50 sombras o 365 days

بواسطة Mami_mata

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Podemos decir que el amor es solo una palabra que insinúa cariño, pero lleva consigo problemas, desconfianza... المزيد

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بواسطة Mami_mata

"𝑻𝒓𝒊𝒂𝒏𝒈𝒖𝒍𝒐 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒐𝒔𝒐"

𝑪𝒆𝒍𝒆𝒔𝒕𝒆 𝑮𝒓𝒂𝒉𝒂𝒎

Se escuchaban varios ruidos en la sala, cómo si se estuvieran gritando entre todos, ¿Qué carajos está pasando en mi casa?.

Al bajar noté como entre Peter y Diego no dejaban pasar a alguien, en cambio, Griselle y Camila estaban asustadas al lado de la puerta. Mi mirada cayó en mi mejor amiga, la cual era la que sostenía la puerta y rápidamente dejó a Griselle encargada de esta y fue rápido conmigo.

—Bien, ve a tu cuarto.— Me toma por los hombros e intenta redirijirme a mi cuarto.

—¿Qué está pasando allá afuera?.— Mis ojos empiezan a buscar entre los hombros de aquellos hombres musculosos que están intentando no dejar pasar a aquella persona misteriosa.

—No pasa nada, tranquila.— Volvió a tomar de mis hombros pero ahora una voz masculina se escuchó afuera de mi casa.

—Vamos, déjenme entrar.— La voz era más que reconocible era más y menos que...

—Liam Grey.— Matías terminó por mi y noté como apretó la mandíbula, dios por favor dime qué no se van a agarrar a golpes afuera de mi casa.

—Matias, no hagas algo por lo que te arrepientas.— Camila nota al chico pelinegro a lado mío pero el pareciera que no le tomo importancia y fue directo a la puerta. —Mierda.— Camila susurró para luego observar el show que se va a hacer.

—Amigos, déjenme entrar no pasará nada malo.— Liam intenta por última vez pasar pero Matías se posa detrás de Diego y este lo mira.

—Oh no, claro que no, ¿Están locos?.— Las miradas de Liam y Matías eran aterradoras, una guerra visual.

—Dejame pasar.— Matías pasó a la fuerza dejando a Diego atrás.

—¿Dónde está Celeste?.— Liam habla con esa voz llena de ira.

—Eso no es de tu importancia.— Los dos hombres afuera de mi casa están furiosos y no entiendo el por qué.

—Oh vaya que si lo es.— ¿Acaso está sonriendo en este momento tan tenso? Que sarcástico, Liam.

—Largate de una vez.— ¿Porqué carajos sonríen?.

—Obligame.— Ambos se empezaron a acercar con ganas de ocasionar otra guerra mundial.

—Vamos chicos, dejen esto a un lado, ninguno está en su mejor versión en estos momentos.— Peter se pone en medio de los dos chicos que están más que furiosos.

—Es verdad, todos bebimos ayer, andamos con dolor de cabeza y cansancio, o al menos Celeste si, lo sé por qué pasó la noche en mi casa.— ¿Que carajos?.

—Repite lo que dijiste, Grey.

—Lo que escuchaste, Biel.— Se acerca un poco más hasta estar tocando el hombro de Peter el cual es el único que los separa. —Celeste pasó la noche conmigo, así que si es de mi importancia donde está.— Matías hizo lo mismo al acercarse a Peter, solo noté el cómo Peter intentó alejarlos lo más que pudo.

—¿Ganaste?.— De pronto eran casi susurros lo que había.

—No es un juego, Biel, déjate de ideas.

—Pense que así veías a Celeste, un juego más.— La estúpida sonrisa de Matías no me ayuda a descifrar nada, pero el puño cerrado de Liam si.

—Creo que el que se debe ir eres tú.

—Yo estaba más que bien en el cuarto con Celeste, que por cierto, besa bastante bien.— Sin más vi como el puño de Liam chocó con la mejilla de Matías.

—¡Carajo!.— Intenté acercarme a la puerta pero Diego no me dejó.

—Ey, no saldrás.— Intenté liberarme del agarre de Diego pero no pude.

—Diego, sueltame.— La mirada de Diego cayó en Camila la cual le dio orden de ir a calmar a esos dos.

