Omega [Moon Fighters 5.1]

Da JaquelineS97

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Harry es un monstruo... El amor y la felicidad son añoranzas ajenas... Harry tiene el alma hecha pedazos y... Altro

Antes De Leer
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.1
Capítulo 17.2
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30

Capítulo 4

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Da JaquelineS97


Sage siente náuseas, y un profundo malestar. Pero ni siquiera las crueles palabras de Harry logran despertar su llanto, más bien, le dan pistas para intentar comprenderlo.

Su alejamiento e indiferencias le saben extraño, el leopardo de las nieves vive de acuerdo a su razonamiento, más no comparte nada de su naturaleza animal. En vez de ser sensitivo, carece de capacidad. Quizás Sage se niega a darse por vencida, ha encontrado por fin a alguien, confía en la decisión de su loba, aunque ella ahora esté hecha un ovillo en el rincón de su mente.

Estaciona en la zona reservada para vehículos. Las piernas le tiemblan un poco, se queda en medio de la oscuridad, hay otros vehículos estacionados en orden por todo el lugar, huele a acero, hierro, humedad, lluvia, la mezcla es un poco repulsiva. Entre las sombras oscuras de los árboles, se encuentra con un par de ojos ambarinos, casi rojizos, que despiertan a su animal de inmediato.

Sage no está de humor para regaños, no ahora, no con todo lo que está sucediendo.

—Sé que estás ahí Primrose, sal de una vez.

Se cruza de brazos y se queda apoyada en el capó Jeep, las nubes en el cielo se alejan de la luna con lentitud y permiten que su luz bañe todo el entorno. Primrose emerge silenciosa desde su escondite, primero con pasos lentos, capturando al mismo tiempo los olores, Sage sabe que parte de la esencia de Harry se encuentra sobre ella.

—No me han hecho nada, Rose.

Solo despreciarla como una Omega...

Primrose, usualmente llamada Rose o Prim para abreviar, se acerca a ella con paso dudoso, por supuesto, no le cree. Sage adivina su pensamiento y gruñe bajo, pero la loba frente a ella levanta las orejas y le muestra los dientes. Sage pone los ojos en blanco, ese gesto calma a su prima y amiga.

—No están Prim —dice para desviar su atención—. Encontramos su camioneta vacía.

Un sabor amargo acompaña sus palabras, ahora sí siente ganas de llorar, la preocupación e incertidumbre es un peso que le angustia y le impide respirar.

—Mi hermana Prim...

Un sollozo se le escapa y de inmediato, Primrose se sienta junto a ella, pega su cuerpo a su pierna para intentar calmarla. Pero nada puede con esa tarea. Entonces recuerda algo más alarmante.

—Mamá, debo ver como está...

—Tu madre se mantiene al tanto.

Desde otro escondite, Logan aparece. Sage estrecha su mirada sobre el lobo Delta.

—¿Estabas espiando?

Logan se encoge de hombros, se acerca a ellas, sus ojos tienen al lobo muy cerca, preocupado y nervioso. Al verlo, siente una punzada en el pecho al notar la marca de acoplamiento que resaltaba para los cambiantes solteros, un destello de color verde, que aparecía de manera solo momentánea. Logan está emparejado con Emmy, una mujer cambiante, leopardo de las nieves, que forma parte del clan Ice Daggers así como también de los Moon Fighters.

—Estaba vigilando por si regresabas —dice, acerca su mano a la mejilla de Sage, por instinto ella se aleja—. No tenías que...

—Ya basta —corta, sus labios tiemblan, siente rabia correr en su sangre—. Me tienen harta con el mismo discurso de siempre, soy Omega, pero no una inútil, ¡maldición! —Gruñe, su voz tiembla—. Y mi Jessie sigue desaparecida...

Cuando vuelve la vista al lobo, sus ojos regresan al suave color del chocolate.

—Sage yo...

—Suficiente, Logan. No es tu asunto, Seth se está encargando de rastrearlos.

Un gruñido hace vibrar el pecho del hombre.

—Es mi amiga.

—Y también mi hermana.

