Yo no soy Messi.

Bởi Jak0019

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Messi tiene todo en esta vida. Todo lo que tiene es gracias a que es el mejor jugador del mundo, según el mun... Xem Thêm

Capítulo 1.
Capítulo 2
Capítulo 3
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47.
Epilogó.

Capítulo 11

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Bởi Jak0019

En el que Diego tiene una conversación sobre perder o ganar.

Pasaba algo con la gente en Argentina cuando los días pasaban y pasaban. Seguían recordando a Messi como si apenas ayer se hubiera ido incluso mucha gente le hacía pequeños o grandes altares al jugador de ese país. Uno pudiera pensar que el tiempo haría que la gente lo soltara pero la realidad es que parecía que más se aferraban a las migajas que este dejo antes de su partida.

Los noticieros donde alguna vez fue atacado ahora le rendian un gran homenaje al hombre. Sacaban fotos viejas de Messi participando en su primer partido hasta la última foto donde estaba abordando el avión. La que tenía besando a Antonela no era usada porque empezó una persecución y cancelación a la gente que la publicara. No te puedes decir que en verdad extrañas a Messi si publicas la foto que empezó todo el desastre.

La embajada de México en el país de azul y blanco siempre daba a conocer comunicados de la búsqueda pero no había nada nuevo. La gente lloraba su perdida, la gente no encontraba de nuevo el camino. A pesar de que ya llevaban varias semanas, la gente del país seguía buscando una nueva manera de hablar de Messi.

Kun quien había regresado a los entrenamientos estaba comiendo en la cafetería del lugar escuchando la televisión, pero poniendo más atención a su celular.

Miraba las fotos que tenía con su amigo de cuando eran jóvenes y el mundo solo era su gran parque de juegos. El especialista le había ayudado a trabajar sus emociones, pero era difícil hacerlo día con día. Mirando la foto donde Messi sonreía con ganas no pudo evitar pensar si es que en realidad estaba sintiendo eso. Si en verdad era feliz o ¿en qué momento empezó a ser solo un buen actor con el resto del mundo?

"Y ya lo escucharon. La FIFA teniendo en cuenta lo que estamos pasando en este momento como nación va a rendirle un homenaje a Messi, nuestro Messi. Por la reciente perdida, pero eso no es todo, por primera vez en el mundial se hará un homenaje a todos los jugadores que desgraciadamente perdieron la vida".

Ante este comentario Kun dejo de ver la pantalla de su móvil para enforcarse en el programa de la tele.

"La FIFA acaba de sacar un comunicado donde dice que en la inauguración del torneo conociendo que la perdida de Messi fue tan grande está trabajando para también hacerle un honor al más grande jugador. Y también esto sirve de excusa para recordar a los jugadores que en los últimos tiempos ya no están con nosotros pues quiere darles su merecido reconocimiento a todos los grandes que han pisado la cancha".

La mujer que estaba dando la noticia tenía el carisma perfecto para dar a conocer esa noticia y sintieras que conectabas con ella. Y eso lo hizo Kun, escuchar que su amigo seria despedido en el mundial fue un aliento nuevo. Era lo que se merecía.

—¿Estás viendo como la gente te quiere desde el cielo, Messi? — hablo en apenas un susurro Agüero para terminar su agua de sabor y recoger sus cosas para seguir entrenando.

La carrera cada vez estaba se acercaba y mentiría si dijera que no estaba emocionado por hacer esto. Chucky era una persona competitiva y en cualquier deporte o evento que este fuera la atracción especial estaría con los ánimos al mil. Es por eso que empezaron a tomarse muy enserio esto y ahora. Temprano en los sábados los chicos y Diego se veían en la plaza del pueblo donde estaba la iglesia para entrenar.

Para él era divertido y emocionante ver como el niño en verdad ponía concentración en cada ejercicio que le ponía. Diego tenía un espíritu muy competitivo para estas cosas y Memo que al inicio se mostró inseguro de seguirles el paso ahora mismo estaba corriendo seguro. Había hecho las paces con su cuerpo.

