Sistema de Redención del Vill...

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Shen Jiu sabe que la ha cagado desde el momento en que terminó en la prisión de agua, sometido a diversos cas... Більше

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Extra 3

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Extra 3

La travesía de Luo Bingge III

Binghe había notado la inquietud de shizun en el momento en que le comunicaron sobre la Conferencia de la Alianza Inmortal. No sabía del todo el por qué estaba así su maestro, pero podía darse una idea, así que por ese tiempo decidió ser un buen discípulo y no pegarse tanto a Shen Qingqiu para que no se sintiera ahogado.

También preparó dulces que eran del gusto de Shen Qingqiu, algo para que olvidara momentáneamente la inquietud que parecía afectarlo. Mayormente hacía tanghulu, varios de ellos para que su shizun comiera al menos unos cinco por día. No quería abusar del dulce y el azúcar porque tampoco quería darle caries a Shen Qingqiu. No quería terminar siendo ignorado de nuevo por su estupidez.

Todos en QingJing habían notado la inquietud de Shen Qingqiu y, por ese motivo, habían pensado que se debía a que su maestro temía que no pudieran ser suficientes y que salieran heridos durante la Conferencia. Nadie estaba dispuesto a decepcionarlo, así que durante ese tiempo los seis seleccionados hicieron todo lo posible por aprender lo que su maestro les enseñaba y mejorar sus técnicas de pelea.

—Shizun—llamó Yang Chen alzando la mano durante una de sus clases especiales, clases que solo tendrían ellos al ser los que irían a la Conferencia.

—Dime.

—¿No se supone que los demonios con los que lucharemos serán de un nivel apropiado para nosotros? Los demonios que shizun está explicando ahora parecen demonios demasiado avanzados.

Lo eran, Luo Binghe lo sabía muy bien. Tal parecía ser que Shen Qingqiu sospechaba algo y estaba preparándolos para la invasión demoniaca que se cobraría demasiadas vidas durante la Conferencia de la Alianza Inmortal. No parecía dispuesto a que sus discípulos terminaran heridos. Binghe quería tranquilizarlo y decirle que no tenía nada de qué preocuparse, porque él mismo se aseguró con Mobei-jun el que sus hermanos marciales no salieran heridos. Nadie de QingJing o incluso AnDing saldría gravemente herido.

Pero no podía decir nada.

—Este maestro considera que al menos deben conocer a estos demonios. Si son capaces de enfrentarse a ellos, los demás serán solo un juego de niños.

Yang Chen asintió, aceptando la explicación y tomando notas. Luego de las clases, los seis juntos entrenarían en el bosque de bambú, empezando con sus espadas y, aquellos que usaran los pinceles y el guqin, terminarían con ellos. Binghe continuaba entrenando con su espada, enfrentándose a Mu Sheng quien no había optado ni por el cultivo de la música ni el de la tinta.

Mu Sheng era hábil en batalla y poseía la elegancia de QingJing. Su técnica era impecable y a pesar de que su fuerza no se comparaba a la de Binghe, la compensaba con su rapidez.  Luo podría afirmar que si se enfrentara a él teniendo ya a XinMo y en unos años más, Mu Sheng sería un cultivador digno para la batalla contra el emperador demoniaco. 

—Shidi—llamó Mu Sheng deteniendo los ataques—, descansemos un rato, hemos entrenado durante demasiado tiempo.

—Pero si necesitamos mejorar...

—No mejoraremos con los músculos atrofiados ni los tendones cortados—interrumpió Mu Sheng sentándose en el suelo—. Ven y descansa, Luo shidi, no seas terco. 

Binghe suspiró y se sentó a su lado. Realmente no necesitaba el entrenamiento, recordaba todas sus técnicas y su fuerza, no había motivo por el cual tuviera que seguir entrenando como si no supiera pelear. Pero supuestamente era un joven que no había entrado a QingJing hacía décadas, se esperaba cierto grado de inexperiencia en él. 

Se giró hacia su shixiong, Mu Sheng observaba a Yang Chen entrenar con el guqin, tocando las cuerdas con sus largos y hábiles dedos. La mirada embelesada, cálida y dulce de Mu Sheng delataba su amor por su shidi. 

—¿Tus padres siguen sin aceptar a Yang shixiong?—preguntó Binghe.

Mu Sheng no dejó de ver a Yang Chen, pero su mirada se había ensombrecido un poco.

—No aceptan a la mitad de amigos que tengo en QingJing, según ellos tengo que estar con personas mejores, de mayor estatus. Solo quieren beneficios para ellos, no piensan en lo que quiero para mí.

Binghe nunca antes conoció mucho acerca de la vida de Mu Sheng. Solo sabía que venía de una buena familia, pero más de eso jamás se enteró hasta esta nueva oportunidad. Aquí sabía que la relación de Mu Sheng con su propia familia no era muy buena porque ellos lo instaban, casi obligaban, a tener amigos como Ming Fan y Ling Yi, personas que venían de familias renombradas. La familia de Ming Fan era muy conocida por sus negocios con las hojas de té, si bien no eran nobles, eran comerciantes muy respetados. Los Ling, por otro lado, estaban fuertemente relacionados con la política. 