—Quiero escucharte decir eso de nuevo, Biel.— Matías se limpió la poca sangre que Grey le sacó a su labio y lo miró sonriente.—

—Que Celeste besa tan bien.— Vi como Liam intentó volverle a dar un puñetazo pero Diego lo interrumpió agarrándole la muñeca.

—Basta, Liam.— El chico pelicastaño lo miró y traía más que apretada la mandíbula.

—Vamos Grey, hazle caso a tu niñera.— Diego lo mira un poco furioso.

—El problema es entre ustedes, no metan a terceras personas a esto.— Peter protesta.

—Se me olvidaba que también vino tu mamá, Stell.— Sin más veo como Peter le da otro puñetazo a Matías.

—¡Mierda!.— Griselle salió de la casa y fue directo con los chicos.

—Hijo de perra.— Matías soltó su mejor golpe a la cara de Peter, sabiendo que el problema era con Liam.

—¡Ya!— Griselle llegó al auxilio de Peter, el cual estaba en el piso con la nariz sangrando. —¿Pueden dejar de hacer esto? Están en un espacio público, háganlo en sus casas, no en la mía, donde también está mi hermana.

Ambos chicos me miraron. —Carajo.— Dijeron al unísono.

—Váyanse de una vez de mi casa.— Griselle les ordenó y ambos chicos se miraron rabiosos apretando sus definidas mandíbulas.

—Veremos quién está con ventaja ahora, Stell.— Susurra para ellos.

—Pudrete.

Ambos chicos se fueron, ambos en carros color negro bastante lujosos. Mis vecinos se metieron a sus casas después del show que habíamos dado en plena calle, esto si que era un desastre.

Diego ayudó a meter a Peter junto con Griselle a la casa, lo habían dejado en el sillón y mi hermana fue rápidamente por el botiquín.

—Carajo, si que te dieron un buen puñetazo.— Me acerqué a él diciendo en voz alta lo que había pensado.

—Tambien te quiero, peque.— Se intentó reír pero le dolió mover el labio, el cual se lo dejó un poco abierto.

Griselle llegó corriendo con Peter y el botiquín en mano, tomó un pequeño algodón y puso alcohol en el para después ponérselo en la abertura del labio, Peter se quejó al sentir el ardor que le dió el alcohol pero se aguantó y se quedó quieto un rato en lo que mi hermana lo curaba.

—¿Estas bien?— Me acerqué a Diego, el cual estaba con Camila intentando calmarla.

—No me hizo ningún pequeño rasguño, tranquila Graham.— Sonreí al saber que el era el único que no se buscó problemas y ver cómo se preocupaba por Camila me llenaba aún más de tranquilidad.

Todos estábamos en la sala viendo como Peter se curaba la herida del labio y como Griselle le limpiaba la sangre de la nariz. Sorprendentemente Matías si tenía la mano pesada como para dejar a Peter mareado.

***

Eran las 4:00 pm del Domingo, ya todo estaba un poco más tranquilo. Diego se había ido a su casa y se llevó con el a Peter y Griselle, la cual se fue a quedar con el a la casa de Diego, donde su papá le iba a ayudar a intentar calmarle la hemorragia que tenía en la nariz a Peter, por lo tanto, estábamos Camila y yo solas en la casa.

—¿Y?.— Inicia conversación mientras estábamos viendo una serie de suspenso en HBO.

—Ya se a donde vas con ese "¿Y?", prefiero ver la serie por ahorita, Camila.

—Vamos Celeste, no me vas a negar que los besaste, ¿Besan bien?.— Se gira totalmente a mi y le pongo pausa a la serie.

—Besan bien, ¿Algo más?.— Camila me sonríe pero mi cara está sería y ella lo nota, sabe que hay algo que no está bien.

—¿Qué pasa?.

—Pasa que besé a los dos chicos más solicitados de toda la escuela en menos de 24 horas, llegaron a mi casa, se agarraron a golpes y ahora los dos se volvieron a comportar como idiotas mandándome mensajes, los cuales no eh contestado desde ayer en la medianoche.

—Carajo.— Camila me ve boquiabierta, sabe que exploté.

—Perdón, Camila.— Miré hacía abajo con tristeza.

—¿Noche de películas?.— Alza mi cara con su dedo índice dándome una sonrisa sincera, yo solo asentí.

