Hasta después de la boda ©

Autorstwa sparksofsummer

339K 22K 6.1K

Hay ciertas cosas que Kathleen Foley desearía tener, entre esas: al novio de su mejor amiga. Ella está consc... Więcej

Personajes
Prólogo
Primera Parte
Capítulo 1 | ¿Serías la Madrina de mi Boda?
Capítulo 2 | Crisis pre-nupcial y un simple embarazo.
Capítulo 3 | Dos personas y una rata.
Capítulo 4 | Un robo sin arma y casi con amabilidad.
Capítulo 5 | Siendo egoísta.
Capítulo 6 | Tensión sexual.
Capítulo 7 | Horóscopos y madrina por primera vez.
Capítulo 8 | Perfecta e imperfecta.
Capítulo 9 | Un trato.
Capítulo 10 | Interesante.
Capítulo 11 | Descontrol y una habitación.
Capítulo 12 | Cama, bañera o el suelo.
Segunda Parte
Capítulo 13 | Enloquecer.
Capítulo 14 | La infinita estupidez humana.
Capítulo 15 | Mecanismo de auto-defensa y una cita.
Capítulo 16 | Dos reglas.
Capítulo 17 | El soldado que resucitó.
Capítulos 18 | Señales confusas.
Capítulo 19 | Mantener las apariencias.
Capítulo 20 | Una clausura.
Capítulo 21 | Lista de dementes.
Capítulo 22 | Consecuencias.
Capítulo 23 | Lo que es amar.
Capítulo 24 | Siempre has sido tú.
Tercera parte
Capítulo 25 | Alex.
Capítulo 26 | El vestido ideal y una bruja.
Capítulo 27 | El primer latido audible.
Capítulo 29 | Color de rosa.
Capítulo 30 | Reencuentro.
Capítulo 31 | Lo que el alcohol ha unido...
Capítulo 32 | Aguatera.
Capítulo 33 | Casualidades y veganzas.
Capítulo 34 | Responsabilizarse.
Capítulo 35 | Resoluciones.
Capítulo 36 | Hasta siempre. [FINAL]
Epílogo
Agradecimientos
EXTRA #1 | Pebble Beach
EXTRA #2 | La despedida de soltero más memorable de la historia

Capítulo 28 | Sin paracaídas.

6.4K 519 54
Autorstwa sparksofsummer

25 DÍAS ANTES DE LA BODA

—A veces me cuesta creer que le hayas dado otra oportunidad a Alex —me comentó Gale, negando con la cabeza, mientras terminaba de difuminar su sombra de ojos.

Estábamos preparándonos para salir en media hora a la degustación en el restaurante que proveería el catering. Al principio creí que eso era una tarea del novio y la novia, pero luego ellos decidieron que sería mejor si tenían diferentes paladares para determinar que platos serían servidos, teniendo en cuenta también opciones aptas para veganos y celíacos.

Aunque ni Alex, ni Omar ni yo fuésemos veganos o celíacos.

—Quizás era mi culpa por no darle la atención que necesitaba —mentí, trenzándome el pelo. Sólo Alex y yo teníamos conocimiento de la verdadera historia, lo importante era de alguna manera taparlo delante de ella.

—Si... A los hombres si no les das lo que ellos buscan, tienden a buscarlo por otro lado —masculló con indiferencia, pero francamente eso despertó en mi cierta desconfianza en cuanto sumé dos más dos. ¿Le habría sido Dexter infiel en algún momento porque no lo complació? ¿Era Dexter tan perfecto y caballero como aparentaba?—. No es que Dexter me lo haya hecho, claro —se apresuró a aclarar, con una risita nerviosa. Supongo que se había percatado de mi reacción, y cabe destacar que sus palabras no me tranquilizaron en lo más mínimo.

Sin embargo, en el fondo, sentía que lo conocía lo suficiente para saber que jamás sería capaz de hacerle algo como eso. Primero porque pasé mucho tiempo con el en San Diego y jamás lo vi o llegué a notar comportamientos extraños, y segundo porque era una persona excepcional. Así que descarté la idea de inmediato, aunque una mala espina por la actitud de mi amiga siguió clavada en mi cabeza.

