Ciudad de Mentira

By _MichBlack_

446 103 22

La cabeza de Arise se resume a un inalterable espacio en blanco cuando despierta en las oscuras alcantarillas... More

P A R T E I
Dedicatoria.
Episodio 1
Episodio 2
Episodio 3
Episodio 4
Episodio 5
Episodio 6
Episodio 7
Episodio 8
Episodio 10
Episodio 11
Episodio 12
Episodio 13
Episodio 14
Episodio 15
Episodio 16
Episodio 17
Episodio 18
Episodio 19
Episodio 20
P A R T E II

Episodio 9

18 5 0
By _MichBlack_

La intervención.


Solo hay una solución:

Acabar con este tipo antes de que lleguen los refuerzos.

—Me pregunto, —comienza sardónico— ¿Cuánto tardarás en desangrarte cuando esto llegue oídos de todos y te despellejen viva?

Mocka gruñe.

—Me pregunto ¿Cuánto tardaría yo en meterte tu propia la lengua en el culo en una pelea? —Refuta sacando el pecho.

—Cuánta valentía, sabía que darías problemas pero no creí que te atreverías. —Chasque la lengua— En un golpe de suerte serías considerado un terrorista como mínimo con solo ayudarla.

—No sabía que tu deber era preocuparte por mí, vamos a descubrir lo que oculta el ministerio y entonces va a ser muy sencillo comprobar la inocencia de Arise —espeta Mocka con una pose de pura valentía.

—Eres muy arrogante, ¿estás seguro que quieres seguirte metiendo en esto muchacho? —Rechista burlón— Alguien como tú no tardará en morir en esta guerra.

—Entonces no deberías tener miedo de lanzar el primer golpe —lo incita.

No me dan la oportunidad de decir algo porque Mocka se lanza contra el Sr. Romanov con las manos desnudas, bien dispuesto a abrirnos paso bajo cualquier forma aunque el tipo sea claramente un agente entrenado de quién sabe qué.

Por un momento me hace ruido que el hombre malo conozca a Mocka, pero luego recuerdo que probablemente esta gente sabe todo sobre mí, incluyendo las personas con las que me rodeo.

Es espeluznante.

Mocka primero lanza un puñetazo pero el Sr. Romanov lo esquiva y le acesta un golpe en la cara a Mocka quien no se inmuta en regresarle una patada justo en el pecho, así se enfrascan en una pelea en la que ambos parecen estar algo parejos, no sé si porque el Sr. Romanov tendrá tiempo oxidado pero parece estar teniendo algunos problemas para controlar a Mocka.

Pero no tenemos tiempo.

Así que no pierdo la oportunidad, agarro un jarrón del baño con la mano libre y lo rompo en la cabeza del hombre que cae al piso inconsciente.

—Qué práctico, pudimos hacer eso desde el inicio —observa Mocka con la respiración agitada.

—Sí claro, porque él se iba a dejar —argumento con ironía.

Salimos corriendo de la habitación directo hacia las escaleras, me parece que el folio en mi mano es mucho más pesado de lo que debería probablemente es por lo que significa para mí, es como si estuviera cargando un fragmento de mi vida. Nos topamos con dos tipos uniformados que vienen subiendo las escaleras, tienen uniforme negro de militar e incluso tienen un arma.

—Tendremos que saltar.

—¿Que yo qué?

Apenas me da tiempo de gritar cuando Mocka me agarra del brazo, se sube en el barandal y salta a la planta baja llevándome con su peso hasta abajo justo cuando los hombres llegan arriba, me lastimo un pie cuando caigo de rodillas es un dolor que me hace morderme la lengua con fuerza mientras se suma al mareo que siento y para colmo veo la carpeta salir volando de mis manos.

—¡Espera! —grito sacando el brazo de su agarre.

Me devuelvo a buscar el folio tirado en el piso en lo que los dos hombres bajan por las escaleras, uno estira el brazo casi quitándome la peluca en el proceso.

