Lovely - Billie Eilish & Khalid
«Need a place to hide,
but I can't find one near
Wanna feel alive,
outside I can't fight my fear»
☆
Capítulo 1.
Nuevos comienzos.
13 mayo.
Al despertarme un cambio de clima me llega de golpe, es verano y disfruto de este clima, pero hay veces que en verdad no lo soporto. Agarro el celular que está debajo de mi almohada y la luz me da en toda la cara por lo que cierro los ojos un momento. Cuando enfoco la vista y veo la hora deseo por unos segundos de mi existencia no haberme despertado.
Son las 7:15 a.m. Tengo que levantarme.
Perezosamente me levanto de la cama y agarro la ropa que preparé la noche anterior, la única que no guarde en mi maleta. Debido a la falta de muebles, no tengo donde poner mis pertenencias, sin embargo, no tardo mucho en acabar de vestirme, agarrar mis dos maletas y salir de mi habitación.
No sin antes ver la puerta que separa el pasillo y que se encuentra enfrente de mi recámara. Sin poder evitarlo, se me escapa una lágrima que limpio rápidamente para después dirijirme a la salida.
Deduzco que mi físico debe ser muy malo por las miradas de reojo que me dedica mi familia. No me lo tomo muy en serio, la verdad es que el físico es lo que menos me importa en estas circunstancias.
Dejo las maletas un momento para despedirme de mi abuela, tías y primos dándoles un abrazo a cada uno sin mucha fuerza.
Estoy bastante agotada
Al terminar de despedirme de ellos, salgo y me quedo un momento observando la casa que está frente mío. Toda mi vida la había pasado aquí, y ahora me iba por cobarde.
Empiezo a notar picazón en los ojos, así que decido darme la vuelta y subirme al carro que está estacionado frente a esta.
Veo a mi madre hacer lo mismo mientras me dedica una pequeña sonrisa, seguido de esto le dice al conductor al sitio que nos dirigimos. Cuando el auto comienza a avanzar, ella suelta un suspiro y apoya su cabeza en el respaldo del asiento.
Sí, supongo que todo esto es muy cansado para ambas.
El camino se me hace corto, ya que no presto demasiada atención a mi alrededor. Solo sé que por lo temprano que es y falta una semana para que las clases inicien, no hay mucho trafico a nuestro alrededor.
Al bajarme del carro que nos dirigió al aeropuerto mo madre le da las gracias al conductor, mientras tanto yo ayudo a trasladar mi maleta y la de ella. Forcejeo un poco con la mía debido a que parece que llevo mi casa entera ahí. Me preocupa el hecho de romper la cajuela del pobre conductor por tener que cargar con una maleta tan pesada.
Cuando por fin logro sacar mis pertenencias le dedico una mirada de compasión al conductor y me dirijo a las puertas del aeropuerto.
Lo primero que diviso al entrar son varios locales de comida, café y dulces, acompañado de varias sillas de espera donde se encuentran varias familias o parejas.
Ugh. Parejitas.
Ya empezamos con mi mal humor...
En vez de enfocarme en eso, decido buscar asientos para poder esperar la llamada del vuelvo.
Veo a mi madre de reojo que ha encontrado un lugar y la sigo.
Últimamente me pasaba mucho que ella era bastante fría conmigo. Es bastante distante y no habla.
Nada de lo que era antes de que él falleciera.
En medio de mi nube de pensamientos ella me interrumpe con un carraspeo de garganta.
—¿Cómo dormiste, Ashley?—me dice en un tono apagado tratando de sacar platica.
Aprieto los labios y el nudo en mi garganta no tarda mucho en aparecer. Puedo notar mis ojos arder. No me puedo creer que esto esté siendo tan horrible, joder. Aun así hago mi mayor esfuerzo por no parecer triste.
Mi aspecto no ayuda en nada con eso, por cierto.
A veces cuando te planteas qué pasaría si pierdes a alguien tan especial, el tan solo pensarlo resulta doloroso, pero no tienes ni la menor idea de lo que duele hasta que te toca vivirlo. Porque ese es el problema, que la vida te lo arrebata cuando menos creías que lo haría.
Creo que siempre tenemos que estar preparados para perder a aquello que más queremos y soltarlo antes de que se vaya.
No podemos atarnos a nada. Porque nada es eterno.
—Bien —digo al cabo de unos segundos en los que mi vista baja al suelo. La verdad es que últimamente no dormía bien. El insomnio solía atormentarme por las noches. Pero supongo que ella ya tenía suficiente con sus problemas—. Y tú, ¿cómo dormiste?