Pero para muchos la sorpresa fue Lionel Matías de Jesús que no solo tenía una resistencia muy digna de admirar. Sino que tenía un nivel de exigencia y de calidad en los ejercicios que proponía y que hacía. Hirving era el organizador del equipo pero sin duda Lionel era el líder que daba las instrucciones y consejos para mejorar y evitar lesiones.

Lionel tenía algo con sus piernas, un toque mágico. Tenía buenos reflejos y una excelente coordinación con su alrededor. Eso era justo lo que buscaban los demás para lograr tener la victoria.

—Lionel me recuerda mucho a un deportista olímpico— menciono una vez Chicharito estando cansado mientras que el mencionado aún hacía las repeticiones sin ninguna muestra de cansancio—. Tiene la condición de uno.

—¿No saben si lo fue en realidad? — pregunto Rafa mientras se limpiaba el sudor con su camisa—. Tiene mucho potencial en esta cosa.

—Memo dice que no le pregunta mucho de su vida porque siente que es un tema complicado. Así que puede que en realidad si haya sido algo así como un deportista— Chucky uniéndose a la plática de sus amigos miraba como Lionel y Memo seguían haciendo el entrenamiento—. Che Memo ese canijo parece que ya no puede con la edad, pero bien que le está dando pelea al bajito ese.

—¿Memo no sabe nada de ese tipo? — Rafa no había dejado pasar esa información.

Javier e Hirving miraron al mayor.

—Yo no dije eso, Rafa, dije que Memo no le pregunta mucho de su vida. Claro que sabe cosas de Lionel pero tampoco se trata de saber hasta en que hospital nació y todo el pedo.

—Si, Rafa— Javier apoyaba a su amigo profesor—. Ya lo hemos hablado y si Lionel fuera una especie de asesino créeme que ya lo hubiera hecho desde hace rato. Aunque por la estatura creo que sería más fácil que Memo lo mate con un cachetadon.

El chiste de Chicharito sirvió para alejar el mal momento que había pasado entre los hombres y funciono tanto que hasta Rafa termino cediendo ante el chiste.

Pero aun así algo dentro de Rafa no terminaba de cuadrar con todo lo que era con respecto a Lionel.

—¡Llamado al equipo puma! — grito Hirving para que sus amigos lo voltearan a ver.

Diego corrió hacia su tío quien este lo recibió con los brazos abiertos y una sonrisa en consecuencia del menor. El niño y el hombre levantaron la mano en forma de garra e hicieron el sonido de un puma que termino con risas de ellos dos.

—Oye que el papá soy yo— hablo Memo un poco celoso por ver a su hijo en los brazos de otro.

—Sí, pero yo soy el tío favorito— respondió Chucky divertido por eso.

—¡Ah no, señor! — rápido Chicharito se acercó para saludar a Diego—. El tío favorito tiene que ser la persona que incite al desmadre. No a que haga toda la tarea y esas cosas aburridas ¿verdad, Diego?

El niño se río por lo que estaba pasando a su alrededor. Chucky lo dejo en el suelo para hablar.

—Bien ahora sí hablando de temas serios. La carrera, ya todos hemos participado y sabemos que no es algo de otro mundo— Chucky hablaba en ese modo maestro que a veces se activaba sin querer.

—Lionel es su primer año, recuérdalo— Rafa interrumpió mientras miraba al argentino—. Es una carrera de niño así que no esperes las grandes cosas. Esta divida en tres partes. La primera trata de una carrera de dos integrantes que tienen sus pies amarrados para darle sabor al asunto. Tiene que avanzar en medio de obstáculos eso sirve para integrar el verdadero trabajo de equipos.

—No es por presumir pero Rafa y yo siempre hacemos un trabajo increíble en esa primera parte— Chicharito interrumpió para ponerse al lado de su amigo y abrazarlo—. Aunque a veces no lo quiera admitir, pero hacemos el mejor equipo de todos.

