La vida es un sueño.

Από LauraKatalinaCS

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Nuestra vida es un sueño incesante de ilusiones, que nos mantienen con Vida cada vez que lo buscamos y no pod... Περισσότερα

Prólogo
Una Adolescente Rota.
Florencia Italia
el intento de un nuevo amanecer
Aprendiendo sobre ángeles.
Secrets
Cosas de familia.

incógnitas

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Από LauraKatalinaCS

¿¡Que!? Esto no está sucediendo.

Las palabras en mi mente se agolpaban con fuerza, me era imposible razonar al nivel necesario, esto debía ser una mentira.

— Mentira. — Las palabras se deslizaron  de mis labios como si una hoja hubiera sido empujada por un remolino de viento de manera inmediata, no podía dejarme caer.

— ¿Estás segura...? — Decía como preguntando mi nombre al viento, mis manos se agitaron a los costados, no por favor ahora no, no quería un ataque de pánico ahora. —  Catharina.

Catharina.

Catharina.

¿Quién jodidos es Catharina?

— No, usted se equivoca de persona ese no es mi nombre. — Traté de enfocar la mirada, me era imposible y creo que Álex ya se estaba dando cuenta, tragué en seco.

— Ese es tu nombre desde que naciste hija. — Hija. La cabeza me daba más vueltas entre las respiraciones que nunca se concretaban, el corazón se me quiere salir del pecho y mi estómago. No, yo debía aguantar un poco más.

— He di dicho que usted no no es mi padre. — Dije con dificultades perdiendo de a pocos la batalla contra la perdida de aire que estaba experimentando, traté de apoyarme en mis rodillas encorvada sin poder parar de hiperventilar.

— Padre ya déjala ir, mira lo que le haces. — Un chico habló y él negó, siguiente con sus insistentes preguntas.

—No lo haré hasta que ella lo acepte. — No lo haría, esto jamás se acabaría, de ninguna manera.

59 segundos.

58 segundos.

57 segundos.

Trataba de contar y así no volver a caer dentro del ataque de pánico inminente.

— ¿Es que no lo ves padre? Está mal. —El chico trataba de hacerlo razonar pero el seguía en su terquedad y es que no era una chica sumisa, ya no más.

45 segundos.

43 segundos.

— ¡ADMITELO CATHARINA! ¡ERES MI HIJA! — 32 seg...

Caí al suelo en un estruendo sordo que se prolongó en mi cabeza, me aguanté el gemido de dolor y mis ojos se cerraron por el impacto dejando todo atrás otra vez.

— ¡Todo esto es su culpa! ¡Debió dejarla en paz en el momento en que se le notaba enferma! ¿Que le diré a su tutor? — Mi cabeza dolía pero podía entender lo que decían a lo lejos, mientras flotaba.

— ¿Tutor? — Notaba que me movían en algo, no sabía que era aunque estaba segura no eran los brazos de alguna persona, necesitaba abrir los ojos.

— si, tutor. No es todavía apta para ser tratada como una mayor de edad, tiene un tutor. — ¿Donde estaría Josh?

— ¿Y su familia? — Quería esquivar el rumbo de mis pensamientos en estos instantes y no pude, me era difícil todavía pensar en ellos, en Bridgette, en la proximidad de la muerte a mi vida para arrebatarme todo.

— No tiene. En realidad no entiendo porque le estoy diciendo esto y menos porque le debería importar. — Gracias Alex eres un encanto. En verdad le agradecía que se preocupara tanto por mí y eso apenas hacía unos dos meses nos habíamos conocido.

— Creí que habías escuchado la conversación mantenida hace algunos minutos con mi hija. — No se rendía en aquél tema lo que me llevaba a preguntarme el como saber que éramos familia, porque si lo fueramos ¿Porqué nunca apareció? ¿Mi vida es una mentira? Me negaba a creerlo.

