camaleón ¹ • taekook

Por WTFangirl

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❝ A él le llamaban "camaleón". ❞ Kim Taehyung descubrió al verdadero chico camaleón; una persona totalmente d... Más

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" rhampholeon "
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Por WTFangirl

"Ivory"

El timbre de la puerta resonó y Taehyung apresuró en ir a abrirla, para finalmente dar con la presencia de Jeon Jungkook.

Ese día sábado era congelado como el mismísimo invierno, pero extrañamente era primavera. Las enfermedades rondaban por las calles y las flores saludaban al mundo en el mes de abril. Seúl te acompañaba a cada esquina a la que fueres, y para Jeon Jungkook, el acogedor hogar de Kim Taehyung parecía darte la bienvenida con los brazos abiertos y cálidos.

Jungkook sintió un latido en su corazón al darse cuenta de aquello.

La casa de Kim Taehyung es más que solo un techo pensó. Es un hogar.

Hola —saludó sonriendo.

Jungkook le miró tímido antes de dar una reverencia.

—Hola...

—No hagas eso otra vez, Jungkook. No es necesario —le pidió inconforme.

El castaño le miró con duda.

—¿Hacer qué?

—Reverencia —explicó—. Me... haces sentir incómodo.

El menor sobresaltó y asintió, comprendiendo.

—Lo siento.

—No lo sientas —le pidió con una carcajada. La imagen cohibida y sutil del chico le dio una ternura inexplicable, pues, se le veía muy inquieto—, solo entra.

—Bien.

Taehyung se apartó de la entrada y dejó el paso libre a su compañero. Éste al entrar escuchó el cierre de la puerta a su espalda y observó el interior de la casa, llena de colores marrones y cobrizos. En las paredes habían cuadros y grandes ventanas cerradas para evitar la fría ventisca.

—Puedes deshacerte de tus zapatos y dejarlos allí —le indicaron.

Y tal como le fue mencionado, sintió la suave moqueta bajo sus calcetas.

—Jungkook —le llamaron—. Ven aquí.

Dejó la esponjosa moqueta y fue recibido por las agradables vibras del lugar.

—¿Vives... en apartamento?

—Sí, desde el año pasado. Es mucho más cómodo—mencionó acercándose a su mesa de madera. —Siéntate.

—Bien —obedeció y sacó de su mochila un cuaderno y unos bolígrafos. —Por... ¿Por qué es más cómodo?

—Puedo usar el ascensor.

—Ah —captó el mensaje y le vio introducirse en la mesa, quedando frente a él—, ya veo...

Taehyung sonrió amigable y posó las cosas que tenía en su regazo encima de la mesa.
Tenía grandes ganas de reír tontamente ante la incomodidad de Jungkook en su casa, pero no podía negar que el se sentiría igual al estar en su situación. Sin embargo, no quería hacer sentir a Jungkook como una molestia, porque no lo era.

—Entonces... —habló queriendo romper el silencio— Empecemos.

El sonido de las teclas de laptop y los trazos del grafito en las hojas de papel inundaron la mayoría del ambiente. De vez en cuando surgían dudas entre ellos, por lo que consultaban con la misma computadora y el problema se esfumaba, pero no el vacío silencio.

Tomaron una, dos y mil notas que servirían para detallar el informe. A pesar de todo, Taehyung pensó en lamentarse al no tener mayor conocimiento sobre el tema, pero grande fue su sorpresa al ver lo inteligente que era Jungkook.
Sabía entre curiosidades como mitos sobre el organismo humano, las más interesantes historias y fisiologías.
Le felicitó y admiró incontables veces, haciendo a Jungkook rascar su nuca más de una vez.

Al dar las seis de la tarde, sus párpados se sentían pesados y sus puños acalambrados, como si sus cuerpos fueran a desfallecer de lasitud.
No obstante, el tiempo pareció volar al sentir terminar la mitad del trabajo.

—¿Quieres tomar algo?

Taehyung se la ha pasado echándole miradas a Jungkook, y al hacerlo, la mayoría de estas veces le vio lamer la comisura de sus labios. Éstos se veían resecos como la piel de un camaleón.

Jungkook no se dio cuenta de aquello y sólo le dirigió la mirada ante su pregunta.

—¿O prefieres alguna bebida, jugo...?

El menor se lo pensó un momento y miró por la ventana desde su asiento.
Con solo mirar hacia afuera le hacía querer castañar sus dientes.

—Té... ¿Tienes té?

Tae le observó absorto.

—¿Tienes frío?

Jungkook realmente no sabía con exactitud lo que sentía su cuerpo, pero de verdad tenía una repentina ansiedad por tomar té en ese momento.