La noche de películas era algo que hacíamos de chiquitas cuando nuestros padres nos dejaban quedarnos a hacer pijamada. A veces ocurrían accidentes, ya que aveces no dormíamos y no teníamos en cuenta que teníamos colegio al día siguiente, por eso había tantas faltas en la primaria.

Camila se fue directo a la cocina a hacer palomitas de caramelo que le quedaban riquísimas.

Miré mi celular, ya que una notificación me había hecho volver a la realidad y era un mensaje de Liam. De hecho era raro, tenía más mensajes de Liam que del chico con el que casi me acuesto, creo que al final del día nunca se deja de ser un patán.

Apagué el celular lo más rápido que pude cuando escuché a Camila preguntándome si quería bombones y que podía derretir un poco de chocolate, tan solo dije que si y no me tomé la importancia de responder aquellos mensajes que ahorita no me interesaban.

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𝑴𝒂𝒕𝒊̄𝒂𝒔 𝑩𝒊𝒆𝒍

—Te dije que íbamos a hacer una jugada maestra hoy, no que ya la tenías que llevar a cabo hoy.— Chase hace que me duela un poco la cabeza con sus regaños.

No había tenido el tiempo de dormir bien, la verdad es que la nariz me dolía por los golpes que había recibido. En cuanto llegué a mi casa la primera en preguntar cómo estaba fue mi mamá, mientras que mi papá estaba preocupado por si fuera uno de sus rivales en su imperio de droga.

—Tranquilo Chase, el pobre está hecho mierda, ¿No lo ves?.— Charles me señala y le doy una cara de pocos amigos.

—Lo bueno que son mis amigos.— Voltee los ojos.

—Pues los amigos te dicen cuando la cagas y creeme que cagaste todo.— Chase vuelve a hablar.

—Bien.

Todas las miradas habían sido para mí, los dos chicos que estaban conmigo me miraron y sabían que estaba harto de todo este jueguito. Me dolía la cabeza, el cuerpo, más que nada los nudillos, no estaba tan bien como para los regaños de estos tíos, así que me torne un poco más tranquilo y empecé a hablar.

—¿Podemos seguir hablando mañana ya con Dante aquí?.— Ambos también se relajaron y asintieron con la cabeza.

Ambos chicos salieron de mi habitación y me recosté cómodamente en mi cama, donde me perdí totalmente en mis sueños. Al día siguiente me desperté hasta las 10 de la mañana, la luz ya molestaba en mis ojos así que decidí pararme.

No tenía ningún mensaje de Celeste, tan solo tenía mensajes de los chicos, los cuales pareciera no importarles mi opinión de hablarlo en persona.

Ignoré todo, hasta a Mónica cuando entró a limpiar mi cuarto. El único mensaje que le había mandado a Celeste fue un "Te veo el lunes en la escuela", el cual nunca fue contestado en todo el día, ¿Seré un imbécil por hacer eso?, No lo sé.

Me metí a duchar y decidí no tomarle importancia, tan solo esperé a los chicos y en la tarde habían llegado.

—Y ayer, justo cuando pensé que su mamá se había ido, volvió a abrir la puerta y me encontró en boxers.— Dante nos contaba como le fue ayer en la casa de Charlotte y el cómo lo cacharon en media cogida.

—¿Te echaron?.— Charles le pregunta a Dante y este sonríe.

—Nah, le caigo muy bien como para echarme.— Ambos chicos ríen y yo me torno serio. —Y bien, ¿Que pasó ayer?.

Todas las miradas cayeron encima mío, querían que hablara, que diera detalles, pero simplemente no encontraba las palabras para hacerlo.

—¿Saben que?.— Chase llama la atención de todos.
—Hay que tener una partida de billar, no todos los días Matías nos invita a su cuarto de juegos.

Pareciera que eso les bastara a mis amigos ya que se fueron directo a la mesa de billar, donde este Dante estaba acomodando todo para jugar.

—¿Juegas, Torricelli?.— Me paro de la mesa y voy con el.

—Odio que me digan así.— Tomé de su hombro para después ir directo a tirar y el da una sonrisa al darse cuenta de mi sarcasmo.

—Lo que su majestad diga.— Se encoje de hombros y jugamos una de las partidas más largas del billar, vaya que son malos.

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