Violines Bajo el Agua.

earlgreeey द्वारा

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Harry es hijo del Conde de Goodshawn y Louis el Duque de Fairfox. En una sociedad en donde la homosexualidad... अधिक

Sinopsis
Playlist de VBEA.
1. El hombre que vive.
2. El hombre que admira.
3. El hombre que socializa.
4. El hombre que discute.
5. El hombre que ignora.
6. El hombre que descubre.
7. El hombre que incomoda
8. El hombre que olvida.
9. El hombre que enseña.
10. El hombre que perdona.
11. El hombre que piensa.
12. El hombre que asiste.
14. El hombre que descansa.
15. El hombre que teme.
16. El hombre que sucumbe.
17. El hombre que tiembla.
18. Ese hombre, enamorado.
19. Ese hombre, proponiendo.
20. Ese hombre, asimilando.
21. Ese hombre, despidiendo
22. Ese hombre, actuando
23. Ese hombre, sufriendo.
24. Ese hombre, perdido.
25. Ese hombre, vacío.
26. Ese hombre, explorando.
27. Ese hombre, extrañando.
28. Ese hombre, creciendo.
29. Ese hombre, acompañado
30. Ese hombre, herido.
31. Ese hombre, buscando.
32. Ese hombre, escondido.
33. Ese hombre, acatando.
34. Ese hombre, liberando.
Epílogo.
Notas finales/Agradecimientos.
Querido Harry.
Querido Louis.
No se emocionen (¿O sí?)

13. El hombre que defiende.

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earlgreeey द्वारा

** EDITADO: 27/05/17 **

Uno de mis capítulos favoritos, ugh. Quiero aclarar que ésta vez no puse nada en alemán porque sería demasiado, y eso en verdad afectaría la estética que deseo para el fanfic. So, para aclarar cuándo Harry y Louis hablarán en alemán, además de que tienen que leer con toda la atención posible verán que desde donde se empiece en cursiva es en alemán.  Aclaro que sólo será éste capítulo.

La razón por la que no puse todos los diálogos en cursivas también es cuestión de estética. Louis y Harry hablan en alemán, entre ellos, por (casi) todo el capítulo. Sin nada más, disfruten el capítulo.

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13. El hombre que defiende.

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Louis aparece en la mansión tres semanas después de la muerte de Lucas, cuando sólo lleva una semana oficial como duque. Le sorprende demasiado ya que se imaginó que Louis no se recuperaría tan pronto de la partida de su padre. Mucho menos luciendo tan presentable. Si a eso le agrega que al ser duque su tiempo libre disminuye de forma considerable, todo es aún más sorpresivo.

Aún así está agradecido por ello. Sin embargo, sabe que Louis se pasa día a día ocupado con otras responsabilidades, todas relacionadas con la familia y el patrimonio. Pero ahora está ahí, con Richard dejándolo pasar por la puerta principal para después partir en silencio, y Harry admira la fortaleza y confianza que Louis tiene en sí mismo para presentarse a tan poco tiempo de su pérdida trágica.

Louis viste ropa muy distinta a como antes: ya no son pantalones negros con clase, ni un saco del mismo color con un moño o una corbata alrededor de su cuello, una camisa blanca perfecta y abotonada tal y como debe de ser. Ahora, Harry ve que lleva unas botas largas de montar, pantalón de un café algo oscuro, además de traer el chaleco que va a juego con el color de su ropa, aunque debajo de éste puede entrever una camisa blanca como siempre. Su cabello está peinado a la perfección, no como antes (despeinado o despreocupado) y sus ojos sin más audaces, inteligentes u observadores, con las manos colocadas detrás de su espalda en señal de espera.

Todo lo que Louis grita es clase, poder y autoridad, aunque una muy diferente a la que desprenden Robert. Louis se ve más bien como un ser benevolente, de mano justa, que sabe defender a aquellos que lo requieren pero que a su vez tiene el conocimiento suficiente como saber cuándo mienten y castigarlos de ser necesario. Desprende el aire de alguien con quien se puede hablar sin problema alguno a ser criticado o ignorado. Harry no reprime el suspiro y mucho menos la sonrisa, aunque de eso no comenta nada más.

—Pensé que con tus nuevas responsabilidades no vendrías—le dice algo dudoso, acercándose a él poco a poco—. Con todo esto que pasó llegué a creer que tendrías tu día demasiado ocupado.

Louis le mira por largos segundos para después regresarle la sonrisa. Harry suspira ya que es ahí en donde el viejo Louis aparece a pesar de que su apariencia trate de transmitir una actitud por completo diferente.

—Disculpa por faltar tres semanas—Louis le contesta con toda la tranquilidad del mundo—. Como sabes, todo esto es algo ajeno a mí.

Hay cierto tono de tristeza en su voz que trata de opacar con una mueca de felicidad o de alivio en su rostro. Harry no le dice nada, sólo le observa sin tratar de forzar el asunto, en especial porque desea que Louis le tenga la suficiente confianza como para hablar por sí mismo.

Al final ambos se dirigen a la biblioteca en silencio, en donde toman asiento en los asientos, uno frente al otro, sin dejarse de ver en ningún momento.

