Muse (NoRen)

Von JongDinny_troller

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«Solo ver su rostro en aquella calle y los colores volvieron a mí, necesitaba retratarlo, pintarlo y sobre to... Mehr

Introducción
×Gigolo×
Tobillera
×El extraño×
Su día de suerte
×Condiciones×
Improviso
×Prodigio×
Terrores que salen de noche
×Desentrañando la superficie×
Nada Personal
×Vacío×
No me lo digas, porque duele
Bajando por el muelle
×Asuntos familiares×
Los usados y los abusados
×Algo positivo×
Bittersweet
×Asuntos peligrosos×
Como atrapar un depredador
×El monstruo de mechas naranjas×
Donde hubo fuego... (1-2)
Donde hubo fuego... (2-2)
×Querido difunto×
Los juegos que nos gustan
×Ansiedad por la separación×
Eres a quien amo
×Dónde esta el corazón×
Sinceridad (1-2)
Sinceridad (2-2)
No volveré a casa sin ti
No volvere a casa sin ti 2-2
Final: Jeno
Epílogo: Vida nueva
Trabajo, trabajo, trabajo
[ESPECIAL] Escuela
[ESPECIAL] A beber...
[ESPECIAL] Nihilismo 1-2
Importante
[ESPECIAL] Mi amor y desesperación Parte 1
[ESPECIAL] Mi amor y desesperación PARTE 2
[ESPECIAL] Mi amor y desesperacion parte final
[ESPECIAL] Al final del amor
[ESPECIAL] Desde arriba

×Mienteme×

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Von JongDinny_troller

Lee Taeyong era un cabrón sin corazón. Al menos, eso pensaba Jeno mientras cambiaba un cubo lleno de vómito por otro vacío y, conteniendo la respiración, lo vaciaba en el fregadero. Apenas diez minutos después de dejar a Yuta en el apartamento, se había marchado. Ambos llamaron a Doyoung para asegurarse que el castaño no estuviera en peligro y, después, Taeyong desapareció del mapa, no sin antes decirle algo al grupo.

- Jeno, ¿puedes hacerme un favor enorme?

- Sólo si me dices qué coño está pasando.

Él suspiró.

- Escuchenme todos... Cuando se despierte, da igual el tiempo que les lleve, convenzalo de que estaba soñando.

Jeno abrió la boca con total descrédito, sobre todo cuando Renjun asintió y se dirigió a su habitación, como si el asunto no tuviese nada que ver con él. Bueno, técnicamente así era, pero aún así...

- ¿Al menos puedo saber por qué?

Taeyong lo miró, sin sonreír y con los ojos bien abiertos. Estaba tan serio que daba miedo.

- Confía en mí, Jeno. Todo será mejor si hacemos como que no hubiera pasado nada- entonces, miró a Baek, quien levantó las manos y declaró que él no vivía allí, así que no era su problema- Sé que por ahora no tiene sentido, pero les prometo que si no les cuento lo que ocurre al final del mes, pueden hacer lo que quieran. Por favor... denme sólo tres semanas más; eso es todo lo que les pido.

- ¿Quieres que esté tres semanas mintiéndole a Yuta? ¡Pues me ayudará bastante saber por qué lo hago!- gritó Jeno.

- A final de mes, Jeno. Juro por lo que quieras que, en Halloween, sabrás lo que ocurre.

Y eso fue todo. Jeno echó una gran cantidad de detergente por el fregadero y encendió la trituradora, a pesar de que el ruido seguramente empeorase la migraña que sentía Yuta. Jeno lo fregó todo con furia, incapaz de contener la rabia. Además, la cosa había empeorado cuando le había preguntado a Renjun por qué había asentido tan rápidamente y él había sacado su lado "racional".

- Taeyong se ha portado muy bien con nosotros y deberíamos devolverle el favor- le dijo, consternado. En otras palabras; en lugar de dejarte llevar por tu instinto, piensa con la cabeza. Gilipollas.

Por suerte, cuando volvió al salón, Yuta no había vuelto a vomitar. Estaba despatarrado en el sofá, delirando sin sentido. Jeno suspiró. Al escuchar las pisadas que venían del pasillo, levantó la vista y se encontró a Renjun con la mirada descontenta y una almohada bajo el brazo.