En medio de la riña sin sentido, Primrose gruñe, se interpone entre ambos erizando el pelaje del lomo, mostrando los colmillos al Delta. Es ahí cuando exhibe su verdadera naturaleza, Logan retrocede pero no muestra signo de someterse.

—No eres mi Alfa, Prim.

Pero la loba ha sentido las emociones de Sage, se ha alimentado de ellas, y ahora solo quiere resguardarla.

—Rose... —Sage suspira, toma aire, ni siquiera su loba puede darle un poco de fuerzas. Ella se ha ocultado—. Me cansé de esto, los veo luego.

Toma el camino que le guía hasta uno de sus lugares en donde puede sentirse segura, llega por fin al sitio, en la entrada levanta un poco el tapete de bienvenida color cobre, encuentra la llave que Jessie le deja siempre para que pueda usar su casa. Un escalofrío le recorre el cuerpo cuando ingresa, el vacío del espacio le hace tiritar, más el olor a llanto, hace estremecer su corazón y entonces su loba despierta. La huella emocional en la casa es potente, puede sentir una angustia enorme en cada habitación... Lo que le dice que su hermana adoptiva ha sufrido como nunca, en la soledad de su casa, en la oscuridad de la noche, sin ningún tipo de soporte, Jessie aulló de dolor por Arif...

Sage siente su pecho hundirse con tanta fuerza que se desestabiliza por unos momentos, cuando recupera la cordura, dominando el impacto emocional, respira, y se encuentra extrañando a la última persona que esperaría... Niega, se maldice a si misma, camina hacia las escaleras que le llevan a la habitación de su hermana. Jessie Smith es desorden, locura y mal humor, Sage anda por el sitio hasta detenerse en su cama, cuyas sábanas y edredones grises están desordenados.

Intenta distraerse ordenando la cama, cuando la tiene lista, se recuesta y toma una de las almohadas negras, la abraza, imagina por un segundo que es su pequeña Jessie, luego la imagen cambia al momento en que Harry le dijo esas palabras tan hirientes. Sage tiembla por dentro, hay tantas cosas en su mente que es difícil concentrarse en algo, abre los ojos, en la mesa de noche junto a la cama hay un porta retratos con la fotografía de Jessie y Arif abrazados. En ella el lobo aún sonríe, su rostro no ha sido deformado, y la sonrisa de Jessie tiene brillo propio así como el anhelo con el que lo mira. Sage contempla ese pequeño fragmento de un pasado que no volverá.

Pero no nota que hay alguien más en la casa, no hasta que es demasiado tarde para salir huyendo.

—Te dije que no me siguieras —dice entre dientes, pero no se atreve a levantar la cabeza, solo abraza la almohada con más fuerza.

—No lo hiciste.

Primrose camina por la habitación, rodea la cama y se sienta a la orilla.

—Pues debí hacerlo.

—Sage, habla conmigo. —Primrose deja su mano sobre su muñeca, la loba se mueve inquieta bajo la mirada de un Alfa—. No puedes alejarme.

Con Jessie no se siente de esta manera, tan débil, tan vulnerable.

—Jessie...

—Oh Sage... —Primrose emite un quejido bajo, es un lamento suave que corta el silencio nocturno—. La encontraremos, no te preocupes.

«Como si fuera tan facil»

—La extraño...

Más que por su presencia física, por su presencia emocional, Jessie no era la misma, desde hacía un buen tiempo, mucho antes de que Arif se suicidar, eso solo fue un detonante para que todo el dolor de su hermana estallara. Ya no había sonrisas en su rostro, solo una expresión vacía.

—No es la única persona que extrañas, ¿verdad?

Solo entonces, Sage levanta la mirada y se encuentra con los ojos azules de Primrose, ella tiene una mirada tierna, diferente a la fiereza qué vive en su interior, liberada, sobre todo ahora que ha aceptado su verdadera naturaleza. Porque las lobas Alfas no tenían lugar en el clan antes de que Derek cambiara las reglas, a Primrose y a su familia se le dieron las dos opciones, irse o educarla como una loba Beta. Sus padres eligieron la segunda opción, y eso, negar lo que era, le hizo mucho daño.

