OVERTIME

By Basummers2020

16.8K 5K 4.9K

Juancho Hernán-Gomez vuelve a casa después de su paso por la NBA. Lleno de sueños e ilusiones, afronta la tem... More

🏀 Tιҽɱρσ ɱυҽɾƚσ 🏀
1. El chico sacarina
2. Solo por un momento
3. La cocina
4. Si, es jugador de baloncesto
5. Consejos by HernánGomez
7. Va de puta pena
8. Al 99,99 %
9. Lo último que esperaba
10. Ni un momento de paz
11. También me importas tú
12. Tenía que venir aquí
13. Lo que él me escondía
14. Necesito tenerte cerca
15. Duerme junto a mi
16. Te quedas conmigo
17. Ven un momento, Natalia
18. La última oportunidad
19. No, no estás tonta Margarita
20. New Orleans
21. Las hormonas
22. Si, es mi novia
23. No es tuya
24. París
25. Confundida
26. Me faltan horas para quererte
27. De champan y hospital
28. Siempre cumplo mis promesas
Epílogo

6. Si, es tuyo

569 174 203
By Basummers2020

" Un mes estuvo Hugo en el hospital. Un mes en el que ella intentaba actuar como si no pasara nada y  hacía de tripas corazón cada vez que él le hablaba o la tocaba. Intentaba sonreír, como si no pasara nada, pero, su estómago y las ganas de vomitar cada vez que lo intentaba, le decían que no siguiera por ese camino.

Cuando ocuparon el piso que les habían alquilado, para que vivieran en él como una pareja, Natalia sintió que todo su mundo se le venía encima. Hugo siempre se quejaba y se aprovechaba de su estado. No quiso claudicar en que durmieran separados e hizo todo lo posible para que ella estuviera con él en el mismo dormitorio. Estaban en dos camas, pero estaban juntos. 

Una noche, casi de madrugada, Natalia se metió en la cama. Cerró los ojos intentando dormirse, pero, estaba tan nerviosa y tenía tantas ganas de llorar, que no podía. Todas las noches se maldecía por su mala suerte y se resignaba por ser una cobarde y no hacerle frente a su madre. 

- Natalia –le dijo Hugo tocando su hombro. Ella se revolvió y se giró para encararlo.

- ¿Qué? –le preguntó con frialdad.

- Voy a poner de mi parte para intentar que todo salga bien y que intentemos recuperar nuestra relación.

- Iba a dejarte Hugo –le soltó ella para al instante, ver su asombrada mirada- no te quería. Ni te quiero. Ya sospechaba que me engañabas. Así que lo de Davinia no me pilló de nuevas. No me pidas que intente aparentar que no ha pasado nada, porque no es así.

- Pero cariño...

- No me llames cariño, Hugo. Que te quede clara una cosa, no estoy aquí porque quiera, sino, porque se ve que debo hacerlo. No me pidas más, porque no voy a dártelo -le advirtió ella para que tuviera muy claro lo que había.

- Natalia...podemos intentarlo. Te juro que las cosas van a ir bien, que van a cambiar.

-¿Cambiar? ¿a cuando te encaprichaste de mi y le dijiste a mi madre que o salía contigo o no construía los pisos de la ribera? ¿o cambiar a cuando me dejas en paz porque tengo 20 años y quiero recuperar mi adolescencia?

Natalia se levantó de la cama incapaz de seguir con esta farsa que amenazaba con destruir su paz mental. Tenía que hacerse a la idea de que esta era la vida que le esperaba en los próximos meses. Pero una cosa era claudicar, y otra, asumirlo tan alegremente. La rubia se puso sus zapatillas y caminó hasta abrir la puerta de la entrada para poder salir.

- Eres pésima en la cama. Aburres hasta una ostra. Mira que intenté enseñarte a follar, pero no has aprendido nada. Por eso tuve que buscar en otras lo que tú no me dabas –le escupió Hugo antes de que ella saliera por la puerta. Natalia se giró con todo la rabia y la frustración que sentía por él.

