Yo estaba rabiada.
Cada mañana al llegar a clase te veía, no te entendía, ella no te quería, YO SÍ.
Cada mañana los de clase te preguntaban que como te iba con ella y tu decías que muy bien.
Cada vez que decías muy bien tenía ganas de esconderme y llorar hasta que no me quedaran lágrimas.