Personas como Yang Cheng y Luo Binghe, cuyos padres no tenían importantes negocios o renombre de ningún tipo, eran casi iguales a criados sin ningún valor en absoluto. Los Mu jamás los aceptarían porque no representaban ningún beneficio a su familia. 

—Mu shixiong es el heredero de la familia Mu, si sigue sus deseos...—Binghe miró un momento hacia Yang Chen—¿no perderá sus beneficios y perderá el lugar de Ministro de Hacienda que su padre estuvo cosechando cuidadosamente para él?

Mu Sheng miró fijamente a Yang Chen, quien se secaba el sudor de la frente con la manga de la túnica. Se mantuvo en silencio por mucho tiempo, solamente observando al chico que entrenaba con su guqin a varios metros de ellos.

—Lo perderé, pero no me importa. Estoy cansado de seguir las órdenes de mi familia y hacer lo que ellos quieren. Por una vez, quiero ser capaz de elegir mi futuro—Mu Sheng sonrió, Yang Chen se giró hacia él en ese momento y le sonrió, una hermosa sonrisa con hoyuelos—. La verdad, vale totalmente la pena perder todos los beneficios de mi familia si así puedo conservar a mi luciérnaga en mi vida. 

Binghe observó a su shixiong y se preguntó por qué este hombre no tuvo la misma oportunidad con Yang Chen en el pasado que la que tuvo en esta vida. 

—Shixiong está muy enamorado—opinó Binghe.

Mu Sheng sonrió, sus mejillas sonrojándose suavemente. Ambos escucharon los pasos de Yang Chen acercándose a ellos y no dijeron más al respecto. 

.

La rutina seguía igual, luego del entrenamiento, una hora antes de la cena, la mayoría se alejaba para ir a bañarse a los baños de los discípulos. Solo Ming Fan y Luo Binghe iban al arroyo a asearse, mientras hablaban sobre diversas cosas en el camino.

—¿Esta noche también debo cubrir a shixiong?—preguntó Binghe mientras se secaba el cabello luego de haberse bañado en el arroyo.

Ming Fan, quien terminaba de colocarse la túnica, negó con la cabeza.

—No, no vamos a vernos con Yingying hoy. Ha estado muy cansada por el entrenamiento excesivo y no quiero agobiarla.

La relación de Ming Fan con Ning Yingying fue algo inexistente en su primera vida. En ella, Yingying estaba claramente enamorada de Luo Binghe, mientras que Ming Fan no era más que un compañero al que apreciaba limitadamente.

Aquí la cosa era diferente.

Para empezar, Ning Yingying no estuvo nunca enamorada de él, siendo visto siempre como un shidi. Ming Fan, por otro lado, era más maduro y sensato de lo que fue en su primera vida. Y eso pareció ser la clave para que el interés de Ning Yingying recayera en él. Fue lento, en realidad. Pequeños paseos a solas, con charlas triviales y pequeños detalles como algunos regalos o pequeños favores. Luo Binghe sabía que el broche de mariposa que Yingying llevaba en su cabello casi a diario había sido un regalo de hacía dos años de Ming Fan. También el peine de madera con el labrado de patos mandarines había sido un regalo de él, Binghe lo sabía muy bien porque había acompañado a su shixiong a comprarlo. Se volvían las compras más largas del mundo porque Ming Fan no estaba dispuesto a regalarle cualquier cosa a Yingying, buscando siempre que fuera del agrado de ella y no tanto que fuera altamente costoso. Ming Fan podía darse algunos lujos y podría bien haberle regalado a Yingying un peine de jade, pero sabía que ella no lo valoraría tanto como el peine de madera que llevaba con ella a todos lados.

No fue hasta hacía un año atrás, que ambos terminaron por formalizar su relación, en secreto de shizun. La noche anterior a que Ming Fan le propusiera a Yingying ser algo más que su shimei, Binghe lo tuvo que calmar, compartiendo la cama con su shixiong mientras escuchaba sus dudas y sus inquietudes. Yang Chen y Ling Yi también lo habían escuchado y los cuatro se acostaron en la cama también para calmar a Ming Fan. Binghe nunca entendió cómo fue que los cuatro durmieron en una misma cama destinada a una sola persona, pero lo habían hecho y Ming Fan se levantó con menos inquietudes en su corazón.

El día que Yingying le dio el sí, todos habían estado ocultos entre los arbustos viendo la escena. Si no fuera porque Ling Yi y Chen Lin habían chillado de alegría, ninguno de ellos se hubiera dado cuenta de que estaban ahí.

En medio de las risas y los regaños a los culpables, Binghe sintió su corazón aliviado al ver que Yingying, la adorable y dulce mujer que alguna vez fue su esposa, había conseguido un hombre honorable que la amaría y honraría hasta el final de sus días. Sería feliz porque sabía que el amor de Ming Fan por ella era sincero. No se vería opacada por otras cientos de esposas ni tendría que luchar por el cariño de su esposo porque el cariño de su pareja sería solo para ella.

La imagen sin vida de Yingying en la prisión de agua fue un golpe a su consciencia. La culpa la llevó a terminar con su vida, infeliz durante años, atrapada en un matrimonio y un harén donde solo era un número más.