—¡Corre! —apura Mocka.

Me hala del brazo salvándome de ser descubierta y pasando por la puerta mientras somos perseguidos por los dos tipos con actitudes de sicarios, salimos de la propiedad corriendo por el medio de la calle, el sonido de los frenos de un carro llama la atención de las personas cuando casi nos atropella, volteo a mi espalda viendo a los hombres salir de la casa del Sr. Romanov justo cuando Mocka vuelve a tirar de mí.

Corremos toda esa calle hasta cruzar la siguiente esquina, luego estamos avanzando frente a un callejón cuando un brazo se enrolla en el cuello de Mocka y otro me empuja adentro del mismo.

Caigo contra el piso golpeándome otra vez la cabeza con el asfalto.

El golpe seco incluso suena dentro de mi cabeza retumbando en mis dientes, aprieto los ojos en un intento fallido por mitigar el dolor, me duele la pierna y siento que la cabeza se me va a caer en cualquier momento.

Apenas puedo enfocar cuando decido abrirlos, todo parece un cuadro abstracto ante mis ojos con mucho esfuerzo puedo notar algo que me deja los pelos de punta. Se me cayó la peluca. La carpeta con mi registro está tirada lejos en un rincón. Algo caliente me empieza a correr por el rostro. Mi cabello me cae por la barbilla enredado cuando miro lentamente a los dos hombres que pelean contra Mocka y justo entran por el callejón los otros dos que nos estaban persiguiendo al inicio, se suman a la pelea logrando someter Mocka contra el piso.

Oh no, habían más llegando con el Sr. Romanov.

—Rogarás por tu miserable vida —amenaza uno de ellos lanzándole una patada.

Mocka gruñe pero se niega a demostrar cualquier signo de dolor.

—Ahora nos perteneces —dice otro aplastándole la cara con la zuela de la bota de combate.

Se me seca la boca viendo como lo golpean sin piedad, le sale sangre de la nariz con el noveno puñetazo y yo apenas puedo moverme con el dolor que siento, uno de mis ojos está mojado por la sangre que sale de mi cabeza. Debo estar herida en algún lado. Me palpita la pierna y tengo ganas de llorar.

¿Ahora qué hacemos?

¿Cómo puedo yo sola ayudar a Mocka?

Nos atraparon, no solo acabo de arruinar mi única oportunidad de ser libre sino también la vida de el único amigo que tengo, lo veo cubriéndose la cabeza en el suelo hasta que pierdo el aliento en el instante en que uno de ellos se saca la correa del pantalón y lo ahorca con ella.

Estoy asustada, shockeada, siento como si mi cuerpo fuera de roca sólida.

No me puedo mover para ayudarlo, tengo mucho miedo, me siento impotente e inútil. Lo único que trato de hacer es lo único para lo que tengo fuerzas de momento.

—¡Ya déjalo!

Mi grito frenético resuena entre las paredes del callejón rebotando de un lado a otro en un eco afligido, el sonido corta el ambiente dejándolos estáticos y recordándoles mi presencia, le siguen al menos dos segundos tensos cargados de incertidumbre en absoluto silencio. No es hasta entonces que el tipo que lo está asfixiando me mira, es de voz aguda con rasgos bastante comunes hasta parece un padre de familia, uno que al reconocerme queda petrificado de pronto.

—Miren eso —Me señala con palidez.

Todos se voltean al mismo tiempo, tardan cada uno su tiempo para asimilar mi presencia pero lo hacen, luego sucede lo que es un alivio y un tormento para mí al verlos cambiar sus caras, poses e incluso lo que transmite su aura a un sentimiento de pánico puro.

Hay terror en ellos, sin exageraciones, están temblando como si estuvieran viendo a satanás.

—Es Zero —musita el que está agarrando a Mocka del cuello.

—No, —Jadea temblorosamente— está muerta, debe ser otra.

Trato de cubrirme la cara con el cabello enmarañado pero uno de ellos se acerca y me agarra de la barbilla bruscamente, como no tengo fuerzas no puedo resistirme a verlo a los ojos.