—No hay problema— Harry le contesta—. Llegué a pensar que ya no tendríamos estos encuentros. Quizá ahora ya no hay tiempo suficiente como para darme clases en alemán.

Louis le observa por largo rato, moviendo sus manos hacia la maleta que deja en el suelo. Harry rompe el contacto visual para seguir los movimientos con sus ojos, admirando los libros que Louis saca de ahí, dándose cuenta de inmediato que están en alemán. Cuando Harry le mira de nuevo con una sonrisa en los labios, Louis en ningún momento despega sus ojos de él.

Gracias—le dice en alemán. Harry pasa saliva al escuchar el repentino cambio de idioma a otro, algo sorprendido por cómo Louis puedo suprimir su acento con facilidad antes de hablar—. ¿Te parece si comenzamos ya?

Harry lame sus labios antes de hablar.

¿Hay algún tema en específico... del que quieras... charlar? —Harry se reprende por dentro al dudar en lo que dice. Ve un brillo en los ojos de Louis, uno que logra reconocer gracias a que lo ha visto en más de una ocasión—. No te burles de mí.

¿Cuántos peniques habíamos acordado desde la primera clase?

No te voy a pagar nada porque fue un simple desliz— Harry replica, seguro de sí mismo y con la frente bien en alto.

Frente a él, Louis alza una ceja en señal de burla total. Se siente un poco aliviado porque, a pesar de que no todo es como antes (eso es más que obvio luego de lo que pasó), admira que al menos Louis está haciendo un enorme intento para no quedar mal visto o incumplir con las obligaciones que tiene. De seguro es cansado tanto hablar, hablar y hablar con los amigos de Lucas, quienes siempre preguntándole en más de una ocasión por las mujeres, el patrimonio, la herencia y, por supuesto, el Parlamento.

Un Parlamento al que Louis no quiere pertenecer porque su gusto no recae en la política, sino algo mucho más artístico y auditivo, tales como el piano, el violín o inclusive los idiomas. Admira eso de él, ya que contrario a Louis, las únicas respuestas que Harry le da a Robert son un "lo pensaré" o sólo "no lo sé", sin tener la voluntad suficiente como para decirle a su propio padre, de manera definitiva, que no quiere formar parte de la política o algo que tenga parecido a ella. A veces siente que está encerrado en una burbuja de oro cual héroe en apuros, sin poder escaparse pero a su vez disfrutando de las maravillas que le provee esa misma cárcel. Una ironía en todo el sentido de la palabra.

Al final, decidido a no perderse en sus pensamientos, presta de nuevo atención. Lo ve echarse hacia atrás de la silla, posando sus ojos azules sobre los libros que saca de la maleta y ahora están sobre el escritorio. Lo ve fruncir los labios para luego meterlos de nuevo sin decir nada más, todo bajo su atónita mirada.

—¿Qué estás haciendo?

—A mi maravilloso y astuto cerebro se le ha ocurrido una idea aún más maravillosa y astuta.

¿Me debo de reír de ese comentario? —Harry pregunta sin poder evitar rodar los ojos, sonriente.

Si así lo deseas, quién soy yo para detenerte. —Louis le responde en cuestión de segundos, dejando el maletín a un lado con los libros ya dentro de él—. Volviendo al tema, tengo una propuesta para ti.

Harry se queda callado, corriendo las vocales por su lengua.

Propwesta.

Propuesta, Harry.

—Uh... continúa—Louis le mira con un deje de desaprobación, quizá porque no hace el intento de decir la palabra.

Al final sólo suspira, poniéndose de pie, indicándole a Harry que hiciera lo mismo. Él lo hace sin rechistar, comenzando a caminar cuando Louis se dirige hacia la puerta sin decir palabra alguna. No es la primera vez que sucede algo así, y Harry considera toda una habilidad el saber si Louis quiere que lo siga o no. Cierra la puerta tras de sí y ve que los pasillos vacíos pero ninguno de los dos se detiene para nada.

Harry apresura el paso, casi corriendo (si su madre lo ve hacer eso de seguro le dará un infarto mientras que su padre le dará el sermón eterno) para alcanzar a Louis, quien casi va por las escaleras. Richard se encuentra en la puerta hablando con uno de los lacayos de la mansión. Harry no recuerda su rostro o nombre, por lo que está seguro que es de los empleados que su padre contrató la semana pasada.

Espera, espera—Harry le dice a Louis, en alemán, esperando que ni Richard ni el otro mayordomo sepan algo de lo que hablan—. ¿Me puedes decir adónde vamos? No te puedo... seguir... si, ya sabes... vas como si... nada.

A mitad de los escalones Louis se gira hacia él, haciendo que Harry se detenga también. Ahí, a vista de que cualquier persona que pase por el pasillo principal, las escaleras del ala derecha o la sala de bienvenida, los pueden ver si ningún problema.

Harry suspira con pesadez aún con la mirada cálida de Louis sobre su rostro.

Te reto a hablar alemán todo un día. —Louis le dice en alemán.

Si Harry estuviera en su cama o sobre alguna superficie suave, se hubiera echado para atrás de la sorpresa sin problema. Ahora bien, las escaleras no se ven para nada cómodas.

¿Q-Qué? ¿Estás loco?