- ¿A dónde vas?- musitó el rubio.

- Abajo. Ya va siendo hora de que Donghyuck me devuelva todas las veces que se ha quedado aquí- dijo Renjun tranquilamente. Entonces, se mordió el labio y buscó atentamente las palabras que diría a continuación- Eso significa... que dejo el apartamento en tus manos...- murmuró entre dientes, aunque lo suficientemente claro como para que el otro le entendiera- Te harás responsable de él - señaló con la barbilla hacia Yuta- y de todo lo demás. Si, cuando vuelva, encuentro vómito en el suelo, en el baño... es más; si lo huelo al volver por la mañana, te ataré al contenedor y dejaré que los basureros te lleven con ellos. Lo prometo- entrecerró los ojos- Y con ésta me debes una muy grande. Estoy pensando en un menú de tres platos: carne asada con verduras cocidas, sopa de aperitivo y pastel de piña de postre. ¿Qué te parece, Jaeno-ah?

Jeno apartó la vista. Le pareció bastante tentadora la oferta, pero no pensaba hacer toda esa comida.

- ¿Por qué no duermes en tu cama? Cierra la puerta y ya está.

Y Renjun suspiró aún más fuerte, pero evitó mirarlo.

- Te la dejo... también a ti- murmuró, antes de caminar lo más rápida y abruptamente hacia la puerta- Llámame si necesitas algo o si se muere.

Jeno se quedó mirando la puerta cerrándose, pestañeando de la sorpresa. ¿Le hadía dejado su cama? ¿De verdad? No era un sueño, ¿verdad? Se pellizcó para asegurarse de ello; era real. La excitación empezó a recorrerle el cuerpo, el enfado que tenía con Taeyong desapareció momentáneamente, colocó un cubo al lado de Yuta y echó a correr por el pasillo. Sonreía como un niño con sobredosis de azúcar al abrir la puerta de la habitación y, pasados unos segundos de indecisión, se tiró en plancha sobre la enorme cama.

Vaya. Normal que Renjun se quejara de que el sofá le hacía daño en la espalda. Su colchón era increíblemente cómodo y maravilloso; ¡podría conseguir hasta que un insomne se durmiera! Seguramente fuese igual que los que anunciaban por televisión. Jeno se sentó, miró por todas partes, cogió el despertador de la mesilla, lo colocó a un lado de la cama, se puso de pie y comenzó a saltar. El despertador no se movió nada.

Después de seguir riéndose y disfrutando como nunca, el rubio se colapsó en el colchón y se mantuvo ahí por un momento, sintiendo que su corazón latía de júbilo. Tenía que asegurarse de que Yuta se encontrase bien, pero quería disfrutar un poco más del colchón, pues seguramente tuviese que estar cambiando los cubos toda la noche. Se giró hacia un lado, se acurrucó y puso en una postura de yoga que ni siquiera sabía que pudiera hacer tan sumamente bien, ¡y seguía cómodo! A Renjun no se le escapaba nada, ¿eh? El rubio cogió una de las almohadas extra y colocó su cabeza sobre ella, comprobando que era tan confortable como la cama.

Pero Jeno se distrajo con el aroma que salía de ella. Giró la cabeza, clavó la nariz en la almohada, aspiró profundamente y exhaló. Detergente... y algo más, lo que Renjun usaba en la ducha. Olía igual que él, sencillo y claro. Permaneció tendido un momento más, disfrutando de la esencia de confort, limpieza y Renjun. ¿A qué olía su apartamento? A sucio, rancio, cervezas, cigarrillos y basura.

En un mes y poco más, su vida había pasado de un extremo a otro y era gracioso, porque su antiguo yo jamás se hubiera imaginado viviendo en un lugar tan diferente... en un lugar que oliera... tan bien. Sí, aquél era un buen aroma, concluyó. Hacía que su corazón latiera algo más rápido.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Por supuesto, al despertarse a la mañana siguiente, Yuta estaba frenético.

- ¡Taeyong!- gritó, incorporándose en el sofá y mirando por todas partes, totalmente desorientado. ¿Dónde estaba? Mientras se peinaba su lacio pelo, recordó los eventos de la noche anterior. Lo último que recordaba era haber visto a Taeyong y... Oh, ahí estaba Jeno saliendo de lo que parecía ser la cocina.