Algo no andaba bien, pero no sabía como abordarlo. De cualquier manera, ¿no se suponía que debido a nuestra amistad los secretos no existían?, ¿que teníamos la suficiente confianza para contarnos lo que fuese? Quizás la relación soñada de mi mejor amiga y su prometido no era lo único que se aparentaba, quizás Gale y yo también aparentábamos algo sin darnos cuenta. Era como una pequeña montaña de arena que había ido acumulando cada partícula hasta el punto de haberse vuelto gigante, y a poco de derrumbarse. Porque resultaba ser que muchos conflictos habían salido a relucir en estos últimos meses. Ella cambió, yo cambié... Eran disparidades que pasaban por alto a través de una llamada, o de un simple correo electrónico, pero igual estaban ahí.

Suspiré, asomándome por la ventana antes de tomar asiento en el borde de la cama de mi mejor amiga, mientras aguardaba por ella con ansias de salir. Alex y yo volveríamos a vernos, y eso despertaba cierta emoción en mi interior. Habíamos estado texteándonos, y tenía altas expectativas de este encuentro porque daba la impresión de que íbamos a pasarla bien. Además, ambos coincidíamos en terminar lo que empezamos ese día, no era como que no teníamos todo el tiempo del mundo, pero si llegásemos a oficializar nuestra relación en algún momento, tendríamos que hacer sacrificios o sería bastante complicada.

No es como que pensase en eso muy a menudo, ni me preocupase del todo...

Apenas llevábamos dos días tomando las riendas de lo que fuese que fuera nuestra relación, y quería vivirlo despacio, con el propósito de discernir si realmente teníamos un futuro; porque lo que Alex me hacía sentir era distinto, fuerte e incontrolable, a tal punto que veces parecía que me sobrepasaba.

—Ya estoy lista —anunció Gale, aplicándose una última capa de labial, para luego arrojar un beso en dirección al espejo—. Andando.

Cogimos nuestras carteras y procedimos a bajar. Mientras atravesábamos el umbral de la puerta hacia la salida, escuchamos a la señora Thornton discutir con alguien en el teléfono, un tal Geoff Howell sobre las tierras y el espacio de terreno que le pertenecía a cada cual.

—Llevan tres años peleando por un par de hectáreas —me contó Gale, poniendo los ojos en blanco—. Secretamente, creo que se gustan pero son muy orgullosos como para admitirlo, y lo único que los mantiene unidos es esa porción del terreno que no les pertenece a ninguno de los dos. Tuve que ir al ayuntamiento a averiguarlo  —explicó, en lo que caminábamos a su coche.

—¿En serio? ¿Por qué jamás había escuchado acerca de ese tal Geoff Howell? —inquirí, metiéndome las manos en los bolsillos de mi vestido.

—Apareció de repente en nuestras vidas. Los señores Horbury se mudaron a Nueva Jersey hace cuatro años, y luego Howell compró la propiedad —relató, en lo que nos dirigíamos a su coche que había dejado en la entrada temporalmente—. Como sea. Espero que ellos ya estén allá para cuando lleguemos —masculló, ojeando su teléfono antes de subirnos al vehículo.

No charlamos mucho en el trayecto. El camino incluso se me hizo extenso en esta ocasión; quizás porque había creado una tensión entre ambas ante nuestro penúltimo tema de conversación. O tal vez Gale ya no estaba de ánimos. No tenía idea, así que la mayor parte del camino, me mantuve sumida en mis pensamientos.

En cuestión de diez minutos, arribamos al aparcamiento de Heritage, un restaurante elegante de comida mediterránea donde también proveían servicios de catering y coctelería. Ambas desalojamos el coche y procedimos a entrar a la planta baja establecimiento, que poseía una leve iluminación producida por varias lámparas de araña hechas de cristal. El sitio gritaba  lujo por todas partes, con el suelo de mármol y los manteles de una pulcra seda borgoña cubriendo cada mesa.