—Además de ello— Louis continua, ignorándolo por completo—iremos a la feria que está cerca de aquí. Inclusive ahí hablarás en alemán.

—¡Ni siquiera es un examen!

—Ahora lo es.

—¡Dijiste que era un reto!

—Oh, ¿yo dije eso? —Louis pregunta fingiendo inocencia—. Ah, incluso las mentes más brillantes y astutas tienen sus deslices. Pido disculpas por ello, mi querido Harry.

Harry abre la boca una y otra vez sin saber qué decir o cómo reaccionar en ese instante. Cuando Louis le sonríe mientras se gira para continuar con su camino bajando las escaleras, le sigue de nuevo pero con un mohín en el rostro, como un niño que no consigue los dulces que quiere o que se meten con él. Richard sigue en la puerta, tan pulcro como siempre, y Harry nota su rostro anciano contrario a Thomas, que si bien no es tan joven como aparenta no se ve tan demacrado o acabado.

Harry le dedica una sonrisa ligera. Suspirando, acepta el reto de Louis con una exasperación en su voz que ni siquiera él puede con ella. Éste le responde con una sonrisa traviesa, ladeada, despidiéndose en inglés de Richard para luego decirle a él que le espera en el carruaje. Harry se queda ahí, sin saber qué hacer con los ojos de Richard en él, mirándolo interesado.

—¿Dónde está Thomas?

—Le mandé a por vino, joven. ¿Lo ocupa para algo en especial?

—No. Sólo... dile a mi padre que iré a la feria con...—la imagen de Lucas sentado en el gran comedor viene a su mente y Harry se da cuenta de que será difícil eliminarla—. El Duque Fairfox.

El nombre "oficial" de Louis resulta extraño viniendo de sus labios, en especial porque ya no va ligado a un proceso a futuro o que sucederá en los próximos días. Ahora a Louis ya no le puede llamar por su nombre, sino que tiene que mantenerse con la educación con la que se mantuvo desde que era pequeño en donde le enseñaron que los valores familiares, morales y sociales son los más importantes en esos años.

El llamarle a Louis por su nombre frente al público, en presencia de muchas personas, será ya algo cercano a una falta de respeto, o que no cuenta con la suficiente galanura como para ponerse al nivel de alguien como Louis, no importa si corren rumores tontos de él por todas las calles.

Richard le sonríe, compresivo. A lo lejos escucha la voz de la señora Mary, el ama de llaves, mientras les da órdenes a los demás para la repartición de actividades en la casa.

—Por supuesto, joven. ¿Desea algo más?

Harry se queda pensando por unos segundos antes de contestar.

—No sé la hora a la que regresaré ya que no tengo la más mínima idea de cuánto me tardaré—toma una bocanada de aire antes de repasar sus palabras—. Sí, eso sería todo.

—Entendido, joven. De inmediato pasaré el recado.

—Gracias.

Sonriendo un poco mientras acepta el abrigo que Richard le ayuda a ponerse, sale de la mansión escuchando la puerta cerrarse detrás de él con lentitud. Al frente, a unos cuantos pasos, Louis está con sus largas botas, su chaleco, el cabello peinado a la perfección mientras sonríe de lado observándolo directo a los ojos. El chófer, uno que para su mala suerte Harry no recuerda del todo se encuentra estoico, quieto, casi como una estatua que ni siquiera en las peores de las adversidades haría movimiento alguno.

Frente a Louis, ambos se suben al carruaje sin decir nada más. Harry le pide al chófer que avance, moviéndose a la par que el movimiento de las llantas contra el suelo de piedra, su jardín extendiéndose por hectáreas que él aún no conoce.

—Las flores de tu jardín siguen siendo bellas.

Harry se sonroja sólo un poco, lo suficiente como para sentir los ojos azules y cálidos de Louis sobre su rostro, tan profundos y analíticos.

—Gracias, aunque ese es trabajo de mi madre—le responde con una leve sonrisa en su rostro con el recuerdo de Anne reproduciéndose en su cabeza—. Y del, uh, no sé...

Louis sonríe, seguro de sí.

—Jardinero—replica, su voz aterciopelada y libre de acento inglés que lo delate a otro mundo.

—Jardinero—Harry repite, asintiendo y grabando la palabra en su memoria—. Creo que he perdido la práctica.

—Para tu maravillosa suerte, la retomarás por el día entero.

Siguen hablando por minutos, los cuales para Harry pasan con rapidez. Es fácil hablar con Louis, en especial porque éste muestra un interés sincero en las ideas, opiniones o cosas que él tiene por decir. No lo hace sentir como alguien de nivel más bajo (después de todo, el puesto aristócrata de su familia está por debajo de los Fairfox) o como un niño, sino como un igual que cuenta con su propia mentalidad y experiencia, por lo que las palabras salen de sus labios sin dificultad alguna.

Quizás esa es una de las razones por las que la gente adora hablar con Louis. Cómo sus palabras abrazan con cierta calidez, el entendimiento y aceptación de cada una de las cosas que dice. Puede que Louis no esté de acuerdo con algunos puntos de vista de Harry, pero eso no quiere decir que lo prive de hablar en voz alta; al contrario, se ponen a debatir el uno con el otro del por qué esa forma de ver la vida o de analizar las cosas, ya que cada quien es libre de hacer lo que quiera.