- ¿Dónde...?

- En mi apartamento- contestó el rubio, arrugando su expresión, como si hubiera visto algo divertido- Toma- añadió, ofreciéndole a Yuta una taza de té de menta, que había encontrado al lado del café- Te asentará el estómago.

Él se sentó al borde del sofá y observó a su jefe oliendo el líquido, con curiosidad, antes de llevárselo a los labios. No le costó mucho al castaño echarse a llorar, a pesar de tratar de limpiarse las lágrimas desesperadamente.

- Lo siento- dijo tranquilamente, con la barbilla temblorosa, mientras se llevaba la palma de las manos a los ojos- Creo que he tenido una pesadilla... o, mejor dicho, un sueño que era demasiado bueno para ser verdad.

Jeno sintió que el peso de la culpa le golpeaba el corazón.

- No pasa nada. Todos los tenemos- intentó tranquilizar a Yuta, aunque fue en vano. Tres semanas. ¿Tendría que fingir durante tres semanas? Tal vez le pidiera clases a Renjun; a él se le daban bien esas cosas. Y, mientras lo hacía, tal vez pudiera proponerle un acuerdo para dormir en su cama al menos una vez al mes. Después de estar junto a Yuta un rato más la víspera, se acomodó en el suave colchón, se cubrió con sus sábanas- que también olían al pintor- y se durmió al instante, tan profundamente que ni un terremoto habría podido despertarlo. Se sentía tan bien al despertarse, una hora antes, que incluso había vuelto a hacer abdominales, aunque había tenido que detenerse al llegar a cincuenta. Mierda, estaba en baja forma.

Yuta se fijó en su triste reflejo, que mostraba el té.

- Estoy hecho una mierda- musitó, acariciándose las sienes- Me siento como una mierda.

- ¿Y qué esperabas? Ayer te agarraste una borrachera de espanto- le recordó Jeno- No te preocupes; si necesitas cambiarte, puedo prestarte algo de ropa... aunque eres más alto que yo...

- Oh, no, está bien. Me iré ya mismo a casa- Yuta sonrió con tristeza- Pareceré un hombre muerto de vergüenza, pero qué se le va a hacer- tomó otro sorbo y cerró los ojos, relajando los hombros- No puedo creerlo... El sueño era tan real...- Jeno lo miró- Podía sentirlo todo- Yuta alzó la cabeza- Bueno, en realidad era igual que todos los demás, así que no puede haber sucedido en realidad.

- ¿Qué soñaste?- preguntó Jeno, deseando actuar mínimamente bien.

Yuta se levantó y bebió el último trago de té.

- Que volvía a ver a mi mejor amigo- rió- ¿No te parece gracioso?

¿Taeyong y Yuta eran mejores amigos? Jeno no podía creérselo - aunque, pensándolo bien, tenían un sentido del humor parecido- pero había visto tantas películas románticas con Baek que había podido notar que, la noche anterior, se miraban de una manera que daba a entender que había algo más. Pero si hubieran sido novios, Yuta lo habría dicho; no era algo que omitiera en una conversación.

- Ya lo llevo yo.

Jeno llevó la taza de Shangai a la cocina, deseando pegarse. Su actitud era muy sospechosa pero, por suerte, Yuta estaba demasiado distraído como para darse cuenta.

- ¿Dónde está tu compañero de piso?- el castaño estaba investigando el lugar, igual que hizo Jeno la primera mañana que se levantó allí. Sus uñas perfectas se deslizaron por el gran cuadro- ¿el que te sacó del bar aquel día?

- Oh, ¿Renjun? Se ha quedado abajo, en casa de un amigo- contestó el rubio, fregando la taza. Al terminar, se encontró al castaño mirándolo fijamente- ¿Qué?

- ¿Renjun?- el mayor se separó súbitamente de la pintura- ¿Lee Renjun?

Mierda.

- Eh...