—La segunda se trata de mi— Diego levanto la mano y empezó a dar brincos para que lo vieran—. El año pasado se trató de que lleváramos varios objetos de un lado a otro y hasta terminar de completar toda la lista que nos dan podíamos avanzar.

Lionel empezaba a tener también una debilidad por ese niño.

—Y para la suerte de este chamaco será así también— confeso Chucky con una sonrisa—. Les gusto mucho a los padres y a los niños esa actividad y está de nuevo. Ahora la última fase se trata de una carrera de relevos y es con la que cierra todo.

Cuando escucho la última fase Lionel busco alguna reacción de Memo pero se llevó una sorpresa cuando el padre también busco su mirada y ambos se sintieron como atrapados haciendo algo indebido. Apenas duro unos segundos el encuentro y luego dejaron de verse.

—La última parte siempre es la mejor porque allí todos empiezan a gritar las porras y los ánimos se elevan hasta el cielo ¡Ya quiero que la veas Lionel!— Javier le dio una palmada en la espalda al menor—. Te vas a divertir mucho.

—¡Este año ganamos porque ganamos! — grito Diego emocionado mientras daba saltos.

Los hombres sonreían emocionados mirando la actitud del niño.

Cuando el entrenamiento termino Memo les invito una nieve de sabor a todos. Estaban sentados hablando de cosas, pero Messi quien no dejaba de ver al niño se levantó de su lugar para hablar con el infante que estaba caminando alrededor de la plaza.

—Hola, pibe ¿Qué haces?

—Doy vueltas para seguir con los ánimos, Lionel— respondió Diego con una sonrisa—. Este año es nuestro año. Yo lo puedo sentir aquí— y acto seguido señalo su corazón.

Aquel acto le pareció de lo más puro a Messi. De alguna manera la forma en cómo se comportaba el niño le recordaba a cuando inicio su carrera como futbolista, pero tenía algo que hablar con él. Se sentó para estar a la altura del niño y Diego entendió que Messi buscaba una plática por lo que también se sentó.

—Oye, Dieguin ¿Vos estas emocionado por la carrera o por ganar?

—¡Por ambas! — respondió el niño emocionado.

—Ya, mira. Diego, yo te tengo que decir algo ¿Estarías muy triste si quedamos de segundos, terceros, cuartos, quintos o de los últimos?

Diego se pensó su respuesta unos segundos.

—Pues es que no lo pensé.

—Está bien que no pienses en eso. Mira, te voy a contar algo. Yo en Argentina cuando era niño jugaba futbol con mis amigos. Nos la pasamos increíble, corriendo, riendo y haciendo mucho quilombo por las calles, pero a veces perdíamos. Nos daban una goleada de esas feas ¿Cómo piensas que nos sentíamos?

—Mal.

—Sí, mal, uff, a veces entre todos nosotros que éramos amigos nos gritábamos por perder. Nos decíamos cosas feas pero no era porque sintiéramos eso de verdad sino que era el mal sabor de boca por perder quien nos hacía reaccionar así ¿Vos te enojarías con tu papá o con tus tíos si uno de ellos pierde o se cae como paso la última vez?

—Pues yo no me enoje cuando paso eso— respondió Diego.

—No pregunte eso, pibe— contesto sereno Messi.

Diego no hablo mientras pensaba en los distintos escenarios que podían pasar. Aún recordaba cuando su papá se lesiono por correr y como por esto dejo de trabajar un tiempo. Su tío Rafa había ido a su casa todos los días para ayudarle con las cosas. No le gusto ver a su papá sin poder moverse y sin que pudiera jugar como siempre lo hacía.

—Te diré un secreto— interrumpió Messi en voz baja—. Yo me enojaba mucho con mis amigos cuando perdíamos, me enojaba con el equipo contrario por ser mejor. Me enojaba conmigo mismo por no ser mejor... ¿Y qué crees?

—¿Qué?

—Ese enojo que sentía a mi alrededor a veces hacía que mi cuerpo me doliera mucho, mucho pero mucho. Mi estomago no podía comer bien y yo no me sentía para nada bien.