Si Louis formara parte del Parlamento entraría en los que son más liberales, una posición un poco inestable en la actualidad. Para su suerte, Louis no está interesado ni en lo más mínimo en la política o cualquiera de sus ramas. Después, ambos llegan al punto de la conversación en donde tienen ideas un tanto distintas, pero Harry no tiene ningún problema ya que está algo acostumbrado.

—Deseo contratar más personal para la mansión— Louis explica, mirando a Harry a la espera de su reacción.

Harry no puede evitar fruncir el ceño.

—Creí que ese tipo de cosas no... eran de tu agrado—dice, sintiendo las palabras en alemán saliendo de sus labios con voz temblorosa, pensando muy bien en lo que dirá—. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

Louis suspira.

—Mi opinión sigue siendo la misma—le contesta con toda la tranquilidad del mundo—. A todos los trabajadores de la mansión les tengo como orden que nos llamen por nuestros nombres. Es algo difícil para aquellos que son algo mayores ya que así les educaron, pero no le veo ningún problema.

—¿Entonces?

Louis se queda callado por unos segundos, acariciando los botones de su chaleco con suavidad, recargándose por completo en el asiento del carruaje.

—Hace dos días Mary, una de las mucamas, llegó a pedirme que si podía darle tres días libres ya que deseaba buscar trabajo—Louis le dice casual. Harry frunce el ceño—. Se lo permití, por supuesto. No tengo nada en contra de que las personas deseen superarse ya que todos tenemos ese derecho... pero me hizo pensar en muchas cosas.

Harry se queda callado por unos segundos, más que nada porque hay palabras del alemán que aún le cuesta entender. Trata de hacer lo que hacía en los primeros días de las clases: entender el lenguaje corporal de Louis para apoyarse en su comprensión de las palabras, tratando de asimilar lo que dijo y así unirlo con aquellas partes que no quedaban del todo claro. Al final entiende lo básico, no todo, sólo lo suficiente como para dar su opinión.

—Si una de las mucamas hiciera eso, mi padre la echaría de la mansión sin dudarlo.

—Si uno de mis trabajadores hace eso, les daré toda la libertad que se merecen ya que no son mi propiedad.

Ambos se quedan viendo a los ojos, con la tensión creándose en el aire. Las palabras de Louis le indican, de nuevo, lo cuidadoso que es con todas las personas: mientras él está ahí, refiriéndose a los empleados domésticos como sirvientes, mucamas, mayordomos, Louis les llama trabajadores. Les da vida propia, la cual se merecen. Una sensación extraña aparece en su estómago pero decide dejarla de lado cuando Louis suspira y niega con la cabeza.

Harry se espera a que hable.

—Quiero contratar más personal ya que deseo ahorrarle trabajo a los que ya tenemos en la mansión. —continúa.

—Pero— Harry dice sin dudarlo, ganándose una mirada de duda de parte de Louis—, ¿no son suficientes con los que ya tienen?

Louis coloca una minúscula sonrisa en su rostro.

—Cuando mi madre murió, mi padre despidió a más de la mitad del personal que teníamos en la mansión. Dijo que eran innecesarios. Por ese comentario, un alrededor de seis personas se quedaron sin empleo—Harry abre la boca para hablar, pero Louis alza la mano para callarlo—. Seis personas que servían como mantenimiento monetario para otras, por lo que quedarse sin empleo significaba más que sólo perder un techo, comida y dinero. —Se queda callado, analizando quizá lo que dirá después—. ¿A qué hora despiertas, Harry?

Harry trata segundos en sopesar la pregunta, la cual no entiende a qué viene; sin embargo, decide responderla para liberarse de la duda.

—A las ocho de la mañana.

—¿Sabes a qué hora despiertas los trabajadores en tu casa?

—No.

—¿Sabes qué tanto tienen que trabajar para tenerte como príncipe?

—No...

—Demasiado—le interrumpe Louis—. Levantarse antes de que el señor de la casa lo haga, preparar las listas, organizar a los demás para que cumplan con sus funciones, limpiar habitaciones que ni siquiera serán utilizadas—Louis enumera con una mueca de incredulidad—. Mucho trabajo para las pocas personas que tengo en la mansión.

—¿Y eso no te desagrada?

Louis sonríe.

—Oh, por supuesto que sí—responde sin dudarlo—. Pero si el país no le brinda más oportunidades, ¿quién soy yo para negarles a unas cuantas personas la posibilidad de adquirir techo, comida, compañía y dinero para su familia? —Louis ladea la cabeza, y Harry nota que el carruaje se va deteniendo poco a poco—. Deberías de cambiar tu actitud sobre ello.

Harry carraspea algo incómodo.

—No creo que tenga que cambiar algo.

—Por supuesto que sí, mi querido Harry.

El carruaje se detiene y mientras Harry admira la sonrisa que Louis trae en sus labios, el chófer aparece de la nada para abrirles la puerta y así poder salir. Louis comienza a moverse para ser el primero, pero sin dejar de hablar

—Esa opinión no es tuya, después de todo. ¿O sí?