- ¡Lo sabía! ¡Sabía que lo había visto antes, pero no sabía dónde!- Yuta corrió hacia la cocina y cogió a Jeno por los hombros, agitándolo, aunque lamentándose de hacerlo cuando empezó a dolerle la cabeza- Chico, ¿por qué no me dijiste que estabas viviendo con el Lee Renjun?- entonces, soltó al boquiabierto rubio y tragó saliva- Dios. Nuestro pequeño Jeno está viviendo y, posiblemente, teniendo una relación con una celebridad. ¿Es que no te das cuenta de que la prensa se volvería loca?

Jeno se soltó y tapó la boca de Yuta con sus labios, cortando sus palabras y sus pensamientos.

- No. Se lo digas. A nadie- bufó. ¿Qué iba a hacer ahora? Las cosas iban muy bien y, sin pensarlo, le había contado el secreto de Renjun a su jefe - Por favor, no lo hagas. Esto es importante, ¿lo entiendes? Asiente si es que sí, niega si es que no- Yuta asintió una vez y Jeno le destapó la boca- Y, para tu información, no tenemos ninguna relación- añadió rápidamente, negando la cabeza ante esa absurda idea. Naturalmente, encajaba dentro de la que la gente consideraba como "chico guapo" y, si quisiera, seguramente pudiese utilizar esas manos tan dotadas para el pincel para lograr que cualquiera alcanzase el cielo... Pero seguía siendo un psicópata y un mimado. De hecho, la última vez que estuvieron colocando los muebles, le había costado una hora convencerlo para volver a poner la mesa del comedor delante de la ventana. Sin embargo, se quedó tan pasmado, que finalmente tuvo que ser él quien colocase las sillas a su alrededor, para aparentar que todo estuviera en su sitio.

Hablando del tema; el rubio se había dado cuenta de que todas las sillas estaban en su sitio, menos una. Deseó haberlas numerado para saber cuál era la que faltaba, aunque sabía que Renjun ya se estaba volviendo loco por no estar todas.

Un momento... ¿y si haberlo dejado dormir en su cama había sido su último acto de amabilidad, antes de matarlo? ¿Y si, en ese mismo instante, estaba planeando cómo hacer que el homicidio pareciera un asesinato? Mark tendría demasiada resaca como para pararlo y seguramente Renjun hubiese obligado a Donghyuck a formar parte de su conspiración, pues era claramente el cabecilla de su extraña amistad.

Yuta se cruzó de brazos, levantando una de sus cejas.

- Entonces, ¿por qué estás viviendo con él? ¿Ha sido alguna especie de premio por encontrarlo, como quien encuentra un tesoro escondido o algo así?

- No, sólo... ocurrió así- Jeno no estaba de humor para contarle la triste historia de su vida en aquel momento. En realidad, estaba dudando si plasmar o no su última voluntad en un papel y deslizárselo a Yuta en su billetera, aprovechando que no mirase- En realidad no es la persona más hospitalaria del universo, así que no sé qué motivos tendrá para acogerme.

- Bonito, le gustas.

Jeno se echó a reír.

- Sí, claro. El problema es que estoy seguro al noventa y nueve por ciento de que es asexual.

Yuta hizo una mueca.

- ¿En serio? Qué pena. Conozco a muchas chicas y chicos a las que les encantaría lanzarse sobre él- suspiró con desprecio- Sobre todo por el dinero, claro. Es como Josh Groban, ese cantante de música, excepto por la voz. Es bastante guapo, la verdad.

- Pero tiene que hacer algo con esas cejas y su cabello mal tinturado- dijo Jeno, sin miramientos- Bueno, para asegurarme de que no digas nada...- entonces, cogió su móvil de la encimera y buscó el vídeo que había hecho la noche anterior, en el que salía su jefe bailando y cantando en el bar, enseñándoselo.

Yuta lo miró.

- Eres malo, Jeno.

- Es una cuestión de supervivencia; si se te escapa que se me ha escapado dónde se encuentra Renjun, me echará de aquí... o me matará, porque estoy seguro de que es un sociópata- Jeno cerró el vídeo- Así que tú mantienes esto en secreto y yo no le enseño el vídeo a quien esté interesado.

- Eres un estupendo negociador- repuso Yuta tranquilamente, dándole la mano- y como has estado cuidándome toda la noche, te doy el resto del día libre.

- ¿En serio?

- Te lo has ganado, nene.