—Una vez mi tío Chicharito me dijo que eso era más que nada por piedras en los riñones por los corajes que uno hace.

Sin quererlo Diego hizo que Messi se riera.

—Ya bueno puede ser, pero yo estaba seguro de que no era porque tuviera eso. El enojo de que cada vez que perdiéramos estaba allí y no me dejaba disfrutar de más cosas.

—Pero perdían, Lio.

—Sí, perdíamos. Y perdíamos muchas veces más pero yo estaba jugando con mis amigos, estaba haciendo algo que me gustara, me divertía como nunca. Claro que ganar sabe bien, pero a veces el perder también sabe igual o mejor que ganar.

—Yo no lo creo— confeso el niño mirando al mayor—. ¿Cómo te puede gustar perder?

—Porque dábamos todo de nosotros para ganar y eso ya era ganancia. Ser un guerrero, ser valiente, ser un huracán para alcanzar la victoria...

—Pero perdían— volvió a protestar el niño.

—Sí— respondió Lionel para mirarlo—. Pero nos divertíamos, perdía con mis amigos y eso me recordaba que no estaba solo.

—No me gusta perder— confeso Diego para agarrar la cuchara de su nieve de limón y probarlo.

Esa confesión le robo una risa por recordar a Memo en esa noche entre sus plantas a la luz de la luna.

—¿Te cuento un secreto? A tu papá tampoco le gusta perder.

—¡Papá! Eso no es cierto... ¿de verdad?

—Sí, me lo confeso una vez. Él tiene miedo igual de perder, pero le dije que no importaba eso sino pasar tiempo con sus amigos y con su hijo. Tu papá te quiere como no tienes una idea, Diego. Él va a luchar como nunca en esta carrera y francamente que tengan miedo los que estén delante de Memo porque viene a dar todo.

—Llamas a papá Memo como mis tíos lo hacen.

—Sí ¿verdad?

Diego volvió a comer de su helado degustando del sabor para luego volver a ver al hombre.

—Papá tuvo un accidente el año pasado— confeso el niño.

—Lose, también me lo dijo.

—No pudo terminar de correr y me enojé al inicio, pero cuando vi que era cargado entre todos mis tíos me dio miedo pensar que algo malo pudo pasar— empezó hablar en voz baja porque era la primera vez que decía esto—. Me dio miedo cuando entro al consultorio del tío Javier mientras que en su cara trataba de disimular el dolor.

—Tu papá estaba actuando como la mayoría de los adultos lo hace. No mostrar el dolor delante de sus hijos.

—¿Acaso nos estamos rindiendo?

Messi dejo su vaso de nieve para abrazar al niño por los hombros.

—Diego ¿Vos crees que nos estamos rindiendo desde ya?

—No—y esta respuesta era sincera. Diego era consciente de cómo sus tíos y su papá se esforzaban con cada entrenamiento que daban. Él mismo ponía mucho de su energía para que esto sucediera.

—Reconocer que a veces se gana o se pierde no quiere decir que nos estemos rindiendo. Al contrario, y desde mi perspectiva estamos siendo valientes al reconocer el reto que tenemos delante. Dejaremos todo en esa carrera para que sea el resultado que sea tengamos un gran sabor de boca.

—Quiero ganar, Lionel.

—Nosotros también queremos ganar, Diego.

   —Oye ¿ya podemos seguir comiendo la nieve?

La tarde había pasado y el entrenamiento había terminado con un grupo de hombres sudorosos y cansados por los ejercicios que habían hecho, y también por uno que otro reto estúpido que se estuvieron poniendo entre ellos. Al final cada uno se fue a su respectiva casa para darse un baño y descansar un poco.

Memo estaba picando fruta mientras que Diego estaba sentado en el comedor mirando a su papá. Lionel había ido a la tienda.

—Papá te quiero.

Memo quien picaba ahora la sandía dejo de hacerlo para mirar a su hijo.

