algo (bastante) confundido.

Zoë le dio un zape a Noah y lo empujó para colocarse en su lugar murmurando:

—No te explicas, tonto. Mira, Harry— lo miró sonriente— nada de lo que hicimos para tu brazo funcionó, pero...

Fue empujada por Noah nuevamente. Esos dos eran increíbles. Interrumpiéndose y hablando sobre el otro. 

—Es mi plan. No te llevarás el crédito— le sacó la lengua.

—Bien ya— dijo Angie de mal humor— organícense o yo misma voy a explicarlo.

— Bueno, gruñoncita. Decía: nada de lo que hicimos funcionó, pero creo... creemos... que sabemos cual es el problema.

Michael encendió el monitor que dejó ver la radiografía del brazo derecho de Harry.

—Su brazo— explicó para los demás— fue fracturado, tres veces. Aquí, esta es la más grande, abarca el omóplato y la clavícula, de hecho me sorprende que tengas movilidad. Como sea... Aquí, en el codo, lo que también debería haber dificultado su movilidad... Y aquí, en el antebrazo... Todas estas fracturas nunca sanaron como se debe, todo eso alrededor es el tejido que cicatrizal que se formó para proteger al hueso...

Quizá vio la cara de confundido de Ron, porque se apresuró a buscar otra manera de explicarlo.

—Funciona como... ¡Cinta adhesiva! — se escuchó un "Ah" en coro, por parte de casi todos en la habitación— al principio la idea era dejarlo ahí, pero quizá eso es lo que esté causando los temblores. Entonces lo sacaremos, y para eso es la cirugía. Luego usaremos un nuevo y mejorado chip, que actuará como una especie de tecnología del futuro, y ayudará al nervio a sanar...

—¡Y ya!— saltó Zoë emocionada, sin poder evitarlo —Es una idea genial. Una solución segura y permanente.

—Entonces... — Hermione pareció ser la que más entendía, también se emocionó un poco— ¿Solo una cirugía y ya?

Harry no podía ver la falla del plan, pero si sabía que había una. ¿Cómo lo sabía? Bueno, no había que ser Einstein, las caras de Noah y Zoë lo decían todo. 

—¿Pero...?— aventuró el azabache.

—No— dijo Noah— sin peros. Podemos hacerlo, pero...

—¡Ahí está el pero!

Lo ignoraron.

—¿Pero que?— preguntó Ginny dando un paso al frente, preocupada.

¡Oh vamos! ¡No iba a morir! Todos actuaban como si acabaran de anunciar que le quedaban dos semanas de vida.

—Nada grave— aseguró Zoë, todos suspiraron aliviados— solo que no creo que pueda ser solo una cirugía.

—Explícate— le dijo Draco.

—Bueno, lo que nos preocupa es la hipotensión de Harry— dijo Noah.

—¿Hipotensión?

—Presión arterial baja, Ron— explicó Hermione.

—Exacto— asintió Zoë— no sabemos si tu cuerpo pueda soportar la anestesia general por mucho tiempo. Estamos en una situación complicada, es decir, pongámoslo en la balanza. Si lo hacemos todo en una cirugía, esta sería demasiado larga, demasiado tiempo bajo anestesia. Si lo hacemos en varias cirugías mas pequeñas entonces nos ahorraríamos ese problema. Pero conseguiríamos uno nuevo: te estaríamos sometiendo a tres cirugías, con tres recuperaciones, tres veces más riesgo de infección, tres veces más todo.

—¿Y... cual opción elegirán?— preguntó Ron.

—Incluso con los riesgos, y el mayor tiempo de recuperación, nosotros sugerimos hacerlo en una serie de cirugías más cortas— dijo Noah— iremos paso a paso, si hay una complicación, la arreglaremos antes de que se haga grave.

—Bien, eso está bien, haremos eso— dijo Ginny.

—¿Entonces cuando empezaremos?— preguntó Ron.

—Pues, el plan está hecho, no hay razón para esperar mucho más...

—Eso es genial— Hermione asintió, siendo secundada por Draco.

Harry volvió a recostarse. Nadie ahí además de él reparó en el hecho de que no le habían consultado. Habían tomado la decisión sin saber si la persona que sería sometida a múltiples cirugías y que pasaba la mayoría de sus días tratando de escapar de sus padres muertos, estaba de acuerdo. Y lo estaba, por si a alguien le interesa. No iba a mentir, hubiese preferido que hagan una cirugía sola. Que sea larga, que arriesguen su vida y que pasara lo que tuviera que pasar. 