...

La feria se encuentra en Londres es mucho más grande que a las que Harry ha ido con anterioridad. En sí no es nada ostentoso, sólo juegos de un lado a otro (como tratar de derribar pequeños muñecos con pelotas), pequeñas competiciones de criquet o esgrima, simples presentaciones de música en los quioscos o representaciones teatrales de todo tipo de temas, en especial de Punch y Judy.

Harry ha visto antes las presentaciones de Punch y Judy, y puede decir con toda la seguridad que no son de su agrado, al menos no como la mayoría de la gente. Las hazañas que el títere hace llegan a ser interesantes, pero no para él.

Louis al parecer se da cuenta de ello, ya que detiene sus pasos justo frente a la puesta de escena, donde mucha gente da unos cuantos peniques para poder tomar asiento y disfrutar de la función.

¿No es de tu agrado?

Harry se encoge de hombros para restarle importancia al asunto.

El humor no concuerda con el mío.

A su lado Louis ríe por lo bajo. Harry aprecia lo fácil que ahora se le hace hablar el alemán sin ninguna complicación, al menos en cuanto a la fluidez.

—Ya veo. —Louis contesta con un suspiro—. Ven, juguemos por acá.

Harry se divierte como hace mucho no lo hace. No es cuestión de risas, comentarios graciosos o la compañía de Louis, sino que su cuerpo está un poco más tranquilo, menos tenso. Con el aire frío golpeándole el rostro, incluso disfruta cuando Louis le dice que su puntería es pésima, aunque en ocasiones lo empuja para que éste falle el tiro; incluso la simple acción de caminar sin tener que comportarse como alguien de alta posición, o su padre gritándole órdenes cada que quisiera, es interesante.

Es una tranquilidad que sólo Louis le transmite, y todas esas emociones le hacen sentir bien. Juegan al criquet (en donde Harry gana), un partido de esgrima (en donde los dos quedan empatados, en especial porque son de personalidad competitiva) y a ver quién golpea más fuerte con el mazo, en el cual Louis obtiene un mayor puntaje. No le deja de molestar jamás.

Vuelven a hacer una última ronda por toda la feria, saludando de vez en cuando a damas y caballeros que conocen entre la multitud, charlando con un par de parejas así como conocidos de Lucas, que le dan el más sentido pésame a Louis a pesar de que ya pasaron semanas y que es considerado de mal gusto el dar ese tipo de palabras en público. Louis sólo sonríe algo forzado, en especial cuando la gente saca a tema el hecho de que ahora es el jefe de la mansión Fairfox y le preguntan si piensa desempeñar un papel en la política como su padre. Louis siempre trata de sobrellevar el tema o, de forma inteligente, cambiar el rumbo de la conversación con maestría.

Harry habla en inglés cuando están en compañía pero, cuando son sólo Louis y él, vuelve al alemán a pesar de que le resulta algo difícil el recordar el orden de cada uno. Admira cómo Louis cambia con tremenda facilidad: un segundo le escucha hablar en inglés, su acento marcado en cada sílaba que dice y al siguiente al alemán, ningún trazo de su procedencia en todo lo que sale de su boca.

Están los dos tranquilos hasta que John y Frank aparecen.

No es que le molesten, para nada. Pero por alguna razón sabe que John siente cierta aversión hacia Louis y, por la leve mueca que éste pone en su rostro en cuanto se encuentran frente a frente, el sentimiento es mutuo. Harry sabe que, aunque él no haya presenciado el encuentro, esos dos ya tuvieron sus conversaciones tiempo atrás (después de todo, la familia de John organiza fiestas muy seguidas, además de que son personas muy sociales como John, aunque la "socialización" de éste tiene el enfoque un tanto... diferente.)

—Lord Gooshawn y lord Fairfox— Frank les saluda tan formal como siempre. Si bien él y Harry tienen una relación cercana, así como con Louis, al ojo público no pueden hablarse con tanta familiaridad—. Qué maravilla verlos por aquí.

A su lado Louis sonríe, con un pequeño tinte de cariño en su voz al dirigirse a Frank.

—Marqués Greenshaw, qué sorpresa—luego, al girarse hacia John, su sonrisa se elimina por completo. Harry ve ese cambio anonadado—. Conde Straighford, lo mismo para usted.

John rueda los ojos tan descarado como siempre.

—Sí, sí, como sea, duque.

Harry se reprime de decirle a John que debe de comportarse en público, ya que la gente que va pasando escucha lo suficiente como para mirarlo con desaprobación por un largo rato. A pesar de su actitud odiosa e insoportable, John es su amigo y se preocupa por él.

El rostro de Frank transmite incomodidad pura mientras que él sólo se queda observando (como siempre lo hace); segundos luego, Frank decide intervenir antes de que suceda algo peor.

—Debido a que tenemos algo de prisa y asuntos que resolver, nosotros sólo venimos a saludar. Encantado de verlos.

La sonrisa en el rostro de Louis es tensa, tanto que incluso llega a dar miedo. Es como si alguien le forzara, pero en lugar de verse natural como en distintas ocasiones, parece que la sacó una obra de terror de las peores. Harry repite la acción de Frank al carraspear, ganándose la atención de todos.

