Witchblood

By Srtadarkees4

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(Primer libro de la Saga Ojos Malditos) Dicen que todas las familias tienen una manera distinta de funcionar... More

Advertencias
Prólogo
Los Witchblood
Bienvenidos a...
Demasiado pronto
El peligro tiene ojos negros
Caníbales en el campus
Acorralando al cazador
Chantaje emocional
Rueda de fuego
Una esmeralda perdida en el bosque
Respuesta ambigua
¿Monstruo o estafador?
Las piernas tienen un precio
Predicción maldita
Recopilación de personajes
La verdadera predicción, es la tuya
Retazos del pasado
Pijamada con los Witchblood
La Organización
Carlotta
El pueblo oculto
Viva el intercambio cultural
Madre de un mostruo

¿Cuánta azúcar en la sangre, señorita?

204 25 17
By Srtadarkees4

Capítulo 13

Los mortales son seres autodestructivos.

Mientras más similares son entre ellos.

Más se odian.

Al ver mi casa no pude evitar sentir algo de temor, no quería volver a discutir con mi hermano. Para otros puede que les resultara algo normal tener discusiones con sus hermanos, y claro que lo era. Elías y yo vivíamos peleándonos, a veces en serio y la mayoría jugando solamente, pero sentía que ahora una especie de muro podría construirse entre nosotros, y no estaba dispuesta a permitir eso. Aunque tuviera que resolver el problema del fin del mundo yo sola, lo haría. Al fin y al cabo aún no sabíamos con exactitud qué era exactamente lo que decían aquellas escrituras. Me parecía muy raro que fueran tan exactas, así que me encargaría de escarbar más a fondo aquel tema. Pero primero tenía que resolver mi asunto con el pelirrojo.

—Bien, te dejo aquí vampirita. No me extrañes demasiado —dijo Zayn con su usual tono aburrido cuando estábamos frente a la puerta.

Se notaba inquieto por estar aquí conmigo. Miraba nerviosamente a todos lados , como si intentara escapar de algo. O más bien en este caso de alguien. Se había puesto una chamarra de color azul rey que lo abrigaba de manera protectora, la había tenido guardada tras una roca cuando estábamos en el río. Aunque ya no estuviéramos empapados en agua, seguíamos goteando un poco. Su cabello rubio se veía como una mata salvaje de risos alocados. No pude evitar el impulso de acariciarlos. Para mí sorpresa, lo único que hizo fue refunfuñar mientras fruncía el ceño.

Zayn parecía un gato arisco.

—¿Porqué no pasas un segundo? Aún debes seguir mojado. Tal vez Elías pueda prestarte algo de su ropa —le dije inocentemente.

Zayn me miró indignado, entrecerrando sus ojos como si intentara ver de qué parte de mi cerebro había surgido esa maravillosa idea.

—¿Si sabes que ver a tu hermano me causa diarrea visual? ¿O acaso debo insultarlo más?

Ahora la indignada era yo.

—Está bien que no te agrade, reconozco que Eli es un idiota la mayor parte del tiempo—dije molesta—. Pero no puedo permitir que digas que es feo. Eso solo se lo puedo decir yo. Y a modo de broma.

Zayn se cruzó de brazos mientras asentía a todo lo que le había dicho de manera mecánica. Se estaba burlando.

—Aja. ¿Sabes lo que estoy escuchando? Que tú hermano te ha mimado tanto que lo has convertido en tu estándar del hombre perfecto.

¿Cómo se atreve a intentar analizarme?

—No estoy mimada.

—Si lo estás, y no es por romper tus ilusiones muñeca, pero tu hermano no es la gran cosa.

No iba a reprocharle el apodo, ahora estaba pensando en algo mucho más divertido para callarle educadamente sus divagaciones acerca de mi hermano.

—Veamos si piensas eso cuando logre conquistarte —amenacé burlona para ver cómo reaccionaba.

Este resopló en respuesta mientras rodaba los ojos.

—Sigue soñando Daphnet, nunca seré tu cuñado.

—Venga ya, si te sonrojas cuando se te acerca mucho. Yo creo que lo que ustedes tienen es tensión sexual , no odio.

—Y yo creo que deberías medicarte. Tienes demasiada imaginación.

Sabía que a lo mejor a Zayn no le atraían los hombres, pero sus reacciones debían significar algo, no odias tanto a una persona solo porque si.

¿Porqué estoy teniendo un deja vú?

Una sonrisa maliciosa del deslizó por los labios del pelirrubio frente a mi. Sus ojos grises brillaron misteriosamente mientras se cruzaba de brazos.