La anfitriona tras el podio nos condujo a una sala privada en el piso de arriba, que era lo opuesto a la planta de abajo en el sentido de que tenía enormes ventanales que bañaban de luz solar el lugar, sólo había una larga mesa en rectangular en el centro, y había un bufé dispuesto en una extensa superficie pegada a la pared.

En la punta de la mesa se hallaba Dexter luciendo una camisa rosa abotonada de vestir pero sin su típica chaqueta de traje, su lado derecho estaba vacío, seguido por Omar con una camisa floreada muy veraniega y gafas oscuras de sol cuando la primavera apenas empezaba, rodeando con su brazo los hombros de Natasha cuya melena rubia se hallaba recogida en una cola de caballo para dejar a la vista el escote en la espalda de su elegante jumpsuit rayado. Al lado izquierdo del futuro esposo de mi mejor amiga, estaba Alex con un suéter azul marino de cuello en v, que se adhería a su atlético pecho, su pelo pareciendo rubio bajo la claridad del sol y nada de vello en mandíbula lo que lo rejuveneció cinco años menos como mínimo.

Gale y Dexter se saludaron con su habitual amor y efusividad, mientras que yo ondeé mi mano hacia todos en general, para tomar asiento junto a mi novio falso —ya no tan falso, pero tampoco mi novio—, sin tener la certeza si debía besarle la mejilla o abrazarlo, porque la realidad es que no quería hacer un espectáculo o generar incomodidad.

Sin darle muchas vueltas, decidí depositar un pequeño beso sobre su mejilla y proporcionarle un veloz abrazo. Aunque no pareció muy conforme, no se quejó y no tardamos en involucrarnos en la conversación sobre la distribución de las mesas, que había tomado protagonismo en el resto grupo.

—Buenas tardes. Bienvenidos a Heritage —un muchacho alto, pelirrojo, con anteojos recubriendo sus ojos verdes, usando un traje de chaleco y pajarita llevando una especie de toalla en su brazo, se acercó a saludar con cortesía—. Me llamo Ronan, y estaré aquí para servirles hoy. El chef Cochran vendrá en unos minutos con una explicación para cada plato, aunque podrán ver que contiene en las hojas frente a ustedes —apuntó la cartulina celeste junto a cada plato de porcelana—. ¿Están listos?

Yo ya iba a asentir, cuando Gale habló:—. No. Estamos esperando a tres comensales más —a lo que el mesero se retiró, prometiendo volver más tarde y yo fruncí el ceño. Sin embargo, instantáneamente supe con seguridad quiénes eran dos de ellos.

—¿Quienes más...? —estuve por preguntar.

—Elanese, Micah y tu noviecito de colegio Joel. Obviamente —respondió Natasha, con un tono un tanto filoso cargando con superioridad.

Me contuve de decirle que no le había preguntado a ella con el fin de no extender la disyuntiva, pero de igual forma todos notaron lo tajante que había sido.

—Relájate, Natasha —le advirtió Omar, palmeándole el hombro con suavidad a lo que la rubia rodó los ojos.

—¿Joel y tu salieron? —preguntó la voz masculina a mi lado, sobresaltándome.

En cuanto giré la cabeza, me percaté que los ojos oceánicos de Alex se habían clavado en mi con inquisición ante lo establecido por mi interlocutora. Y es que yo jamás le había contado la historia de mi primer amor. Pero las condiciones tampoco parecían las indicadas con Natasha ahí dispuesta a soltar toda clase de comentarios venenosos para empeorar más mi situación.

—Alguien esta celoso —apuntó Dexter burlón.

—No estoy celoso, sólo no lo sabía —expresó Alex cortante, encogiéndose de hombros. Las miradas expectantes de todos recayeron sobre él. Aparentemente, había olvidado que debíamos seguir fingiendo incluso cuando la relación estaba cobrando veracidad; así que le pateé por debajo de la mesa para hacerlo reaccionar.

—Qué raro, estuvieron mucho tiempo juntos y terminaron solamente porque iban a Universidades distintas —agregó Natasha, con una sonrisa macabra tirando de su boca.