—Un poco... —Taehyung le sonrió asintiendo— ¿Tú también quieres?

—Al parecer, me has contagiado las ganas de beber té —rió y comenzó a impulsarse hacia atrás.

—Espera —le detuvo el menor. Éste tomó el control de los mangos de empuje y retiró a su compañero de la mesa, dobló a su izquierda para luego abrir una puerta que llevaba a lo que suponía obviamente ser la cocina.
Ésta era algo pequeña, pero pudo imaginarse todas las maravillas y manjares que podrían crearse con una cocina.

—La mayoría de veces, Jimin viene a verme y cocina de vez en cuando —mencionó encendiendo el hervidor de agua.

—¿Cocina para ti?

—Sí, lo hace bastante bien —habló mientras Jungkook deshacía el agarre de su silla y apoyaba su peso en una encimera—. Claro, no tan bien como mi mamá cocina —una risita que sonó como pequeñas campanas salió del castaño—. De verdad extraño su comida...

Jungkook observó cada rincón de aquella habitación, intentando grabar en su mente las memorias que hacía el día de hoy. Hasta que fijó sus ojos en la cocina a su derecha.

—Yo desearía saber cocinar.

Taehyung, quien no le había apartado la mirada ni un segundo, continuó.

—¿Quieres aprender a cocinar?

Jungkook echó un suspiro.

—Sí... Me gustaría.

Taehyung se acodó en el reposabrazos derecho y sonrió amplio antes de verlo buscar dos tazas.

—Las bolsitas de té están en esa caja de allí —apuntó hacia su izquierda. El castaño no tardó en sacar dos y depositarlas dentro las tazas, pues el agua ya había hervido.
Con cautela llenó las coloridas tazas y el agua caliente comenzó a tornarse de un ligero color conchevino. Alejó el hervidor dejándolo de vuelta a su lugar y con una cuchara empezó a endulzar los té.

—Tres de azúcar para mí —pidió el de cabello almendrado. Jungkook retiró las bolsitas de té y las deshecha en el basurero a su espalda. Cogió las dos tazas y vio a su compañero salir de la cocina—. Creo que tu puedes con eso —rió avergonzado antes de salir por el umbral—. Ve al comedor, ya vuelvo—avisó finalmente.

El castaño le observó desaparecer y al llegar a la mesa del comedor, depositó las tazas encima de unos portavasos y tomó el mismo asiento que usó al llegar.

Dos minutos después, su amable compañero llegó con una caja roja en su regazo.
Tomó puesto en la mesa, frente a él, y quiso preguntar qué había traído. Pero se tragó su pregunta al ver como abría la caja de galletas vainilla.

—Tienen chispas de chocolate —comentó contento.

Jungkook no se movió, sólo sintió sus mejillas calientes al igual que sus manos bajo la mesa.
Dentro de él, sintió un pesar y una envidia saludable en su corazón. ¿Por qué todo parecía ser tan cálido? ¿Por qué Taehyung era tan cálido? ¿Por qué con él? ¿Qué tenía exactamente él para que le tolerara su indescifrable forma de ser? Jungkook no lo entendía, y sólo quería llorar con el solo hecho de estar al lado de alguien que no fuera su hermana. Esto le hacía tanta falta...

—¿Jungkook...? ¿Estás bien?

Sólo asintió y aparentó tomar con parsimonia su dulce té.

Taehyung se inquietaba al tener que controlarse, pues sentía el impulso de querer abrazarle. Sentía algo indescriptible en sus ojos que no pudo comprender y se preocupó.
Debía hacer algo.

—Hey, Jungkook —llamó al verlo con sus mejillas amoldadas con galletas—. ¿Qué...? ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿Tienes... Tienes algún pasatiempo?

El castaño casi siente como sus ojos salían de su órbita al escuchar aquello. ¿De verdad alguien preguntaba sobre él por interés?

—Ah... Yo... —no encontraba las palabras adecuadas— Cantar. Me gusta cantar...

—¡Wow! ¿Cantar? —tragó una galleta— Canta algo para mi.

—¿Ah?

—Que cantes un poco para mí —repitió. El menor se tensó y con una sonrisita ladina y abochornada se retractó— Ah... Está bien —se resignó a su intento—. ¿Algo más que te apasione?

—Apasionar... —tragó un poco de té y pensó en algo más, pero recordó al mirar los cuadros en la pared— Me gusta la fotografía.

Taehyung dejó de beber. —Espera aquí un segundo —pidió dirigiéndose a la velocidad de la luz a lo que parecía ser su habitación. Y como un rayo, aterrizó de nuevo a su puesto.

