⚠️ADVERTENCIA PARA LOS QUE NO LEYERON MI AVISO:
A PARTIR DE ESTE CAPÍTULO LA HISTORIA SE VOLVERÁ MÁS MACABRA O TERRORÍFICA, HABRÁ MÁS ASESINATOS, CANIBALISMO O ESCENAS GRÁFICAS QUE LE PUEDEN DAR ASCO A LOS LECTORES, POR FAVOR SI NO TE GUSTA ESTE TIPO DE CONTENIDO RETÍRATE SIN DEJAR COMENTARIOS OFENSIVOS ⚠️
31: El enmascarado en la ventana
— Lo siento.... Yo... ¡realmente lo siento, Wade! — Te encontrabas sollozando cerca del nombrado, quien seguía inconsciente y en aquella camilla.
Realmente seguías con la idea de que toda esta situación era tu culpa, era como un sentimiento que te agobiaba y te consumía lentamente, como una tortura.
Tenías que estar ahí para el, era lo mínimo que podías hacer por no haberlo salvado a tiempo.
De forma inconsciente miraste a la ventana, logrando captar que no estaban tan lejos del hospital, de tan solo pensar que entrarías te daba algo de nervios y ansiedad.
Pronto sentiste que la ambulancia se estacionó y abrieron la puerta, algunas enfermeras agarraron la camilla en la que estaba Wade y se la comenzaron a llevar hacia el hospital, tú te bajaste y los seguías.
Al final lograron posicionar al mayor en una habitación de pacientes que estaba libre, querías entrar hasta que un doctor te lo impidió.
— Señorita... creo que lo mejor Esque lo dejé descansar, le recuerdo que esta así por su culpa. —habló con un tono algo grosero y como si no te quisiera ahí.
Ibas a abrir la boca para reprocharle pero un miedo te consumió, en cierta parte tenía razón, y tenías el presentimiento de que si no le hacías caso te iba a ir peor así que simplemente asentiste antes de darte la vuelta, aquel mayor entró a la habitación para checar a Wade.
Te sentaste en uno de los asientos que había en la sala de espera y ahí mismo empezaste a jugar con tus dedos de manera algo nerviosa, solo podías rogarle a Dios que Wade este bien y que la policía haya atrapado a tus hermanastros, no te imaginabas de lo contrario.
Mientras tanto, el doctor estaba en aquella habitación con Wade, se sentó en una silla al lado de él y lo miró con algo de preocupación.
Seguido acto, volteo a ver la máquina que mostraba sus latidos, notando que ya estaba recuperándose, lo vio exactamente como un milagro.
— Señor. — Una de las enfermeras lo llamo, este volteo detrás de él observándola. — Un oficial quiere hablar con usted. —
Sin decir alguna palabra el mayor salió de la habitación y camino por el pasillo, encontrándose con el policía quien estaba recargado en la pared, con pasos lentos se acercó a él.
— ¿Pasa algo? — Interrogó, el oficial al darse cuenta de su presencia tosió y se acomodó mejor.
— Traigo malas noticias que seguro no le importarán, pero mi jefe me pidió que lo pusiera al tanto. — Declaró con la mirada al suelo, no se atrevía a mirarlo a los ojos.
— Estoy esperando. — Tarareó cruzándose de brazos.
— Karaku y sus demás hermanos lograron escapar de la policía, los perdieron de vista en la calle Maneh. — Informó, el contrario sinceramente no se sorprendió, mantenía esa expresión calmada algo que hizo que el oficial le diera algo de mala pinta. — ¿Ahora que? —
— Ya me lo esperaba. — Suspiro con frustración. — Ya me esperaba que los inútiles policías no pudieran atrapar a cuatro adolescentes. —
El oficial sin duda alguna logró indignarse, ¿como Esque aquel hombre se atrevía a ofender y criticar su trabajo? Eso no lo permitiría.