—Shidi, ¿estás bien?—preguntó ella cuando la abrazó para felicitarla por su relación con shixiong.

Pero no se dio cuenta de que había estado apretando de más, un abrazo que no debió ser para tanto.

—Lo siento, shijie, es solo que me pone muy feliz saber que ya no tendremos a Ming shixiong llorando por QingJing porque cree que le dirás que no.

—¡Shidi!—se quejó Ming Fan jalándole la oreja—¡No era para que me delataras de esa manera!

—¡Shixiong! ¡Duele!—se quejó Binghe.

Luego de un regaño más y de que Yingying riera por sus estupideces, todos optaron por ir al arroyo a pescar algo para comer. Binghe rio mientras iba colgado de Yang Chen, quien le contaba a Lu Song sobre sus mejoras en las posturas con la espada.

Por un momento, Binghe miró a esa extraña familia que tenía. Extraña y variada. Tenía hermanos de todo tipo ahí, como Lu Song que era un idiota con la boca llena de palabras sucias, pero que era divertido y gracioso por eso mismo. Estaba Yang Chen, el dulce y adorable chico que cuidaba de todos ellos como si fueran niños pequeños, incluso si eran mayores que él. Estaba Ling Yi, el tonto que se emocionaba con las cosas bonitas. Mu Sheng, el chico tranquilo y sensato que solía mediar cuando las cosas se podían tornar desfavorables. Wu Lin, el shixiong que se ponía nervioso cuando debía mentir y siempre estaba buscando hierbas raras en el pico. Zhang Hua, el que parecía el más viejo de todos los discípulos, la voz de la consciencia y un buen estratega. Ming Fan, el discípulo principal pulcro y ordenado que siempre estaba buscando que sus shidi se vieran impecables para no insultar el pico. Ning Yingying, la dulce y amable mujer que creció para convertirse en una gran guerrera. Sus tres pequeños shidi, que eran como tres pollitos que siempre iban juntos a todos lados, seguidos de cerca por las niñas Chen. Los cinco no eran más que un grupo de hermanos menores que, de no ser porque sus mayores siempre estaban cerca, seguro se meterían en problemas. 

Binghe vio a sus hermanos marciales reír mientras iban al arroyo a pasar el rato. Las mejillas sonrosadas por la risa, los ojos brillantes por la alegría, los abrazos amistosos y las bromas inocentes. 

Realmente, Luo Binghe amaba vivir en QingJing.

.

Ahora mismo, Binghe se daba cuenta de que no quería dejarlos. No quería regresar al Abismo. Pero si no se iba, si no conseguía a XinMo y no hacía algo al respecto contra el Maestro de Palacio, entonces Luo Binghe no podría mantener a salvo a su familia. Sin el poder de su espada, Luo Binghe no era capaz de hacer nada por QingJing.

Tenía que recuperar a XinMo, él era el único capaz de manejar esa espada, el único que podría sostenerla y dominarla. Había sido su dueño en su primera vida y lo sería en esta también.

—Shidi—Ming Fan le jaló el cabello, haciendo que Binghe chillara.

—Shixiong, ¿por qué?

—Estás raro—dijo Ming Fan, su cabello todavía estaba húmedo luego del baño, pero no parecía preocupado por secarlo—, ¿qué pasa? Y no digas nada, sé muy bien que no se trata de nada.

—Uhm...—Binghe apretó los puños, a veces tener gente que lo conociera podía llegar a ser un problema.

Se había acostumbrado tanto lidiar solo con sus propios problemas y guardárselos para él mismo que tener gente con quien hablarlos y que estuviera dispuesta a ayudarlo, era muy extraño. Incluso después de años, no dejaba de ser extraño.

Pero Binghe no podía negar que le gustaba eso.

—Shidi—Ming Fan suspiró y tomó su cara para que lo mirara—, antes de que me mientas, prefiero que me digas que no quieres hablarlo. Este shixiong puede entender si no deseas hablar sobre algo, pero prefiero que me lo digas para saber que no debo insistir.

—Yo...hay algo que preocupa a este shidi, pero no puedo hablarlo con shixiong.

Ming Fan asintió, soltando su rostro.

—¿Tiene relación con shizun?—Binghe no sabía cómo responder, pero de alguna manera era así por lo que asintió—Entiendo. Si shidi en algún momento se siente listo, sabe que solo debe buscar a este shixiong.

—Ya lo sé, Ming-ge—suspiró Binghe casi con cansancio porque era lo que siempre Ming Fan le decía.

Cuando se dio cuenta de la manera en la que se refirió a Ming Fan se sonrojó hasta la raíz del cabello y se negó a mirar a su shixiong. Nunca antes se había referido así a Ming Fan. Si bien pensaba en él como su gege, nunca antes lo había dicho y no sabía cómo su shixiong lo tomaría al respecto.

Ming Fan rio, no sonaba a una burla. 

—Bien, si Luo-di ya lo sabe, entonces este gege no lo repetirá más.

Binghe pensó que Ming Fan se burlaría de él por llamarlo de esa manera, pero al escuchar la forma alegre con la cual le respondió, solo pudo suspirar feliz.