— No es su hija, además que si lo fuera ¿Porque no vive con usted o lo conoce eh? — Con eso lo había dejado sin palabras probablemente.

Volví a intentar abrir los ojos y lo logré, la luz me cegó en un momento y luego me quejé.

— Váyanse a comer mierda todos, menos tu Alex a ti si te quiero y mucho. — Dije con voz fuerte y áspera al no haber bebido nada en lo que parecían siglos, me incorporé.

— Hija, despertaste. — Mi ceño creció al verlo allí, al parecer ni viéndome en el hospital (dónde creo que estoy) me dejaba en paz, rodé los ojos y bufé.

— He dicho antes que no soy su hija. — Me cruce de brazos, mi expresión no cambiaba de ninguna manera además de alzar una ceja en su dirección y quedarme callada.

— ¿Cómo estás tan segura Catharina? — Bufé antes de abrir los ojos demostrando una agresividad muy característica de mi personalidad explosiva que había sido reprimida los últimos años.

— ¡Mi nombre es Katherine Salvatore! ¡Soy inglesa! ¡Tengo 18 años! ¡Mi familia eran los Salvatore! ¡Belladonna, George y Gabriel! ¡Y usted un desconocido que ha venido a joderme la vida sin llegar a conocerme! — Mi corazón estaba agitado y la máquina lo anunciaba y entró el doctor en ese momento a revisar que estaba sucediendo.

— Señorita Salvatore está despierta, me alegra. ¿Se siente bien? Creo que se está esforzando demás. — Asentí con los labios formando una línea mientras el otro hombre me seguía observando, ojalá se acabara ésto rápido.

— solo tengo hambre. — Y ganas de que esté idiota desapareciera de mi vida, a ver que sucedería primero.

— En algunos minutos la enfermera traerá tus comidas. — Me dió una sonrisa tranquilizante y salió no sin antes de hacerle una seña al tipo ese y que saliera detras de él, pude respirar en paz por fin.

— Siento no haber aparecido antes, debía hacer algunas cosas muñeca. — La voz de Josh resonó por la habitación algunos momentos después cuando entró, una paz más grande me invadió.

— Gracias a lo que sea apareciste. — Suspiré con algo de tranquilidad, ya era hora de qué ésta pesadilla acabara y que pudiera tener una vida mejor a la ya vivida y poder superar todo.

— ¿De nuevo otro ataque? — Asentí y Álex comenzó a hablar de la situación que desencadenó todo y lo único que soltó Josh fue:

— ¿De nuevo? — Con ello quedé perpleja ¿De nuevo? ¿A qué se refiere? Cada vez más las preguntas me llevaban y me ahogaban, lo odiaba totalmente y más que no me dijeran nada.

— Josh Grayson dime de una vez a que te refieres. — Dije seria mientras lo observaba ponerse pálido y luego callarse y asentir.

— En verdad es tu padre tan solo que estuvo mucho tiempo ausente, hay cosas que no son como te las han contado. — Lo fulminé con la mirada al no querer contarme más, el tipo volvió a entrar.

— Deberías revisar esto. — Me tendió una hoja, mis ojos se abrieron mientras leía la oración "Prueba de paternidad" esto debía ser una broma.

— ¿Tenía que hacer ésto a mis espaldas? Tengo 18 años y puedo decidir sobre mi. — Se sentó suspirando en el sofá de cuero y solo meneó la cabeza, seguí leyendo.

"Según las partes analizadas, se da el resultado dando así el 99% de afinidad entre Katalina Thompson y Dominic Di Alessandro". Me quedé pasmada.

Unos cuantos minutos después ya había recuperado el habla solo necesitaba procesar aquellas cosas y es que esto parecía ya un sueño.

— Necesito una explicación verosímil de lo que sucedió. — Dije con enfado, al parecer todo no estaba encajando. — ¿Porque no te conozco y nunca supe de ti? ¿Porqué hasta ahora?