—Adiviné —dice, con tono triunfal—. ¿Quien, de todo el clan, ha logrado que tus ojos brillen así? No lo hacías por Seth.

Porque ellos dos no estaban destinados, no eran compatibles... Bueno, con Harry tampoco lo son... A Sage le tiembla hasta el alma, duele de solo pensarlo, pero hay una necesidad que carcome sus huesos, una necesidad de volver a verlo, de estar cerca...

—¿Sage?

Regresa. Observa el cabello corto de Primrose, a la luz es rojo intenso, pero en la oscuridad no es más que un carmín apagado. No quiere cruzarse con ella, podrá averiguar la respuesta de inmediato, pero Sage no tiene opción, Primrose no dejará de insistir.

—No es del clan.

La loba Alfa abre sus ojos con sorpresa.

—¿Un White Claws?

Sage niega.

—¿Un Ice Dagger?

Ojalá, hasta esos gatos son más accesibles que Harry.

—No.

—Un solitario.

—Sí.

—¿Cómo se llama?

Borra una lágrima que ha rodado por su nariz.

—Harry Atwood.

Tan solo decir su nombre le genera una sensación agradable.

—¿El..., el amigo de Sawyer?

Cruza la mirada con la de su prima. Asiente. Primrose gruñe bajo y se levanta. Sage abraza su almohada, inhala la esencia de su hermana, eso le reconforta un poco, le hace sentir segura, el efecto sería mucho mejor si pudiera oler a Harry ahí.

—No tienes derecho a darme un sermón —dice mientras ve a Prim detenerse en la ventana.

Prim se cruza de brazos y luego gira, no hay indignación pero tampoco está aceptando la idea. No es que Sage necesite eso.

—Oh Sage... Habiendo tantos lobos buenos...

Su loba gruñe por dentro.

—Resulta que ahora no quiero un lobo.

—¿Es otro capricho?

—¡No!

Sage se levanta un poco, usando las manos para sostenerse. En este momento debe verse muy enojada, pues Prim contiene las ganas de ponerla en su lugar.

—Lo ha reconocido, es él.

Prim frunce el ceño. Luego suspira, y relaja los hombros, ladea un poco la cabeza, su mirada casi tiene lastima.

—Sage, eres Omega...

Y se odia por tener esa naturaleza.

—Ya lo sé Primrose, no estás ayudando.

Sage se sienta en la cama, cruza los brazos y baja la mirada. Todo esto ha sucedido tan rápido que apenas logra comprenderlo del todo, de nada sirve que le repitan que ha escogido a un hombre que no quiere saber nada de las mujeres, o de ella... Pensar en eso le duele... Oh si Jessie estuviera junto a ella...

—Sé que tú lo has sentido Prim —murmura—. Cuando viste a Arejay, fue como si todo se sacudiera de pronto, y cualquier otra posibilidad quedará fuera de alcance, porque la única persona capaz de reacomodar tu interior, está ahí, frente a ti. —Se detiene, es incapaz de mirar a su prima, su loba vuelve a encogerse—. Pero el reconocimiento no fue mutuo.

Y eso le quema por dentro.

—Oh Sage...

Primrose deja la ventana para sentarse junto a ella, le rodea con un brazo atrayéndole, Sage respira con dificultad, hay un nudo presionando su garganta, extraña tanto a Jessie, quiere tanto que Harry no fuese un hombre tan duro y distante... Pero las cosas no son así de simple, nunca lo son.

—¿Qué vas a hacer? —Primrose susurra la pregunta con voz dulce y luego besa su cabeza.

Sage no tiene idea, Harry le ha dejado sin salidas ni opciones.

—Quiero a mi hermana de vuelta.

• • ┈┈┈┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨  ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈┈┈┈ • •

Las horas pasan, Sage se mantiene junto a su madre, Eloise, ambas atentas al teléfono de la casa familiar por si Seth o Derek llaman para darles información.

Pero mientras avanza la mañana, el silencio del aparato desata sus nervios y temores, uno por uno, y los intensifica.

—Deja de dar vueltas.

