Diccionario (Terminada)

Da Tory-Bird

574 40 4

A veces, a pesar de que nadie en el mundo te muestre como es el amor, caes enamorado aunque no lo sepas. Es p... Altro

Etimología

Entrada

292 21 0
Da Tory-Bird

Narra Yui

Recuerdo que desperté y lo primero que vi, fue el rostro de Ayato, me estaba sonriendo, creo que jamás lo había visto de esa forma antes. Era una sonrisa cálida. Luego todo me parecía tan tranquilo después del incidente con la madre de los trillizos, al menos a mí me lo parecía, los hermanos ya casi no irrumpían en mi habitación para beber de mi sangre como lo hacían antes. Según lo que Reiji dijo, eso se debía a que su sabor había cambiado y su sed de sangre había disminuido ya que ahora era mitad vampiro. Creo que solo quiso decir que ya no les parecía tan atrayente como antes, pero eso no me molesta para nada. Gracias a eso no tengo quien me impida realizar los deberes de la escuela.

Bueno, casi.

Últimamente Ayato va casi todas las noches a mi recamara para alimentarse. No solía quedarse mucho tiempo, apenas alcanzaba a ser una hora, luego de eso me daba una palmada en el hombro y desaparecía como siempre.

Varias veces se había encontrado con alguno de sus hermanos ahí dentro, lo cual no le agradaba nada, se enfurecía y los hacía salir de inmediato, haciéndoles amenazas, insultándolos y algunas veces golpeándolos. Lo último solía hacerlo con Laito y Subaru, los demás no le reñían más allá de las palabras, Shu se largaba al ver su cara de enfado, supongo que se debe a que no le gusta discutir, mientras que a Kanato lograba sacarlo ofendiéndolo con unos cuantos insultos. Reiji no resultaba un problema para él ya que jamás iba a mi habitación.

En los casos que se encontraba a alguno ahí dentro, luego de quedarnos solo los dos, yo lograba distinguir como apretaba sus manos en un puño y luego me preguntaba entre dientes "¿Estás bien?" esa pregunta siempre lograba turbarme, aun no me acostumbraba mucho a que pareciera preocupado por mí, pero me hacía sentir algo muy agradable y cálido que subía desde mi pecho hasta mi cabeza provocándome un cosquilleo muy inusual.

En resumen muchas cosas han cambiado desde entonces, me siento mucho más cómoda que antes viviendo en esta mansión. En especial por él.

Narra Ayato

Estaba echado en un sofá ubicado en el salón, tenía mis ojos serrados, pensando. La semana pasada me había comenzado a cuestionar algo, me parece ridículo pero resultaba ser que a pesar de toda mi experiencia en la vida existía algo desconocido, y para empeorarlo era algo relacionado conmigo, siempre creí que había experimentado todas las sensaciones que podía brindarme la mugrosa existencia, pero me equivoqué y eso me molestaba aun más. Me estaba pasando algo y no entendía qué era. Estaba frustrado.

A pesar de tener una vida sempiterna y haber vivido tanto tiempo en este mundo de mierda dominado por humanos repugnantes. Apareció un humano que atrajo toda mi atención, esa chica rubia que me molesto con su ruidosa voz la primera vez que nos encontramos, ahora me parecía no poco agradable, sino que todo lo contrario, me moría por verla todos los días con la escusa de sentir hambre cada vez que me metía a hurtadillas en su cuarto. Sentía una punzada en el pecho cuando veía su mirada atemorizada por mi presencia, me hervía la cabeza ver a mis hermanos acercarse a lo que me pertenece por derecho, es decir, ¡yo la vi primero y también fui yo a quien vio primero en esta casa! Yui era mía y ya.

Por otro lado, sentía una corriente eléctrica recorrerme el cuerpo desde la espalda baja hasta el cuello cada vez que ella rozaba mi fría piel y sentía la necesidad de apretar algo entre mis manos cuando la veía reír. Realmente no quería separarme de ella pero cada vez que me sorprendía pensando esto estando cerca suyo, sentía mis músculos tensarse y me sentía molesto otra vez por no entender lo que era todo eso, por lo que generalmente me marchaba sin decir nada.

Seguramente esto es culpa suya, desde que llego a la mansión no ha dejado de ocasionar problemas por pequeños que sean...

De repente escuche un chillido ahogado, era Yui. Entonces abrí los ojos y me puse de pie. Seguramente uno de esos malditos estaba acosándola otra vez. "Ya verá" pensé antes de ponerme en marcha notoriamente molesto. "Nadie toca mis posesiones"

Narrador Omnisciente

Yui estaba forcejando en su cama con Laito, chillado y tratando de zafar sus muñecas de su brusco y apretado agarre. El chico no pretendía simplemente tomar algo de sangre esta vez, si no que quería experimentar algo más allá con la chica.

Ella estaba en su uniforme escolar de la cintura hacia abajo, el resto se lo había arrancado Laito a tirones, arrancando los botones de los ojales de su blusa dejándola con su ropa interior al descubierto.

Había tratado de propinarle unas cuantas patadas al ver que no era capaz de liberar sus manos, pero eso tampoco surtió efecto ya que no tenía la fuerza necesaria para lograr hacerle daño y alejarlo definitivamente de ella. Ya comenzaba a desesperarse, pues él ya estaba lamiendo su piel descubierta desde hace unos minutos y hasta ese momento no había despegado la vista de sus pechos con una repúgnate mirada lasciva.

En esos momentos se preguntaba qué rayos estaría haciendo Ayato, le estaba pareciendo que se tardaba demasiado en llegar. Tal vez eran sus nervios los que hacían parecer que todo ocurría más lento.