Mierda.

—Sí es ella —confirma sorprendido.

—Deberíamos irnos y avisar al jefe —sugiere uno entre balbuceos.

—O huir de la ciudad, por si acaso —propone otro ya retrocediendo dos pasos.

Me hace ruido que me tengan tanto miedo y el nombre por el que me llaman, no me llamo Zero soy solo yo una chica promedio joven, débil, pequeña. No soy una amenaza, claramente no tengo oportunidad contra uno de ellos, mucho menos contra 4. ¿Qué los hace tenerme tanto? ¿Es por esa cosa que se esconde en mí o fui yo?

Me da miedo descubrir qué hice en el pasado que tiene a todos tan horrorizados. No obstante, debo admitir que dada la situación me resulta muy conveniente así que por ahora lo usaré a mi favor si debo hacerlo.

—Sí, lo que sea que nos mantenga lejos de esta mierda —acepta el que estaba ahorcando a Mocka soltando la correa.

—No.

La piel se me eriza, veo fijamente los ojos sedientos de sangre del guardia que me tiene agarrada de la cara tan fuerte que me hace doler las muelas.

—¿Qué dices? ¿Estás loco?

—No, ahora está indefensa mírenla, —Todos acatan su petición analizándome fijamente y creo que hallan toda respuesta que necesitan al ver una lágrima rodar por mi mejilla— es nuestra, vamos a matarla, follaremos su cuerpo y luego enviaremos los restos del monstruo al Ministerio.

—Tendremos un ascenso por esto —susurra uno de ellos.

—Tendremos más que un ascenso, tendremos todo lo que pidamos.

Se empiezan a acercar a mí en un perfecto semi círculo donde sigo atrapada entre las manos del guardia idiota.

—Ahora, vamos a darle un abre boca al superior de lo que encontramos —Sonríe malicioso mientras aprieta más su agarre en mí, saca su teléfono del bolsillo haciéndome verlo aterrorizada— Ah, apuesto que no te conviene que sepan que estás viva y corriendo por ahí —Observa antes de apuntar la cámara del mismo hacia mí y escuchar el click de una foto—, veremos qué tan mala eres ahora que estás sola y herida.

El corazón me golpea contra las costillas en un ritmo descontrolado, como un motor encerrado en una caja demasiado pequeña, demasiado asfixiante para la angustia que está sintiendo. ¿Qué hago? Me tomó una foto además me tiene en sus manos, no puede enviársela a nadie más, tengo que hacer algo.

Y Mocka está herido, me basta darle un vistazo a su cara para saber que apenas está consciente.

Mierda.

No puedo ni mover la barbilla, lo único que puedo ver es la maldad inmedida en sus ojos negros, parecen un pozo de corrupción a esta distancia con todo el poder que tienen sobre mí.

Estamos acabados, ¿qué hago?

Me duele la cabeza, las náuseas están muy presentes al igual que el dolor en mi pie. La cabeza me palpita.

¿Qué hago? Tengo que hacer lo que sea.

¿Pero qué hago?

¡Mierda!

Déjame a mí.

Abro los ojos, pego un respingo que llama la atención de todos hacia mí.

—Creo que deberías terminar con ella antes de que sea tarde —murmura uno de pronto pálido.

—Sí acabemos con esto, no te arriesgues.

El tipo que me tiene agarrada saca su arma en lo que parece una cantidad exasperante de tiempo, es como si fuera muy lento, como si estar a punto de morir multiplicara los segundos.

—Hagámoslo.

Déjame salir.

No. Seas quién seas mi respuesta es no.

Soy la única que puede salvarnos.

No confío en ti.

El tipo quita el seguro del arma poco a poco, la forma en la que siento que percibo el tiempo está distorsionada, como si estuviera más pendiente de ciertos detalles o si se expandiera mi percepción de la realidad que me rodea a medida que transcurre todo tan lento.