— Para su información, esos "adolescentes" tienen experiencia en peleas y velocidad, no son chicos normales. — Verbalizó frunciendo el ceño con molestia, no se iba a dejar humillar. — Mis compañeros los investigaron y descubrieron que sus padres los obligaban a entrenar y hacer ejercicio al extremo incluso cuando tenían 5 años. —
— ¿Y sus padres? Vayan a interrogarlos, ¿tan difícil es? — Cuestionó el.
— Sus padres sufrieron un accidente automovilístico cuando tenían 14 años. — Respondió mirándolo a los ojos de forma fija.
El doctor se quedó callado unos segundos en pensar que decir, miró detrás de él observándote a ti, quien estabas todavía sentada y al parecer escuchando todo.
— Ella es su hermanastra. — Señaló, de forma vaga una idea se le cruzó por la mente. — Pregúntenle a ella, estoy seguro que les contará algo que les puede servir. —
El policía también te miró a ti, notándote algo nerviosa y asustada, y tú cuerpo tembloroso, le hizo una seña a su otro compañero el cual asintió y camino hacia ti, ganándose tu mirada en el camino.
— Jovencita, tendrá que acompañarnos. — Sin decir nada más te tomo de la mano y te levanto, tú te dejaste pues no había más opción.
Te llevo hacia otro lugar de aquel hospital, específicamente en las escaleras que había en el exterior, el otro oficial se sentó a tu otro lado.
— Antes de que me pregunten cualquier cosa, quiero decirles que no sé nada de ellos.... No me tenían confianza ni yo a ellos... — Proclamaste con la mirada al suelo, los dos policias se miraron como si estuvieran conectando pensamientos.
— ¿Ni siquiera a sus amigos? — Interrogó uno de ellos mirándote mientras alzaba una ceja.
— El hermano de Wade, es uno de los mejores amigos de Karaku, seguro que él sabe algo... — Contaste. – Se llama Husdon. —
[••••]
Mientras tanto en aquella casa, se podía observar a una joven de cabello negro con puntas rojas la cual metía una comida a recalentar en el microondas, agarro un vaso y en este se sirvió agua.
Después de unos minutos, su comida estaba lista así que la sacó, se sentó en su mesa y se puso a comer, Justo cuando iba a meterse un pedazo de comida a la boca su celular vibró, dando a entender que la estaban llamando.
— Maldita sea, ¿porque siempre me molestan cuando estoy cómoda? — Se preguntó a sí mismo antes de responder. — ¿Hola? —
Nada, nadie contestó, puro silencio, Raku volvió a decir hola pero sin duda nadie le contestó, pensó que se trataba de una broma pesada así que colgó frustrada.
Nuevamente la llamaron, esta se quedó más confundida pero decidió contestar, de nuevo, nadie se escuchó.
— Escucha si esto es algún tipo de broma pesada, juro que te denun- – No acabó de hablar cuando escuchó fuera de su casa unos pasos.
Aún en llamada, se levantó de su asiento y se asomó por su ventana al patio trasero, juraba que había escuchado como si alguien hubiera corrido por ahí, sentía su corazón palpitar un poco más de la tensión y el miedo que comenzaban a atraparla y consumirla lentamente.
Pronto, se sobresaltó al escuchar susurros provenientes de la llamada, o más bien, no sabía que era, era como unos sonidos de alguien cortando algo, muy raro.
— "¿Pero que carajos...?" — Pensó, con su mano comenzando a temblar. — ¿Quien eres tú? —
Nadie contestó, ya harta de todo volvió a colgar y silencio su celular, pensó que quizás había malinterpretado todo así que queriendo ignorar la situación pasada se sentó de nuevo.
No pasó mucho cuando empezó a masticar, y en el proceso escuchó que tocaron su puerta, se levantó y se asomó primero notando que no había nadie, no pudo evitar sentir algo más de miedo.
De repente, volvió a escuchar esos pasos en su patio, corrió hacia su otra ventana y se asomó, su cuerpo se quedó helado por completo al ver a un hombre escondiéndose detrás de varios árboles, eso no era lo peor, alcanzó a notar que tenía un cuchillo.
