Puso manos a la obra y al momento que terminó, Hermione se revolvió inquieta y abrió los ojos de golpe, inmediatamente murmuró un
- ¿Dónde estoy?
Ella enfocó sus ojos y trató de reconocer sus alrededores. Enfocó sus ojos y giró levemente su cabeza, notando una punzada en ella como si una manada de centauros hubiera pasado por encima de ella anoche, su memoria entumecida comenzó a recordar... la fiesta del aniversario de la batalla de Hogwarts, el estúpido hurón apareciendo ahí para arruinársela, ella siendo demasiado cobarde para enfrentarlo y embriagándose para darse valor. Un shot tras otro, perdió la cuenta cuando vio a Ron desmoronarse y a Harry y Neville llevarlo en peso, estando igual o más ebrios que él... ¿qué habrá sido de ellos?
- Ten - dijo un brazo que sostenía un vaso cerca de su cara. Sólo que los brazos no hablaban... a menos que estuvieran pegados a un cuerpo... Casi sin mover su cabeza por temor a que le explotara, sus ojos siguieron la longitud del brazo, un brazo bien torneado que ya se le estaba haciendo muy familiar, hasta un hombro que lucía fuerte y soberbio, un cuello largo y blanco, una mandíbula puntiaguda, unos finos labios entreabiertos, una nariz recta, y finalmente, pero no menos importante, ese par de ojos grises adornando ese rostro, parcialmente cubiertos por un mechón de suave cabello rubio platinado. Sintió su estómago revolverse. Y se dio cuenta que estaba vacío. Sintió esa familiar acidez en su garganta. Seguro había vomitado hasta las entrañas ayer. Y ahí estaba su tormento, sosteniendo ese vaso en su cara con una ceja levantada, tratando de evitar una sonrisa que ya medio se asomaba por su rostro. Estaba más hermoso de lo que lo recordaba, quizá un poco ojeroso, pero hermoso... y ella sintió la rabia bullir en su interior otra vez. Sintió que quería levantarse de un salto y partirle la cara, pero no podía moverse, a riesgo de que su cabeza explotara. Sin embargo inmediatamente se palpó la ropa buscando su varita
- No la llevas contigo, ¿qué tan estúpido crees que soy?
- Creo que lo dejé claro la última vez, Malfoy - dijo ella escupiendo su nombre con rencor
El rubio resopló mientras rodaba los ojos.
- Es retórico Granger. Me refiero a que tomé mis precauciones. Necesitas tomar esto, te aliviará la resaca
- No pienso tomar nada que venga de ti Malfoy, prefiero morir pateada por cientos de hipogrifos
Él rió, aunque era una risa amarga.
- Vamos Granger, estoy seguro que en realidad ya te sientes así, y no voy a envenenarte, ¿para qué habría cuidado de ti toda la noche si te quisiera muerta? Te hubiera dejado en ese callejón donde te encontré a ahogarte en tu propio vómito. Sin embargo no lo hice. Te ayudé. Tómalo - repitió sonando más severo
Ella bufó enojada. Enojada con Dean y Parvati por incitarla a beber de ese modo. Enojada con Harry y Ron por no haberla cuidado. Enojada con ella misma por no haber sabido detenerse. Enojada especialmente con Draco Malfoy por atreverse a cuidarla cuando estaba inconsciente y así obligarla a deberle un favor. Porque estaba segura que a eso se reducía todo. Él no era ninguna hermana de la caridad y nunca hacía nada si no le iba a reportar algún beneficio a corto plazo. ¿Pero qué demonios quería de ella? ¿No la había humillado ya lo suficiente?
- ¡Señorita Granger, por aquí! ¿es cierto que el señor Malfoy la engañó?
- ¿Es cierto que él la dejó por la señorita Astoria Greengrass?
- ¿Ya no hay planes de boda?
- ¿Cómo se siente al respecto?
- ¿Lo odia nuevamente señorita Granger?
- ¿Se siente defraudada, poco deseable, insuficiente para satisfacer a un hombre?
- ¿Está en depresión?
- ¿Hablará sobre lo que pasó?
Todas esas estúpidas preguntas... la habían hundido más si era posible. Ya había dejado de ser acosada por los medios y la gente después del término de la guerra. Ya había dejado de ser novedad su romance con el rubio, que había durado cerca de dos años. Y ahora esto. De todas las veces que Hermione tuvo la atención de la prensa, seguro esta vez fue la que más odió. Porque antes sólo se incomodaba, pero ahora... esta gente no tenía sentimientos. Metían el dedo en la llaga como sin nada. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué ganaban con su dolor? ¿Por qué no la dejaban sola y respetaban su dolor? ¿No podían ponerse en su lugar por un maldito momento y darse cuenta que estaba destrozada? Sólo sentir la mano de Harry apretar su hombro la había sostenido.