—Lord Greenshaw, lord Straighford, qué bueno verlos, pero... Lou – el duque Fairfox y yo tenemos que partir—explica con una sonrisa, ganándose una mirada de alivio de Frank y una de odio de John.

Quien, por supuesto, no se puede quedar callado.

—Huh—empieza. Es un sonido de incredulidad que suena más a una persona tonta; en situaciones normales sabe que Louis se reiría de eso, tan típico de él. Pero no, ahora sigue con su rostro tenso—. Mira que andar con el nuevo duquesito para ganar lugar. Uh, Harry, te esperaba más inteligente.

Harry suprime un sonido de enojo.

—No sé a qué te refi –

—Sin embargo me sorprende ver al nuevo, adorado duque por lugares como este. ¿No debería de estar en el Parlamento, ocupando el lugar de su desdichado padre? — John continúa, ignorando las miradas de pánico de Harry y Frank. Louis continúa como si nada, estoico y tenso—. Oh, ya sé, ¿quizá va a llorar por su mamá? Miren que escuché por ahí que su matrimonio fue un fracaso que se tuvo que buscar el amor por otra parte –

John—tanto Frank como Harry advierten al unísono, pero les ignora.

—... por lo que nuestro querido duque sería un bastardo. Qué indecencia. ¿Qué me dice de eso, queridísimo duque? ¿Tiene palabras para ello? —John coloca una tremenda sonrisa de victoria en su rostro.

Hay un silencio sepulcral entre todos. Harry ahora ignora por completo si las personas a su alrededor les prestan atención ya que ahora sólo se concentra en Louis. Louis, quien sigue con la misma expresión de siempre, la mirada azulina tan fría, seca y distante como nunca antes. Frente a él, Frank sermonea a John lo más tranquilo posible, tratando de evitar que toda la atención se centre en ellos.

Harry se pone a pensar en las razones por las que John se comporta así con Louis. ¿Quizá sucedió algo en el pasado que hace que su relación no sea de las mejores? Entiende que la personalidad de John tiende a ser difícil, pero llegar a ese nivel y hablar así en público... es algo por completo distinto. Lo peor de todo es que si le piden que tome un lado se iría sin duda alguna con Louis, a pesar de que se ganaría la mirada de desaprobación de John, quien ha sido su amigo desde hace años.

—... es de pésimo gusto lo que has hecho. John, escucha, piensa en tus padres la próxima vez que hagas algo así, porque de lo contrario –

Justo cuando Harry abre la boca para decir algo, Louis se adelanta.

—Frank, por favor, no le regañes de esa manera—Harry se queda sorprendido por la facilidad y tranquilidad con la que Louis habla; sin embargo, puede sentir la oleada de furia correr dentro de él—. No vale la pena.

John sigue con su insoportable sonrisa, haciendo que inclusive él se enoje. Toma una bocanada de aire para tranquilizarse ya que el salirse de control no es algo que un caballero hace, mucho menos un público. Sin embargo parece que el tema no se acaba ahí, ya que Louis sigue hablando.

—Mi adorado John, veo que el paso de los años lo único que demuestran es que tu inteligencia y modales son inferiores a la media— Louis contesta con una sonrisa ladeada en el rostro—. Dejas mucho que desear para el papel que desempeñarás en el futuro. Ya veo porque tu padre, aún a su edad, no te ha marcado una fecha para tu nombramiento como conde. Es por completo una lástima, ¿no lo crees?

La sonrisa de John se quita de su rostro de inmediato, cambiándose por un color rojo en toda su piel de la furia. Se pone en una posición defensiva pero eso no detiene a Louis, quien habla con voz tan baja y sepulcral que sólo ellos pueden escucharlo. Frank tiene una expresión conocedora, como si ese lado de Louis se tratara de algo natural. En cambio para él es algo nuevo, inesperado y sorpresivo, por lo que mira el intercambio de palabras con toda la atención posible.

—Pero no te preocupes, que mi padre tampoco marcó una fecha para mi nombramiento. Por supuesto que por razones un tanto diferentes—Louis da un paso hacia adelante, tranquilo, quedando más cerca de John que de nadie—. Mientras que tu padre no te tiene la suficiente confianza como para darte un papel que sin duda será demasiado para ti, el mío incluso me podía dar su puesto en el Parlamento con los ojos cerrados y sin dudarlo un segundo. ¿Aprecias la distinción? —de pronto, como por arte de magia, Louis empieza a hablar en francés sin dificultad—. El que, según tú, yo sea un bastardo, no influye en algo que todos aquí saben. Entre los dos hay una gran diferencia, y no creo que me vea en la necesidad de recordarte, oh querido John, tu lugar.

Harry ríe por dentro en cuanto ve la nimia, nimia sonrisa de Frank surcándose en sus labios, en especial porque el rostro de John se torna aún más rojo de la furia. Entre una de las cosas que John más odia en la vida es el francés y Louis acaba de hablárselo a la perfección. Para su suerte es un idioma que tanto Frank como él entienden pero John, a pesar de conocerlo bien, no es para nada de su agrado. Inclusive lo toma como burla.