—Lo que sea que vayas a decir, no lo digas —le advertí.

—Pero si no te he dicho nada.

Lo fulminé mientras fruncía los labios en un puchero molesto.

—Haces pucheros de mimada y actúas como mimada. Que gran madurez de tu parte.

Dejé mis labios en una línea y después solté una risa nerviosa.

—No puedo evitarlo. Fue inconsciente.

—Claro que si. Es tu instinto de mimada.

Lo empujé fingiendo molestia y solo volvió a reírse nuevamente de mi. Le seguí las carcajadas mientras me aguantaba de su hombro al inclinarme hacia adelante. Parecíamos dos idiotas riéndonos a las seis de la mañana a todo volumen. A este paso terminaríamos despertando a los vecinos. Por un momento se me olvidó lo sensibles que eran los oídos de mi familia.

Las cerraduras de la puerta sonaron y esta fue abierta. Cuando me giré en dirección a la casa vi como mi hermano salía disparado hacia mi. El peso de su cuerpo se estrelló contra el mío y sentí como sus brazos rodeaban por completo mi torso en un abrazo apretado. Su cabeza se apoyó en mi pelo y sentí como respiraba pesadamente encima de la mía.

Quedé atónita por unos segundos, luego vi que en la puerta se asomaba Mell, dejando solo medio cuerpo a la vista. Nos miró a nosotros y después se fijó en el chico pelirrubio que al parecer no se había movido de su lugar. Su voz resonó en mi mente y entendí por fin lo que ocurría.

Elías se asustó cuando te fuiste, no quería portarse así y pensó que estabas enfadada con el. Es un idiota muy sensible.

Era un alivio saber que no estaba enojado conmigo.

Le devolví el abrazo al darme cuenta de que no pensaba soltarme en un buen tiempo. La calidez de su cuerpo siempre me traía recuerdos de mi niñez. De pequeña solía escaparme por las noches hacia su cuarto. Siempre me metía en su cama y me lanzaba completa en sus brazos. Elías al principio se quejaba un montón, pero luego me dejaba allí y me abrazaba durante toda la noche. Nunca vi a mi hermano en su forma de niño, pero eso nunca impidió que fuera mi confidente durante toda mi infancia.

Eso también me llevó a un recuerdo en específico, uno que fue una de las razones por las que confiaba tanto en mi hermano.

—Lo siento.

Mis dudas se esfumaron.

—Yo también lo siento.

—No, no te disculpes Daf , tú no hiciste nada malo. Nada de lo que está pasando es tu culpa. Yo me enfadé y me desquité contigo. El error fue mío, se supone que soy el mayor, debo tener más control sobre mis emociones y soy el que debe protegerlos a ustedes —me acarició la cabeza y dejé caer esta contra su pecho, provocando que ahora sus brazos rodearan mi espalda y los míos su torso. Su barbilla ahora estaba recargada en mi cabeza—. No vuelvas a salir así sin avisar por favor, no volveré a gritarte pero no me asustes.

Me separé un poco de su cuerpo, pero sin desenvolver mis brazos, mirando hacia arriba para ver a los ojos a mi hermano. Su mirada me retorció el pecho de manera dolorosa. No soportaba verlo así , no quería que me mirara a mi así, no Elías.

Sabía que él se preocupaba muchísimo por mi, así que la tristeza en sus rasgos no me impresionaba, pero igualmente no quería que él cargara con todo sobre sus hombros.

—Cambia esa cara bobo, solo salí un rato al río. ¿Cómo puede ser que me trates como una niña aún? —le reproché con una sonrisa intentando que cambiara él semblante.

—Tu siempre serás mi niña, tengas dieciocho o mil años, así que de nada sirve que te quejes —me pellizcó la nariz con sus dedos y yo me eché a reír en reflejo por la acción tan espontánea. El por fin se mostró un poco más calmado, riéndose conmigo a la par, hasta que miró detrás de mi, dándose cuenta de quien estaba ahí con nosotros.

Su risa cesó al instante, transformándose en una sonrisa lobuna que lo hacía lucir encantador. Lentamente se separó de mí y se dirigió a Zayn sin quitar su expresión de confusión y, quizás alegría. Una alegría muy traviesa.

La cara de Zayn era todo un poema.

—¿Sirenito?... —preguntó divertido en voz baja, provocando que sonara grave y burbujeante al oído.

Zayn había abierto la boca para responderle, pero al oír a Eli hablar, por alguna razón la cerró abruptamente, a la vez que sus mejillas se coloraban como dos manzanitas.

Por estas reacciones es que no entiendo a Zayn, para nada.

