Sparkling Eyes

smokedreams द्वारा

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Tras la ruptura con su ex-novia, Garrett no ha podido superarla hasta el punto de obsesionarse. Pasa sus días... अधिक

Era rutina
No más café, por favor [Parte I]
No más café, por favor [Parte II]
Buena suerte junto a la banda [Parte I]
De regreso a Chandler
¡Gary no es gay!
Vans Warped Tour [Parte I]
Vans Warped Tour [Parte II]
Lo siento, una pobre escusa
¿Niños o perros?
Recuerda u olvida [Parte I]
Recuerda u olvida [Parte II]
Abandonando
En sus zapatos
Perdóname o bésame [Parte I]
Perdóname o bésame [Parte II]
La caja
Bajo del agua
Noche de confesiones
Nota de autor + Datos extras

Buena suerte junto a la banda [Parte II]

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smokedreams द्वारा

Garrett estaba frente al espejo, contemplándose. Con exactitud, él observaba su frente. Era una como cualquier otra, pero ese día le pareció exageradamente enorme. Con mala mueca en el rostro, pasó una mano por su cabello, intentando cubrir su frente con mechones laterales, quienes no querían ceder.

—Garrett —una voz masculina lo llamó a sus espaldas—, entiendo que eres un narcisista, pero pienso que ya tienes demasiado tiempo frente al espejo.

El espejo reflejó a Kennedy, con una cerveza en la mano, y frente a él estaba Tim, también sostenía una.

—Pareces estar nervioso —repuso Tim, dándole un sorbo a su bebida—. Me recuerdas a Pat en su primera cita. Él…

—Preferiría que no lo contaras —le interrumpió Pat, con tono tajante. Para él momento salía de la cocina con una coca-cola de lata y entraba a la sala de estar.

—No estoy nervioso, ni tengo una cita —Garrett aclaró—. Sólo no debí dejarme convencer por John para cortarme el cabello.

Suspiró, a causa de su orgullo lastimado.

A la mañana siguiente, antes de regresar a Tempe, él y John visitaron la peluquería recurrente de Jenny. Y aunque Garrett no estaba muy convencido de desprenderse de su larga cabellera, le confió su cabeza a una simpática chica nueva; claramente, una peluquera inexperta. Hubiese sido tomado como un hecho gracioso, si John también hubiera obtenido un mal corte, pero no fue así. Éste fue atendido por una mujer mayor. Muy a su pesar que no se sintiera afortunado como Garrett, obtuvo mejores resultados que él.

Ya había transcurrido una semana desde el incidente.

Tim tomó las llaves de su auto y salió con Pat a comprar nuevas cervezas, y si lo recordaba, tal vez a comprar el mercado semanal del hogar. Se escucharon largas y pesadas pisadas en el segundo piso, Jared estaba despertando de su siesta. Kennedy se sentó en el sofá frente a la televisión de la sala y tomó el periódico para leer las noticias. Garrett notó que todo había quedado en absoluto silencio y decidió tomar su teléfono para hacer una llamada. Se dirigió a la cocina para tener privacidad, no deseaba que Kennedy escuchara una embarazosa conversación con su madre.

La puerta de la casa se abrió y John entró por ella, dejando pasar a alguien más. Inspeccionó que no había mucha gente en la casa, y se rascó la nuca pensando qué hacer, o decir, a su compañía.

—Oye Trotter, ¿te gustaría una cerveza? —preguntó John.

Kennedy cerró el periódico bruscamente y se dio vuelta, todavía sentado en el sofá, en dirección a John.

—¿Cuándo dejarás de llamarme así…? —Kennedy se vio interrumpido por si mismo. Sus ojos pasaron de John a la chica que negaba con su cabeza a su lado.

Se percató que John dejó de mirarla para luego mirarlo a él.

Éste pestañó sorprendido, había caído en algo.

John colocó su mano en el hombro semi desnudo de Jenna —estaba vistiendo un vestido veraniego con tirantes delgados— y caminaron hasta donde se encontraba Kennedy.

—Kennedy, conoce a mi nueva amiga Jenna —introdujo John.

—Mi nombre es Jenna Trotter —dijo, extendiendo su mano a Kennedy—. Un placer conocerte.

—Hola —respondió un poco aturdido, dándole un apretón de manos—. Mi nombre es Kennedy Brock. Sin embargo, Trotter es uno de los apellidos de mi familia ¿tú y yo no seremos…?

—Oh no, no lo creo —dijo Jenna, con una tímida sonrisa—. No tengo tíos paternos, mi familia es muy pequeña.

—Ya veo —inquirió que John no había apartado su mano del hombro de Jenna, y pregunto apropósito—: Entonces, ¿están saliendo chicos?

Kennedy pensó por un momento que John era un canalla muy listo, pues estaba saliendo con tan bonita chica y no lo había comentado. Pero sus pensamientos fueron difuminados cuando oyó una melodiosa carcajada de John y se percató que su amiga lucía incómoda.