Nada más ponerse los zapatos y coger la llave, Jeno acompañó a Yuta hasta el portal, observando que Taeyong se había escondido en la oficina en cuanto los vio. El rubio miró con cautela a su jefe, pero el pálida sujeto, sufridor de migrañas, no lo había visto. Mierda, seguro que algo iba mal. Por lo menos, no habría más contratiempos en el edificio. Jeno presintió que, a pesar de beber mucho, Yuta no solía acabar tan borracho como esa vez. El joven se aseguró de que su resacoso amigo hubiese subido al autobús antes de volver a NCT, donde lanzó una mirada a Taeyong que le sirviera de recordatorio de su promesa; tres semanas y, entonces, podría estrangularlo. El otro ni siquiera trató de sonreírle.

¿Qué problema tenía esa gente con los secretos? Bueno, estaba claro que Jeno también tenía mucho que ocultar.

Al volver al apartamento, el chico cerró la puerta con cuidado, tomando la tranquilidad que allí reinaba como muestra de que Renjun aún no había vuelto. Perfecto. Aprovecharía su ausencia para dormir un poco más en esa maravillosa cama...

- ¿A dónde crees que vas?

- ¡Ah!- gritó, girándose y llevándose una mano al corazón. Renjun estaba sentado en el sofá, por lo que él supuso que lo habría recolocado mientras estaba abajo. Tenía los ojos cerrados, la cabeza echada hacia atrás, de manera que el pelo, por una vez, no le tapaba la cara- no era una mala visión, por lo que vio - y los brazos estirados. Parecía... cansado- ¡No me asustes así!- repuso el rubio. Su plan se había ido al traste. Suspirando, el chico se sentó a su lado y se acomodó en el sofá- ¿Qué te pasa? ¿No has dormido bien?

Renjun imitó su suspiro.

- No mucho- giró la cabeza y lo miró con cansancio- Anoche te quedaste con la cama buena.

- Pues no te obligué a hacerlo- le recordó Jeno - pero gracias.

- Ya, de nada- gruño, antes de producirse un momento de silencio- ¿Le has contado a Nakamoto Hyung lo de anoche?

- No- por mucho que quisiera hacerlo, fue capaz de tener la boca cerrada- Como he estado toda la noche cuidándolo, me ha dado el día libre- Jeno lo miró- así que deberíamos hacer algo divertido.

Renjun cerró los ojos, estirando las piernas y recostándose en el sofá. El movimiento se vio acompañado por un crujido de huesos.

- ¿Y eso conlleva alguna actividad física?- preguntó, relajándose y dejando escapar un suave gruñido.

En ese momento, Jeno sintió algo de pena por él; Al rubio también le costaba dormir en camas ajenas... bueno, excepto en la suya, aunque no sabía si podía llamarse "ajena". Esa cosa estaba hecha para dormir sin problemas y, además, olía como él, no a una mezcla del olor de un abogado obeso mezclado con el perfume de su mujer, ni al sudor de una universitaria que no quisiera comprarse un aparato de aire acondicionado, por preferir maquillaje, ni a un desecho que pasara los días drogándose y mirando los coches por la ventana. El Lee se acurrucó a su lado, dejando que la cabeza del otro descansara sobre su hombro. Renjun lo miró con curiosidad.

- Jaeno-ah.

- ¿Hmm?- Él lo miró. Oh... Era realmente mono. Tal vez fuera por su pelo, que estaba echado hacia atrás y totalmente despeinado, dándole ese aire de científico loco o tal vez fuera su ropa arrugada o su mirada café perdida... En realidad, podía ser por muchísimas cosas. ¿Por qué no se había dado cuenta antes?

- Deberias cepillarte los dientes- porque era un imbécil, claro.

- Voy a echarme una siesta. En tu cama- le informó, levantándose del sofá y dirigiéndose al pasillo. ¿Qué era eso que empezaba a sentir dentro suyo? ¿Decepción? Jeno frunció el ceño, mientras cerraba la puerta detrás de él y se sentaba en la cama, quitándose los zapatos y metiéndose bajo las sábanas, justo después. La habitación estaba bastante oscura gracias a las cortinas, así que probablemente pudiera dormir el resto del día, sin problemas.