- Eso es privado, váyanse de aquí, ¿qué no hay noticias de verdad que puedan cubrir? - les recriminó Harry
- ¡Señor Potter! ¿está usted con la señorita Granger?
- ¿Tienen un romance?
- ¿Planea vengarse del señor Malfoy con usted?
Harry no pudo más que rodar los ojos una y otra vez mientras avanzaba entre el tumulto de gente rumbo a la entrada del ministerio, tomando a Hermione de los hombros y conduciéndola por entre la gente. Cuando por fin alcanzaron la entrada, Harry dejó de escuchar las estúpidas preguntas, más no el enorme barullo que seguía creciendo como si ellos fueran a contestar alguna de sus estúpidas preguntas sólo porque gritaran más que los demás.
- Gracias Harry - dijo la castaña tomando su mano y sonriéndole tímidamente
- No me lo agradezcas, sabes que haría cualquier cosa por ti - contestó él tomando su mano y apretándola cariñosamente, mientras continuaban caminando por los pasillos del ministerio, esquivando gente a su paso. Gente que los observaba. Gente que los señalaba. Gente que murmuraba. Harry estaba acostumbrado a que la gente lo señalara y murmurara a su paso, lo habían hecho desde que él tenía sólo 11 años y no tenía ni idea de por qué. Ahora era absolutamente claro por qué.
Pero Hermione nunca lo había señalado ni lo había juzgado. Si a alguien le debía su vida (además de su madre claro) era a Hermione. Sin ella, seguramente no hubiera sobrevivido ni siquiera durante la búsqueda de la piedra filosofal. Menos en la cámara secreta, menos durante el escape de Sirius Black, mucho menos en el torneo de los tres magos, jamás hubiera soportado que la gente lo señalara y lo tratara de loco si Hermione no hubiera hecho arreglos para crear el ejército de Dumbeldore y entonces él pudiera ocupar su tiempo en algo valioso y distraerse. Ella lo había abrazado y consolado cuando sintió su corazón romperse por Ginny y Dean. Ella había sido su pilar más importante cuando estuvieron cazando horrocrux. Ella era lo más jodidamente importante de su vida. Casi había lamentado el no haberse enamorado de ella. La admiraba demasiado. La quería demasiado. Daría su vida por ella. Y si tenía que echarle una o dos imperdonables a la prensa para que dejaran en paz a Hermione, lo haría con gusto y pasaría su vida en Azkabán feliz por haber ayudado a su amiga.
- Ya dilo de una vez Harry - dijo la castaña sacándolo de su ensoñación
- ¿El qué? - preguntó el pelinegro alzando una ceja
- El "te lo dije" - dijo ella casi en un susurro
Harry bufó ruidosamente
- Herms yo...
- Puedo escucharte pensarlo Harry, sé que te mueres por hacerlo, así que adelante... lo merezco... todo lo que tengas que decir, todo lo que la prensa tenga que decir, lo merezco por pendeja
Harry se estremeció ante la dureza del comentario de su amiga. Ella era buena. Ella no merecía lo que le pasó. Ella merecía ser feliz.
- Herms, tú eres brillante, eres la mejor bruja que el mundo haya visto jamás, si algo mereces es ser feliz, y lo serás, si de mi depende lo serás - dijo plantándose frente a ella y mirándola a los ojos a través del cristal de sus anteojos - si tu quieres que yo lo mande desaparecer, sólo dilo... puedo reabrir su juicio, puedo echarle a los dementores encima para que le den el beso, puedo hacer que se pudra en Azkaban - y Hermione no pudo más que sonreírle a su amigo, sin evitar que una lágrima rebelde escapara de sus ojos al mismo tiempo - tú, eres la persona más valiosa en este mundo, lo superarás, te lo prometo. Estaré contigo. Haremos lo que sea. Lo que sea. En verdad. Sólo dilo.
Ella le sonrió con un brillo de maldad en sus ojos...
¿Y después de todo eso ahora le venía con que la había encontrado tirada como vagabunda ahogándose en vómito y la había recogido, llevado a su casa, cuidado y preparado una poción para la resaca? ¿Es en serio?. Sin poder evitarlo comenzó a reírse histérica, aún contra su mejor esfuerzo por no hacerlo ya que la cabeza le iba a estallar.