Louis al final se echa hacia atrás, dirigiéndole una mirada a Harry que le dice a gritos que desea irse.

—Y por si mis palabras no quedaron claras, permíteme decirte que no soy yo el que termina perdiendo. —Louis finaliza, aún hablándole en francés.

Después se gira para caminar con una sonrisa ladeada en su rostro. Harry le asiente con la cabeza a Frank en señal de despedida, dedicándole una mirada rápida a John, quien parece que puede ponerse a llorar del coraje. Empieza a andar, pero antes de alejarse más, Louis se gira de nuevo para mirar a John.

—Por cierto—habla con voz tranquila—, dile a tus padres que no asistiré a la reunión en la que planeaba ayudarles con su nueva oferta. —En el momento en que Harry posa sus ojos verdes en los de John, ve cierta expresión de pánico en ellos—. Creo que si eres tú quien se los dice se enojarán un poco menos—Louis sonríe—. A menos que de alguna manera se enteran del por qué.

Sin más se gira de nuevo, y Harry lo sigue aún un poco sorprendido de esa faceta de Louis que no esperaba ver jamás.

...

—¿En verdad no irás a esa reunión? —le pregunta en alemán.

—Oh, por supuesto que sí—espera Louis con un suspiro—, sólo lo dije para asustarlo. Mis dotes de actuación son una maravilla.

Harry rueda los ojos mientras una sonrisa se surca en sus labios al escuchar sus palabras. Después de lo sucedido con John y Frank, ambos se van directo al carruaje para retirarse a la mansión de los Goodshawn, en donde Harry tiene planeado ofrecerle una taza de té antes de que se retire.

El ir a la feria con Louis es como algo nuevo para él, aire fresco para todo ese sofoco que de vez en cuando siente en la mansión. A su lado siente una comodidad inmensa, cálida e inigualable, y de no ser demasiado orgulloso le daría unas gracias infinitas por lo que hace por él... aunque Louis de seguro se burlará por meses de ello.

Después de hablar tantas horas en alemán, ahora le resulta mucho más fácil el seguir con el idioma con una fluidez un poco mayor. Ese tipo de prácticas le funcionan debido a que Louis siempre le dice que lo que considera lo más difícil de un idioma no es el orden de los verbos o de las palabras (ya que sólo es cuestión de memorización y entendimiento), sino llevarlo a la práctica.

—¿Por qué tu mala relación con él? — Harry pregunta, la curiosidad expresándose en todo su rostro.

Louis lo mira por largo rato con una expresión indescifrable, la cual para él es tan difícil de leer que ni siquiera hace el intento de saber qué es lo que significa. Sus ojos son tan brillantes y azules como nunca; se lame los labios con lentitud, alzando la ceja en señal de espera.

—Si no quieres decirlo, está bien. Sólo es una duda.

Hay un silencio hasta que Louis suspira.

—Sucedió tiempo atrás—le explica—. Tenemos ideas muy distintas.

—Tú y yo también, pero jamás discutimos de tal manera—él replica, aprovechando que Louis le da un poco de información para obtener aún más.

—Es distinto, Harry.

Frunce el ceño.

—¿En qué sentido? Tenemos ideas distintas, opiniones diferentes, no veo ninguna diferencia entre una y otra.

Louis le mira por largo rato, tan profundo y atento que se siente nervioso bajo ese gesto. Trata de no delatarlo, pero desvía la mirada para observar fuera de la ventana o a otro lugar que no sea el rostro tranquilo, jovial, tenso de Louis. No puede, al menos no por ahora.

Escucha a Louis suspirar, como si ya se hubiese rendido ante guardar un secreto o a contenerse de lo que irá a decir.

—No soy nadie para antagonizar a nuestro adorable John.

Louis dice la palabra adorable con tanta ironía que de ser una ocasión distinta con circunstancias diferentes, Harry se burlaría.

—No te pido que lo antagonices. — Harry dice con toda la seguridad posible—. Sólo que me digas el por qué no es de tu agrado.

Louis se encoge de hombros.

—Diferencias de ideas.

—Louis...

—No es lo mismo, Harry—Louis le interrumpe, sabiendo de sobra que él seguirá insistiéndole.

—Si no lo dices no me harás cambiar de opinión.

—Oh, tan defensivo el pequeño príncipe.

Harry rueda los ojos.

—No trates de cambiar el tema, por favor.

Louis suspira por milésima vez. Se cruza de brazos y ladea su rostro, esta vez sus ojos concentrados en Harry sin ningún contratiempo. Lo ve nervioso pero no sabe por qué.

—Es distinto porque... tú eres de mi agrado. Él no.

Hace una mueca de incredulidad. Lo mira como si se tratara de un desconocido, chasqueando la lengua mientras ríe por lo bajo. Cuando se dedica observar a Louis, éste lo mira con la misma expresión indescifrable meses atrás, cuando en un arranque lo visitó en la mansión y se abrazaron por primera vez.

Harry se siente sonrojar ante eso.

—Eso es lo menos inteligente que ha salido de tus labios.

—Es una lástima que lo veas así. Esa es la respuesta. —Louis se queda callado por unos segundos—. Y gracias, Conde Goodshawn. que soy inteligente.

—Ah, por favor.