- Pues mira, me alegro que te aburra. Así no me buscarás nunca más"

📅 DOS DÍAS DESPUÉS

Teresa me ha "obligado" a venir a casa de Andrea a medir la cocina. Según ella, si no hago estas cosas, nunca voy a aprender. Además, que como yo he hecho el diseño, me ha dicho que tengo que comprobar in situ lo que he realizado. A punto he estado de decirle que no me sentía preparada todavía para esto, pero, luego he pensado que tengo que pedirle a Andrea el teléfono de su hermano para poder quedar con él. 

Ya va siendo hora de que sepa que va a ser padre. Y cuanto antes yo empiece a tomar decisiones, mejor. 

Llamo a la puerta de la casa de Andrea y espero unos segundos a que me abran, pero, la sorpresa me la llevo al ver que quien lo hace no es ella, sino Juancho. Me quedo mirándolo sintiendo como mi corazón se agita en mi pecho y como me está costando respirar de los nervios que tengo. Él muerde su labio superior y chasquea su lengua mientras me mira. Durante unos segundos, ninguno dice nada, sólo nos limitamos a observarnos sin abrir la boca ninguno de los dos. 

- Hola –le digo casi balbuceando. Parece que no quiere contestarme por la dureza de su rostro mientras me mira. 

- Hola –me responde él con un tono de voz bastante frío, algo que sospecho por lo que es- Andrea va a tardar un poco en venir. Me ha dicho que empezaras tú y que si necesitas algo, me preguntes.

Dudo un poco entre si entrar o irme a casa, pero, tengo que aprovechar el hecho de que vamos a estar solos para poder hablar con él. 

- De acuerdo -le digo esbozando una pequeña sonrisa que él no me corresponde. 

Juancho me deja pasar haciéndose a un lado. Cuando entro en la casa, casi lo rozo al hacerlo y no puedo evitar que mi nariz aspire la fragancia a colonia fresca que emana de su cuerpo. Cierro mis ojos durante unos segundos queriendo armarme de valor para lo que tengo que decirle, pero, estoy muerta de miedo.

Él me guía hasta la cocina sin hablarme todavía. Al entrar resoplo y silbo al ver el desastre del que Andrea me habló. Saco mi cuaderno y mi telémetro para empezar a hacer las mediciones. Seré antigua, pero, prefiero hacerlo todo a mano que en la Tablet. Me siento más segura así.

- Pues si que reventó bien la olla exprés –le digo a Juancho medio riéndose. Él me mira cruzando sus brazos manteniendo la misma expresión sin emoción alguna, de antes.  

- ¿Sueles hacerlo? –me pregunta él ante mi confusión- lo de follarte a alguien teniendo novio, ¿lo haces mucho?

Me muerdo la lengua intentando reprimir las palabras que tienen que salir de mi boca. Agudizo mi mirada sobre la de Juancho y no veo ni un atisbo de dulzura del chico que me besaba desesperado en los asientos traseros de su coche.

- Hugo...no es mi...bueno...joder... -intento darle una explicación coherente, cuando ni yo misma entiendo que es lo que tengo con Hugo. 

-¿No es tú qué? ¿tu novio? porque bien que se le llenaba a él la boca llamándote así. 

Me llevo las manos a la cara explotando de una vez. Las lágrimas salen por mis mejillas mientras siento una presión en mi corazón que no me deja respirar. Me doy la vuelta porque no quiero que él me vea llorar. Llevo unos días mal. Terriblemente mal. Será por las hormonas, y porque delante de mí está el padre de mi bebé, del que no sé como va a reaccionar cuando se entere.

- Natalia –su voz es un susurro tranquilizador dentro del caos que es mi vida. Me niego a darme la vuelta, a pesar de su cercanía.

- Estoy bien –le digo sin volverme, porque sé que como me toque me voy a derrumbar aún más todavía. 

- No lo estás. Si lo estuvieras no llorarías.

Juancho pone sus manos con delicadeza sobre mis hombros y lentamente me gira hasta estar delante suya. De cerca y de día, es aún más guapo de lo que lo recordaba. Lleva una camiseta de manga corta, que deja entrever unos intrincados tatuajes que se pierden por dentro de la ropa. Nunca me han llamado la atención los tíos tatuados, pero, tengo que reconocer, que en él se ven increíblemente sexis.