Pero estaba completamente seguro de que si planteaba esa idea, todos en la habitación se le echarían encima y no lo dejarían hacerlo.  Así que prefirió quedarse así, callado y escuchando como planeaban lo que definiría, al parecer, la movilidad de su mano derecha. Su mano derecha... Nunca lo había pensado...

Su mano derecha. Su mano de la varita. Él quería ser auror, ningunos diez meses fuera iban a cambiar eso. Si no podía sostener la varita... Maldita sea, eso limitaba mucho su vida en general. Es sorprendente lo mucho que un mago puede llegar a depender de su varita. Realmente no quería perder la movilidad en su brazo para siempre.

No sabía si estaba dormido, o si simplemente su subconsciente no quería moverse. Pero sabía que estaba algo paralizado. En algún momento se debería haber quedado dormido, porque era la única explicación lógica (¡Como si eso tuviera una explicación lógica!) que encontraba para lo que pasó.

—No te duermas.

Era la voz de Remus.

Abrió los ojos de golpe, pensó que recibiría las tranquilizaciones de alguien, como usualmente pasaba. Pero en realidad todo estaba en silencio. Demasiado silencio. Cuando miró a sus lados quedó espantado. Todos a su alrededor estaban congelados, tiesos en el mismo lugar. Como si los hubieran convertido en piedra.

—¿Qué rayos les hiciste? —espetó a Remus. 

Su voz sonó valiente por ese instante. Pero enseguida llegó el conocido miedo, el peligro inminente. Ese miedo tan poderoso que le oprimía el pecho y no lo dejaba respirar. Pero esta vez pasó algo diferente. Su cuerpo entero comenzó a temblar incontrolablemente. Se mareó y le dieron nauseas, quiso pararse, pero sentía su cuerpo débil y terminó por solo recostarse devuelta en las almohadas. Cerró los ojos, esperando que todo dejara de girar a su alrededor.

—No te duermas— advirtió Remus otra vez. 

Su voz sonaba lejana. Harry tenía la boca llena pero se esforzó por preguntar.

—¿P-por qué?— aún no abría los ojos, pero se sujetó fuertemente a la barandilla de la cama del hospital, porque el vértigo que sentía se incrementaba.

—Llegaste al limite. Tu cuerpo está colapsando, si no descubres lo que te pasa... Harry—, lo miró gravemente— si te duermes ya no despertarás.

Inmediatamente después tuvo una extraña sensación. Sentía como si todo a su alrededor además de él mismo estuviera acelerado, a pesar de estar quieto. Es un raro sentimiento, no sé si lo identifican. Fue solo por un segundo, y luego todo volvió a la normalidad. Todos seguían moviéndose y hablando. Totalmente ajenos a lo que acababa de pasar.

El resto de la tarde no fue la gran cosa. Habían traído las formas de consentimiento para las cirugías, las cuales habían acordado revisar al dia siguiente. Harry siguió teniendo ese sentimiento de debilidad por todo el resto del día, incluso había levantado un poco de temperatura. Así que estuvo la mayoría del tiempo bajo la mira de la señora Weasley, que se encargaba de preguntarle como estaba cada 5 minutos, y no paraba de insistirle para que descansara un poco.

Pero Harry no lo hizo. Sostuvo sus ojos abiertos a pesar de lo mucho que eso le costaba. Una pequeña parte de él temía a la advertencia de Remus, y su mente maquinaba a todo vapor para obtener respuestas. Aunque bueno, si aún tenía una mente a vapor no era sorpresa que estuviese recalentando, quizá ya era hora para cambiarla por un modelo más nuevo.

Y hablando de Remus, este no había vuelto. Ninguno de ellos lo había hecho. Harry no estaba deseoso de que lo hicieran, necesitaba respuestas, y ellos habían demostrado en incontables ocasiones que no estaban dispuestos a darlas. 

Y las respuestas no llegaron si no hasta la medianoche.

Harry había tenido que permanecer un buen rato sin moverse para que pensaran que estaba dormido, que teniendo en cuenta el sueño que tenía, era una tortura. Pero ¡Hey! había fingido estar muerto frente a Voldemort. Podía con esto.