Una rata en una esquina del callejón.

La respiración acelerada de uno de los guardias de atrás.

El brillo de la luz sobre el arma.

Déjame salir Arise.

Una tubería gotea en una esquina.

Hazlo por Mocka al menos.

No, eres un peligro yo sola puedo salvarnos, se me ocurrirá algo ya verás.

No seas idiota, nos pones en peligro por tu inmadurez. Eres inútil, no puedes protegernos nunca has podido.

Contengo el aliento.

Siento el tacto frío de la pistola en mi frente.

Es hora de que entiendas, que no eres nada sin mí.

Todo se vuelve a oscuras.

El sonido del disparo es lo último que oigo.

Oscuridad.

Silencio.

Frío.

Y una inmensidad.

Transcurren lo que siento como horas, durante ese tiempo siento mi cuerpo sumergido entre las aguas más profundas del océano. Ingravida. Flotando a la deriva, en un estado de hibernación como un copo de nieve a merced de los vientos en una eterna caída.  Frágil. La ligereza de una hoja de otoño a la brisa de unas delicadas alas de mariposa. Inerte. Un jarrón vacío lleno de sombras inmóviles en un letargo de asfixia.

Soy la nada en este vacío oscuro y amplio de mi mente.

De a ratos trato de salir de estas aguas pero en seguida siento unas manos hundirme de nuevo, hasta que pierdo el aliento y me vuelvo a dormir.

Pasan horas, años e incluso milenios en los que soy solo partículas de algo más grande, hasta que una bocanada fuerte de aire me regresa a la vida. Vuelvo a ser humana y ya no solo la nada. Tengo dedos largos de chica, las uñas sucias con carne enterrada en ellas, los brazos llenos de sangre fresca, me siento en el suelo del callejón mientras noto que tengo el cabello marrón mojado de un líquido desconocido, mis pies descalzos están sucios y las ratas comen la carne de los cadáveres a mi alrededor, Mocka está dormido en una esquina.

Ah, y estoy rodeada de las víceras de los tipos que casi nos matan.

Quizás es eso lo que me descoloca en un principio o el hecho de entender finalmente que sí tengo un monstruo adentro de mí, pero lo cierto es que empiezo a llorar, me doy asco a mí misma todos tienen razón de tenerme miedo.

¿Entonces sí maté al ministro? ¿Soy culpable de todo? Porque es innegable que soy un monstruo.

Una asesina.

La cabeza de uno de los tipos está torcida hacia atrás con el ángulo que solo imaginaría en pesadillas hasta su boca quedó congelada en una mueca de horror en la que están anidando ahora cucarachas, otro está cortado de un tajo horizontal por el medio del torso por dónde salen sus órganos en un rastro sangriento de lo sucedido, el siguiente no tiene extremidades dónde antes las tenía y sus ojos se los está comiendo una rata de pelaje gris oscuro.

Vótmito súbitamente sin poder ver más, ni siquiera quiero tener que reconocer qué le pasó al último guardia que falta, el estómago se me retuerce de desagrado con solo pensar que yo fui capaz de todo esto, mi cuerpo solo tiembla como única muestra de mi inestabilidad mental.

El folio con mi registro me saluda tirado en el piso, salpicaduras de sangre ahora adornan las letras impresas en su portada que antes no había podido leer.

"Proyecto Zero"

Y reconozco ese nombre porque así me llamaron estos hombres antes de morir.

Entonces entiendo que esas hojas guardan más secretos de los que yo espero, quizás más de los que tengo ganas de desvelar e incluso me pregunto si vale la pena seguir esta búsqueda y no solo irme lejos donde nadie me reconozca.

Pero supongo que seguiría siendo un peligro inminente para todos.

Es decir eran cuatro hombres contra mí, ahora ninguno está vivo, yo hice todo esto y no recuerdo cómo pasó, solo los maté a todos. Soy una amenaza es claro por qué el ministerio quiere eliminarme.