Regresaron juntos, a un comedor donde los demás los esperaban, donde sus shidi y shixiong lo esperaban para hablar y compartir juntos de la cena.

No quería perder esto, pero si los quería mantener protegidos, debería hacerlo. Solo serían unos pocos años.

Debería consolarse con eso.

.

Mobei-jun lo esperaba en el lugar acordado. Esta sería la última reunión que tendrían antes de la Conferencia, antes de eso no creía tener la excusa correcta para volver a salir de QingJing. Esta vez lo dejaron ir porque Ming shixiong consideraba que tenía derecho a despejar su mente y un paseo por el pueblo al pie de la montaña sería perfecta para eso. Volver a salir solo haría que su shixiong se preocupara y comenzara a hacerle preguntas.

—¿Ya tienes todo listo?—preguntó al ver a Mobei-jun.

La temperatura a su alrededor siempre descendía varios grados, pero Binghe estaba acostumbrado a eso así que para él era algo casi natural.

—El Abismo se abrirá en el mismo lugar en el que se abrió durante su primera vida, Junshang. Debo liberar su sello antes de que caiga.

—Bien. ¿Tus mascotas están domesticadas? ¿Les hiciste oler la ropa que te conseguí?

Binghe había conseguido robar ciertas prendas de sus hermanos marciales para darle a Mobei-jun. De esa forma, los demonios que pasarían sabrían a quienes no debían matar y a quienes sí. Binghe se aseguró de que las prendas que robó fueran prendas que sus hermanos marciales hubieran usado. De esa manera, el olor sería mayor y los demonios podrían identificarlos de manera más fácil.

—Junshang no tiene de qué preocuparse, ninguno de ellos dañará a ningún miembro de QingJing. Ya me he asegurado de eso.

Binghe asintió, todavía repasando el plan que había estado preparando en su mente.

—Asegúrate de aparecer cuando esté solo, no quiero que shizun te vea.

Mobei-jun asintió y se fue.

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Luo Binghe se preguntó qué parte de Asegúrate de aparecer cuando esté solo entendió Mobei-jun. Pero si tenía que ser justo, en defensa de Mobei-jun, no tuvo muchas oportunidades de verlo solo y el Abismo estaba próximo a abrirse. No había manera de que pudiera separarse de Ming shixiong sin que este tuviera un ataque de angustia en el medio. Tampoco tenía una excusa creíble, un motivo para que Ming Fan aceptara alejarse de él sin cuestionarlo ni querer seguirlo.

Encontró una buena excusa cuando shizun se quedó atrás a pelear. Sabía que Mobei-jun no le haría daño, era parte del trato, pero ahora tenía la excusa para ir con Mobei a que liberara su sello. Lo único malo era tener que buscar una excusa para que shizun siguiera adelante y lo dejara solo, "peleando" con Mobei-jun. Solo en ese momento podría aprovechar para liberar su sello y arrojarse al Abismo.

Debió saber que shizun no lo dejaría pelear y que sus hermanos marciales volverían. Se confió demasiado.

Y confió demasiado en Mobei-jun.

Picos de hielos atravesaron el cuerpo de shizun, la sangre brotó de su cuerpo como pétalos de flores. Manchas rojas extendiéndose por la túnica verde, manchas tan similares a las que alguna vez vio en su shizun al inicio, cuando apenas lo llevaba a la prisión de agua. Sangre fresca y roja que brotaba de su cuerpo, un cuerpo que poco a poco comenzaba a consumirse por el maltrato y el olvido. Un cuerpo desmembrado, olvidado en la prisión de agua, dejado a su suerte en el frío y la humedad, en la oscuridad de un lugar lúgubre lleno de su sangre y su suciedad.

Un cuerpo sin vida que no tenía forma de recuperar. Unos ojos que no volverían a brillar por más que hiciera lo que hiciera. Ojos opacos y muertos que se hundirían hasta desaparecer. Labios resecos que no volverían a hablar ni a insultar.

Un hombre que no volvería a ser parte de su vida nunca más.

Binghe no supo en qué momento había comenzado a gritar, pero cuando se dio cuenta ya no podía parar. Gritaba y gritaba, con sus ojos viendo la sangre salir del cuerpo de shizun. El olor penetrante de la sangre inundó su nariz, como cuando estaba encerrado con Shen Qingqiu en la prisión de agua y lo torturaba, esperando sacar algo de él, algo de lo que no estaba muy seguro que buscaba. Dios, había tanta sangre, tanto dolor y tanto vacío.

Se estaba ahogando en la marea roja y la oscuridad. 

Cuando volvió en sí, sintió una energía familiar que hacía años no sentía. Una energía que viajaba por todo su cuerpo, que pasaba por sus meridianos con una fuerza que él ya conocía. Una energía que había provocado que Shen Qingqiu lo arrojara al Abismo para deshacerse de él.

Pero había una diferencia y esa diferencia estaba en el hecho de que sus hermanos marciales estaban ahí y lo habían visto. Ahora ellos también sabían.

Su gege y su shijie sabían que era un demonio.