—¡Claro que no! —le acarició el cabello a Jenna en forma visiblemente amistosa—. Ella está aquí por Garrett.

Jenna se apenó y desvió la mirada, haciéndolo más creíble.

Garrett salió de la cocina y marcó la tecla roja para colgar, emitiendo un sonido. Se quedó quieto allí, bebiendo una botella de agua mineral, cuando sintió miradas sobre él. Miró en dirección al sofá y casi escupió el líquido en su boca.

Tragó bruscamente.

—¿Kennedy? ¿John? ¿Jenna, qué haces aquí? —al percatarse que sonó grosero, repuso—: Quiero decir... No es que esté mal, pero no te esperaba hasta dentro de dos horas.

—Lo sé, pero John dijo que no suponía problema —estaba comenzando a dudar.

—Me encontré a Jenna en el parque —argumentó John, viendo una protesta en los ojos de Garrett—, así que comí el helado que quería, le invité uno y aquí estamos.

Garrett suspiró.

Y con aquel suspiro, esperó que todos sus pesares se fueran. Regañar a John no servía de nada, era muy cabezota. Como él.   

—Bien, creo que podemos hacer algo juntos antes del ensayo.

John y Kennedy se miraron, y asintieron. Supieron que era hora de dejarlos a solas.    

—Sé un poco más amable —le aconsejó Kennedy en voz baja, pasando a un lado de él.

—Si sirve de algo, ella me rechazó el helado —dijo John también en voz baja, mientras le daba dos rápidas palmadas en el hombro y se iba.

Garrett frunció ligeramente el ceño. ¿Qué significaba aquello?

Cuando subían por la escalera, interceptaron a Jared para que subiera con ellos, pese a sus protestas sobre que estaba hambriento.

El lugar estuvo silencioso otra vez.

Garrett no comenzó la conversación como la última vez, pero se dedicó a observar disimuladamente como Jenna vestía. Traía zapatos verdes bajos —ella jamás había sido simpatizante de tacones—, un vestido blanco con estampado floral azul que rozaba sus rodillas y su cabello ligeramente desordenado, gracias a la intervención de John. Se veía tan atractiva, que casi quiso detenerla cuando comenzó hacerse una cola de cabello, pero eso lo delataría.

—Te cortaste el cabello —dijo Jenna, con naturalidad. Evidentemente era más un pensamiento en voz alta, que un comentario.

—Ah... —Garrett cubrió el frente de su cabeza por reflejo—. Sí, lo hice —dijo con voz de arrepentimiento.

—Deja eso —ya no había tiempo de arrepentirse cuando tomó la mano de Garrett, y la apartó de su frente—. No está tan mal.

—¿En serio? —preguntó con sincera impresión.

Después de los comentarios chistosos y las risas de sus compañeros de banda, Garrett se había abstenido a salir en público hasta nuevo aviso.

—Sí, lo prometo —respondió con voz solemne.

Hubo otro silencio, pero este no fue incomodo. Sus miradas hablaban más que las palabras, o los hechos. 

Afuera de la casa, se oyó un motor apagarse. Tim presionó el botón de la puerta del garaje y entró por ella cargando dos paquetes de cervezas de doce latas cada uno. Atrás, entró Pat con cuatro pesadas bolsas del supermercado. Al vivir bajo el techo de su hermano mayor, era casi imposible protestar por su abuso. Después de cerrar la puerta, entraron por la puerta conexa a la cocina y depositaron las cosas en la mesa.

Tim se despojó de su camisa azul marino y la colocó en su hombro. Tomó una cerveza nueva y la destapó produciendo un chasquido. Se proponía ordenar las cosas después de tomar una ducha, o que Pat tuviera la iniciativa de hacerlo. Lo que sucediera primero.

Cruzó despreocupadamente la puerta conexa a la sala y tuvo la misma sensación que Garrett acerca de ser observado.

Sus ojos encontraron lo que estaba buscando: Garrett estaba recostado a espaldas del sofá. Tenía la boca ligeramente abierta —había tenido una conversación animada hasta entonces— y la cerró. Jenna estaba frente a él, con una distancia prudente entre los dos. Ella observaba a Tim sin saber muy bien qué hacer, sólo estaba quieta. Parecía que alguien hubiese apuntado el control remoto y presionado el botón de “pausa” en dirección a esos dos.

—Disculpen —dijo finalmente Tim. Colocó su lata en la mesita más próxima, y volvió a colocarse la camisa—. Perdona por eso, hace tiempo que una chica no venía de visita —sonrió avergonzado.

—Lo siento, Tim. Debí decírtelo con tiempo —a continuación miró a Jenna—: Ella es mi amiga Jenna Trotter.

—Oh, como Kennedy… —Garrett le interrumpió con una mueca tajante para que continuara—. Como ya sabes, mi nombre es Tim. Tim Kirch.

—Es el hermano del baterista —explicó Garrett a Jenna.

Casi por coincidencia, por segunda vez en el día, Pat salió de la cocina y los miró a todos.