Sin embargo, se vio nublado por sus pensamientos mientras miraba la pared, incapaz de cerrar los ojos. Aquello era estúpido. Estaba cada vez más amable y su opinión de Renjun había cambiado notablemente desde que... bueno, desde aquel día en que lo había rescatado de Max y los demás. A juzgar por la manera en la que, cada vez más frecuentemente, actuaba como una idiota delante de él- haciéndole la cena con un estúpido delantal, sintiéndose solo cuando el otro no estaba, disfrutando del olor que dejaba en sus cosas o esperando que cambiara y decepcionándose cuando no ocurría- cualquiera habría pensado que estaba empezando a gustarle un poco. Pero aquélla era una idea demasiado peligrosa. Ya le habían gustado personas antes pero, por supuesto, nada había dado resultado. Estaba olvidando cuál era su lugar.

Aunque acabara gustándole por algún retorcido giro del destino, ¿qué podía ofrecerle además del sexo? Era un gigolo. Todo lo que podía haberle ofrecido había desaparecido incluso antes de tenerlo.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

En el salón, Renjun suspiró de alivio en cuanto Jeno se marcho. Gracias a Dios. Era mejor mantenerlo alejado de él porque, por un momento, pensó en algunas cosas que podían haber acabado muy, muy mal. Teniendo en cuenta cómo era su relación, aquello no era muy propio de él. ¿Cómo conseguía esa gente horrible que testaba productos en animales no encariñarse de las adorables criaturas con las que trabajaban? Se levantó y se acercó a su cuadro, sentándose frente y mirándolo desde ahí, mientras sus dedos se posaban en el borde que plasmaban la línea incompleta que se había dibujado en su mente. Aunque no estuviera terminada, era mejor que nada.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Jeno estuvo durmiendo mucho más tiempo del que había imaginado. Cuando quiso despertarse, ya eran las dos de la tarde y suerte que tenía el día libre porque, de lo contrario, seguramente Yuta lo echase. Se incorporó y bostezó. Bueno, al menos la siesta le había servido para aclararle esos pensamientos tan estúpidos. ¿No le había dicho a Renjun que hicieran algo divertido? Si estaba en casa, tal vez pudiera molestarlo hasta que encontrase algo mejor que hacer.

Y él estaba en casa pero, al entrar en el salón, lo vio en un estado parecido al que tenía al marcharse. Estaba tumbado en el sofá, con uno de los cojines bajo su cabeza y tapándose los ojos con uno de sus brazos, profundamente dormido. Jeno apretó los labios para evitar echarse a reír; ¡qué mono! Se acercó de puntillas e inclinó sobre él, fijándose en su profunda respiración, mientras su pecho subía y bajaba. Qué pena que no roncara; habría sido un motivo de burla perfecto.

Se quedó así un instante, dudando de si debía despertarlo o no, sobre todo porque estaba empezando a sentirse como un acosador. Jeno se sorprendió cuando los dedos de Renjun empezaron a moverse, como si estuviera pintando en sueños. Aquello era perfecto, pero tenía que acabarlo.

- Oye, Renjun- le despertó, golpeándolo en el costado y haciendo que se moviera ligeramente- Venga. Son las dos de la tarde.

Él apartó el brazo de la cara, frunció el ceño y se quedó mirando al techo.

- ¿Hmm?

- ¡Hagamos algo divertido! ¡Veamos una peli!- propuso, cogiéndole de la muñeca para que se levantara. Renjun se incorporó, más confuso que antes, mientras el otro se dirigía a la vitrina de los discos y la abría.

Después de desperezarse, Renjun se frotó los ojos.

- Estás muy animado.

- ¿Y eso es malo?

- Es molesto, así que déjalo- gruñó, con una voz aún ronca del sueño- Me has despertado cuando dormía más profundamente; ¿sabes lo que eso significa, Jaeno-ah?

- Estoy pensando en Lo que el viento se llevó. Tienes unos gustos bastante raros, la verdad. ¿Y qué te parece una de acción? ¡O, mejor, una de miedo! Seguro que así te despiertas. Una peli en la que haya explosiones o gente volviéndose loca...

- O sea- lo miró- que me parece que hoy no voy a descansar más, lo que me irrita bastante.