Cuando pudo reconocer el entorno que lo rodeaba, ya Mobei-jun se había marchado y él se había quedado ahí, frente al Abismo sin Fin y con tres personas que amaba descubriendo su secreto. Shen Qingqiu era consciente del mismo, lo sabía muy bien, pero Luo Binghe hubiera preferido que no tuviera que ver la marca en su frente otra vez. No quería que recordara lo que había pasado entre ellos. No quería que recordara al demonio que lo había casi vuelto loco.

No quería volver a ver el desprecio y la ira en su cara.

Sin embargo, cuando se resignaba a ser despreciado por su maestro y a aceptar su destino y obedecer la orden de arrojarse al Abismo, Shen Qingqiu lo sorprendió al decirle los motivos por los cuales sería mejor que Luo Binghe cayera al Abismo. No se trataba de odio, ni de asco, los motivos de Shen Qingqiu para sacrificar a su discípulo demoniaco en el Abismo era el hecho de que, si Luo Binghe no lo hacía, tanto Shen como sus hermanos marciales correrían peligro en la secta.

Si lo pensaba bien, tenía sentido. Si se quedaba, no podría regresar a CangQiong por las alarmas. Bien podría suprimir su sello, pero eso podría hacer sospechar a Shen Qingqiu, después de todo, a pesar de la guía de Meng Mo, Luo Binghe no tendría que ser capaz de hacer tal cosa.

También estaba el hecho de que si se iba, sin arrojarse al Abismo, otros podrían intentar cazarlos y si descubrían que era de CanQiong, QingJing estaría en peligro.

En su primera vida, Luo Binghe no hubiera dado nada por QingJing, si era perjudicada por él, pues bien, se lo merecían.

Pero esta segunda vida era diferente, en esta segunda vida ellos eran su familia. Ellos lo amaban, lo valoraban, era querido y apreciado.

Y solo por eso, Luo Binghe era capaz de volver a ese infierno y pasarlo de nuevo, solo si así su familia estaba a salvo.

Con BaiYe en su mano, que se sentía cálida contra su palma, y un beso de shizun en la frente, Luo Binghe se arrojó sin miramientos a ese maldito infierno.

.

.

.

Mobei-jun lo esperaba al fondo del Abismo, cuando Luo Binghe lo encontró, con BaiYe ensangrentada luego de asesinar a unos cuantos demonios, lo primero que hizo fue patear la pantorrilla del rey del norte. Mobei-jun no cambió su expresión facial, pero Binghe sabía que le había dolido.

—¿No te dije que no debías dañar a nadie de QingJing?—preguntó Binghe, sabía que sus ojos brillaban rojos.

De alguna manera siempre podía sentirlo.

—Si no lo hacía, no hubiera podido liberar tu sello—dijo Mobei-jun, su rostro tan inmutable como siempre.

—Te dije que esperaras a que estuviera solo.

—No había manera en que lo lograras y nos estábamos quedando sin tiempo.

Binghe quiso empalar a Mobei en BaiYe, pero no quería deshonrar la espada de shixiong y también sabía que Mobei estaba en lo cierto. No había manera en que milagrosamente quedara solo y no tenían demasiado tiempo. Mobei-jun abrió el Abismo, pero no tenía todo el tiempo del mundo para mantenerlo abierto.

—¿Ya sabes dónde está XinMo?—preguntó Binghe, buscando cambiar de tema.

Mobei-jun asintió y miró hacia una dirección a su izquierda.

—En esa dirección, en el mismo lugar donde Junshang la encontró la primera vez.

—Bien—Binghe envainó a BaiYe y comenzó a caminar—, vamos, tenemos muchas cosas que hacer aquí abajo antes de que pueda volver.

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El viaje por el Abismo no era sencillo, pero al menos ya habiéndolo pasado una vez tenía una idea. Todavía recordaba las luchas a muerte que llevó a cabo ahí, las heridas mortales, el miedo, la ira, la incertidumbre.

La primera vez que cayó al Abismo, siendo un mocoso de diecisiete tanto física como mentalmente, fue un caos. Se había quebrado una pierna y un brazo, el hueso horriblemente partido, saliendo de su piel tras cortar su propia carne. Si no fuera por su sangre de demonio celestial, hubiera muerto ahí mismo. Con su pierna partida, pelear en medio del Abismo era imposible, pero curándose al instante podía levantarse y pelear, que era algo necesario ahí.

La ira en su corazón no le dejaba sentir mucho el dolor, así que pronto, al curarse, se levantó y buscó un lugar seguro. Sin una espada y valiéndose de lo poco que había aprendido en QingJing, tuvo que sobrevivir, buscando agua y comida, lo cual era casi imposible. Si no fuera por Meng Mo, quien lo había estado guiando durante esa época, nunca hubiera podido alimentarse ni hidratarse.

La comida era un asco porque eran cadáveres de diferentes demonios, pero Luo Binghe solo quería vivir para vengarse y para eso tenía que comer algo. Esos cuerpos eran lo único que podía comer. El agua no era pura, estaba contaminada con todo tipo de cosas que Binghe prefería no conocer, y su sabor era amargo. Pero si no lo tomaba, no podría estar hidratado.

Su ropa se había vuelto jirones para esa época, con suerte conservaba algo de tela en el cuerpo para mantener su decencia. Aunque tan sucio y manchado de sangre, Binghe no creía que se viera decente de ninguna manera. No podía verse de manera decente de ninguna manera.

