Cuando Talia llegó a su habitación, la habitación estaba hecha un desastre. Había papeles esparcidos por todas partes, hechos pedazos. Los muebles habían sido destrozados, algunos arrojados contra la pared, otros literalmente destrozados por los tornillos. Había un colchón contra una pared, el relleno desbordándose de lo que parecían marcas de garras. La ventana de al lado también estaba rota, una hazaña impresionante considerando que era resistente a los impactos.
De pie en el centro de todo estaba Jason, con los nudillos ensangrentados y probablemente rotos. Sus ojos teñidos de Lázaro se fijaron en Talia en el momento en que ella entró, la primera persona lo suficientemente audaz como para entrar en la habitación desde que se encerró dentro.
Ella no parecía impresionada — Esto fue completamente innecesario.
— Me importa un carajo. Quiero salir — gruñó, apretando los puños.
— ¿Y llegaste a la conclusión de que hacer un berrinche sería la mejor manera de lograrlo? — preguntó con calma, sin inmutarse por su hostilidad. En cambio, se tomó el tiempo para mirarlo por completo.
El crecimiento acelerado fue un efecto secundario inesperado del Pozo, pero ciertamente fue inconfundible.
El Jason que estaba mirando era grande, había crecido varios centímetros en las semanas posteriores a su experiencia con Lázaro e inhalaba la comida que se le proporcionaba para acomodar la comida en crecimiento. Este Jason era ruidoso, vulgar y estaba dispuesto a luchar contra cualquiera de los miembros de la Liga a la menor señal de provocación. No estaba claro cuánto de eso era el rudo Robin que recordaba y cuánto era el Pozo, pero ciertamente era diferente.
Este Jason, el que podía hablar, pensar con claridad y emocionarse , era preferible al chico catatónico al que pasó meses cuidando. Incluso si el chico catatónico se hubiera pegado a su costado como pegamento después de que ella lo encontró en Gotham, y se hubiera convertido en el guardián silencioso de Damian aún más rápido.
En muchos sentidos, Jason era un opositor.
Finalmente estaba lo suficientemente bien como para entender el dilema que ella enfrentaba con Damian, pero un poco demasiado inestable para que ella se sintiera cómoda contándole esa verdad. No cuando la mera mención de Bruce invitaba al Pozo a apoderarse de sus sentidos. Con sus recuerdos restaurados, sus habilidades de combate pasaron de recuerdos memorísticos de sus formas de entrenamiento al repertorio completo del régimen de entrenamiento de Robin. Pero estaba descoordinado y era incómodo en su nuevo cuerpo, todavía acostumbrándose a su repentino aumento de masa muscular y altura. Él estaba demasiado enojado y desconfiado para relajarse naturalmente en su presencia, pero aun así ella se encontraba cantándole para que se durmiera cuando llegaban las pesadillas.
Y venían todas las noches desde el Pozo, destrozando su psique con los horribles detalles de su muerte. A pesar de toda la miseria que había presenciado, le sorprendió lo mucho que le perturbaba ver a Jason sufrir al revivir su trauma.
Se dijo a sí misma que era sólo porque las pesadillas hacían más difícil enseñarle las técnicas de meditación adecuadas para controlar el Pozo.
Para empeorar las cosas, su padre estaba cada vez más interesado en Jason, de una manera que la ponía nerviosa hasta la médula. Jason era su... proyecto. No Ra's. Estaba agradecida de que su padre no estuviera en el recinto para presenciar el episodio más reciente de Jason en Pit.
Ra's podría haber preferido verlo enfrentarse a algo más fuerte que el mobiliario de su habitación.
— ¡No puedes retenerme aquí para siempre! — Jason ladró, todavía enojado.
— Y no tengo ninguna intención de hacer eso. Pero sería imprudente que te fueras en esta situación — dijo Talia con calma.
— Quiero encontrar a Bruce — continuó, y ¿no era irónico? Todo su razonamiento para tomar al Robin resucitado había sido devolvérselo a Bruce y ganarse su buen favor, lo que sería fundamental para asegurar el lugar de Damian como su verdadero heredero. Pero Bruce había aceptado a otro chico como compañero y, para su disgusto (pero no sorpresa), dejó vivir al payaso.
Y entonces, justo cuando ella estaba progresando con él, Jason se enteró.
— Él me reemplazó . Con un modelo nuevo y brillante, un buen chico rico que puede hacer mejor el trabajo — escupió, mientras el verde se intensificaba en sus ojos — Ni siquiera me vengó. El payaso bastardo todavía está vivo.