Por fortuna —y desgracia en proporciones similares—, Elanese hizo acto de presencia, acompañada por su asistente ligón Micah, y su videocámara por supuesto. Nos saludó a todos con rapidez, haciendo demasiado obvio la cantidad de tiempo que empleó en el saludo de Alex, incomodándolo al mover sus manos por zonas prohibidas de su anatomía, incluso cuando yo estaba justo a su lado y el rechazo del muchacho era visible en su rostro.

A mi la sangre me hervía. Conocía sus intenciones y sabía que pretendía alejarme de él con su infantilismo. Alex no era un ningún objeto suyo al que debía devolverle.

Lo que comenzaba a hastiarme era que todos se sintiesen con derecho a intervenir entre nosotros. Personalmente, no sabía hasta que punto íbamos a soportarlo, ni tampoco de si llegaría el momento en que terminarían "oliendo mierda" como Alex me había dicho que les haría saber en caso de inmiscuirse en su relación verdadera.

Esta no sería una buena velada, y empeoró todavía más cuando cinco minutos más tarde, Joel entró en la sala, y lo primero que Natasha pronunció fue que charlábamos sobre los viejos tiempos, de los que yo con total honestidad no quería hablar, y no porque Alex fuese a molestarse (no tenía por qué) existían cosas que el no sabía de mi por los momentos, sino porque sabía que Natasha en venganza lo pondría todo en mi contra, Elanese hallaría una forma de apoyarla y yo sería quién quedara expuesta, limpiando el desastre.

Tuve que ir al tocador. El ambiente en la mesa se había puesto tan pesado, que ninguno de los platos que había probado me había gustado ni un poco y eso me produjo el impulso de coger un poco de aire lejos de todos.

Alex y yo tendríamos que tener una larga conversación luego de esto, si queríamos que lo nuestro funcionase, porque no podíamos permitir que este tipo de situaciones nos despertaran desconfianza o lo que fuese. Por ahora, el se había puesto a la defensiva y yo seguía con miedo hablar frente de todos y que terminaran por pisotearme aún más; porque sí, Natasha estaba decidida a arruinar mi vida y mi relación con detalles de mi noviazgo y mi adolescencia.

Me pregunté como sabría tanto.

Resoplé, abriendo el grifo del lavamanos para echarme agua en la cara.

No obstante, antes de que pudiera realizar cualquier movimiento alguien entró en el baño con sus tacones resonando contra el suelo. A través del espejo, vislumbré a Elanese.

Fingí que no la vi, y en lugar de refrescarme el rostro decidí pretender que estaba lavando mis manos. Intenté convencerme de que tal vez no había venido por mí, tal vez yo estaba paranoica y sólo había venido a orinar, como cualquier persona normal... Pero no estaba en lo correcto. En segundos se aproximó a mi con su acostumbrada elegancia, como si fuese una pantera acechando a su indefensa presa. Contuve la respiración, forzándome a mantener mis ideas en orden.

—Kathleen, seamos sinceras... —empezó, reclinando sus manos en la cerámica del lavamanos—. ¿Los quieres a todos para ti? ¿A quién amas en realidad? ¿Dexter? ¿Alex? O... ¿Ahora Joel? —inquirió con malicia, arqueando una de sus perfectas y depiladas cejas marrones. El estómago se me revolvió de la rabia.

Cerré el grifo con lentitud, ejerciendo tanta fuerza en torno a este, que las palmas me dolieron.

—Déjame en paz, Elanese. No te he hecho nada —gruñí, zarandeando mis manos en el aire para deshacerme de los restos de agua.

—Te equivocas —contradijo, esbozando una falsa sonrisa dulzona—. Me arrebataste a Alex aún cuando el estaba tranquilo conmigo, sólo por capricho. Eres una egoísta. Sabías que el estaba coladísimo por ti y ahora lo estás usando porque Dexter no te presta ni te prestará atención jamás —declaró, y sus palabras se sintieron como una patada en el trasero.

Si analizaba sus palabras con detalle, puede que fuese cierto: Dexter y yo no existíamos, ni existiríamos jamás. Y quizás yo si había sido egoísta, quizás yo si le había quitando su oportunidad con Alex sólo por averiguar lo que surgió entre nosotros. Pero era lo único con veracidad en todo lo que asumía descaradamente.