—Hola —dijo, mientras que se acercaba a la acompañante de Garrett—: Soy Pat.

Jenna lo miró cautivada por su errónea imaginación.

Garrett le había comentado que los hermanos Kirch no se parecían, pero no pensó que fuera para tanto. Tim era alto, robusto, varonil, con pecho fuerte —y peludo, como acababa de notar— y guapo. Pat no era menos guapo, pero podría ser definido más como simpático. Era bajo, como Garrett, o tal vez un poco más. Usaba el cabello largo hasta los hombros y era de contextura delgada, como John.

Inclusive era tierno.

—Jenna —estrecharon manos.

—¿Y qué? ¿Están en una cita? —preguntó Tim, con sonrisa pícara.

—¿Eso es cierto, Garrett? —preguntó Pat, con fingida sorpresa, mientras se llevaba las manos  al pecho—: ¿Osas engañarme en mi propia casa? ¡Eres ruin! —escupió con supuesto enojo.

—Ahora no, Pat —le susurró Garrett, pero el aludido se hizo el desentendido—. Jenna sólo está aquí para ver nuestro ensayo —aclaró.

—¡Patrañas! —replicó Pat.

—Hermano, ten la suficiente dignidad para irte de aquí —dijo Tim, fingiendo seriedad—. Vamos, te acompaño.

Los dos hermanos salieron por la puerta de la cocina con paso firme.

Garrett estaba apenado. Se volteó para explicarle a Jenna que sólo era un juego entre mejores amigos, cuando la escuchó reír. Lucía esplendida mientras reía y sus ojos café brillaron. Y ahí estaba ese sentimiento de nuevo, una sensación de complacencia. Sin poder resistirse, se unió a la risa. Y por un momento, olvidó todos sus problemas.

     

—Así que eres oriunda de Utah —comentó, mientras tomaba una papita de su bolsa—. Pienso que tengo una tía que vive allá. Tengo años sin verla. 

Ese era Jared Monaco. En opinión de Jenna, era como un gran oso cariñoso. Era alto y un poco más robusto que Tim, pero su cabello era rubio y su tono de piel rosada. Poseía una hermosa sonrisa, con hileras de dientes blancos y perfectos. Esperaba que las frituras no se los manchara.

—Sí. Me mudé hace 7 meses a Tempe, junto una amiga —Sarah vino a su mente. Tenía que agradecerle después que la cubriera en el trabajo ese día en especial—. Ahora estamos trabajando y reuniendo dinero para entrar a la UA.

—Universidad de Arizona —recitó John con solemnidad—. Yo estudié allí.

—¿Eres graduado de la UA? —preguntó Jenna con sorpresa. Si John ya no era un mozo universitario, lucía muy joven para su edad real.

Se escuchó una risita colectiva antes que John respondiera. 

—Qué va. Asistí dos meses y la dejé por The Maine —respondió con orgullo, ignorando la burla. 

Los chicos cesaron de hablar un momento para terminar de ajustar los instrumentos. Se encontraban en el garaje preparándose para comenzar el ensayo. Era la primera vez que Jenna contemplaría uno, pues estaba muy poco involucrada en el mundo de la música.

—¿Qué tocaremos? —preguntó Kennedy. 

—Una suave para Jenna —sugirió John. 

—Daisy —agregó Garrett como por inercia.

John se limitó a asentir.

Pat no tardo en contar hasta tres y chocar sus baquetas.

El garaje se llenaba de música a la misma hora, o a su alrededor. Los vecinos parecían gustarle su música, porque jamás se quejaron. Y ahora a Jenna también le gustaba. John tenía una voz hermosa, que contrastaba a la perfección con la música. Esa canción en especial, era hermosa. Te daba la sensación de estar sentada en una nube y escuchar apacibles susurros al oído. Puedes escucharla una y otra vez, pero jamás cansarte. Despiertas de un sueño cuando la canción cesa.

sunlight, sunshine,

all for you my daisy.

we're getting this before you leave,

all for you my daisy.

Sunlight, (sun rise)

sunshine, (sun shine)

We're getting this, getting this

all for you my daisy

—¿Qué te pareció? —preguntó Garrett. 

Después de tomar un significativo respiro, ella respondió:

—¡Increíble!

Los chicos sonrieron, estaban convencidos de su respuesta. 

—Sólo una pregunta —continuó—: Sí son tan buenos como banda, ¿a dónde quieren llegar?

—Vans Warped Tour —respondió John, con innegable jovialidad.

Sacó del bolsillo trasero de su jean un papel cuidadosamente doblado. Se acercó a Jenna, y no se lo dio hasta desdoblarlo. Allí, estaba un anuncio conocido. A Jenna le pareció que lo había visto pegado en varios lugares de la calle, pero hasta el momento no se había tomado la molestia de leerlo. El mismo apuntaba que el evento se realizaría el 1 de Abril hasta el 7 de ese mes.

Sólo tenían seis días para ensayar, casi una semana.

—Si quieres, puedes acompañarnos. Tocaremos el día 6 —propuso Garrett.

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