Jeno lo miró, aburrido.

- Ajá- ahora que había visto su lado adorable y vulnerable, su estado normal dejaba mucho que desear. Además, siempre estaba igual de antipático; lo único que cambiaba era el nivel- ¿Tiburon 2 o El incidente?

Renjun movió una mano con desdén.

- La que tú quieras- Le dolía un poco la cabeza, como resultado de haberse dormido a deshora. No era del tipo de persona que se echaba siestas en medio de la tarde, así que se sentía más cansado e irritado.

Jeno tomó el mando y encendió la televisión y empezó a cambiar de canal sin sentido. Finalmente, frunció el ceño cuando se dio cuenta de que se llegaba por el doscientos.

- ¿Dónde está el canal del vídeo?- le preguntó.

- Aprieta el botón de encendido, en el mando.

- ... ha muerto hoy, a la edad de 62 años. Era el dueño de...

- ¿De encendido, has dicho?

- ¡Espera!- gritó Renjun, mirando fijamente a la televisión. Jeno se detuvo y también lo miró. Estaban echando uno de esos programas que se centraban en la vida cotidiana de las estrellas, como si a la gente le importase algo. Mostraban una foto de un hombre de pelo grisáceo, algo desaliñado y de mirada penetrante, que vestía muy bien. La reportera rubia informaba del suceso, con una sonrisa estándar.

- ... era conocido por producir, no sólo a muchos artistas modernos, sino a un numeroso grupo de músicos clásicos. Ha muerto esta mañana en Jilin, China, debido a complicaciones en su estado de salud...

- Eh- Jeno pestañeó- ¿Qué ocurre... Renjun?- lo miró, pero ya no estaba en el sofá, sino al lado de la mesa del comedor, con el teléfono móvil pegado a su oído. Su rostro mostraba una expresión impasible, sin emociones... daba hasta miedo. ¿Qué estaba ocurriendo? Entonces, Jeno vio que alguien contestaba.

- Hola- dijo tranquilamente, mirando a la nada, mientras su voz sonaba al otro lado de la línea- Acabo de enterarme- Silencio- Lo siento mucho- pero no parecía sentirlo. No parecía nada. Su voz estaba plana, sin sentimientos. Al escucharlo, Jeno sintió que el Renjun que conocía había desaparecido... pero éste tampoco era un extraño. La profundidad de sus palabras la dureza de su voz, la tensión de su boca... Estaba ante el mismo Renjun que apareció cuando perdió a uno de sus alumnos- ¿Cuándo es el funeral?- su interlocutor habló algo más. Jeno bajó el volumen del televisor, para poder escuchar algo más- No... Iré. Lo prometo.

- De acuerdo. Entonces... llama si necesitas algo...- era una mujer.

- ¿No debería decirte eso yo a ti?- pasado otro instante, la llamada se terminó pero no se giró hacia él. El rubio no sabía qué hacer ni qué decir. Para ser alguien tan interesado en conocer los secretos de los demás, Jeno se quedó sin palabras estando delante de alguien que ocultaba cosas. Entonces, la tranquilidad se rompió y Renjun lo miró por encima del hombro- ¿Alguna vez has viajado en avión?
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Okey, okey, okey....

¿Cómo están trollers? Como han visto ha sido un capítulo intenso. Por un lado el Yutae, el secreto de Taeyong y su pasado con Yuta ¿Qué creen que halla pasado entre ellos? Hagan sus apuestas.
Por otro lado Renjun ha sido amable con Jeno y Jeno ni que decirles. Ya van viendo que se cuelan confusiones en la cabeza de los dos, cada vez se pondrá más bueno y por último la llamada de Renjun al final...

Aquí empieza realmente lo bueno. Muchos han esperado esto: el pasado de Renjun. ¿Quién creen que ha muerto?

Eso lo adivinaran pronto... Ahora quería decirles que estuve pensando hacer un especial de los siguientes tres capítulos, como un especial por el pasado de Renjun ¿Qué creen ustedes? ¿Lo hago o les dejo con la duda en cada capitulo?

Lo pensaré y se los diré en el siguiente capitulo, espero que hallan disfrutado éste, voten y comenten si es así.

Nos vemos.

Jongdinny fuera, paz✌

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