No estaba con Alex para superar a Dexter. Lo había borrado de mi mapa hacía tiempo ya. Aparte, fue algo consensuado. Mi decisión de involucrarme con el de manera romántica había sido mía porque quería y el había sido quien me había buscado, porque estaba demás decir que hubiese respetado su relación y hubiese muerto callada de haberlo visto muy enamorado. Pero no era el caso, y no fui yo quién presionó para que las cosas pasaran de éste modo. Nadie lo hizo.

—¿Y qué si quiero estar con todos? Es mi problema, déjame en paz —estallé, encaminándome a la puerta para largarme de ahí de una vez por todas. No logré mi cometido, dado que Elanese me tomó del brazo antes de que pudiese escapar, haciéndome encararla.

—Mírame a los ojos y dime que amas a Alex. Niégame que tu corazón le pertenece a Dexter —me pidió, con sus uñas clavándose tenuemente alrededor de mi muñeca.

—Yo...

El corazón se me paralizó por un segundo. Mi cerebro se anuló por completo. Todavía no podía afirmar eso contra viento y marea, realmente no me sentía lista para admitírmelo con plena firmeza porque estábamos tomándolo despacio y parecía como que teníamos aún un camino por recorrer juntos. Lo más cercano que reconocería como "amor" había sido lo que tuve con Joel, y eso había tenido un punto final hacía ya más de cuatro años. Yo lo único que sabía con respecto a Alex es que no quería que lo que sea que había estado emergiendo entre nosotros terminara, ni que el se alejara de mí nunca. Con Dexter, entendí que había sido más bien una cuestión de costumbre, de mantenerme en mi zona segura, porque a pesar de que me parecía hermoso, y era un príncipe azul, nunca me hizo sentir ni la mitad de lo que su primo generó en mí. Además, una parte de mi estaba consciente de que el no se fijaría en mí, y yo tampoco quise cruzar la línea porque tal vez sabía que no valía la pena arriesgarme.

—Eso pensé —interrumpió mis pensamientos la castaña, con un chasquido, provocando que mis mejillas se caldearan de impotencia—. No has respondido nada, pero tampoco has dudado cuando nos conocimos en confirmar lo que sentías por Dexter. Ya está, lo que necesitaba. Te arrepentirás de haberme ignorado cuando te alerté —puntualizó con una sonrisa, antes de soltar mi brazo y dejarme bastante enfadada y aturdida en lo que salía del baño como si nada hubiese pasado.

Tuve que contenerme de gritar, debido a que en ese preciso lapso de tiempo sólo deseé ladrarle en la cara todo lo que pensaba.

¿Cómo podía juzgarme y tratarme de esa manera? ¡Ni sabía mi lado de la historia, y ni yo debía rendirle cuentas!

Sólo Dios sabía de que bicho le habría picado, más yo ya me hallaba ya bastante fastidiada. ¿Quién demonios se creía que era?

Estaba hasta la coronilla de que todo el mundo pasara sobre mí al punto en que un nudo se me había formado en la garganta, reprimiendo las ganas de llorar. Por primera vez, no de tristeza o decepción, más bien de ira. Elanese, Natasha... Siempre sacaban a relucir lo peor de mí y había tenido mucho por hoy. Necesitaba un genuino descanso lejos de todo el ambiente tóxico que se creaba a mi alrededor.

Inhalé y exhalé con la respiración acelerada, volviendo mi vista al vidrio en la pared en el que contemplé mi reflejo preguntándome que karma estaba pagando.

Alguien tocó la puerta, lo que me pareció curioso teniendo en cuenta de que se trataba de un baño público, pero no dije nada y quien sea que haya estado llamando entró. Con que fuese Natasha metería mi cabeza en el excusado y me ahogaría a mi misma.

—Hey —me habló el individuo, captando mi atención. No era una chica, pero habría reconocido esa voz en cualquier lado—. ¿Estás bien? —preguntó, plantado justo detrás de mí. Asentí, aunque fuese mentira, a lo que él enarcó una ceja suspicaz—. Reformularé mi pregunta: ¿Qué te ocurre?