Con las manos temblorosas agarró su celular y marcó al 911, quienes segundos después contestaron.
— 911, ¿cual es su emergencia? – Un hombre preguntó, esta estaba a punto de abrir la boca para hablar cuando de pronto se escuchó que una de sus ventanas se rompía.
Por instinto soltó un grito y dejó caer su celular al suelo el cual se rompió, esta corrió hacia su habitación donde se iba a encerrar, antes de hacerlo miró de forma inconsciente, no venía nadie....
Aprovechó para correr nuevamente a su celular, lo tomó entre sus manos pero noto que se había apagado y quebrado, soltó un suspiro de frustración, ya no tenía a nadie para pedir ayuda.
Un silencio gobernó su casa de nuevo, solo se escuchaban los pasos de la chica quien caminó hasta su ventana rota, sintiendo el helado viento estampar contra su cuerpo en cuanto se acercó, se asomó y no vio a nadie, buscó con su mirada a alguien o algo que haya provocado su miedo.
Sus ojos se posaron de forma inconsciente en un chico, tenía una máscara de un demonio con cuernos y en su mano tenía una navaja, este estaba a unos metros de ella, observándola fijamente.
La menor sintió todo su cuerpo helarse del miedo, quería huir, a esconderse, pero tenía el presentimiento de que aquel chico entonces correría hacia ella y la mataría.
— ¡Y-Ya le marque a la policía! ¡Pronto van a venir, imbecil! — Está le grito, pero el enmascarado parecía no escucharla o más bien si pero sin hacerle caso.
En un momento repentino, el hombre se dio la vuelta y salió corriendo de ahí, Raku pensó de forma vaga que aquel chico era Husdon haciéndole una broma, pues él siempre la molestaba de manera agresiva desde la primaria, tuvo la mala suerte de que le tocara con él en la preparatoria, había aguantado sus insoportables bromas pero esta vez había llegado al extremo.
Recordó que su hermano llamado Wade estaba herido en el hospital, así que sin esperar otro segundo más se puso su saco y salio de su hogar en camino al hospital.
[••••]
Los policías te habían forzado a decir todo lo que sabías de tus hermanastros, aunque no fuera mucho, te sentiste obligada a decirles que en tu infancia tenías un amigo pero que un día ya no volvió a la escuela, y que tenían esos instintos asesinos desde que tenías memoria. Te agradecieron y se fueron.
Ahí te encontrabas tú en la sala de espera con tus manos juntas, estabas esperando a que una de las enfermeras llegara y te diera permiso de pasar con Wade.
— Señorita Akari. — Finalmente una enfermera te llamo, la miraste aunque ya sabías lo que iba a decir. — Ya puede pasar a ver a Wade. —
En cuanto dijo eso te levantaste y pasaste a la clínica, lo viste ahí, con los ojos levemente abiertos y mirando al techo con una expresión de dolor y a la vez seria.
Te acercaste a él y te sentaste en una silla que estaba cerca.
— Wade... ¿te sientes bien ahora? — Le preguntaste tomándolo del hombro, este finalmente se dio cuenta de tu presencia y al verte notaste que sus ojos brillaron de forma leve.
— A-Akari...¿te encuentras bien? ¿No te hicieron daño esos imbeciles? — Interrogó, se te hacía muy lindo que incluso cuando él está peor que tú se preocupara por ti.
— Si... tú deberías preocuparte. – Le dijiste y este no pudo evitar soltar una leve risa. — Muchas gracias por enfrentar a uno de mis hermanos... y casi morir en el intento... yo nunca me hubiera atrevido. Te admiro—
Informaste, este alzó las cejas como si estuviera sorprendido.