—Yo también te quiero, chaparro ¿A qué se debe eso?

—Es que siento que no te lo he dicho últimamente.

Guillermo sintió una especie de orgullo y melancolía dentro de él cuando escucho hablar así a su hijo. Dejo lo que hacía para ir abrazarlo. Diego acepto el abrazo colocando su cara entre el cuello de su padre.

—Te amo mucho, Diego.

—Cuando terminamos de entrenar y nos invitaste las nieves estuve hablando con Lionel sobre la carrera. Me conto que no te gusta perder.

Memo se separó del abrazo con una sonrisa de pena.

—Sí, no me gusta perder, pero por eso. Acá tu padre le está poniendo los kilos al ejercicio para ser fuerte y rápido— para darle más énfasis a la acción levanto sus brazos para presumir la fuerza que tenía.

—A mí tampoco me gusta perder, pero Lio dice que está bien a veces. Que lo que importa es que nos divirtamos. Me dijo que a veces se gana o se pierde. Yo quiero ganar, pero no pasa nada si perdemos ¿verdad?

Memo se sorprendió mucho de lo que su hijo le estaba diciendo y las palabras no las encontraba.

—Te aseguro que nos vamos a divertir haciendo lo mejor. Si damos todo de nosotros y no ganamos al menos dirán que fue difícil de vencernos.

—No nos estamos rindiendo ¿verdad, papá?

-No, no, no, por supuesto que no— Guillermo se incoó delante de su hijo para que este lo viera a los ojos—. No es ninguna rendición reconocer que podemos perder ¿O tú crees que entrenamos duro solo para rendirnos? A veces tenemos que dar pasos hacia atrás solo para agarrar impulso y saltar bien alto.

La forma en como le contestaba su papá le recordó mucho a lo que Lionel le había dicho. Y fue por ese motivo que una sonrisa iniciaba en su rostro. Este detalle no pasó desapercibido para Guille.

—¿De qué te ríes, Diego?

—Que me acabas de recordar mucho a Lio por como contestar.

—Ah... ¿enserio? A ver. Déjame ver si lo puedo hacer mejor— se aclaró su garganta para tratar de imitar el acento de su amigo—. Che, pibe anda pasha que me estás haciendo un quilombo... que sha te digo sho que no es normal. Comete todo del plato, eh, que no me gusta cuando deejas todo allí sin comer. Che, boludo. Ven que te como a besos eh.

Diego soltaba unas carcajadas por como su papá imitaba a su amigo. Y Memo se reía mucho por lo contagioso que era su hijo. En la cocina padre e hijo pasaban un momento agradable recordando al argentino que vivía en su casa y que poco a poco iba dejando un rastro enorme en sus vidas. Diego también emitió a Lionel aunque a él no le salía muy bien.

Cuando Messi regreso de la tienda y entro a la casa se llevó que desde la puerta se escuchaban las risas de Memo y Diego. Cuando llego a la cocina se encontró con la imagen de Diego riendo sin poder parar y la de un Guille soltando carcajadas a más no poder. No tuvo el corazón para parar la sesión de risa. Solo los miro y si alguien lo hubiera visto desde afuera le hubiera dicho que sus ojos tenían algo. Que sus ojos se iluminaron un poco más en el momento en que vio al padre e hijo riendo, que sus ojos se comportaron como si estuviera viendo el cielo en Buenos Aires. Como si sus ojos quisieras llorar, como que en sus ojos había algo que estaba naciendo pero que aún no tenía nombre.

Lewan hace mucho que no subía un vídeo a su plataforma de TikTok porque de pronto una mar de gente le empezó a llegar y a dejar comentarios de mala leche, como decían algunos. La cosa sería algo diferente si solo esto se quedara en la vida de Internet, pero a veces el odio atravesaba la pantalla para la vida real.