Ahora las cosas eran diferentes. Para empezar, Meng Mo no le hablaba porque Binghe lo había silenciado. Por la comida y el agua no debía preocuparse mucho porque sus hermanos marciales le habían dejado la de ellos. Tenía una espada para defenderse. Conocía el territorio en el que estaba. Sabía lo que tenía que hacer. Sabía dónde ir y su corazón estaba tranquilo.

Mobei-jun iba un paso detrás de él, siguiéndolo y protegiéndolo. BaiYe iba en su mano, cortando a todos aquellos que Mobei-jun no alcanzaba a eliminar. La cantidad exagerada de demonios, que venían en hordas voraces, le recordó a Luo Binghe la primera vez que se enfrentó a algo así. Si no fuera por la guía de Meng Mo, seguramente no hubiera sabido cómo enfrentarse a esas ignorantes y asquerosas criaturas.

Una lucha constante de vida o muerte, donde muchas veces Binghe temió morir. Una lucha eterna y sin descanso, sin momentos de paz. Ni siquiera podía dormir tranquilamente. Incluso en sus sueños, estaba entrenando sin parar, para que al levantarse pudiera continuar adelante más fuerte que antes y asesinar a más demonios para asegurar su existencia en este mundo. El odio lo había motivado de tal manera que incluso cuando sus heridas eran demasiado grandes, aun Binghe seguía adelante sin inmutarse. 

Ahora eso no sería muy diferente. Binghe había pasado por tanto que ya era difícil sentir dolor. 

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—¡No!—gritó Luo Binghe cuando BaiYe, quien había estado aguantando meses de luchas sin fin, se partió a la mitad.

Estaban cerca de conseguir a XinMo, cerca del lugar donde Luo Binghe recordaba que estaba y donde Mobei-jun le confirmó que seguía estando. El número de demonios era mayor y mucho más fuertes de lo que habían sido los demonios con los que se encontró el primer día ahí. Por eso mientras luchaba contra ellos, en un ataque feroz de uno de esos demonios, mientras usaba a BaiYe para bloquear el ataque, la pobre espada se partió. Binghe miró horrorizado la escena, la espada de su shixiong, la espada que le había confiado para protegerse, se había partido.

La onda de energía demoniaca con la que atacó al demonio fue tan fuerte que solo dejó la mitad del cuerpo del demonio intacto.

Miró la parte de la espada que cayó al suelo, la hoja brillando como una luna blanca en medio de un cielo oscuro. La empuñadura en su mano sostenía una parte de la espada, en lugar de la espada entera. Se arrodilló en el suelo, arrancando un trozo de su manga para cubrirla, enrollándola y atándola para poder llevarla de nuevo cuando regresara a QingJing. Aunque todavía no sabía cómo haría para devolverle a Ming shixiong su espada rota.

Una espada de la que había estado muy orgulloso cuando la consiguió, la espada que le había dado su nombre, un nombre con el que la gente lo conocía y lo respetaba. Ahora BaiYe estaba rota y por culpa de Luo Binghe, quien volvería con una espada fuerte y entera mientras que su shixiong solo recibiría una espada rota.

Solo podía sentirse culpable.

—Junshang, hay que apresurarnos, estamos cerca—comunicó Mobei-jun, quien seguía a su lado.

Con su ayuda, llegar a XinMo había sido mucho más fácil y enfrentar a los demonios no había sido un dolor de cabeza.

Binghe asintió y luego de asegurar a la rota BaiYe en su cintura, continuó el camino, descargando su enojo con esos demonios.

Al final encontró a XinMo insertada en una enorme piedra, tal y como había estado en su primera vida. La energía demoniaca se arremolinaba y creaba una barrera que solo muy pocos podrían pasar, pero que aun así los atraía. Su energía era como una droga que los atrapaba y los mantenía alrededor, como un montón de insectos hambrientos.

Binghe caminó hacia la oscura espada. Era peligrosa y sabía que sin el correcto control de su mente, la espada podría volver a dominarlo y hacer que se dejara llevar por los sentimientos más oscuros de su corazón. Eso era algo que Binghe quería evitar.

Pasó con facilidad la barrera de energía demoniaca y llegó a XinMo. No lo dudó, como había pasado en su primera vida, y tomó la empuñadura para quitar la espada de la piedra. Sin embargo, en cuanto la tomó, la voz de XinMo se coló en su mente y comenzó a hablarle, tal y como esperaba que hiciera.

Tal y como hizo en su primera vida.

Su voz era como un susurro grave, una voz que sabía que le pertenecía pero que no había escuchado nunca en su vida. Una voz que lo acompañó por años en el pasado y que lo volvería a acompañar ahora.