Jungkook sentía la curiosidad apoderarse de él, mas sólo intentó evitarla echando dos galletas a la caprichosa boca, observando cómo caían migajas a la mesa. Sin embrago, pestañeó varias veces al captar un potente flash.
Alzó su cabeza y encontró a Kim Taehyung con una fotografía instantánea entre sus dedos, esperando a que secara.

—Es una buena toma; me la quedo.

El menor miró dubitativo.

—¿Por qué quieres quedarte una toma conmigo en ella?

No pudo seguir con sus objeciones, mas fue acallado por otro flash y una traviesa sonrisa de Kim, mordiendo su belfo inferior.

—Esta también me la quedo —rió complacido.

Y Jungkook lo sintió de nuevo. Aquellas ganas de llorar, pero esta vez, de felicidad. De pura alegría. Se sentía tan malditamente bien sentir algo de atención hacia él, viniendo de una persona distinta. No viniendo de ellos.

Jugó con sus dedos bajo la mesa antes de separar sus labios. —Hyung... —llamó, y Taehyung sintió su corazón salir de su pecho al escuchar ese nombre de su boca por primera vez. Sonaba tan bien... Tan bonito...— Dime la verdad... —suplicó con voz decaída— ¿Por qué estás siendo tan bueno conmigo? Eso... No es necesario. Yo no valgo la pena, hyung....

El entrecejo de Taehyung se frunció.

—¿En serio preguntas algo así?

—Ah... Sí...

Taehyung odiaba la baja autoestima, le gustaba verla alta y orgullosa, pero para lograr una vista a ello parecía ser algo difícil.

—Escúchame —exigió mirándole fijamente—. Si vales la pena, porque yo si me intereso en ti —conciencia—. Jungkook —llamó queriendo atrapar sus manos en las suyas—, ¿quieres ser mi amigo?

El castaño sintió derrumbarse de emociones y una traviesa lágrima recorrió su rostro.
El mayor no se reprimió más y se acomodó a su lado para tomar sus manos.

—Lo siento. No deberías... de verme así —rió con su corazón hecho un caos—. Es-Es sólo que... Los amigos no son lo mío. Yo-Yo soy un desastre, como el karma —siguió riendo con melancolía.

Taehyung apretó sus manos. —Eso no es cierto. No lo es —afirmó secando sus lágrimas—. Tienes a un amigo, Jungkook. Lo somos —le sonrió reluciente, haciendo a Jungkook temblar de alegría. Jungkook de veras quería saltar de emoción.

Jungkook tenía a un amigo, y era el amable Kim Taehyung.

Los minutos pasaron volando y el frío se intensificaba afuera de aquella casa. Lo que significaba que Jungkook debía irse.

Los dos se encontraban en la puerta de entrada, compartiendo sus últimas palabras del día.

—Sé que nos volveremos a ver mañana para terminar el trabajo, pero quería que supieras que puedes venir cuando quieras—le observó desde su silla—. Siempre serás bienvenido.

—Gracias, hyung —sonrió sin poder evitar mostrar sus dientes. Hoy fue un buen día para Jeon Jungkook—. Nos vemos mañana.

—Hasta mañana —despidió Taehyung al ver su puerta abriéndose, y antes de que el castaño desapareciera por los pasillos del edificio, volvió a llamarle— ¡Jungkook! ¡Espera!

El menor, ya admitiendo que algo se le había olvidado, volvió a la casa de su amigo para encontrarlo en la entrada. Esperando por él.

—Agáchate —pidió, y éste obedeció completamente curioso—. Ten esto —dijo envolviendo el cuello y la nariz de su amigo con una bufanda roja a cuadros—. El frío hace que tus labios se agrieten.

Jungkook nunca había sentido tanta atención hacia él, y con aquél día junto al gran Kim Taehyung se sintió un privilegiado. Y agradeció internamente antes de irse, el que éste no notara el color en sus mejillas. Estaba muy feliz.

Al llegar a la parada de autobuses, no pudo evitar el aroma que desprendía aquella tela. El tranquilizante aroma de Kim Taehyung.
Deseó antes de subir a un transporte, que nada de lo que hubiera pasado fuera un sueño al despertar el día de mañana. Cruzaría dedos si era necesario.

Por otro lado, el mayor estaba terminando la caja de galletas y se percató de las fotografías encima de la mesa. Recordó a Jeon Jungkook, y pensó, que si Jungkook pudiera definirse en algún color ese día, definitivamente sería un simpático Ivory.

Jungkook era Ivory.

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