Una vez que todos habían abandonado la habitación (Ron había tenido que sacar a la señora Weasley a rastras) Harry ya no pudo más. Se las arregló para llegar al baño de la habitación, luchando con escalofríos y los mareos que sentía. Se lavó la cara con agua fría, esperando despertarse.

No sabría decir como. Quizá el agua fría hizo que sus sistemas activaran. O quizá simplemente lo había sabido todo el tiempo, y no había sido lo suficientemente listo como para verlo. Pero de repente lo sabía. Solo así. Ahora necesitaba poner sus conocimientos en práctica. Pero no tenía idea de como hacerlo. Es decir, nunca había sido él quien contacte a sus fantasmas (excepto con la piedra de la resurrección, claro, pero no eran los mismos "fantasmas") No sabía como hacerlo, no les había pedido un número de teléfono ni nada por el estilo. 

Intentó pensar rápido, no era un medimago como su antigua amiga, pero podía deducir que no gozaba de muy buena salud en ese instante. ¿Podría ser casualidad? ¿Estaría diciendo la verdad Remus? No lo podía saber con certeza. Pero necesitaba averiguarlo ya.

Miró por la ventana. Los enormes patios del hospital estaban oscuros y vacíos. Allá, donde terminaba el césped y comenzaba una arboleda, ese parecía un buen lugar. Estaba lejos. Tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para poder desaparecerse en esas condiciones. Ni siquiera lo pensó mucho antes de hacerlo, y lo hizo.

No había contado con el frío que haría, se podría haber traído algún abrigo. No tenía zapatos, el húmedo y barroso suelo le congelaban los pies. El brazo derecho comenzó a temblarle.

«Aparece aparece» repitió en su cabeza «¡Vamos! ¿Qué te pasa? ¡Aparece!» 

Nada pasó. Sus huesos comenzaban a entumecerse por el frío.

—¡Oye!— gritó, perdiendo la paciencia — ¡Ven aquí! Tenemos que hablar ¡¿Me oíste?! ¡TENEMOS QUE HABLAR!

El silencio de la noche se tragó sus palabras. Se revolvió el pelo y elevó la cabeza hacia el cielo. Todo negro pintado de estrellas. La naturaleza se hacía oír. Casi podía sentir como el ruido de los grillos y el murmullo de los arboles movidos por el viento crecían. Aumentaban su volumen. Como anunciando la llegada de algo. Como si anunciaran peligro.

Y de un segundo para el otro, todo se calló. Como si cada animal, y cada insecto y hasta los cuatro vientos se hubieran puesto de acuerdo para callarse en el mismo segundo. Podía oír el sonido de su propio corazón latiendo. Y entonces la dulce voz se hizo presente a sus espaldas.

—Me alegra que vinieras...

Se volteó y la miró con furia.

—Veo que por fin lo descubriste, hijo...

—¡No me digas hijo!— le espetó, señalándola  con un dedo acusador— No puedo creerlo...

Se tomó por los pelos con ambas manos, daba una imagen realmente poco cuerda. Agradeció la oscuridad alrededor. Ella suspiró. Si sus ojos fueran lo suficientemente humanos como para expresar sentimientos, seguramente serían de tristeza...

—Hijo...

—¡QUE NO ME LLAMES HIJO! No eres mi madre...

Sintió un nudo subir por su pecho, hasta atorarse en su garganta, su respiración se agitó y tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no soltar un sollozo. 

—No lo soy— aceptó calmada.

Harry negó con la cabeza en desaprobación. Los ojos le picaron y apretó los labios con fuerza. Aún así, las traicioneras lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.

—Entonces dime— le dio la espalda, en un tonto acto por ocultar su debilidad— ¡DIME! No eres mi madre ¡¿Que mierda eres?!

—Harry... Mírame...— él negó con la cabeza— Mírame— dijo ahora mucho más firme.

Harry se volteó, tenía los ojos rojos, pero su mirada era impenetrable. Entonces presenció una escena horrible. Una escena que sería material para pesadillas durante los próximos veinte años de su vida.

Su madre no sonreía. Su pálida piel se aclaró más y más, hasta que casi parecían verse sus huesos. Su cabello pelirrojo comenzó a caerse a mechones. Sus ropas se transformaron en una larga túnica que parecía hecha con la misma oscuridad. La poca piel de su cadavérico rostro se pudrió y finalmente se desintegró, al igual que sus verdes ojos. Sus manos también quedaron reducidas a huesos, y en una de ellas apareció una guadaña con la que golpeó el suelo con fuerza. Todo esto al mismo tiempo que su figura crecía, dejando atrás su tamaño humano, para pasar a medir  tres metros de alto.