— Hubo algunos problemas, desapareciste cuando eras una niña al igual que tú madre, intentamos encontrarlas nunca se pudo, las creímos muertas. — No dije nada, realmente no era necesario decir nada aunque las dudas siguieran vigentes había algo que no cuadraba, solo suspiré.

— ¡Tengo una hermana mayor! — La voz se escuchó antes de que se lanzara sobre mi y me hiciera caer de la camilla al piso, gemi de dolor.

— Emma Alessia Di Alessandro ¡Compórtate! — La chica me miró apenada sobre mi, tuve que aguantar el impulso de sacarla de allí con un golpe, no era nada normal que alguien se me lanzara encima bueno no de esa manera, tampoco estaba habituada a darle un abrazo a cualquiera pero ella lo hizo aunque estuviese tensa.

— Podremos hacer muchas cosas como bailar, salir a fiestas, arreglarte el cabello y maquillaje ¡Esto es grandioso! — Con eso traté de apartarla de encima mío, no me gustaba nada de eso. No se apartó.

— Pequeña niña, déjame levantarme por favor. — Se apartó y me ayudó a levantar solo asentí cuando volví a sentarme en la camilla.

— Ya que se conocieron diré que apartir de hoy Catharina vuelves a pertenecer a la familia Di alessandro, Bienvenida. — Mi cara no reflejó alguna emoción, me iban a alejar de Josh no estaría feliz.

— No viviré con usted, puede que esto diga que usted es mi padre pero yo no voy a aceptarlo, y además mi nombre es Katalina. — Un chico parecido a la niña apareció por la puerta, se veia mas serio de lo que podía llegar a ser la pequeña, se acercó.

— Siento el alboroto que causa mi familia son un poco efusivos y también disculpa por lo de hace un rato. — Se sentó a los pies de la camilla. — Soy Julián Cristianno Di Alessandro pero todos me llaman Juli, Jules o algo así. — Río un poco y me fue imposible no dejarme llevar por su risa. — Bienvenida hermana mayor...

Extendió su mano y la recibí asintiendo, bueno hay un poco de normalidad aquí por lo menos, alguien parecido a mi, creo que sí.

— Y no te preocupes no creo que padre te obligue a irte con nosotros de una vez, el también debe respetarte y tus decisiones. — Asentí, me agradaba este tipo al igual que la chica, pero más él no era tan efusivo.

— Podrías ir a casa algunos días y conocer, estoy seguro de que te van a aceptar. — Por primera vez el hombre decía algo sensato, asentí.

— Por el momento solo déjenme salir de aquí por favor. — Luego la estancia se quedó en una relativa calma.

— ¡Adiós Katy cat! Mejórate. — Nos habían dejado frente al apartamento cuando me dejaron salir del hospital, debía tomar algunos analgésicos si me dolía la cabeza de nuevo, Josh abrió la puerta.

— Que día tan pesado. — Dije y me tiré en el sofá antes de que apareciera el gato de nuevo y le acaricié las orejas.

— Algo así pero estás bien. — Asentí y seguí en lo mío con el gato.

— Ya deberías irte a dormir. — Me lleve a mala suerte conmigo y me metí en la cama, antes de que un polvo negro se hiciera presente y se convirtiera en la chica que me molestaba.

— ¿Ves? Te lo dije te volveré tu vida un infierno. — Volvió a reír y no le presté atención.

— Es hora de qué te largues si no quieres responder dudas o no se. — Me di la vuelta.

— Todavía falta tanto que te vas a acostumbrar a verme aquí princesita. — Su risa tan tétrica llenaba la habitación y Josh no venía, no entendía como hacía para que nadie viniera cuando estaba, estaba pensando seriamente en hablar con Hellen.

— Podría decirse que tú misma armaste tu infierno al nacer, lastimosamente no puedo decirte nada. Ve y descúbrelo niña tonta.

Desapareció.

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