—No es nada —murmuré. Por alguna razón, el hecho de que estuviera ahí cerca, me originó más ganas de explotar en lágrimas y refugiarme en sus brazos como si fuese el único lugar seguro en el mundo—. Deberías irte, éste es un baño de mujeres—farfullé, en un hilo de voz.

Alexander puso los ojos en blanco.

—No me digas —por supuesto, debía ser sarcástico, aunque no tardó en recobrar la compostura al percatarse de que no había cambiado mi actitud—. Si es por todo lo que ha dicho Natasha, Kath, me importa una mierda. Sí, me toca un poco los cojones que Joel sea tu ex novio y nunca me lo hayas dicho, pero eso solamente se debe a que me molesta ser el que menos sabe de ti alrededor de todos ellos y el último en enterarse, cuando al mismo tiempo siento que soy el que te conoce más que cualquiera —justificó, acercándose a mí, descansando sus manos en mi cintura con delicadeza y enviando impulsos eléctricos por todas mis terminaciones nerviosas. Expulsé una bocanada de aire, disfrutando del contacto.

—Lamento que sea así —tragué saliva, en lo que el quitaba mi trenza de mi hombro para depositar un casto beso sobre éste, haciéndome estremecer.

—Deja de disculparte. Tú no controlas sus acciones, ellos han estado a tu alrededor mucho más tiempo que yo... No obstante, no me quejo si me hablas más de ti. Debo admitirlo, a veces te excedes y sólo finjo que te escucho, pero... —su tono de voz fue descendiendo a medida que me giraba para enfrentarlo. Mi pulso se disparó al igual que el bombeo en mi pecho— Me encanta escucharte, o fingir que lo hago —pegó su nariz contra la mía. Nuestras respiraciones se entremezclaban—. Me encanta estar contigo. Y me encantas tú.

Mi interior se había vuelto un caos ante esa afirmación, y mi pecho se hallaba rebosante de alegría. El sentimiento era mutuo.

—Alex... ¿Crees que soy egoísta? —siseé, casi contra sus labios. Eso me atormentaba, pues nunca quise serlo, al menos con el. Tal vez sí con Elanese, porque ya no me agradaba pero jamás había querido dañar al resto.

—Creo que todos lo somos un poco. Ciertamente tú podrías ser la excepción, y sin embargo te diría que no está mal serlo de vez en cuando, porque te repito: das más por los demás de lo que ellos dan por ti —respondió, rozando su boca contra la mía—. Ya para, estás sacando mi lado cursi, me quemo —se burló.

Entonces no lo pude evitar y sonreí tan ampliamente, que en el momento no me di cuenta de lo que aquel simple gesto significaba.

Básicamente, acababa de ser lanzada al vacío sin paracaídas.

Y estaba feliz por ello.

N/A

Hoooooola❤️. ¡Feliz sábado de capítulo! Este es otro de mis capítulos favoritos, así que espero que les haya gustado tanto como a mi.

Pregunta de la semana: ¿Qué piensan de toda la situación de Elanese? ¿Creen que tiene un buen punto?

Cuéntenme que les pareció expresándose libremente en los comentarios, regálenme un voto y compartan la historia con sus amigos.

En otras noticias, yo estoy súper nerviosa porque la semana que viene empiezo la universidad, así que de antemano les pido perdón si no subo capítulo.

¡Hasta el próximo sábado!

Au revoir☀️

Czytaj Dalej

To Też Polubisz

46.5K 3.3K 24
Me convertí en un demonio despiadado para gobernar sin piedad, para impartir brutalidad sin pensarlo dos veces. Me convertí en un demonio para romper...
363K 20.1K 41
Hola, soy Jade Thompson. Una estudiante de segundo año de la universidad, que en cierta etapa de su adolescencia tuvo que vivir un evento que cambió...
97.4K 13K 38
"Aprende a escuchar tu corazón y no al miedo"
14.7K 1K 8
¿Y si Mike mirase a Will de una forma distinta al resto? ¿Y si Mike también estuviese enamorado de Will? ¿Y si no hubiese obstáculos para quedarse ju...