Y la ya tan conocida ola de miedo abrazó con lo poco que le quedaba de sentido común. Le sacó el aliento, no podía reaccionar ante lo que acababa de ver. Y de pronto una idea se hizo presente en su confundida cabeza. 

—Algo...— su voz se quebró un poco, tuvo que carraspear para seguir hablando— Algo me pasó cuando me tocó la maldición asesina — no era una pregunta, pero la parca asintió de igual manera, lentamente.

—Si y no... No solo es una maldición. Te enfrentaste mi, y viviste. Me venciste.

Su voz le causó un fuerte escalofríos. No podía explicarla, pero se escuchaba como hielo... como si alguien pasara las uñas por el pizarrón una y otra vez...

—¿Por que rayos estoy loco ahora...?

—No estás loco. Y no creo que hayas averiguado completamente lo que todo este tiempo intenté decirte.

Harry la miró. No podía evitar la cólera en sus ojos, como se atrevía...

—Pues ¡¿Puedes decirme esa parte?! No lo entiendo. Escucha, estoy en el medio de un campo helado y según... tu... o tu forma de Remus, estoy muriendo. Lo que es gracioso ¡Ya que tu eres la muerte! Todo este tiempo te hiciste pasar por mi familia... ¡Me hiciste sentir que estaba loco! Aún creo que puedo estarlo...

—Lo lamento, pensé que debía mostrarme como alguien querido, para no espantarte...

Harry estaba a punto de replicar, pero no pudo, comenzó a reírse. A carcajadas. Si asustar a la muerte fuera posible...

—Y dime— le dijo Harry entre maniáticas carcajadas— ¿Qué rayos es lo que no descubrí?

—Creo que deberías mostrarte más agradecido. Yo te ayudé, salvé a la niña...

Harry paró de reír abruptamente.

—¿Tu hiciste eso con Anna?— la parca asintió.

Harry le dio vueltas al asunto. Se encontró con que nada, absolutamente nada tenía sentido. Negó con la cabeza.

—¿Por qué yo...? ¿Por qué ahora...?— luego recordó... —  «Algo anda mal del otro lado»— repitió las palabras de sus padres.

La misma muerte asintió.

—Me venciste una vez, en el bosque. Eres poseedor de todas mis reliquias... Aún así me negaba a aceptarte. Pero luego me enfrentaste innumerables veces, en tus diez meses de aventura. Ya no puedo negarte. Además, tus sabios padres tienen razón. Estoy teniendo problemas para controlar mi reino, necesito tu ayuda.

Harry se quedó en silencio, completamente atónito. ¿Eso era enserio? No. Era una locura. Definitivamente. Abrió la boca para mandarlo a comer mierda. Pero contrariando sus deseos, se encontró a si mismo diciendo:

—¿Y cual es el plan?

Ron y Hermione nos cuentan un poco su perspectiva de la desaparición de Harry, mientras se preparan para una cita.

Muajajaja. Dije que este capitulo era importante, podría decirse que acaba de empezar la historia. Además es larguísimo. Realmente espero que lo hayan disfrutado. 

Vótenme y ámenme gente.

 Les cuento, para entablar conversación, que desaprobé la mitad de las materias (f por mi) Pero encima no es que hice las cosas mal FUE DE VAGA POR NO ENTREGAR LOS TRABAJOS QUE HIJA DE PUTA QUE ME COSTABA asi que nada. estoy totalmente estresada.

Otra cosa que quería avisar es que esto de la trama de la muerte no va a ser UNA SUUUPER TRAMA no se ilusionen. La verdad es que va a pasar como a un segundo plano, porque lo que de verdad me interesa es mostrar como Harry se reintegra al ministerio y a la vida en general, eso solo está para hacerlo interesante. y para que Harry se cuestione su estabilidad mental (ahre re mala jsajjd) 

Creo que no tengo nada más que decir, bueno en realidad les juro que siempre subo el cap y despues me acuerdo de algo más que tenia para poner en las notas espero que no sea así ahora.

AHORA SI BABIES BAISS



Este capítulo ha sido editado por la autora. |Mayo del 2021|

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