Talía resistió el impulso de hacer una mueca de fastidio. Jason se había escabullido ayer de sus controladores de la Liga y había encontrado un teléfono con conexión a Internet, y naturalmente su primera búsqueda había sido sobre Batman. El titular mostraba al Caballero Oscuro y a su nuevo Chico Maravilla entregando al Joker a Arkham tras su última fuga.
El ex Niño Maravilla seguía recuperándose del episodio de Lázaro, casi 24 horas después.
En cierto modo, Talia estaba orgullosa: el daño había sido contenido en la habitación, y ni Jason ni ninguno de los guardias de la Liga sufrieron fracturas en el proceso. Fue una mejora significativa en un período de tiempo relativamente corto.
— Primero debes tener un mejor control sobre el Pozo — respondió ella. Había visto lo que el Pozo le hacía a la gente cuando devastaba su mente y su alma, e ignoró a propósito la sensación que se le revolvía en el estómago al pensar que eso le pasaría a Jason.
Talia al Ghul no se encariñó. Ella sólo estaba protegiendo una inversión.
— ¿¡¿De qué sirve el control si nunca lo usas para el bien?! ¡¿De qué sirve el control si animales como el Joker pueden vivir?! — Jason vocifero, sonando casi rabioso.
— Esto no se trata de ti ni de ellos — dijo, con cuidado de evitar mencionar a Bruce o al Joker por su nombre y empeorar la influencia de Pit — Si sales en este estado, con el Pozo apenas oculto, ¿piensas en el peligro que representarás para los personas inocentes?"
— No lo haré, no puedo-
— ¿Qué le harás al primer niño que veas disfrazado de Robin? ¿O si ve el titular de periódico equivocado en la fila del cajero de una tienda de comestibles? — preguntó ella, acercándose a él — Cuando The Pit se hace cargo, no distingue entre inocentes y culpables. ¿Realmente quieres correr esos riesgos?
— No, no lo haría — dijo Jason, cerrando los ojos para alejar los pensamientos. Pero los escenarios que Talia mencionó tocaron una fibra sensible y estaban empezando a desarrollarse en su mente.
— No si estás entrenado — continuó Talia. — Pero he visto lo que el Pozo puede hacer incluso al más resistente de los hombres. Confía en mí.
Ella lo tenía, se dio cuenta, y luego esas dos últimas palabras lo perdieron. Confía en mí. Sus ojos se abrieron de golpe, todavía verdes.
— ¿Confiar en ti? ¿Como tú confiaste en mí?
Ella notó que la confianza era claramente un detonante en él, pero no retrocedió. El Pozo se alimentaba del miedo y ella no resultaría ser presa fácil — ¿No es así?
— ¿Qué pasa con el niño? — preguntó — El que vi después del Pozo, que tú me ocultas. ¿O Ra's? No creas que no me doy cuenta de que me mueves cada vez que ese viejo bastardo aparece.
— Lo que hago y de quién te mantengo es por tu propia seguridad — Si supieras que ella hizo un monólogo interno.
— ¿Mi propia seguridad? ¿No es una broma de mal gusto? ¿Quieres mantenerme a salvo? ¡Sáquenme de aquí! — rugió Jason, y Talia se abalanzó sobre la abertura, su cerebro ya estaba planeando tres pasos por delante.
— Puedo llevarte a los mejores profesores que el mundo tiene para ofrecer. Aquellos que pueden enseñarte cómo perfeccionar tus habilidades y dominar este nuevo cuerpo — Y mantenerte lejos, muy lejos de mi padre.
— No me interesa el entrenamiento de la Liga.
— No dije entrenamiento de Liga. Dije que proporcionaría los mejores profesores del mundo. Te aseguro que la diferencia se nota.
Jason reflexionó sobre la oferta por unos momentos, pero en realidad no había nada en qué pensar y ambos lo sabían. Necesitaba el entrenamiento que Talia le estaba ofreciendo, pero no podía conseguirlo por sí mismo y estaría más que feliz de estar fuera del complejo.
— Bien — respondió de mala gana.
Talia lo tenía en camino hacia su primer maestro al anochecer.
...
Recordó las palabras específicas de Talia meses después, cuando estaba sentado en su Minka , curando las heridas que Lady Shiva le había causado. Mañana, Deathstroke seguramente apuntaría directamente a esos moretones.
Talia no había mentido cuando dijo que la diferencia sería notable, pero estaba seguro de que no estaba siendo sincera acerca de toda su agenda. Recuerdos confusos de dedos recorriendo su cabello y canciones relajantes o no, no confiaba en ella.
Su entrenamiento iba bien. Ahora era un asesino, algo tremendamente diferente de lo que Bruce o incluso el pasado de Jason podrían imaginar.
Estaba listo. El Pozo se sentía bajo control. No se ha ido, pero no en el asiento del conductor.
Gotham estaba gritando su nombre.