gone; camren

De laurensillage

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¿Cómo se sentiría ser libre? Secuela: https://www.wattpad.com/story/75704519-here-camren Mai multe

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Girls Do It Better
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29

Capítulo Final

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De laurensillage

Quiero avisarles que al terminar de leer este capítulo van a poder encontrar la secuela titulada 'Here' en mi perfil.

LAUREN

— ¡Feliz año!— Escuchamos como la gente a nuestro alrededor gritaba emocionada. Los fuegos artificiales los acompañaron, mientras Camila y yo nos besábamos.

Al darnos cuenta de lo que estábamos haciendo, una sonrisa se extendió por el rostro de ambas hasta que se hicieron tan grandes que tuvimos que separarnos. Apoyé mi frente sobre la de Camila y mantuve los ojos cerrados.

Tenía miedo de lo que pudiera encontrarme al abrirlos. ¿Y si Camila no era real y todo había sido producto de mi imaginación? ¿Y si había besado a otra persona? ¿Y si abría los ojos y Camila se iba? Pero todos mis miedos desaparecieron cuando ella acarició mi mejilla y volvió a unir sus labios con los míos.

— Lauren...— empezó a decir, pero la callé con un beso.

— No lo arruines, Camila.

Me levanté del suelo, tomando su mano para que se levantara conmigo. La guié hasta el interior de la casa y subimos las escaleras sin que nadie se diera cuenta. La mayoría de las personas estaban entretenidas en sus cosas y tal vez mis padres o las chicas nos empezarían a buscar luego, pero en ese momento nada me importaba.

Al llegar a mi habitación, cerré la puerta con seguro y puse a Camila contra ella. Comencé a besarla, al principio con ansias, pero luego me dediqué a disfrutar de cómo se sentían sus labios sobre los míos. Aun pensaba que todo esto podía ser producto de mi imaginación y es por ello que tocaba su rostro para asegurarme de que era real.

Camila me correspondía el beso con las mismas ansias que yo tenía y al separarnos, se giró para que yo le quitara el vestido. Como tenía una venda en una de sus manos y una escayola en la otra, le hice el favor y me quité yo el mío también. 

Le quité la ropa interior e hice lo mismo conmigo. En cosa de segundos las dos estábamos desnudas y observando a la otra. Y bajo la mirada escudriñadora de Camila, yo me sentía como la mujer más hermosa del mundo.

Lentamente y en perfecta sincronía, nos fuimos acercando la una a la otra, volvimos a besarnos y como pudimos caímos a mi cama. Camila al principio estaba sobre mí, pero nos volteamos para evitar que ella se lastimara las manos.

Yo me encargué de hacerla gritar hasta que toda la ciudad se enteró de que para Camila yo era lo más parecido a Dios, me encargué de retomar todo el tiempo que habíamos perdido desde que ella se había ido y especialmente me encargué de hacerle sentir con mis manos y mi boca todo lo que no podía decir con palabras.

Y sin planearlo, habíamos cumplido la promesa de empezar todos los años haciendo el amor. Aunque yo no estaba muy segura de por cuanto tiempo pudiera mantenerse.

— Eso fue... Dios...— murmuró Camila contra mi pecho, dibujando patrones en mi abdomen con la pequeña parte de sus dedos que quedaba descubierta.

— Lo sé— respondí de manera modesta.

— Lamento no poder usar mis manos... Aunque puedo usar mi boca, ¿sabes?— Ofreció.

— Sé perfectamente lo bien que sabes utilizar tu boca— dije, con una risa de por medio—. Pero no es necesario, no quiero que te lastimes.

— ¿Hay alguna manera de recompensarte por dejarte así?

— Siéntate en mi cara— dije, de la manera más casual posible.

— ¿Qué? ¡Claro que no! Ya sabes lo que pasó la primera vez y...

— Siéntate en mi cara— repetí, interrumpiéndola.

— Ninguna de mis manos sirve y tengo muy poca coordinación. Si la primera vez te rompí la nariz ahora seguro te rompo la cabeza y esta vez no tenemos nada para cubrirnos las espaldas.

Camila hablaba y yo la ignoraba, porque estaba muy ocupada acomodando las almohadas para estar más cómoda, y ella parecía no notarlo porque no dejaba de hablar.