Había sido nombrado capitán del equipo del país y desde el primer momento supo que esto era una equivocación. Tenía la experiencia necesaria, sabía cómo moverse en la cancha, pero los jugadores de este lugar no lo querían porque pensaban que él quería ser Messi. Una completa estupidez. Lewan era Lewan y nunca sería nadie más que él. No entendía como le comentaban o le decían que él jamás superaría a Messi.

No buscaba superarlo, no buscaba romper con algún récord del argentino. Él estaba allí para apoyar los planes que dejo Messi.

Estaba sentado en las gradas de las canchas. El equipo ya se había ido a pesar de que él sugirió de que se quedaran un poco más para mejorar el rendimiento.

—Hola ¿me puedo sentar acompañarte?

Reconoció esa voz al instante. Levanto el rostro para mirar a Gavi quien sostenía dos botellas de agua. El hombre mayor hizo un espacio para que el joven se sentara.

—Gran entrenamiento el de hoy, capitán— dijo Pablo quien se acomodaba para darle la botella de agua.

—Bueno al menos uno piensa eso— contesto Robert quien tomaba la botella y le daba las gracias al chico.

—El equipo no se siente como un equipo ¿sabes? Exceptuando a Kun y a Julián que están aquí con nosotros. Y no cuento a Neymar porque él esta en su propio equipo lidiando solo.

—Eres buen observador ¿verdad, Pablo Martín Gavira?

Cuando Robert usaba el nombre completo de Gavi este que se venía una reflexión entre ambos.

—Ya no subes vídeos como antes...

—No me dan ganas de hacerlo. La gente me dice cosas como que nunca seré Messi, que nunca llenare sus zapatos y otros insultos que no tengo la más mínima idea de que significan aquí.

—Que les den por el culo.

—Esa boca, Gavira.

—Perdón pero no puedes dejar de hacer lo que te gusta por los estúpidos comentarios de la gente. Ellos no tienen idea de lo que en realidad paso y los chicos de este equipo por más que digan que eran amigos cercanos de Messi ante la televisión, revistas, vídeos y demás cosas. No tienen idea de lo que paso. No la tienen. En mi fanpage de Messi a veces me llegan confesiones o mensajes de que extrañan a Messi pero son gente que anteriormente le tiraban basura cada vez que él se equivocaba.

—¿Te confieso algo? Durante el viaje me pregunte mucho por qué me había invitado. Si lo pensaba bien yo no conviví mucho con él. Y no entiendo cómo es que me vio como un amigo.

—Yo te puedo contestar eso. Tal vez vio que eres un gran hombre, tal vez vio que eres un excelente jugador, tal vez vio que eres un gran soporte. Tal vez vio que eres un gran guía con tus compañeros. Tal vez vio todo de ti. Tal vez vio que eres real y no solo andas buscando encajar en este mundo.

—¿Enserio que el chico joven le va a dar ánimos al hombre mayor?

—¿Qué? ¿Dónde está escrito que los jóvenes no podemos dar consejos a los mayores? Si me dejas hablar te diré que el mundo cree que está bien que los adultos mayores den consejos a los jóvenes como si de dulces o drogas fueran pero el mundo ve raro o mal que un joven ande dando consejos a los mayores. Es una putada eso.

—Parece que estar aquí te está haciendo más grosero y más sabio, Gavi— respondió Lewan con una sonrisa enorme.

Pablo estaba feliz de estar levantando el animo a su amigo. Se miraron y se contaron un chiste privado entre ellos.

—Oye, Pablo ¿Grabamos algo juntos? Vi un baile que creo que podemos adaptarlo con balones y todo eso.

—Pero encantado de ayudarte, Robert ¡vamos por los balones!

Gavi se levantó de su lugar como si estuviera corriendo una carrera seguido de Lewan que le daba batalla entre gritos y comentarios.

Esa fue la vez que Lewan recordó que tenía un hogar y quien era en realidad. No le debía nada al mundo y no dejaría que lo apagaran como lo hicieron con Messi. Corriendo levanto su cara al cielo buscando alguna señal de su amigo. Llevo sus dedos a su boca y mando un beso al cielo azul soleado que estaba encima de la ciudad.

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