-Cuéntame lo que te pasa –alzo mis ojos para mirarlo y perderme en el dorado de su mirada. Cojo aire y me armo de valor. Ahora es el momento. Ese momento. Pero que sus dedos acaricien mis mejillas con esa suavidad, haciendo que todo mi cuerpo sufra un estremecimiento por su contacto, no ayuda para nada.

- Estoy embarazada.

Juancho abre mucho sus ojos sorprendido y paralizado. Sus dedos se quedan estáticos en mis mejillas y se van separando de mi, así como lo hace él. Echo de menos ese pequeño contacto en mi cuerpo porque me ha hecho sentir realmente bien. El jugador de baloncesto chasquea su lengua y se lleva una de sus manos a la nuca rascándose el cuello.

- Enhorabuena entonces. Supongo que tu novio estará contento -me contesta con un tono de voz algo irritado.

- No es suyo Juancho...el bebé... es tuyo...

Los ojos de él parecen que quieren salirse de sus pupilas mirándome tan sorprendido. Juancho no es capaz de articular palabra ni de decirme nada. Lo veo tomar bocanadas de aire con excesiva rapidez y como le tiemblan las manos.

- Y si, sé lo que me vas a decir...que si estoy segura de que el niño es tuyo... -le hago un gesto con la mano anticipándome a su pregunta- si, estoy segura, porque antes de estar contigo, no he estado con nadie. De hecho, llevaba más de 8 meses sin acostarme con nadie, y después, tampoco he estado con nadie más. Y menos con el cabrón de Hugo. 

Juancho sigue mirándome en silencio. No sé lo que se le puede estar pasando por la cabeza, pero, todos los escenarios son posibles. Se agarra al borde la ennegrecida encimera y después de unos segundos, alza su mirada para clavarla en la mía.

- Quiero que te hagas una prueba de ADN –le digo con rotundidad, intentando mantener una calma de la que carezco. 

- ¿Eso es porque no estás segura de que sea mio? -su pregunta es algo que no me sorprende, es más, la esperaba. 

- No, eso es porque quiero que tú estés seguro de que es tuyo...Joder, Juancho, que ni siquiera sabía quién eras cuando supe que estaba embarazada. Que me enteré por la tele de que eras un jugador de baloncesto. Que no sabía por donde buscarte. Yo nunca he hecho lo que hice contigo en esa discoteca...

- ¿Follar con un desconocido? -su pregunta va cargada de algo de reproche, pero, en ese puto coche estábamos los dos. 

- Si, eso –le respondo tomando una profunda respiración- no te voy a exigir nada si tú no quieres Juancho, de verdad. Yo...sólo quería que lo supieras por si quieres formar parte de su vida...nada más...bueno, si es que todo sale bien y hay bebé.

Me llevo las manos a la cara de nuevo y busco apoyo en una de las sillas de la cocina. Ahora mismo siento como todo se tambalea. Es un mareo. Algo ligero pero que hace que mi cabeza dé vueltas. No me he movido ni un centímetro, cuando los brazos de Juancho me sujetan impidiéndome que me vaya al suelo. Sus manos están en mi cintura y una parte de mi cuerpo reposa sobre su pecho.

- Te tengo. ¿Estás bien? –me pregunta con voz preocupada. Su tono de voz ya ha cambiado, recordándome a ese chico amable que conocí en aquella cafetería. 

- Si, lo estoy, bueno, no, me he mareado joder -le contesto sintiéndome bastante inútil por estar así. 

- Deja que te lleve al comedor, aquí no estarás cómoda -me sugiere mirándome bastante preocupado. 

- Tranquilo, que estoy...

Juancho no me deja ni acabar la frase, cuando sus brazos se colocan por debajo de mis rodillas y me alzan ante mis protestas. Él me lleva en brazos mientras yo siento como las mejillas me arden de la vergüenza. Intento desviar mi mirada hacia el otro lado, pero, es imposible cuando estoy tan cerca de él y de esos labios que aún me provocan tantas sensaciones y si, ganas de perderme de nuevo en ellos.

Entramos en el comedor y me deja con mucho cuidado encima de un sofá gris perla bastante cómodo. Él se sienta a mi lado, y de nuevo, no hablamos. Sólo nos miramos. Está asimilando lo que le acabo de decir y creo que aún es pronto para que reaccione.

- ¿Y cómo llevas el embarazo? –su pregunta me sorprende, pues creí que querría saber otra clase de cosas.