Eloise no le hace caso, y sigue con su vaivén preocupado, la mujer no deja de murmurar en voz baja lo mucho que Jessie le hace renegar. Sage solo puede quedarse en un rincón de la casa y esperar, no puede entretenerse con nada, todas sus actividades han sido congeladas.

Eloise no ha abierto su tienda en Paradise City, se ha quedado en casa, revisa las alacenas, va y viene de habitación en habitación, buscando cosas que hacer, que ordenar, pero ya son las ocho de la mañana, no queda otra cosa más que silencio. Ambas están acostumbradas a eso desde que Jessie se mudó a su casa, ella es quien echa ruido, alboroto, desorden, Sage es todo lo contrario, su presencia casi ni se siente, tal y como le educaron.

De pronto, el teléfono de la sala suena y ella se paraliza junto a la ventana, gira, ve a su madre en el umbral de la entrada de la cocina. Hay miedo e inquietud en el lugar, miedo de encontrar malas noticias, inquietud por no saberlo. Casi temblando, su corazón latiendo rápido, Sage toma el aparato y aprieta el botón para aceptar la llamada, el número es desconocido, su pecho duele.

—¿Hola?

Sage, soy yo... Jessie.

Esa voz... Es como un trago de vida devolviendo el aliento a su cuerpo.

—Oh gracias al cielo... —Su voz sale temblorosa, respira, sonríe—. ¡Mamá! —Exclama girando—. ¡Jessie está bien!

Los ojos oscuros de Eloise brillan con un llanto contenido, ella se acerca a Sage, tiene tantas cosas para preguntarle...

—Oh Jessie estábamos tan preocupadas, ¿en dónde te has metido mujer?

Su loba se mueve bajo la piel. Alegre como nunca.

Oye, todo esto es muy..., complicado, pero estoy bien, solo llamaba para que lo sepan.

De inmediato, Sage nota la voz de Jessie algo apagada, le está alejando, de nuevo.

—Ah no hermana —protesta con su tono de autoridad, puede que Jessie fuera una loba Gamma, pero Sage tenía más edad—. Me dirás todo, no creas que si desapareces por dos días enteros no voy a preocuparme por ti.

Nunca dejaría de hacerlo, por más que le tuviera en el territorio. Oye un suspiro bajo del otro lado de la línea.

Mira solo puedo decirte que estoy en Kalispell, territorio Thunder Claw, estoy bien, Sawyer está conmigo, no hay nada de que preocuparse, ¿de acuerdo? Solo es eso, debo irme.

Su pecho se encoge, necesita hablar con ella.

—Jessie no...

—Le diré a Derek que les diga todo, lo prometo, adiós... Dile a mamá que la quiero, y te quiero a ti también.

—¡Jessie!

La llamada se corta y a ella se le escapa una maldición entre dientes.

—¿Qué ha pasado? —Pregunta Eloise.

Sage intenta calmarse, y recordar lo que le ha dicho. Al hacerlo más dudas le asaltan, Jessie es mujer de palabra, si dice que hará tal cosa es porque terminará por hacerlo. Sage deberá acudir con el Alfa del clan para aclarar todo y saber en qué lío está metida su hermana.

—Dice que está bien, Sawyer sigue con ella.

Eso parece aliviar a Eloise.

—¿Dónde están?

—En Kalispell, ¿conoces al clan Thunder Claws?

—Sí, es un clan de linces, ¿por qué preguntas? —Su madre estrecha un poco la mirada.

—Ellos están en su territorio.

La sorpresa se diluye rápido y la preocupación toma su lugar en el rostro ovalado de su madre.

—¡¿Qué?!

—Descuida mamá, averiguaré qué está pasando.

—Espera, Sage, ¿Donde vas?

En la puerta, mira a su madre por sobre el hombro, le han salido un par de arrugas en la frente, que se las cubre por un flequillo recto, eso es signo de que le quedan pocos años para que su envejecimiento se active.

—Quiero ver a Derek.

Quizá también le ayude a resolver su otro problema, después de todo, él sabe de querer algo que parece estar fuera de alcance...

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