— Yo te admiro a ti por aguantar todos estos años a esos hijos de puta, yo tampoco hubiera podido. — De nuevo se rio al igual que tú. — Y respondiendo a tu pregunta, me siento bien, solo... siento las costillas y nariz rotas... y algunos moretones, pero sin contar eso estoy bien. —
Lo miraste con lastima al momento de que dijo eso, realmente lo admirabas ahora con todo tu ser, tomaste su mano y le sonreíste de nuevo y este a ti.
— Dime que los atraparon... — Susurro, rápidamente tu sonrisa desapareció, no sabías cómo iba a reaccionar.
— No... — Verbalizaste, este abrió más los ojos de forma sorprendida. — Mis hermanastros lograron escapar... lo siento, si tan solo les hubiera ayuda- —
No acabaste de hablar en cuanto alguien entró a la sala ganándose las miradas de ti y de Wade, sentiste que tu corazón se detuvo por unos segundos cuanto notaste que era Raku.
— ¿¡Raku?! — Preguntaron tú y Wade al unísono, se veía molesta...
— ¿Akari? Qué haces aquí? Te pediré que te salgas, tengo algo que reclamarle a Wade. — Habló con el ceño fruncido, ahí fue donde él nombrado té tomó de la mano.
— Dime enfrente de ella, por favor, así me siento más seguro. — Pidió, Raku te miró con algo de frustración antes de asentir.
— Está bien... — Susurro y después miro al pelicafe, puso una expresión molesta de nuevo. — ¡Juro que denunciare y haré que metan a la cárcel a tu hermano! —
— ¿¡Que?! ¿¡Pero porque?! — Wade se intentó sentar en la camilla pero pronto se quejó de dolor al sentir su cuerpo doler de forma insoportable. — Dime la razón, por favor... —
— He soportado sus insoportables bromas, pero esta vez llegó al extremo! — Se quejó, tú solo escuchabas sin saber el contexto de la situación. — Se disfrazó y se puso una máscara de demonio, y con un cuchillo me llamo, tocó a mi puerta y finalmente se paró en mi patio a mirarme fijamente, casi me da un infarto!—
Tú y el mayor se quedaron sorprendidos al escucharla, no podías creerlo tú en otra parte, era como una película de terror o simplemente una broma de extremo.
— Husdon no lo hizo. — Wade justifico, haciendo que la mayor se indigne.
— ¿Disculpa? No me digas que ahora lo defiendes. — Se cruzó de brazos, el pelicafe suspiro.
— No es así. — Soltó, antes de cerrar los ojos por un momento y volver a mirar a Raku. — Husdon todo este tiempo estuvo aquí conmigo. —
— Tiene razón. — La voz del nombrado se hizo presente haciendo que la menor se sobresalte y mire detrás suyo, se encontró con Husdon quien salió de la nada como una obra de magia. — Debo admitir que me hubiera encantado hacerte esa broma, pero yo no fui esta vez, lo juro. —
Raku no le creería si no fuera por que Wade dijo, Wade es el chico más sincero que conoce, y si él decía que su hermano mayor había estado con él todo el día era verdad.
— Entonces... ¿quien era el de mi patio? — Se preguntó la mayor sintiendo mucho miedo.
El ambiente alrededor de los cuatro jóvenes se formó tenso, nadie decía nada, pero eso sí, estaban muy aterrados por lo que Raku había contado. Excepto Husdon, parecía no darle la mayor importancia.
— Tienes que ver el lado positivo, estás sana y salva y no toda hecha mierda como mi hermano. — Dijo viendo de reojo a su familiar.
Aquellas palabras se ganaron miradas serias de los tres presentes, no podías creer que se había burlado así de su hermano menor, aunque tenía sentido habían tenido una pelea hoy en la mañana.
— Se ve que no tienen sentido de humor ustedes. — Se quejó Husdon. Se quedó unos segundos callado. — ¿Se imaginan que los hermanos Hantengu lo hayan hecho? JAJAJA eso sería una locura, conociendo a Karaku sería capaz. —
Ante sus palabras, tú miraste al suelo y comenzaste a repetir eso en tu mente una y otra vez, tenía sentido.... Y mucho.