—Me vuelves a decir así y te castro desgraciado —le replicó con el ceño fruncido mientras lo quemaba con sus ojos

—Vale, tritón machote. Rey de los siete mares y domador del Leviatán , ¿qué haces aquí con mi hermanita? —dijo cínicamente sin dejar de reírse.

—Solo vine de paso —aclaró rápidamente—. Me voy.

—No te vayas, quiero hacerte unas cuantas preguntas.

Mis alarmas se encendieron cuando imaginé lo que Elías le iba a preguntar. Pero es que según lo que me había dicho Káliz, Zayn no sabía nada de las escrituras.

Y le dije que no iba a decirle nada. Bueno, no tan así, pero no era mi asunto si él le escondía cosas a sus amigos, no me correspondía decírselo. Razones seguro tendría, o muchos otros secretos escondidos que tal vez nunca sabría, pero igual quería saber porque el chisme nunca estaba de más.

Sugerentemente, le pellizqué la espalda, ocasionando que diera un pequeño brinco en el lugar. Se giró a verme sin entender el porqué de la interrupción y le sonreí dulcemente para evitar que dijera ni una sola palabra más.

—¿Ahora que quieres preguntarme tú? Ya le dije todo a tu hermana, así que me voy ahora mismo.

Elías se veía indeciso. Quería decirle algo más, pero simplemente volvió a la mantenerse callado, asintiendo después de manera calmada hacia el chico.

—Gracias por traerla —dijo.

—No tienes que agradecerme nada.

Si tiene, si no me hubiera sacado del agua, hubiera sido absorbida vitalmente por una sirena, o tal vez no. Menos mal no tuve que averígualo.

—Igual lo hago —le sonrió de manera amable y Zayn desvió la mirada al instante.

—Hermano, ¿quién es el? —se acercó Mell hacia nosotros y se paró detrás de mi, imitando lo que hacía antes en la puerta.

—Es un amigo —le respondí.

¿Puedo meterme en su mente?

Sería una buena oportunidad, pero no quería abusar de la confianza que Zayn me había dado.

Negué con la cabeza.

—¿Porqué? —preguntó esta vez susurrando.

—Ya te dije que es un amigo. No hay que desconfiar.

—¿Desde cuando tú tienes amigos?

Fruncí el ceño al escuchar aquello y me reí internamente. No me daba vergüenza no tener amigos, pero que mi hermanita menor me lo recordara con tanta inocencia me hacía replantearme muchas cosas.

Aunque estaba mejor así, o al menos me gustaba pensar eso.

Pero, ¿podía considerar a Zayn mi amigo?

—¿Ahora si me puedo ir?

—Claro.

Lo vimos marcharse por las calles vacías y oímos a lo segundos como Elías gritó.

—¡Mierda! ¡Hoy tocaba la sesión de la mañana!

...

El sonido de la tiza escribiendo en el gran pizarrón era lo único que se escuchaba en la clase de Literatura. Todos tenían su vista fija en la explicación que nos estaba dando el señor Richard, un anciano de al menos setenta años que se supone que debía de estar jubilado, pero que al parecer disfrutar su vejez sentado en su casa rodeado de gatos no era su mejor plan según él.

La verdad no lo entendía , yo preferiría estar mil veces rodeada de gatos que de humanos hormónales e idiotas. Pero cada quién con sus gustos.

—Santa mierda , este viejo tiene más energía que Morgan. ¿Quién se pone a leer La Iliada de Homero a las ocho de la mañana? —se quejó mi hermano sentado a mi lado.

—Pues él —dije desganada. Sentía que mi mano tenía todo el peso de mi cuerpo sostenido en la mesa. No había dormido nada.

Solo nos había dado tiempo de tomarnos una bolsa de sangre , la sesión de la mañana en esta universidad era de siete a dos de la tarde. No entendía la necesidad de comenzar tan temprano , pero en este pueblo ya todo era tan extraño de por sí.
Salimos prácticamente corriendo para llegar casi a la hora justa. Mell por lo menos tenía una hora para relajarse. Aunque tampoco había dormido nada.

—¿Tienes sueño? —me preguntó el pelirrojo mientras me codeaba.

Apenas y podía abrir los ojos.

—¿Tú que crees?

—Pero la sangre debe de haberte dado energías.

—No cazamos hace semanas Elías , la sangre embolsada no sabe igual y tampoco me ayuda a reponer energías.

La verdad ni me había puesto a pensar en porqué tenía tanto sueño , solo quería descansar.

Elías me miraba seriamente tratando de entender mi fatiga tal vez , hasta que me giré y le hice un movimiento con la cabeza para que mirara hacia adelante.