-¡Ayato!- lloriqueo al sentirse desamparada al momento en que Laito pasaba una de sus manos bajo su falda tocando su muslo.

-Te equivocaste de nombre... perrita.- le susurro al oído para luego reír.

-¡S-suéltame!

Entonces se escucho un portazo que provoco que ambos dejaran de luchar. Ella miro como pudo hacia la puerta, mientras Laito con toda naturalidad giro la cabeza para ver.

En el marco de la puerta se encontraba Ayato quien sostenía una expresión indignada en el rostro, luego paso a sorpresa al ver la escena y luego a la indignación nuevamente, apretando sus puños haciéndolos temblar.

-Aléjate de ella.- ordeno con una mirada sombría y voz muy ronca.

-Pero, Ayato, tengo hambre.- dijo burlándose.

-¡Cállate y suéltala, bastardo!- rugió provocando el silencio.

-Ayato... - susurro Yui sorprendida.

-¿Qué? No preferirás estar con él ¿verdad, perrita?- le dijo Laito mirándola y acercándose a lamer su mejilla.

Laito no se había percatado pero eso había irritado enormemente a Ayato, hirió su ego al ignorarlo y encima tocarla así en su presencia lo hizo reaccionar. El menor de los trillizos se acerco rápidamente y le dio una patada en el estomago tan fuerte que lo hizo salir rodando por el piso. Mientras Yui solo cubrió su pecho con sus brazos y chillaba.

-Te dije que no tenías permitido acercarte a ella.- gruño con rabia.

-Que egoísta te has puesto, Ayato. - Le dijo poniéndose de pie y limpiando un poco su boca- Últimamente nadie se ha divertido con ella más que tú.-dio una pequeña risita, al ver que la cara de su hermano estaba aun más molesta luego de decir aquello.

-Solo lárgate.- le ordeno apretando la mandíbula.

-Contigo aquí no podría hacer ni una fiesta, Ayato.- le respondió bulón dirigiéndose a la puerta.- Nos vemos, perrita.- le dijo a Yui serrando un ojo antes de desaparecer tras la puerta.

Ayato estaba mirando hacia el piso, sus ojos no se alcanzaban a ver desde la perspectiva de Yui, pero vio nuevamente como apretaba sus puños. A diferencia de las otras ocasiones, esta vez parecía más molesto. "¿Estará celoso?" pensó Yui, aun que no lo creía posible, él siempre había sido celoso de su sangre a su parecer, pero nunca de ella precisamente. Esta actitud la confundía y en cierta forma no podía evitar sentirse conmovida.

-Ve a bañarte, te acompañare hasta la puerta.-su tono serio pero calmado la sacó de su análisis.

Ella no se negó, pues después de haber tenido ese desagradable momento lo único que deseaba era quitarse esa suciedad que sentía adherida en su piel. Por lo que la idea era de su total agrado, más aún porque Ayato la estaba celando.

Ayato le entrego su chaqueta negra de cuero para que se cubriera un poco, luego de eso busco lo que necesitaba y caminaron en silencio hasta el cuarto de baño. Yui lo miraba de reojo en el trayecto, él se veía pensativo, mirando hacia el suelo recubierto con alfombras, y sus manos escondidas en los bolcillos de su sudadera roja. Al verlo así, no logro darse cuenta cuando habían llegado hasta la entrada del cuarto. Él se detuvo, mientras ella al notarlo lo hizo también. Le iba a pregunta que ocurría, pero lo noto de inmediato.

-¿Estás bien?- le preguntó Ayato mirando hacia otro lado, fingiendo que no le importaba.

-Sí, gracias.- dijo sonriendo tiernamente y entro en la habitación.

Luego de serrar la puerta el chico de cabellos rojizos se quedo mirándola con una extraña sensación, como si algo dentro de él se estuviera estrujando y le causara una calidez en el pecho que iba en aumento. Mientras sus facciones habían cambiado de forma dando a enseñar un rostro muy sorprendido. Ante esto sintió nuevamente esa oleada de confusión, tal vez estaba enfermo, no era normal sentir calor de la nada y tampoco lo era esa presión que sentía en el pecho. Entonces frunció el seño y gruño dando un puñetazo en la pared rompiéndola. El golpe seguramente había llegado hasta los oídos de la joven que estaba del otro lado de la puerta.

-Solo son estupideces.- mascullo Ayato, sin quitar su puño de la pared, el cual estaba algo rojo por el agujero que dejo.

Luego de un rato Yui salió sonriendo y se quedo parada viéndolo con su ropa entre los brazos. Ayato la miro sin expresión alguna en su rostro, paseando su vista de pies a cabeza, ella vestía su típico pijama blanco y estaba descalza, su aroma se realzo, olía a flores.

Regresaron a la habitación de Yui, ella se sentó en su cama después de guardar sus cosas, mientras Ayato la siguió, sentándose a su lado. Se quedaron en silencio, lo cual a la chica le pareció algo extraño, pues el joven a su lado tendía a hablar mucho con ella cuando estaban solos.

-¿Estás bien?- le pregunto preocupada a lo que él solo le dirigió una severa mirada- Quiero decir... has estado muy callado.

-No me siento bien.- serró lo ojos para luego ponerse de pie.

Luego sin decir nada, se retiró dejando su chaqueta negra. "Tal vez venga a buscarla más tarde" pensó Yui, aliviada pues eso significaba que volvería en algún momento.

Continua a leggere

Ti piacerà anche

155K 9K 16
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
8.7M 1M 53
[COMPLETA] Adam tiene una fascinación por las frases de asesinos. Reachell ama tocar el piano. Adam es reservado y misterioso. Reac...
535K 72.7K 44
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
327K 24.9K 53
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.