- Bien, lo normal. Las náuseas mañaneras, y más sueño de lo que suelo tener. Por lo demás, todo bien -le contesto alzando un poco mis hombros como queriendo quitarle importancia a los síntomas del primer trimestre. 

- No sé que decirte, Natalia. Todo esto me acaba de pillar descolocado. No sé si es la reacción que esperabas -Juancho pone una de sus manos en su muslo. Sé que es algo inocente que lo hace más para calmarnos algo que buscando otra cosa. Pero, a mi sus manos en mi piel aún me queman. 

- Yo no esperaba nada Juancho, de verdad. Esto es más de lo que pensaba, pero, necesito y quiero que te hagas la prueba de ADN, para mi tranquilidad -le confieso pidiéndole de nuevo que se haga la prueba. 

- Está bien, lo haré –me contesta él mirándome pensativo. De pronto, una pequeña sonrisa se escapa de su boca mirándome con intensidad- la segunda vez que lo hicimos. Casi ni me dio tiempo a quitarme el preservativo cuando te tumbé de nuevo en los asientos.

- Si, yo también creo que fue esa vez.

Mis mejillas vuelven a calentarse recordando ese momento, lo que vino antes y lo de después. Fue sexo salvaje, desenfrenado, pura lujuria. El mejor polvo de mi vida. El que ha hecho que mis noches no sean tan vacías recordando ese momento una y otra vez en mi cabeza. Ese increíble momento que sería capaz de repetir ahora mismo en este sofá.

- Necesito que me expliques quien es el tío de la silla de ruedas, Tali.

- ¿Tali? –le pregunto muy confundida. De nuevo está ahí esa sonrisa, la que tienen cada vez que me mira.

- Ya te dije que sólo yo te llamaría así –me contesta ladeando un poco su cabeza. Se moja el labio inferior con el superior haciendo que un pequeño espasmo recorra mi vientre. Joder, este tío sigue causando estragos en mi cuerpo y en mi mente.

Juancho me mira esperando esa respuesta que tengo que darle. Se la merece. Estamos unidos por una cosita que ahora mismo es lo más importante que tengo y lo que está dando sentido a mi vida. Y no sé por qué, pero, necesito contárselo todo.

- Hugo es mi exnovio, aunque él se empeñe en no querer serlo -empiezo a contarle y por una vez, creo que decir en voz alta como estoy, me va a hacer sentir bien. 

- Pues no lo entiendo.

Me llevo las manos a la cara intentando limpiarme las lágrimas que aún amenazan con hacerme llorar sin poder parar. Una de las manos de Juancho agarra la mía para que no lo haga.

- Si tienes que llorar, llora. Y si necesitas que te abrace para que te sientas mejor, aquí estoy, pero, necesito saberlo Tali. Porque me estoy creando unas películas en mi cabeza que están amenazando mi paz mental -las palabras de Juancho me afectan. Porque sé que él está confundido y necesita una explicación, que yo voy a darle. 

- Lo sé. Créeme que lo sé. Lo de Hugo es complicado Juancho, muy complicado. Voy a contártelo, pero, tienes que prometerme que me dejarás decírtelo todo y que no harás preguntas hasta que termine -le pido a modo de pequeña advertencia, pues quiero contarle todo del tirón. 

- De acuerdo –contesta él después de mis advertencias- aunque, antes de que empieces, necesito saber porqué vives con él.

- Porque...por mi culpa está en silla de ruedas.


Continue Reading

You'll Also Like

207K 10.4K 48
Las reglas están para romperse. *** (Obra registrada en Safe Creative)
42.5K 3.4K 54
𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 𝟏 | Serie Players 𝓠𝓑'𝓢 ▎Los dos entran al mismo equipo. Buscando un objetivo. Ella para cumplir su sueño. Él para crear su propio lega...
290K 13.1K 51
Él es francés. Ella es española. Él está roto. Ella está rota. Ambos dejarán su pasado atrás para hacer sonreír al otro. Porque, a veces, las cosas c...
4.9K 592 19
Donde Jimin escribe su experiencia con su primer amor en su diario. 💫Portada hecha por: @dryadLMBH. ¡Muchas gracias! #92 en diarios. 26/05/2021 #21...