— ¿Te vas a sentar tu o quieres que te ayude?— Le pregunté. Camila dejó de hablar y entrecerró los ojos.

— Lauren, hablo en serio, puedo ponerme en dos, en cuatro, en tres y hasta de cabeza si quieres pero no encima de tu cara.

— Pero Camzzz, por favorrr— le pedí, alargando las letras para que cediera.

— ¿No me quieres hacer el amor en el techo mejor?

— No. Te quiero aquí. — Señale mi cara y ella suspiró resignada.

— Bien, pero si te rompo la nariz de nuevo te toca a ti inventar una buena excusa.

— Shh, hablas mucho— la callé, haciéndola rodar sus ojos.

Camila gateó hasta donde yo estaba en la cama y se colocó encima de mí, rozando sus senos lentamente con los míos, dejándolos muy cerca de mi boca. Cuando estaba por empezar a besarlos, se levantó con una sonrisa lasciva. Ella sabía lo que hacía y lo que provocaba en mí.

Esa noche Camila se sentó en mi cara, no una, sino dos veces... Y no, no rompió mi nariz.

*

— Tengo tantas preguntas, Camz— le dije, mientras acariciaba su cabello y ella estaba recostada en mi pecho. Después de casi una hora parecíamos habernos saciado y ahora estábamos descansando.

— Dime.

— Primero que nada, ¿por qué ni las chicas ni nadie ha venido a buscarnos aun?

— Puede como puede que no que le haya dicho a las chicas que mantuviesen a nuestros padres ocupados después de año nuevo...

— ¡La fiesta!— Exclamé de repente, recordándola.

— Lauren... La fiesta era solo una excusa.

Entendí entonces por qué nadie había subido a mi habitación. Le había dicho a mis padres temprano que iría a otra fiesta después de año nuevo y seguramente pensaban que ya me había ido.

— Veo que planeaste todo... ¿Cómo estabas tan segura de que íbamos a terminar así?— Le pregunté con escepticismo.

— Mírame, soy irresistible— bromeó.

Camila y yo nos quedamos en silencio luego de eso. Yo tenía muchas preguntas para hacerle, necesitaba aclarar cientos de cosas, pero en ese momento, mi mente estaba completamente en blanco. No se me ocurría nada para decirle.

— ¿Tu... Tu recibiste mi carta?— Preguntó ella, con un toque de inseguridad en su voz.

— Si, en navidad.

— ¿Navidad? Pero te la mandé como tres días después de que me fui.

— Sophie me la dio.

Camila se levantó de la cama y se sentó al estilo indio. Me miró con el ceño fruncido y se quedó pensativa.

— ¿Qué hacía Sophie con mi carta?

— ¿Como iba a saberlo? Tienes boca, pregúntale a ella.

— No me hables así— me reclamó.

— ¿Y cómo pretendes que te hable?

— ¿Con respeto?

— Perdiste ese derecho desde que te burlaste de mi como si fuese un juguete. Agradecería que no vinieras a pedirme que te respete cuando tú fuiste la primera que me faltó el respeto a mí.

— ¿Puedes dejar que te explique?

— ¡No quiero escucharte, Camila!— Grité, levantándome de la cama para poder confrontarla mejor.

— No huí por las razones que piensas... No huí porque quise ser una adolescente rebelde, no fue por miedo al compromiso o porque no quería casarme contigo, no lo hice para llamar la atención ni porque desperté un día y pensé 'irme de casa sería una buena idea para preocuparlos a todos'... Lo hice por mí, lo hice porque quería empezar una nueva vida lejos de todo.

— ¿Y no pudiste pensar en cómo todos nos íbamos a preocupar? ¿No pudiste pensar en cómo yo me iba a sentir al saber que mi novia me emborrachó en una fiesta para poder huir con mi auto al día siguiente? ¿No pudiste pensar en que así como tú te sentías atrapada yo iba a sentirme como una basura por no poder ayudarte?

— Esto no se trata de ti— suspiró, pasándose una mano por el cabello. Se levantó de la cama y envolvió la sabana alrededor de sus hombros—. Se trata de mí y de como yo me sentía. Era algo que necesitaba hacer sola, ¿entiendes?