La voz vino acompañada con imágenes, memorias de un pasado que Binghe no era capaz de borrar. Memorias de un maestro cruel y frío que nunca lo miraría de otra manera que no fuera con desprecio. Recuerdos de hermanos marciales que se burlaban de él, le daban sus tareas y lo golpeaban. Recuerdos dolorosos de noches de frío y hambre, de soledad y miedo. Si Binghe no fuera capaz de controlar sus propios sueños, hubiera tenido problemas para dormir bien y seguramente hubiera vivido amargado por eso. Hubiera sido atestado por pesadillas, una tras otra, con escenas crueles. Escenas donde podría sentir el líquido caliente caer en su cabeza, el impacto de los golpes al dar contra sus costillas, el hambre en sus entrañas, el frío calando sus huesos. Podía escuchar sus voces, burlándose de él, ignorándolo, tratándolo como si no existiera, como si no fuera nadie.

Como si la vida de Binghe fuera insignificante.

Binghe...

Una voz, una voz que conocía bien. Una voz que en su pasado lo había llamado despectivamente como Bestia, como un Bastardo o un Mestizo. Una voz que lo había odiado, pero que en esta vida, aquí, lo veía, lo trataba como un discípulo.

Luo shidi...

Las voces de sus hermanos marciales, aquellos que anteriormente lo habrían hecho de lado o ignorado, dejándolo en la leñera olvidado como un perro despreciado. Pero aquí no era así, aquí lo apreciaban, aquí lo protegían.

Luo-di...

La voz de Ming Fan, la voz de su shixiong. Una voz que alguna vez se había burlado de él y había disfrutado de los castigos que se le impartían. Una voz que ahora lo trataba con cariño y lo hacía sentir un hermano.

Binghe...

La voz de shizun, tan calmada, tan hermosa.

...por favor, sobrevive...

Una voz cálida que lo quería, que lo apreciaba.

...y en cuanto logres salir, regresa con este maestro...

Una voz que quería seguir escuchando. Una voz que no quería abandonar.

Te estaré esperando...

No, XinMo no lo controlaría.

Ya no tendría la fuerza de hacerlo nunca más.

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Cuando Mobei-jun lo vio regresar, Binghe ya tenía en su mano a XinMo. La espada negra y demoniaca seguía susurrando en su mente, pero su corazón estaba como agua calma, incapaz de ser perturbada. No podría hacerlo, ya no más.

—Vamos, el territorio de Sha Hualing debe caer.

Mobei-jun asintió y Binghe usó a XinMo para crear un portal que los llevara directamente al territorio del padre de Sha Hualing. Todavía no podía regresar con sus hermanos, tenía que imponerse antes de poder volver con ellos. Tenía que ganar poder y el control completo del reino demoniaco. Tenía que conseguir todo lo que pudiera en caso de que quisieran perjudicar a su familia.

Sabía que el Viejo Maestro de Palacio lo había ayudado a perjudicar a Shen Qingqiu en el pasado. ¿Por qué? No estaba del todo seguro. Solo sabía que el Viejo Maestro de Palacio había estado dispuesto a encontrar todo lo necesario para inculpar a Shen Qingqiu, usando los rumores a su favor para que Luo Binghe consiguiera su venganza.

La extraña fijación del Viejo Maestro de Palacio era repugnante y Binghe siempre se sintió incómodo, pero nunca cuestionó demasiado, solo lo mató cuando ya no le fue útil y usó a su hija para hacerse con el poder de la secta. Cuando pensó en esto, todavía estando en QingJing, consideró lo raro de todo y pensó en investigar por su cuenta sobre el asunto. Para eso, claramente, también había usado a Mobei-jun. Sin embargo, solo estando en el reino demoniaco fue que pudo conocer más.

Durante el duro camino hacia XinMo, Binghe recolectó información. Algo que en el pasado no se había tomado la molestia de hacer, demasiado concentrado en su venganza como para pensar en su origen.

Gracias a Meng Mo y el poder de los sueños, logró investigar en la memoria de varios miembros de Huan Hua antiguos, personas que llevaban décadas ahí, porque extrañamente le costaba encontrar el paisaje onírico del Viejo Maestro de Palacio, y descubrió que antes de Gongyi Xiao hubo una discípula principal de nombre Su XiYan. Bien, esto no era novedad, esta pequeña parte de la historia de Huan Hua lo sabía, pero lo sorpresivo fue que la mujer era increíblemente parecida a él y había cometido el error de enamorarse de un demonio que la asesinó.

Claro, eso era lo que ellos creían. Buscando más a fondo y en memorias de otras personas fuera de Huan Hua, descubrió que Su XiYan nunca fue asesinada por Tianlang-jun, el demonio del cual se enamoró, sino que fue por un veneno que el Viejo Maestro de Palacio le dio para que perdiera al bebé que llevaba de ese monstruo. Un bebé que sobrevivió gracias a que ella ingirió el veneno en su cuerpo y no permitió que llegara a su hijo. Un niño que dejó abandonado en el río Luo, durante el día más frío del año, cubierto con una túnica que lo mantenía flotando a la deriva.

Fue así como Luo Binghe supo que su madre había muerto para que él viviera y que su padre había sido sellado en la montaña, creyendo que la mujer a la que había amado lo había traicionado para salvarse.

Mientras peleaba en el territorio de Sha Hualing, desafiando a la santa demonio a una lucha, envió a Mobei-jun a buscar a su padre, considerando que lo mejor era que lo sacara ahora, cuando todos ya habían dado por sentado que nadie se acercaría a ese lugar. Además, después de años, pocos serían capaces de preocuparse por un demonio que ya debía estar casi desaparecido debajo de una montaña.