Louis suspira de nuevo. El carruaje se detiene unos momentos a modo de indicación de que ya están en la mansión y que el chófer se baja para abrir el portón principal. Las hectáreas verdes que rodean la casa invaden la vista de la ventana, y Harry sigue esperando una respuesta coherente de parte de Louis.

—Te he dado una respuesta honesta y sencilla.

—Y yo deseo que seas más específico.

—Una respuesta corta muy específica, mi querido Harry. No sé qué más deseas.

Harry coloca una sonrisa en su rostro, sus labios surcándose con suavidad. Louis le mira, devolviéndole ese gesto con demasiada facilidad. Se lame sus labios con suavidad, apartando la mirada justo cuando la extensión del jardín más cercano a la casa comienza a verse por las ventanas.

—¿Deseas pasar a tomar té?

—Si no es mucha molestia—dice Louis con tranquilidad—. No puedo quedarme mucho tiempo ya que tengo papeleo y asuntos que resolver.

—Pero no te irás hasta que me respondas de verdad.

Harry asiente, suspirando cuando el carruaje al fin se detiene frente a la puerta principal de la mansión. En cuestión de segundos ésta se abre y Thomas aparece por ella, dedicándole una mirada a Harry antes de comenzar a caminar hacia el chófer, no sin antes abrirle la puerta del carruaje.

Es él quien sale primero, bajando los pequeños escalones del carruaje y escuchando el crujido de las piedras bajo el peso de sus zapatos. Cuando se gira para mirar a Louis éste está más cerca, un simple roce de manos que hace que Harry se haga a un lado de inmediato. Louis le dedica una mirada cuando ambos se quedan frente a frente a la mansión, con la voz de Thomas y el chófer de fondo.

Sus ojos se posan en su rostro, esos ojos azules viajando de un lado a otro admirando la casa con una sonrisa en su rostro. De pronto se detiene, girándose hacia Harry, colocando sus ojos frente a los suyos, azul contra verde, y se siente de lo más cómodo con esa calidez a su lado

—Eres tú, Harry— Louis le dice en un susurro tan suave, tan bajo, tan sincero—. Ésa es la diferencia—luego sonríe de lado conocedor, burlón y astuto—. No me permito ser más honesto.

Ambos se quedan callados, mirándose el uno al otro, sin decir nada más y escuchando el sonido de voces de fondo, el aire corriendo con toda la fuerza posible y el ruido del caballo que va jalando del carruaje. Harry no sabe qué decir, no sabe qué pensar, porque a pesar de que Louis le da la respuesta no sabe lo que ésta significa.

A pesar de que le pide a Louis una respuesta más honesta ésta lo único que hace es confundirlo aún más. Siente que su corazón late demasiado rápido, y en un intento desesperado de quitarse ese sentimiento, carraspea para luego comenzar a caminar con lentitud hacia la puerta principal.

—¿Entramos?

Mira por última vez a Louis, quien con su brazo cierra la puerta del carruaje sin apartar sus ojos de él. O de la puerta, ya no sabe. Otra sonrisa (distinta, más amable, más viva) se esparce por sus labios, tan suave que Harry le devuelve el gesto sin temor.

—Encantado, mi querido Harry.


.

.

Quiero aclarar que la vida de los empleados domésticos era algo difícil, en el sentido de que en caso de que los despidieran la única forma de conseguir otro empleo era con excelentes referencias de parte del mayordomo o de la ama de llaves, quienes ocupaban el puesto más importante entre todos ellos. Para éstos también era difícil, en específico para los mayordomos, ya que entregan cuerpo y alma a la familia a la que servían, perdiendo de paso la oportunidad de tener familia o hijos - no porque no pudieran o quisieran, sino que le eran fieles al amo y a su familia. Si una mucama o un lacayo (que eran los demás mayordomos pero sin el nivel de importancia o poder que lo tenía el primero) buscaban tener una mejor vida a veces era visto con malos ojos, ya que su lugar era en la casa, en la cocina, en las habitaciones, lavando y limpiando de aquí para allá. Ahí es donde pertenecían los "sirvientes".

Si bien al trabajar en una mansión tenían comida, techo y compañía - formando lazos con los demás y todo eso - pues todavía les quedaba ese hueco en el corazón de que no querían quedarse para toda la vida trabajando de esa manera o sin la oportunidad de formar otro tipo de relaciones. Era algo triste, la verdad. Además de que se levantaban demasiado temprano.

Ahora sí...

QUÉ COSAS DARK!LOUIS ES LO MEJOR. DARKXIX!LOUIS LO ES AÚN MÁS. AH QUÉ ES ESO.

Después de éste capítulo habrá un salto de tiempo algo grande, no taaaanto, por lo que el ritmo se hará un poco más rápido Y YA VIENE, YA VIENE MALDICIÓN. YA LO SIENTO EN MIS DEDOS, YA LO IMAGINO EN MI MENTE.

Louis habla francés bc he is perfect u know. Y, por supuesto, ésta vez es un idioma que Harry sí entiende hahahahaha.

john fuck u, u bitch. ah.

¡Muchísimas gracias por sus comentarios, btw! En verdad, en verdad, EN VERDAD, que me sacan una tremenda 


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