— Si lo entiendo, Camila— espeté—. Lo que no entiendo es la necesidad de armar todo este circo y hacernos formar parte de el cómo unos payasos. Pudiste habernos dicho y te habríamos apoyado. Dios, sé que tus padres hubiesen enloquecido pero tú no tuviste que verlos llorar por horas y derrumbarse porque creían que nunca más iban a volver a ver a su hija... Camila, yo te hubiese podido ayudar, si necesitabas un auto te lo compraba, si querías ser libre como los pájaros yo misma te hacía unas alas para que volaras. Pero si nunca me decías la verdadera manera en la que te sentías yo nunca iba a poder saberlo, nunca iba a poder ayudarte. Y lo que me duele no es que te hayas ido, sino el hecho de que no confías en mí ni para contarme cosas como esas— admití, vocalizando finalmente lo que en realidad me molestaba de toda la situación con Camila. Ya ni la broma que me había hecho en el hospital me importaba, esta vez era mi enojo por su manera de llevar sus emociones el que hablaba por mí.

— No es que no confíe en ti, Lauren— su voz se quebró y pude ver como las lágrimas caían por sus mejillas. Tenía tantas ganas de abrazarla en ese momento, aunque sabía que no era correcto hacerlo—. Es solo que no podía, cada vez que lo intentaba yo pensaba que ibas a tratarme como si fuese una loca y me llevarías a un psiquiatra y le dirías que me internara con urgencia. Tenía miedo, Lauren, y en vez de enfrentarlo todo pensé que lo más fácil sería huir, pero en realidad es cierto eso de que es mejor afrontar los problemas, hacerte amigo del miedo y estrechar su mano, reír juntos y luego asumir las consecuencias. Pero yo no lo sabía, yo ni siquiera sabía quién era. Todo lo que quería era poder salir del hoyo en el que estaba metida, yo quería callar a las voces en mi mente, yo quería ser libre.

— ¿Y lo fuiste?— Pregunté con un nudo en la garganta. Para ese punto de nuestra discusión, yo también estaba llorando.

— Al principio me sentía atada, como una prisionera en mi propia mente, en mi vida, en mi casa. Sentía que no tenía el control de nada y que todos manejaban mi vida a su antojo. Me sentía atrapada, ¿sabes? Solo quería una salida, un escape, algo de lo que yo tuviese el control. Y lo tuve por todo el tiempo que me fui de casa. Estaba en total control de mi vida y se sintió bien. Me sentía libre, como deben sentirse los pájaros... pero hubo un momento en el que dejó de sentirse bien, y ya volvía a sentirme como una prisionera. Ahí fue cuando me di cuenta de que tal vez mis padres habían controlado cada segundo de mi vida y habían escogido como sería mi futuro. Tal vez ellos la manejaban a su antojo, pero yo era quien tenía el control. Siempre lo he tenido. Siempre he sido libre, Lauren. Solo que no lo sabía, no lo entendía.

— En tu carta dijiste algo parecido....— Camila asintió.

— Me tomó dos días darme cuenta de que yo misma me metí en una prisión y de que era solo yo quién tenía la llave para salir.

Ver a Camila en un estado tan vulnerable, hizo que mi corazón de hielo se derritiera hasta convertirse en agua caliente. Verla tan frágil, diciendo todas esas cosas sobre sentirse atrapada en su propio cuerpo, cambió los elementos en mi balanza. Y saber que la misma chica que siempre tenía una sonrisa en el rostro y que me recordaba que en todos los días había algo bueno, también podía pasar horas llorando hasta dormirse, fue la gota que derramó el vaso.

Me acerqué a ella algo insegura y limpié sus lágrimas con mi pulgar. Coloqué un mechón de cabello detrás de su oreja y la miré fijamente a los ojos, hasta que me incliné para besarla.

Al separarnos, noté que Camila volvía a llorar y limpié sus lágrimas de nuevo. Las limpiaría un millón de veces en un día si fuese necesario.

— ¿Estamos bien?— Preguntó Camila con esperanza.

— No.

N/A

No me quiero poner sentimental porque esto aun no termina. Sin embargo, quiero tomarme un momento para agradecerles a todos por tomarse el tiempo de votar, comentar y especialmente de leer.

¡Los espero en la secuela! (:

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