—Presta atención o te sacarán.

—Tenemos cosas mucho más importantes a las que deberíamos prestarle atención Daf. Me importa un carajo si me sacan.

—Y sin embargo estamos aquí. Así que has lo que te digo y escucha como Aquiles destroza a Héctor con su lanza.

Una sonrisa extrañada y malévola se formó en su boca , mientras apretaba los labios para no reírse.

—Eso sonó muy sucio.

—Lo sé —acepté mientras alzaba ambas cejas a la vez , intentando verme chistosa.

A veces intento alzar una sola como lo hace Dwayne Johnson , pero quedo como una ridícula porque al parecer los nervios de mi cara no se ponen de acuerdo conmigo. En fin.

—No hagas eso , te pareces al alíen verde y cabezón que hace striptease en YouTube.

Y después me preguntan que porque siempre estoy amargada. Ni mi hermano se ríe de mis chistes.

—Gracias por el cumplido —declaré con sarcasmo evidente.

—De nada.

Volvimos a callarnos , pero a ese punto creo que ya era en vano. Estaba empezando a sospechar que el señor Richard estaba medio sordo.

—¿Y si nos vamos?

—Tu tienes como dos títulos universitarios, pero yo no tengo nada de nada. Así que si quieres irte , hazlo. Pero yo voy a seguir con la clase.

—Ay , que responsable. ¿Para que quieres un título? Yo los tengo por gusto , ni siquiera practico lo que estudié.

—Pues porque ya lo empecé , y no me gusta dejar las cosas si terminar.

Además , me servía para distraerme.

—Oye , ¿no crees que es raro que el cazador no se haya presentado aún?

No sabría decirle. Solo había visto a Káliz en la universidad una vez , y fue cuando nos atacaron los caníbales. Aún me molestaba pensar que todo había sido un escenario que se había montando , y en parte también me fastidiaba un poco que usara a sus amigos para todo esto. No quería ponerme del lado de nadie , no estaba en condiciones de hacerlo , después de todo yo era la víctima por así decirlo, pero Zayn se veía que le tenía cierto aprecio al cazador , no entendía porque simplemente no confió en el. ¿Tal vez la organización no se lo permitiera?

¿Y como es que Zayn que tenía que vivir de la energía vital de los humanos , trabajaba con una organización que los protege? Por dios eran tantas cosas.

—No lo sé, me da igual —le respondí como si nada con un encogimiento de hombros.

No me dijo nada más y siguió prestando atención como todos a en el salón. O a pretender.

En la segunda clase , nos encontramos con Victory. Era la de la señorita Clara. Tomamos asiento cerca de ella y nos recibió con una de las típicas sonrisas que siempre adornaba su rostro.

Esta chica era tan pacífica que me daba repeluz.

—Hola chicos —nos saludó amablemente.

Elías la ignoró como si no hubiera hablado y se sentó en la silla de mi lado. Vic estaba en el extremo derecho de la mesa a nuestro lado , por lo que yo quedaba en el medio de ambos.

—Hey —le respondí con la misma desgana que tenía desde la mañana.

Empezaba a sentir sed , y eso no era bueno en un sitio repleto de humanos.

—Tu hermano no está muy contento ¿no?

—No veo que eso sea asunto tuyo.

La verdad no quería ser borde , pero a estas alturas la presencia de esa chica solo me hacía acordarme de la cantidad de problemas que teníamos encima , y que estábamos ignorando de maneras épicas.

—Ya veo.

¿Solo eso iba a decir?

Me giré a verla y me di cuenta de que estaba mirando hacia el suelo con la cabeza gacha. Su expresión era de tristeza.

¿No había sido para tanto , no?

—¿Porqué eres así? —pregunté sin pensar bien en mis palabras.

Es que no entendía como podía ser tan , así.

Levantó la vista y conectó sus ojos cafés con los míos.

—¿Así, cómo?

—¿Tan sensible? , ¿tan amable? , ¿tan tonta?

—¿Tonta porqué?

—Pues porque fui claramente grosera y no hiciste más que quedarte callada. ¿No sabes defenderte?

Ella abrió de más sus ojos cuando escuchó lo que le decía. Después , sonrió como si nada , provocando que quisiera golpearla.

—No soy tonta. Solamente entiendo su situación y lo difícil que la deben estar pasando. Yo también estaría molesta en su lugar.

—No te pongas en el lugar de nadie. Quédate en el tuyo y encárgate de ti. Pero no tienes que aguantarle nada a nadie.

Después de todo , ella tampoco sabía ni la mitad.

—Gracias por el consejo. Tu eres muy amable Daf.