Para cuando Mobei-jun llegó, con el deshecho cuerpo de Tianlang-jun y una serpiente demoniaca verde, Binghe ya había logrado hacerse con el territorio, asesinando al padre de Sha Hualing y teniendo a esta como su aliada.

Al ver llegar a su general, Binghe se acercó al cuerpo podrido y maltrecho de Tianlang-jun, quien lo miró fijamente. Pudo ver en sus ojos, que todavía estaban lo suficientemente bien, un atisbo de sorpresa y reconocimiento. Aunque seguía estando la incertidumbre y la duda.

—Tianlang-jun—dijo cuando estuvo frente a él.

El gran demonio esbozó una media sonrisa, una parte de su podrido rostro se cayó.

—Eres su hijo, ¿verdad? El hijo de Su Xiyan.

—Y tu hijo, también—dijo suavemente Binghe, viendo a la enorme serpiente al lado de su padre—. Tengo una historia que mostrarte, si me lo permites, tal vez pueda interesarte.

—No creo poder hacer nada más, de todas formas.

Binghe observó ese cuerpo deteriorado y pensó que, en el pasado, este demonio seguramente murió olvidado debajo de la montaña. Un hombre que fue engañado y sellado, solo por enamorarse de una mujer que un viejo enfermo consideraba de su propiedad.

—Padre—llamó, la palabra se sentía extraña en su boca—, sería bueno que sepas la verdad.

La historia que le mostró esa tarde a Tianlang-jun, solo hizo que el hombre deseara con todas sus fuerzas asesinar al Viejo Maestro de Palacio.

Y Binghe, como su hijo, le concedería ese placer, aunque le llevaría algo de tiempo. Pero no importaba, ahora con su padre bajo su cuidado, tendría todo el tiempo del mundo para ayudarlo en su venganza.

Después de todo, fue gracias a ese viejo enfermo que Binghe fue incapaz de ser criado por sus padres. Por el daño a sus padres, que a su vez llevó a su trágico destino, Binghe se vengaría.

Esta vez, iría directo por el Viejo Maestro de Palacio.  


Tenía que subir esto antes peeeero.....me distraje escuchando las canciones de tgcf XD

Bien, aqui se descubre que el motivo por el cual el Abismo se abrió antes de lo que el sistema dijo, fue porque en realidad Binghe lo hizo. La Central no contó con el viaje de Luo Binghe, por lo que era, por decirlo de alguna manera, una falla. Y como la falla que era, podía cometer cambios que estaban fuera de lo planeado por la Central. Así que, que el Abismo se abriera antes, fue culpa de Luo y no un error de la Central. 

El extra 16 mostrará la historia de Yang Chen y Mu Sheng de la primera vida de Shen y se verá el motivo del por qué Mu Sheng se refiere a Yang Chen como luciérnaga. Preparen pañuelos porque es un extra triste.

Sí, el motivo por el cual Tianlang-jun no aparece en la historia principal, es solo porque Luo Binghe lo sacó de la montaña y lo ayudó. En esta vida, consideró que conocer el pasado de sus padres era algo que necesitaba, así que en el medio se dio cuenta de que el Viejo Maestro de Palacio era un rabo verde que era mejor que estuviera muerto. Por lo tanto, cuando Binghe ve los recuerdos del Maestro de Palacio y ve a su madre, no se sorprende en absoluto con la información porque él ya la conocía. 

Estoy preparando los resumenes del nuevo fic, pero tomará tiempo porque no paso del primer capitulo escrito. El fic se llamara Sistema Omegaverse del Villano Escoria, así que sera AOB (alfa, omega, beta) pero habrá otros personajes que aqui no usé y se descartarán otros. La historia va a ser muy diferente a esta, no solo por ser omegaverse, sino porque tendrá otra trama. Se mantendrá lo de Shen sanando y siendo una persona más sana mentalmente, pero los problemas y villanos van a ser muy diferentes a los que se conocieron aqui. En este fic se mantendrán muchos personajes, pero los que quitaré, además de Lan-er, serán Sheng Qing, Tang Huaying, el sistema corrupto, Zheng Jian y puede que algunos de los discípulos de Shen. Entre los que entran nuevos tendremos a Bing-mei, quien  estará solo porque en este fic estara un Shen Yuan No Transmigrador, sino que será el hermano de Shen, así que tendremos momentos de los hermanitos Shen. También Su Xiyan y Wang Mingan (el shizun de Shen). Entre los nuevos que NO aparecieron aqui, estarán Lang Pinghai y diversos maestros de CangQiong antes de la generación Qing. ¿Saben por qué? Porque en este mundo, Shen transmigra a sus trece años en un mundo MUY diferente al suyo. 

El fic también estará dividido por temporadas y habrán muchas cosas que seguramente le sonaran de otros danmeis, pero solo los usé para hacer la historia más interesante uwu Lo único que no sé es cuántos capítulos tendrá y cuántos extras. Esa es mi única duda. Por el momento solo puedo decir esto.

Ahora sí me voy porque mañana subo el cuarto extra y el último de las travesías de Luo Bingge uwu

Nos vemos! Besos :D

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