Me dedica una mirada de reojo antes de dejarse caer sobre el respaldo de la silla cansada.
—No creo que dormir vuelva a ser tan fácil, Ashley. —me dice en un tono triste con la mirada clavada en el suelo.
Volteo a verla. Se ve cansada, triste, vacía. Tal y como me siento yo. Decido dejarme caer en el respaldo de la silla al igual que ella.
—No sin él. —Digo casi en un susurro jugando con mis manos.
• ☆ •
Una hora y media después anuncian que nuestro vuelo está a punto de salir, agarramos nuestras maletas yendo directo al avión. Directo a una nueva vida. Directo a nuevos comienzos.
El viaje se me hace corto, ya que paso la mayoría de este tratando de dormir para no pensar tanto, lo cual es en vano. De tanto insomnio y sobrepasar voy a terminar muriéndome por no dormir nada.
Qué preocupante. Voy a morirme. Wow...
Al bajar del avión el sol me da directo en la cara, así que trato de cubrirme la cara con una mano y seguir a mi madre para ir por el equipaje.
Terminando de trasladar nuestras maletas al aeropuerto de la nueva ciudad, ella hace unas llamadas a la casa de la amiga con la que nos quedaremos unos meses.
Al colgar se dirige a mí con cierto cansancio, como últimamente lo ha hecho.
—Vamos por algo de comer, debes tener hambre. En una hora llegarán por nosotros, Ashley. Y no quiero llegar y pedir luego luego favores a mi amiga. Suficiente está haciendo con dejarnos vivir un tiempo en su casa.
La miro un momento y después asiento con la cabeza.
—Te sigo —Dicho esto, agarro las maletas y la sigo al local de comida que se encuentra en el aeropuerto.
Me compro lo más ligero que encuentro en el local, porque por si no fuera poco, tampoco había estado comiendo bien.
Justo cuando termino de tomarme la botella de agua y tirar la envoltura de la barra de frutas que acababa de comer, mi madre recibe una llamada, acababa de pasar una hora, lo cual indicaba que ya teníamos que irnos.
Que rápido pasaba el tiempo últimamente, era como si no tuviera noción de él...
Ella seguía en el teléfono mientras yo la alcanzaba apresuradamente con las maletas en la mano. Nos paramos frente a un coche azul que parecía recién salido de agencia. En ese momento mi madre llama a la puerta y se dirige al conductor.
—Disculpe, ¿usted es el conductor de Linda Wilston?
—Sí, adelante, suban. Yo las ayudo con el equipaje.
Linda Wilston es la amiga del "alma" de mi mamá. Ellas siempre fueron muy unidas desde secundaria. Y a pesar de los años, jamás perdieron comunicación.
Siempre se han apoyado entre sí, como esas amistades de película que duran toda la vida. La conocí por fotos que mi madre me mostraba para contarnos lo linda que era tener una amistad así.
El caso es que, nos quedaríamos con ella algunos meses, en los que mi mamá conseguía una casa en la nueva ciudad y yo lograba adaptarme a la gente y el ambiente.
Toda mi vida viví en New Greenvill, una pequeña ciudad que para mí lo era todo. Me imaginaba toda mi vida ahí, siendo feliz. Pero supongo que las cosas no siempre salen como lo planeamos...
—¿Usted lleva a la señorita Linda a cualquier sitio? —pregunta mi madre al cabo de unos segundos.
Él le dedica una sonrisa amable a través del espejo retrovisor antes de contestarle.
—Puede tutearme. Y no, ella me pidió en este caso que la recogiera. Si mal no recuerdo su camioneta está descompuesta y ella necesitaba asegurarse de que estaban bien.
Mi madre le sonríe y sigue hablando con el conductor de su amiga por una buena parte del camino.
Unos minutos más tarde, el carro se estaciona frente a una casa de dos pisos con un jardín muy bien cuidado y unas escaleras que llevaban a una puerta negra y de lujo. El frente de la casa tenía dos ventanales muy grandes que iluminaban bastante la casa.
No pude observar mucho más el lugar, ya que tengo que seguir a mi madre directo a las escaleras. El conductor nos ayuda a subir las maletas y se despide amablemente.
Mi madre se queda observando el lugar sin ningún tipo de expresión que en este momento pueda descifrar. Al final solo me mira de reojo y decide hablar.
—¿Estás lista?
Me detengo un momento a mirar la puerta que tenemos enfrente y suelto un suspiro.
—Estoy lista.
Dicho esto, llama a la puerta.
☆
Gracias por leer :). Y gracias a los que votan por la historia.
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