17:56 pm
Rigby:
Sabes de lo que
hablo.
√√ Visto hoy a las 21:35 pm.
Después de eso Eileen entendió que algo con toda razón no estaba bien. Y temía que aquello que tanto odiaba pensar se hiciera realidad.
Y ella lo pensaba, y lo extrañaba como si fuera la primera vez sin nadie.
Le dolía, estaba decidida a buscarlo.
Pero no tenía la menor idea de donde empezar.
Ni cómo.
Ella buscó a Mordecai con toda desesperación. Por que ella necesitaba un camino hacia Rigby, un camino para vivir.
Necesitaba una razón concreta para poder deprimirse enserio.
Hasta que finalmente vio a Mordecai en la calle.
- ¡Mordecai! - le gritó ella desde el otro lado de la calle.
- ¿Eileen? - le vio asustado.
- Mordecai - le vio ella - necesito saber dónde esta Rigby.
- ¿Rigby?
- Claro.
- Ok, vamos, te lo mostraré.
Mordecai iba correctamente en la dirección a la que temía ir ella.
Llegaron hasta enfrente del hospital.
Pero no llegaron al hospital por Rigby; no, era un atajo a la casa del parque.
Donde adrentandose escuchó un leve murmurar en la parte alta de la casa.
- Llama a Eileen - cortó Rigby al toser escandalosamente.
- ¿Quieres que la llame ahora? - lagrimó la amiga de Rigby, Gabriella.
- Ya es tiempo - le aclaró el Mapache.
- Ok - salió la chica de la habitación con ganas increíbles de llorar, pero no lo hizo.
Vio las escaleras y en vez de sacar su teléfono para llamar a Eileen la vio subir las escaleras.
Eileen vio la expresión de la chica, lo que la hizo correr.
Entró por la puerta y sus temores, todos y cada uno, se habían cruelmente cumplido.
Ella observó a Rigby desde la puerta, estaba postrado en una cama, se le vei frío.
Ella sonrió, pero no, no había razón de sonreír; se acercó a la cama y se acostó al lado de Rigby.
- ¿De qué tipo? - susurró Eileen al oído de Rigby en duda.
- Cancerígeno, y en el cerebro - le dijo este sin voz clara.
- Oh, diablos, me estas matando - sonrió con gran dolor Eileen.
- Lo cual es irónico - susurró Rigby y luego tragó saliva - el que esta muriendo soy yo.
Fueron como hiel a los oídos de Eileen.
Ella no lo soportó más y lloró.
Lloró porque sabía que no le volvería a ver. Porque la vida es injusta, y para ella no había excepción.
Él la abrazó sin fuerzas, pero era un abrazo del amor de su vida.
Ella tomó su mano y juntos entraron en un profundo sueño.
Rigby murió en aquel sueño.
Eileen murió horas tras él.
¿Por qué ella también había muerto?, nadie sabía explicarlo con exactitud.
- ¡Rigby! - gritó una chica entre nubes entre color durazno pastel.
Él volteó y vio a Eileen, a su querida Eileen también junto a él en lo alto del cielo.
- ¡Eileen! - lloró el chico - ¿Qué haces aquí?
- No tengo idea...
- ¡Tu tenías que vivir!, ¡Pudiste haber disfrutado con otra persona!
- Lo sé - dijo ella tomando de sus manos - pero estoy aquí, siendo una simple chica frente a un chico, pidiéndole desesperadamente que la deje amar.
- Ya estas aquí - dijo Rigby - ya hiciste el daño. Estarás conmigo para la eternidad, sí.
- Sí.
Aquella pareja vivió felizmente entre los confines del cielo, estando en un lugar mejor.