El miedo escarba de pronto por mi garganta como una araña de patas filosas al caer en cuenta de algo: ¿Y si el parásito mató a Mocka?

Me pongo de pie con las extremidades aún inestables, temblando y al borde del colapso mental pero como puedo me arrastro hasta el cuerpo enorme de mi amigo, Mocka tiene la cabeza gacha con el pelo cayéndole en los ojos, la sangre gotea de su nariz y tiene un pómulo hinchado.

Me arrodillo al lado de él en un movimiento tambaleante, acuno su cara entre mis manos dejando manchas de sangre en su piel, lo sacudo un poco pero no encuentro ninguna muestra de vida, pongo la oreja en su pecho pero mi propia desesperación me dificulta durante al menos dos minutos identificar si está vivo o no.

Aún respira, lenta y apenas siendo un suspiro de aliento pero lo hace.

Ahí me termino de desmoronar, lloro abrazándome a su pecho aunque esté inconsciente, tiemblo porque estoy asustada y lo peor es que no puedo huir de mí misma, es como estar encerrada con un león hambriento. Aprieto los ojos con fuerza, a los minutos me empieza a doler la cabeza de nuevo, el olor de la sangre me hace vomitar hasta que no queda nada en mi estómago. Juro que nada duele más que vomitar cuando no hay qué botar, sientes que tu garganta te quema de adentro hacia afuera, como si una soga desgastada se arrastrara por tu tráquea. No sé qué hacer sin Mocka, tengo mucho miedo, quiero desaparecer.

Me dan punzadas en la cabeza tan fuertes que veo manchas negras en mi visión, me aferro con tanta fuerza a Mocka que a los pocos segundos empieza a despertar, al inicio parece desorientado, luego ve el escenario y está aterrado.

Casi me quiero suicidar al verlo dirigirme una mirada tan horrorizada.

Es todo lo que me destruye, el temor de la única persona que no desconfiaba de mí, me siento como un cáncer en la vida de estas personas.

El dolor se vuelve más intenso, me quema las neuronas pero no se equipara con el emocional, poco a poco siento que pierdo fuerzas y todo se va tornando más oscuro hasta que siento un sueño que no puedo frenar.

Me siento débil de pronto mientras el dolor se abre paso en mi cabeza volviendo el resto de mi cuerpo inútil, a su vez, se van durmiendo mis extremidades en un aliviante cosquilleo.

La lengua se me adormece hasta dejar de sentirla como si no fuera mía.

—Av. Morales, calle 13 en los almacenes Nueva Savage.

Es lo único que pronuncian mis labios generando una mirada tan temerosa como desconcertada de Mocka, no sé qué significa, ni siquiera hice algo para hablar así que supongo que debe ser la que vive adentro de mí hablando por mí pero no puedo reaccionar si quiera solo sé que tengo mucho sueño, mi cuerpo no puede soportarlo más antes de caer dormida de nuevo aferrada a Mocka.

Lo último que veo son esos ojos color menta suavizarse en compasión.

—No dejaré que te lleven Arise, estaremos siempre juntos.

Y eso es lo último que escucho.

Continue Reading

You'll Also Like

20.8K 1.7K 18
bueno aquí los planetas son como countrys osea tienen cuerpo de persona, tierra no habla por qué es muy tímido y casi nadie lo conoce solo mercurio M...
80.6K 6.6K 55
Hola :3 este es mi 2do libro sobre Kimetsu no yaiba *v* yo amo este anime así que :3 me presentó..(por si hay algunos que no me conocen) Mi nombre es...
Volver By beccfreenn

Science Fiction

53.9K 6.4K 28
Tienes que casarte! O olvidate de mi y no me busques mas becky - dice mi abuelo su ultima palabra. Eh venido a pedirle ayuda a mi abuelo ya que mi ma...
98.9K 7.1K 29
un joven de 22 años, fanático de Ben 10 viaja a ese universo luego de morir en un trágico accidente, estará preparado para enfrentar los peligros de...