—No soy amable. Simplemente te dije lo que pienso. Lo que decidas hacer es problema tuyo —le aclaré y me levanté repentinamente del asiento , provocando que Elías se virara al instante hacia mi—. Voy al baño.

Elías me miró extrañado , pero yo simplemente tomé la puerta y me dirigí hacia donde había previsto. Cuando llegué al baño de chicas , que estaba cerca del campus , me encerré en uno de los cubículos y caí de rodillas al váter. No me dio tiempo ni ha pensar en lo poco higiénico que era eso , cuando una sustancia viscosa y ácida me subió por la garganta.

Vomité todo lo que tenía en el estómago, una torrente dolorosa escapó de mi boca , mientras mi cuerpo se sacudía en arcadas. Tenía los ojos cerrados , así que al principio no vi que era exactamente lo que estaba vomitando, pero el olor a sangre era palpable en mi nariz. Joder , no quería ver que era eso.

Mi estómago sufría calambres , nunca había sentido algo así. Incluso estaba mareada. Había sentido un poco de dolor en el salón , pero cuando puse un pie en el baño , no pude aguantar las terribles náuseas que me invadieron.

Lo más gracioso es que esto nunca me había pasado en mi vida.

Abrí lentamente mis ojos y observé la sustancia negruzca y espesa que había salido de mi boca. Había llenado el inodoro de eso.

—Esto es repugnante —dije con la garganta ahora adolorida. Mi voz sonaba apagada y sin energía.

Comenzaba a sentirme más cansada aún.

—Tenía que haberle avisado a Eli.

Me levanté con las piernas tambaleantes y apoyé mi cuerpo en la puerta detrás de mi. Tanteé en mis bolsillos buscando mi móvil y me encontré con una grata sorpresa.

—No puedo creerlo , no puedo ser más oportuna. Menuda mierda.

Me sentía muy extraña. Miré de nuevo aquel asqueroso lugar repleto de mi vómito y pude sentir de nuevo como me entraban arcadas , pero esta vez del asco. No soportaba la suciedad. Sentí como algunos escalofríos invadían mi cuerpo y rápidamente busqué el pomo de la puerta con mis manos para abrirla.

Tanteando sin mirar , abrí la puerta rápidamente y salí con prisa. Un fuerte mareo me llegó de repente y caí de rodillas nuevamente en el suelo.

—Me cago en dios. Que fastidio —empecé a soltar insultos a la nada.

No tenía fuerzas para moverme , así que me quede sentada , intentado pensar en lo que podía hacer , o tal vez esperando a recuperar algunas energías con el tiempo. Todo a mi alrededor se sentía ajeno a mi persona. La luz de las lamparillas del techo me resultaban irritantes en demasía. No tenía idea de lo que me estaba ocurriendo, pero en lo más profundo de mi , creo que sabía que todo esto era un parte de un eslabón.

Uno que comenzó el día que habíamos pisado este pueblo.

La puerta del baño sonó al ser abierta. Mis sentidos se pusieron en alerta y mi corazón empezó a retumbar en mi pecho. Mis oídos vibraban al unísono que este. Sentía un sudor frío hace unos segundos deslizarse por mi cuerpo , por lo que estaba nerviosa e incómoda a más no poder. Era una sensación horrible. Añadiéndole que alguien me vería en esa situación.

Bueno , mientras no viera lo que había soltado en el váter , tal vez podría disimular diciendo que estaba enferma.

¿A quién engañaba? , esto se veía mal , muy mal.

Pero me quedé paralizada al ver a la persona que había entrado.

Sus pasos eran ligeros y apenas resonaban en el suelo. Cabellos castaños y semiondulados que ni se movían por su forma tan elegante de andar. O tal vez fuera mi impresión. Esa sonrisa que me daba aún más escalofríos dibujaba su cara en una expresión trastornada. Pero las esmeraldas en sus iris eran las que más resaltaban.

No podía moverme aunque quisiera , pero por dentro de mi estaba maldiciendo a todos los dioses existentes.

Me exalté al ver , y sentir el aroma de lo que llevaba con sumo cuidado en sus manos.

Una taza , pequeña y discreta , rebosada hasta el tope de sangre. Sangre humana.

Mi garganta se incendió por la sed y mis colmillos comenzaron a nacer. Tenía tanta hambre.

Sacó de los bolsillos de su pantalón negro una bolsita semitransparente con terrones para endulzar.

—¿Cuánta azúcar en la sangre , señorita?

Espero que su sonrisa no cumpla todo lo que expresa, porque sino de aquí ninguna saldrá con vida.

Un votito se agradece 😙.

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